Sequía= Saqueo

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En estos días sin dudas una de las situaciones más críticas en Latinoamérica ambientalmente es la crisis hídrica del hermano país de Uruguay. De ahí sale el título de esta nota, así se manifestaban un grupo de ciudadanos que se sentían: saqueados.

Edgardo Ortuño, director de Obras Sanitarias del Estado (OSE) de Uruguay, aseguró que la escasez de agua potable es la “situación más crítica” que enfrentó su país y criticó al Gobierno de Luis Lacalle Pou, por sus “decisiones políticas equivocadas” en la gestión de la crisis.
“Es la situación más crítica que enfrentó Uruguay, no hay registro de una dificultad en el abastecimiento de agua potable tan duradera y crítica como la que estamos viviendo”.
“Nunca existió un nivel tan bajo de reservas de agua dulce para el abastecimiento de la población metropolitana, están por debajo del 1%”, la situación que enfrentan 1.800.000 uruguayos, el 60% de la población total del país, es parte de lo que sucede con el cambio climático. 

Esto afecta en lo sanitario y en lo social porque muchas personas no tienen condiciones económicas para adquirir agua embotellada. Es que ante la escasez de agua dulce se la mezcló con agua del Río de la Plata que tiene alto nivel de salinidad, eso hace que el agua que sale de la canilla posee índices de salinidad que son desaconsejados para niños menores de 1 año, enfermos renales e hipertensos. Este mes salió en medios nacionales la terrible noticia de que empleados de un hospital fueron echados de sus trabajos por robar agua embotellada, estos aludieron que con sus magros salarios no podían hacer frente a dicho costo teniendo personas a su cargo con necesidades especiales.

 Al respecto hoy los ciudadanos uruguayos sienten que “fue un error la interrupción del proyecto de construcción de la represa de Casupá, que debió iniciarse en 2021“, pero es que se trata de decisiones políticas donde se priorizan otras necesidades y como buena parte del mundo deciden ignorar el cambio climático y su complejidad.

Como si no fuera suficiente esta crisis afecta también a la producción, por lo que verá disminuida su exportación de soja en un 63%, más los bajos precios, hacen prever que la situación empeorará a corto plazo. El impacto económico según previsiones del Ministerio de Ganadería, agricultura y Pesca (MGAP) de Uruguay será de al menos U$S1800 Millones, y es que se prevé que los números sigan empeorando a medida que se levanten las cosechas, la ganadería también está en crisis. 

En nuestro país también hay efectos serios por la sequía, la negociación que está llevando a cabo el ministro de Economía Sergio Massa con el Fondo Monetario, busca que el organismo tenga presente las pérdidas de U$S 20.000 millones según la Bolsa de Rosario, de granos solamente, lo cual afecta claramente nuestra balanza comercial. 

El Cambio Climático está aquí, los dirigentes políticos, empresariales, sociales, Sindicatos, etc., deben empezar a ver la totalidad de la foto, no solo la que le interesa a su actividad.

La gestión del Agua (recursos hídricos) debe hacerse de manera integrada y panorámica. La escasez de Agua también tiene que ver con la deforestación, el desvío de cursos de agua para diferentes producciones sin autorizaciones ni estudios ambientales, desaparición de humedales por diversas actividades económicas, que se hagan pozos de agua en forma clandestina sin autorizaciones ni registros, y la lista continua. 

Evitar y/o mitigar los efectos del cambio climático debe estar en la agenda de nuestros gobernantes, no solo declarativamente sino en los hechos haciendo uso de su poder de policía regulando y controlando las distintas actividades económicas privadas.

Escuché una frase que me impresionó y decía algo así: “Pensamos que el fin del mundo como lo conocemos sería a causa de la tercera guerra mundial con bombas nucleares, sin embargo, hoy en un mundo donde la naturaleza es cada vez más pequeña, la tercera guerra se va a producir por la escasez de los recursos naturales más básicos, el agua y la comida“. 

Es momento de acciones y no de intenciones. Hasta la próxima. 

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¡Agua, por favor!

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Uruguay en crisis hídrica, España con inundaciones, conflictos mundiales por ríos y países que oficializan el lanzamiento de radioactividad al mar. Todo esto en una semana y en un mismo mundo. El gran drama del H2O.

El vecino país charrúa está atravesando un duro contexto de faltante de agua. Según datos oficiales, le queda apenas el 1% de capacidad de abastecimiento hídrico, el cual podría alcanzar para menos de dos semanas. La preocupación aquí se eleva a la enésima potencia y las críticas apuntan a un gobierno nacional inactivo. En Montevideo, la poca agua potable que brota con un hilo de delgadez de las canillas capitalinas sale con un gusto salado, a tal punto que los uruguayos, con un tono irónico, oficializaron el nuevo “mate salado”. Protestas varias, abarrotamiento de supermercados en búsqueda de agua mineral (la cual se encuentra sobrevendida) y un sector agrario completamente empobrecido.

El atónito avance de esta sequía se conjuga con la falta de acción de política a largo plazo en término de resguardo ambiental y ese es el caso de Uruguay. Los habitantes de ese país se fugan hasta Argentina para comprar agua o inclusive alquilan en Entre Ríos, por ejemplo, y cruzan la frontera a su país de origen solamente para ir a trabajar. No hace falta ir a África para ver como el faltante de agua es parte del día a día de un país.

Por otro lado, cruzando el Atlántico, a España le pasa todo lo contrario. Mientras Lacalle Pou dice que, si no llueve en Uruguay, van a quedarse sin recursos hídricos, en la península Ibérica, el contexto es antagónico, inclusive. Fuertes lluvias torrenciales, seguidas de granizo, desataron una tormenta casi apocalíptica. Esto sucedió en la región de Zaragoza y provocó inundaciones masivas. Las calles se transformaron en ríos y la gente se tuvo que refugiar en los techos de sus autos para ser rescatados. Todo esto en el marco del fenómeno “El Niño”.

Casi como si fuera el mundo del revés, el significa de “agua” pareciera variar de país en país, y con ello la importancia que se le brinda. Solo basta con ver lo que sucede en Japón. Su gobierno nacional decidió tomar la medida de arrojar agua radioactiva al mar, agua, que, además, proviene de la central nuclear de Fukushima. El ejecutivo surcoreano respalda esta práctica cuasi – ecocida de Tokio, aunque su población no esté muy contenta. De hecho, las protestas se hicieron escuchar en las calles de Seúl, en contra de la contaminación del agua del mar. Dicha toxicidad genera miedo, a tal punto que se comienza a ver como una práctica habitual, el hecho de medir la radioactividad en los pescados que se comercializan en mercador surcoreanos.

Hace no mucho tiempo, Afganistán e Irán se fueron “a las manos” por varios cauces fluviales. Ríos fronterizos importantes generan recursos para esos países, y ante el afán de uno de ellos de poder quedarse con el excedente del otro, generó fuego cruzado en la frontera. Tal y como si fuese una frase hecha de finales del siglo XX y principios del siglo XXI, en donde se repetía hasta el hartazgo que “la próxima guerra va a ser por el agua”, hoy es realidad.

Varias cuestiones vienen a colación cuando uno va recorriendo el significado que se le da en distintas partes del mundo al agua. En principio, sequías y tormentas severas tienen un responsable: el cambio climático. El desmejoramiento de las condiciones ambientales guarda relación también con el calentamiento global. Esta etapa en la que nos encontramos mundialmente, va dictaminando que los temporales sean cada vez más fuertes. Eso explica porque una simple lluvia causas inundaciones en lugares en donde, habitualmente, no sucedían dichos fenómenos.

Esto, en medio de veranos ultra calurosos e inviernos polares, al menos en el hemisferio norte. Otra arista digna de análisis es el papel de los gobiernos. ¿Qué hace la clase política a nivel mundial para resguardar el ambiente? Es cierto que hay ejemplo de estados que toman cartas en el asunto sobre ese tema, como Misiones, en calidad de estado subnacional.

Sin embargo, en otras latitudes del mundo, al no haber previsibilidad a futuro de la protección ambiental, suceden situaciones críticas como las de Uruguay sin agua, o la contaminación indiscriminada de Japón. Este “estigma” en los gobiernos nivel mundial es algo recurrente. Donald Trump fue un crítico del cambio climático, y no por los efectos de este fenómeno, sino por dudar de su existencia. Con ese tipo de argumentos, no hay forma de sostener algún tipo de debate y, en parte, explica la desidia de cierta parte del mundo.

El trabajo gubernamental se basa en dos partes: la protección mediante leyes efectivas y la acción concreta de los organismos del Estado con un financiamiento que les de cintura en las intervenciones que realizarán. Asimismo, hay otro segmento que hay que tener en cuenta. La ciudadanía mundial. Aquí también hay posturas encontradas. El traspaso generacional viene con la conciencia climática a cuestas. Millennials y centennials son los apuntados para ir gestando ese cambio. Sin embargo, generaciones previas no toman este apartado como prioritario, y no es responsabilidad total de las personas. Quizás crecieron con cuestiones educativas nulas acerca del ambiente y eso motiva que hoy no sea un tema de agenda para ellos. Más allá de todo eso, hay cierta postura de cuidado del medioambiente con acciones como privilegiar los transportes no contaminantes, separación de residuos y reciclaje.

La única certeza aquí es que el agua es un bien natural del hombre. El ser humano no puede vivir sin agua y no se necesitan demasiados especialistas para poder respaldar esta afirmación. En otros tiempos, nuestros antepasados pasaron de ser nómades a sedentarios y, justamente, las grandes civilizaciones primarias tuvieron como característica a los ríos de los cuales se abastecían para poder nutrirse, dícese el Tigris, Éufrates y el Nilo.

Sea agua dulce, agua salá, el mundo no puede hacer pasar por desapercibido a la situación que actualmente se vive con el recurso hídrico.

¿Hasta cuándo disfrutaremos de un buen vaso de agua fría sin que eso signifique un lujo?

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Sequía: el sector cerealero-oleaginoso liquidó menos de la mitad que en 2022

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En el primer cuatrimestre del año, el sector cerealero-oleaginoso liquidó menos de la mitad que en 2022 por la sequía. Emergencia en municipios e impacto en tambos

Se siguen conociendo más datos del impacto de la histórica sequía en el campo y en las arcas del Estado en momentos en que el Gobierno nacional está más necesitado de divisas. Según el último informe de Ciara-CEC, en el primer cuatrimestre el sector cerealero-oleaginoso acumuló US$ 5.200 millones, menos de la mitad, 47,27%, de lo registrado en los primeros cuatro meses de 2022. Además, se declaró el estado de emergencia agropecuaria en 68 distritos de la Provincia de Buenos Aires y se estima que la producción en los tambos caerá hasta un 14%.Caída de la liquidación

Según el último informe de la Cámara de la Industria Aceitera (Ciara) y el Centro de Exportadores de Cereales (CEC), en el primer cuatrimestre de este año el sector cerealero-oleaginoso acumuló US$ 5.200 millones, cifra que resultó menos de la mitad, 47,27%, de lo registrado en el mismo período de 2022.

“El ingreso de divisas de abril es el refle jo de un mercado fuertemente afectado por la extrema sequía que ha reducido drásticamente las producciones de la cosecha fina, la producción de maíz de primera y la soja, esta última además con retraso de cosecha. A su vez, la inestabilidad del mercado cambiario condiciona el normal flujo de la oferta”, afirmaron desde Ciara y CEC en un comunicado.

Del total ingresado en abril, US$ 1.605 millones correspondieron a las liquidaciones realizadas bajo el denominado ‘dólar agro’.

El complejo oleaginoso-cerealero, incluyendo al biodiésel y sus derivados, aportó el año pasado el 48% del total de las exportaciones de la Argentina, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).

En ese contexto, el principal producto de exportación del país es la harina de soja, con el 14,2% del total, que tiene actualmente una elevada capacidad ociosa cercana al 50%.

Se estima que esta merma en la liquidación significó para las reservas del Banco Central una pérdida de unos US$ 6.000 millones de divisas menos en el primer cuatrimestre y se calcula que para todo 2023 las pérdidas superarán los US$ 18.000 millones.Emergencia agropecuaria

Ante las consecuencias de la sequía, el Ministerio de Economía declaró este miércoles (3/5) el estado de emergencia agropecuaria en distintos partidos y localidades d e la Provincia de Buenos Aires.

Las localidades en las que se estableció el estado de emergencia y/o desastre agropecuario son: desde el 30 de junio de 2022 y hasta el 31 de diciembre de 2022, en el Partido de San Cayetano; desde el primero de julio de 2022 y hasta 31 de diciembre de 2022, en el Partido de Azul; desde el primero de agosto de 2022 y hasta el 31 de diciembre de 2022, en algunas circunscripciones del Partido de Coronel Pringles; entre el primero de junio de 2022 y el 31 de marzo de 2023 en el Partido de Adolfo Gonzáles Cháves; desde el 30 de junio de 2022 y hasta el 31 de marzo de 2023 en el Partido de Tres Arroyos; desde el primero de julio de 2022 y hasta el 31 de marzo de 2023, en el Partido de General Pueyrredón, y desde el 1° de octubre de 2022 y hasta el 31 de marzo de 2023, en el Partido de Benito Juárez.

Asimismo, se prorrogó el estado de emergencia a las siguientes explotaciones agropecuarias: desde el primero de julio de 2022 y hasta el 31 de octubre de 2023, en el Partido de Necochea; desde el primero de octubre de 2022 y hasta el 31 de octubre de 2023, en el Partido de Saladillo; desde el primero de enero de 2023 y hasta el 31 de octubre de 2023, en los Partidos de Zárate, General Lavalle y General Pinto, desde el primero de abril de 2023 y hasta el 31 de octubre de 2023, en los Partidos de Marcos Paz, Cañuelas, General Belgrano, 25 de Mayo, Las Flores, Arrecifes, Baradero, Capitán Sarmiento, Carmen de Areco, Chacabuco, Colón, Campana, Exaltación de la Cruz, General Arenales, Junín, Ramallo, Rojas, Salto, San Andrés de Giles, San Antonio de Areco, San Nicolás, San Pedro, Brandsen, Chascomús, General Las Heras, General Paz, La Plata, Luján, Magdalena, Pila, Punta Indio, San Vicente, Alberti, Bragado, Chivilcoy, Lobos, Mercedes, Monte, Roque Pérez, Navarro, Suipacha, 9 de Julio, General Viamonte, Lincoln, Leandro N. Alem, General Rodríguez, Pergamino, Maipú, Ayacucho, Castelli, Dolores, General Guido, Rauch, Lezama, Tordillo y en el Partido de Laprida.Tambos, también afectados

La sequía no solo afecta a las cosechas. El Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA) difundió un informe elaborado por el INTA Rafaela en el que se midió el impacto sobre los tambos.

La proyección para este año muestra una situación compleja financiera, sobre todo para establecimientos pequeños y medianos, porque con los valores actuales que reciben por litro no alcanzan a cubrir sus costos de corto plazo.

De acuerdo con el trabajo, el valor mínimo requerido para cubrir estos costos es de $87,9 por litro. Para medir el impacto de la seca, se establecieron dos escenarios, uno base y otro con sequía. En ninguno de los dos esquemas se llega a ese precio: el valor más cercano es el medido en establecimientos grandes, que reciben $83,2, por litro.

Para elaborar el escenario de sequía, se calculó una reducción forrajera de 12,6% para todo el año y una disminuc ión en la producción anual de leche, en base a la reducción en el plantel de vacas. El modelo permitió visualizar el mayor impacto en los establecimientos de pequeña escala.

En el escenario base, calcularon que un tambo de 118 cabezas con una producción diaria de 1.684 litros y un precio de $81,4 por litro, factura unos $54,3 millones al año. Pero si se aplica “el factor sequía”, el ordeñe por día cae a 1.448 litros (un 14% menos), al pasar a 112 vacas.

Además, la productividad por animal pasa de 18,5 litros/día a 16,7 litros/día. Con esta merma, los ingresos anuales de un tambo pequeño en 2023 caerán a $47 millones, un 13,4% menos, destacó el portal especializado Infocampo.

En el caso de los medianos, el golpe también es significativo. De una producción por día calculada en 3.528 litros, en base a un rodeo de 215 vacas, cae a 3.179 litros, con 204 cabezas. En ese contexto, la productividad por vaca cae de 21 litros diarios a 20 litros y la facturación -con una industria que paga $81,7 por litro- cae de $113 millones por año a $102 millones, un 9,8% menos.

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¿El calentamiento global causó la sequía en Argentina y Uruguay? Un estudio concluye que no

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Por Henry Fountain, New York Times. Un grupo de científicos anunció el jueves que el cambio climático no contribuyó a la falta de lluvia que generó una grave sequía en Argentina y Uruguay el año pasado. Pero afirmaron que el calentamiento global sí fue un factor contribuyente al calor extremo que experimentaron ambos países y agravó la sequía.

Los investigadores, integrantes de un grupo disperso llamado World Weather Attribution, cuyo objetivo es estudiar el clima extremo reciente con el propósito de determinar si hay alguna señal de influencia del cambio climático, indicaron que la falta de lluvia se produjo por la variabilidad climática natural.

En específico, señalaron que lo más probable es que la presencia de La Niña, patrón climático relacionado con una reducción en la temperatura superficial del mar en el Pacífico que influye en el clima de todo el mundo, haya afectado las precipitaciones.

La Niña se presenta una vez cada tres a cinco años y, en general, se alterna con El Niño, fenómeno relacionado con un incremento en la temperatura superficial del mar. El problema es que las condiciones de La Niña se han mantenido durante la mayor parte de los últimos tres años, por lo que el área central de América del Sur ha estado más seca de lo normal la mayor parte de ese tiempo.

Sin embargo, en los últimos tres meses de 2022, la sequía se agravó todavía más. La precipitación pluvial total en la zona central de Argentina fue la más baja registrada en más de medio siglo, por lo que la producción de cultivos como trigo y soya, entre otros, sufrió una drástica caída en regiones agrícolas por excelencia, tanto en ese país como en Uruguay. Incluso se declararon emergencias hídricas en algunas áreas.

Al igual que en otras investigaciones previas del grupo, en la preparación de este estudio se usaron datos observacionales y modelos informáticos para comparar las condiciones imperantes a finales del año pasado con las condiciones con mayor probabilidad de haber ocurrido en un mundo sin un calentamiento de 1,2 grados Celsius, o 2,2 grados Fahrenheit, a consecuencia de las emisiones de dióxido de carbono y otros gases que atrapan el calor causadas por el ser humano. Aunque este estudio todavía no ha sido arbitrado, las técnicas empleadas por los investigadores se arbitraron en estudios anteriores.

El análisis consideró la precipitación total para el periodo de octubre a diciembre en la mayoría del territorio argentino, todo Uruguay y una pequeña parte del sur de Brasil. Descubrieron que, sin el cambio climático, la probabilidad de que se presentara ese periodo de muy pocas precipitaciones en cualquier año era del cinco por ciento.

Pero llegaron a la conclusión de que el cambio climático no aumentó esa probabilidad. Más bien, los modelos climáticos muestran una progresión de esa región central de América del Sur hacia condiciones un poco más húmedas a medida que avance el calentamiento, aunque los investigadores recalcaron que el efecto es insignificante y, como parece haber ocurrido en el caso de esta sequía, la variabilidad natural podría cancelarlo.

La zona también experimentó olas de calor récord en noviembre y diciembre del año pasado. El calor extremo llega a agravar las sequías porque provoca que se pierda más humedad del suelo y las plantas, explicó Juan Rivera, investigador del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias ambientales, quien colaboró con el estudio.

En un análisis previo, el World Weather Attribution ya había identificado una relación entre el cambio climático y la ola de calor presentada en diciembre. En ese estudio, concluyó que su probabilidad de ocurrencia era 60 veces mayor que en un mundo sin calentamiento.

Paola A. Arias, investigadora de la Universidad de Antioquia en Colombia que colaboró con el estudio, indicó que otros factores como la deforestación, también pueden haber contribuido a agravar las condiciones secas.

La tala a gran escala de bosques reduce la humedad atmosférica, comentó Arias, y Argentina y Uruguay reciben una gran proporción de su humedad del sur de la Amazonía, que ha sufrido una deforestación extensa.

World Weather Attribution ha realizado varias decenas de estudios de sequías, olas de calor, inundaciones y otros eventos de clima extremo desde 2014 y la mayoría ha identificado alguna influencia del calentamiento global.

Friederike Otto, académica de Imperial College London y cofundadora del grupo, comentó que el nuevo artículo muestra “que no todo lo malo que ocurre ahora se debe al cambio climático”.

“Es importante mostrar cuáles son los impactos reales del cambio climático”, aseveró.

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Mejora el escenario para las siembras tardías

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TodoAgro. Las lluvias pusieron un freno al deterioro de los cuadros de soja en gran parte del área agrícola. En el caso del maíz, el déficit hídrico no mejoraría muchos los cuados tempranos; contrariamente a los maíces tardíos. A pesar de ello, la Bolsa de Cereales bajó las expectativas de rendimiento nacional para el cereal.

En el caso de la soja un 21,3 % de los cuadros se encuentran transitando estadios críticos para la definición de los rendimientos (R3-R6), mientras un 47 % del área informa una condición hídrica entre optima y adecuada, una mejora de 17 p.p. durante los últimos quince días. Pese a esto, desde la Bolsa de cereales de Buenos Aires reportan mermas esperadas de hasta un 30% sobre los núcleos sojeros del sur de Santa Fe y el Norte de Buenos Aires lo que podría afectar la actual estimación de producción de 41 MTn del cultivo, que acaba de finalizar su siembra para la campaña 2022/23 con una superficie estimada de 16,2 MHa.

En el caso del girasol, avanza la recolección de cuadros sobre el norte del área agrícola. El avance nacional de cosecha cubre el 13,9% con un rendimiento medio de 15,3 qq/Ha informado una producción acumulada de 422.257 toneladas. Con respecto a los cuadros aun en pie, el 75 % registra una condición de cultivo entre buena y normal, 2 p.p. por debajo de la semana previa.

Por otro lado, en el caso del maíz con destino grano comercial, el déficit hídrico afecta al este del país generando una baja en la expectativa de rinde que impacta en nuestra proyección nacional. Frente a este panorama, la nueva proyección de producción para la campaña 2022/23 se ubica en 44,5 MTn. Este volumen representa en números absolutos, 7.500.000 Tn menos que las recolectadas la campaña anterior (Campaña 2021/22: 52 MTn). Gran parte de esta diminución se ubica en las provincias de Santa Fe, Entre Ríos y Buenos Aires.

Finalmente, la incorporación de cuadros de sorgo granífero comenzó a entrar en su tramo final. A pesar de los progresos, el déficit hídrico que se mantiene en gran parte de las zonas PAS no permite que la siembra cobré impulso. A la fecha las incorporaciones mantienen una demora interanual de 4,9 puntos porcentuales. El avance de siembra se ubica en 75 % de un área proyectada para la campaña 2022/23 en 950.000 Ha., un 5 % inferior al ciclo previo (Superficie campaña 2021/22: 1.000.000 Ha.). Los cuadros más adelantados del cereal comenzaron a llenar granos.

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