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Tras el escándalo Shein con las muñecas sexuales, Francia ordena inspeccionar 200.000 paquetes

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El Gobierno francés ha lanzado un ultimátum a Shein tras descubrir que su plataforma ofrecía muñecas sexuales con apariencia infantil, un hecho que ha provocado indignación pública y una investigación judicial. Aunque la empresa retiró los productos y pidió disculpas, el daño reputacional ya estaba hecho. Este caso no solo cuestiona la ética comercial del gigante chino, sino que también reabre el debate sobre el impacto social y ambiental de un modelo que convierte la rapidez en negocio.

Francia endurece su ofensiva contra Shein

El Ministerio de Economía francés ha ordenado inspeccionar más de 200.000 paquetes procedentes de Shein y otros grandes operadores del comercio electrónico tras detectar artículos ilegales. La operación, impulsada por el ministro Bruno Le Maire, busca controlar una red de distribución que ha crecido más rápido que su capacidad de supervisión.

El escándalo llega en medio de una ofensiva legislativa más amplia. Francia lleva meses impulsando medidas para:

  • Limitar los daños del fast fashion, imponiendo tasas ecológicas.
  • Exigir transparencia a las plataformas que importan directamente desde Asia.
  • Responsabilizar a las empresas extranjeras con las mismas normas que a las locales.

El caso de Shein sirve ahora como ejemplo de los riesgos de un modelo basado en la opacidad: volúmenes masivos, trazabilidad mínima y una dependencia casi total de proveedores externos. Mientras tanto, las asociaciones de consumidores reclaman una respuesta coordinada a nivel europeo, argumentando que la falta de regulación común permite a empresas extranjeras operar bajo reglas distintas. El Gobierno francés ha dejado claro que esta vez no se trata solo de un incidente puntual, sino de una advertencia a toda una industria que prioriza el beneficio sobre el control y la responsabilidad.

El motor oculto del ‘ultra fast fashion’

Detrás de la polémica, Shein representa un paradigma energético tan problemático como su ética empresarial. Para sostener su ritmo de producción —miles de nuevos artículos diarios— la compañía depende de una red de fábricas en China alimentadas por carbón y combustibles fósiles. Esta fuente barata de energía es la que permite vender una camiseta por tres euros, a costa de un elevado coste ambiental.

Según Greenpeace, el ciclo de vida de una prenda de ultra fast fashion puede dejar una huella de carbono que persiste durante siglos. Los principales impactos se observan en:

  • La fabricación y el uso de materiales sintéticos contaminantes.
  • El transporte masivo a mercados internacionales.
  • La acumulación de residuos textiles en vertederos de países en desarrollo.

Lo que para el consumidor occidental parece una oportunidad de compra accesible, para el planeta es un problema de contaminación acumulada. La paradoja es clara: el mismo modelo que ha hecho de Shein una marca global se apoya en una infraestructura energética incompatible con la sostenibilidad. Aunque la empresa promete reducir su impacto, sigue dependiendo de la energía sucia que sostiene la industria textil china. En última instancia, el caso francés expone la relación directa entre consumo masivo, energía barata y degradación ambiental, algo que hoy se refleja incluso en indicadores como el precio de la luz.

La velocidad como negocio y el precio de la irresponsabilidad

El episodio de las muñecas con apariencia infantil y el uso intensivo de energía fósil no son hechos aislados, sino síntomas de una misma lógica. Shein ha transformado la velocidad en su herramienta de poder: detectar tendencias en horas, fabricar en días y distribuir en cuestión de semanas. Pero esa eficiencia aparente se construye sobre la explotación, la opacidad y la sobreproducción.

Su modelo, celebrado por su innovación logística, ha generado también una crisis de responsabilidad corporativa sin precedentes. En cada polémica —ya sea ética, laboral o ambiental— la empresa responde con disculpas y promesas de reforma que raramente se concretan. Francia ha sido el primer país en trazar una línea roja clara, pero la presión internacional crece y la reputación del gigante chino empieza a erosionarse.

En este escenario, empresas especializadas como Papernest recuerdan la importancia de promover un consumo energético más responsable, ayudando tanto a particulares como a negocios a reducir el consumo energético y a identificar compañías de luz y gas más baratas que apuesten por energías más limpias.

El caso Shein es una advertencia más amplia: el consumo rápido y la energía barata tienen un precio invisible. Y aunque la compañía seguirá produciendo miles de prendas al día, el verdadero coste no se mide en euros, sino en la degradación ambiental y social que deja tras de sí. En definitiva, el ultra fast fashion no solo contamina el planeta, sino también la ética de la industria que lo sostiene.

Fuente: papernest.es

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El colmo del libre mercado: Mercado Libre pide frenar ingreso de Shein a la Argentina

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El presidente de Mercado Libre Argentina, Juan Martín de la Serna, reclamó regulaciones para las plataformas chinas Temu y Shein, que vienen teniendo un crecimiento acelerado con una fuerte penetración comercial en la región.

De la Serna dijo que “es importante tener un buen marco regulatorio que sea igual para todos los que compiten. Las regulaciones son muy importantes, tanto en las finanzas como en el comercio”.

El ejecutivo advirtió que el ingreso masivo de productos de bajo costo provenientes de China amenaza con afectar a las pequeñas y medianas empresas, que representan cerca del 90% del volumen de ventas de Mercado Libre.

Advirtió incluso que este fenómeno “corre el riesgo de socavar el tejido productivo local y de poner en peligro los empleos en la región”.

De la Serna dijo que con regulaciones como las actuales, “no se generan puestos de trabajo locales”, en una clara contradicción con la posición del ex presidente de Mercado Libre, Marcos Galperín, quien renegaba de cualquier tipo de regulación estatal.

“Cuando abrís el mercado indiscriminadamente y una empresa asiática te envía productos por barco, en realidad estás dando trabajo a empresas chinas, no argentinas”señaló.

Explicó que la irrupción de nuevos competidores obliga a Mercado Libre a ser más agresivo en inversiones y eficiencia logística, pero advirtió que el crecimiento sin control de estas plataformas “desequilibra el campo de juego”.

En este escenario, México, Chile y Uruguay avanzaron con medidas para endurecer las normas fiscales y de importación de productos de bajo costo procedentes de China, con el objetivo de proteger a sus minoristas locales.

Pero la Argentina por ahora no ha tomado medidas. Según Sensor Tower, los usuarios activos mensuales de Temu en América Latina crecieron 143% interanual en el primer semestre de 2025, alcanzando a más de 105 millones de personas.

La app, conocida por su política de precios ultrabajos y envío gratuito, logró posicionarse rápidamente como uno de los marketplaces más descargados de la región.

Mercado Libre, en tanto, se mantiene como la mayor empresa de e-commerce latinoamericana, con más de 112.000 empleados y 27 trimestres consecutivos de crecimiento anual superior al 30%.

Según De la Serna, mientras la empresa cuenta con más de un millón de metros cuadrados de espacio logístico en Brasil y 970.000 en México, en la Argentina su capacidad se había mantenido estancada en 65.000 metros cuadrados durante años.

No obstante, este año invirtió u$s65 millones en un nuevo centro logístico en las afueras de Buenos Aires.

“La estabilidad y la capacidad de planificar con antelación siempre han sido más difíciles, aunque las condiciones son significativamente mejores que de donde veníamos”, dijo De la Serna.

Pero reconoció que mientras Amazon hizo mejor a Mercado Libre, China “es otra historia”.

El ejecutivo recordó que la llegada de Amazon a Brasil hace una década impulsó a Mercado Libre a mejorar y expandirse.

“Nos obligaron a subir el listón y a ser mucho más agresivos”, dijo. 

“Pero lo que nos parece importante es diferenciarnos: por lo general, estas empresas asiáticas venden productos de baja calidad”, señaló.

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Industria textil pierde 1.500 empleos al mes en medio de la competencia internacional

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En los últimos meses, el paisaje comercial argentino ha experimentado un cambio que muchos analistas definen como histórico. Las calles, los shoppings y, sobre todo, las plataformas digitales han comenzado a reflejar un fenómeno que hasta hace poco parecía lejano: la consolidación de un consumo masivo de productos importados, especialmente provenientes de China, que atraviesa todos los rubros, desde tecnología hasta indumentaria y calzado. Lo que hace apenas un año era marginal, hoy se convirtió en una tendencia que redefine hábitos de compra, desafía a la industria nacional y obliga a repensar la regulación del comercio exterior.

El auge del ecommerce potenció aún más este fenómeno, debido a la comodidad de comprar desde casa, combinada con envíos rápidos y ofertas agresivas de gigantes internacionales, consolidó un nuevo hábito de consumo que desplaza progresivamente al comercio tradicional y obliga a los negocios locales a adaptarse con ventas online, promociones digitales y estrategias de fidelización que compitan con la inmediatez y los precios de estas plataformas complementado además con opciones de financiamiento y crédito.

Desde fines de 2024, la flexibilización del régimen courier y varias medidas regulatorias permitieron el ingreso masivo de paquetes. El tope por envío se elevó a 3.000 dólares y 50 kilos y las compras de hasta 400 dólares quedaron exentas de derechos de importación y tasa estadística, pagando únicamente IVA. El efecto fue inmediato y según el INDEC, las importaciones por servicios postales alcanzaron en julio un récord de US$93,7 millones, frente a US$19,2 millones en el mismo mes de 2024, un incremento cercano al 39%. De esta forma, en los primeros meses de 2025 ya se observaban duplicaciones en la cantidad y el valor de envíos recibidos por courier.

El protagonismo corresponde a Shein y Temu, que desplazan incluso a gigantes tradicionales como Amazon y Mercado Libre en ciertos rubros. Estas plataformas concentran cerca del 80% de las ventas de indumentaria que ingresan por courier; Temu, por ejemplo, mueve alrededor de 300.000 paquetes por mes hacia Argentina. La propuesta de valor para el comprador es simple, con precios muy por debajo de los locales, mayor variedad y renovación constante de modelos. 

Y es que el efecto sobre la industria nacional es evidente. La Cámara Argentina de la Indumentaria (CIAI) reporta que la producción local pierde aproximadamente 1.500 puestos de trabajo por mes. Por su parte, la Fundación ProTejer indica que la mitad de las empresas del sector presentó una caída promedio de ventas del 7% en el segundo trimestre de 2025 frente al mismo período de 2024. En los últimos dos años, ocho de cada diez empresas sufrieron retrocesos cercanos al 30%.

La situación se agrava por la creciente participación de indumentaria importada. Datos de ProTejer revelan que, casi siete de cada diez prendas vendidas en Argentina son extranjeras, cifra que asciende al 75% en shoppings y centros comerciales. La competitividad local se ve erosionada no solo por la diferencia de precios, sino también por la velocidad del modelo extranjero, ya que confeccionar una prenda en Argentina puede demandar semanas y las fábricas chinas vinculadas a Shein y Temu producen y lanzan nuevas colecciones en días.

El impacto no se limita a la economía. El modelo de producción masiva genera preocupaciones ambientales y sociales. La ONU estima que el sector moda es responsable del 8% al 10% de las emisiones globales de CO2, superando incluso al transporte marítimo y aéreo juntos. En Shein, las emisiones de producción pasaron de 7,49 millones de toneladas en 2023 a 8,52 millones en 2024, mientras que se calcula que el 60% de sus productos se descarta en menos de un año y solo el 6% es reciclable. Por estas razones, países como Francia han impuesto impuestos ecológicos, restricciones publicitarias y etiquetado obligatorio sobre la huella ambiental de las prendas.

En la región, otros mercados reaccionan de manera similar. Brasil y México aplican gravámenes del 20% sobre compras menores del exterior, y algunas plataformas fabrican localmente para cumplir regulaciones. En Argentina, en cambio, no existen barreras comparables, lo que hace al país muy permeable a la moda rápida extranjera. 

Ante esta dinámica, la industria local busca adaptarse mediante estrategias de precios y promociones. Varias marcas lanzan descuentos de hasta 40% para atraer compradores; sin embargo, los costos operativos —alquileres, salarios y servicios— limitan la capacidad de respuesta frente a competidores que producen en masa con costos unitarios reducidos. 

Medidas locales frente a este panorama

Frente al imparable crecimiento de las plataformas de “ultra fast fashion”, el sector textil argentino comenzó a buscar respuestas coordinadas a nivel regional. Las cámaras de indumentaria de Argentina, Brasil y México trabajan en conjunto para presentar una ley que replique la normativa francesa dirigida a estas compañías, con el objetivo de proteger a la industria local y garantizar la seguridad de los consumidores. La propuesta busca que las prendas importadas por estas plataformas cumplan estándares de producción similares a los exigidos a la industria doméstica, incluyendo controles ambientales y de toxicidad de los insumos utilizados. 

Uno de los puntos centrales de la iniciativa es establecer un período de verificación para las prendas importadas, controladas inicialmente por la ANMAT, que asegure que no contengan sustancias tóxicas ni generen contaminación ambiental. Los riesgos no son hipotéticos, por ejemplo, Corea del Sur detectó en ropa infantil de estas plataformas niveles de cadmio y plomo hasta 622 veces superiores a los límites legales. Una vez superadas estas instancias de control, los productos quedarían sujetos a los aranceles e impuestos vigentes en Argentina, como IVA e Ingresos Brutos, equiparando las condiciones con las que enfrenta la producción local.

A nivel nacional, el Gobierno también ejecutó medidas para equilibrar la competencia y fomentar la reducción de precios locales, tradicionalmente más altos que en países de la región. El Decreto 236/2025 redujo los aranceles de importación de ropa y calzado del 35% al 20%, las telas del 26% al 18% y los hilados entre 12% y 16%, volviendo a niveles previos a 2007. Según la Secretaría de Comercio, estas decisiones buscan acercar los precios locales a los de mercados limítrofes como Uruguay y Paraguay y generar mayor competencia en un sector considerado estratégico.

No obstante, las respuestas del sector industrial no se hicieron esperar. La Unión Industrial Argentina señaló que estas medidas podrían profundizar la desigualdad de condiciones frente a las importaciones, dado que los niveles de presión fiscal, informalidad y costos laborales dificultan la competitividad interna. Los industriales advierten que la rebaja de aranceles, aunque presentada como un intento de reducir precios, no se refleja de manera significativa en la inflación local del rubro. De hecho, en los primeros meses de 2025, la indumentaria nacional aumentó apenas 1% en promedio, en tanto productos importados continúan ingresando a precios irrisorios gracias a la estructura de costos asiática.

La CIAI fue aún más crítica, calificando la medida como un “industricidio” que amenaza con destruir miles de empleos y quebrar cientos de industrias en toda la cadena textil. En Argentina, la cadena de valor de indumentaria emplea a más de 539.000 personas, de las cuales 290.000 corresponden a los eslabones industriales. Para la cámara, la liberalización de importaciones sin regulaciones equivalentes a nivel ambiental y de seguridad consolida la competencia desleal de productos baratos que, además, poseen estándares de calidad cuestionables.

El desafío, entonces, combina lo económico con lo social y ambiental, equilibrando un mercado abierto que ofrece precios bajos con la necesidad de preservar empleos, industria nacional y condiciones seguras para los consumidores. La propuesta regional de una ley anti Shein y Temu se perfila como una de las iniciativas más relevantes para intentar frenar el impacto de la moda rápida y garantizar que la apertura comercial no se traduzca en un perjuicio estructural para la economía local. Mientras tanto, la discusión entre el gobierno, los industriales y los legisladores continúa, en busca de un equilibrio que permita disfrutar de las ventajas del comercio internacional sin sacrificar la sostenibilidad de la industria argentina.
Fuente: Pórtico 8

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De Shanghái a Buenos Aires en 29 horas: así será el nuevo vuelo “directo” más largo del mundo

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China Eastern Airlines comenzó a vender boletos para su nueva ruta que conecta Shanghái y Buenos Aires, en lo que la aerolínea promociona como “el vuelo directo más largo del mundo”.

El vuelo que despega del Aeropuerto Internacional Pudong de Shanghái (PVG) está programado para tardar unas 25,5 horas en llegar al Aeropuerto Internacional Ministro Pistarini (EZE), en la capital argentina, mientras que el vuelo de regreso está programado para durar 29 horas, según la aerolínea con sede en Shanghái.

Pero hay un detalle: ambos trayectos incluyen una escala de dos horas en Auckland, Nueva Zelandia, durante la cual los pasajeros pueden bajar del avión para descansar. Es decir, es “directo”, pero no sin escalas.

En cuanto al precio de los boletos, los primeros valores publicados indican que un pasaje en clase económica rondará los u$s1.900, mientras que los tickets en clase ejecutiva treparán a varios miles de dólares, ubicándose entre los más caros de la región por la extensión y particularidades del servicio.

Más allá del atractivo turístico y diplomático que implica esta conexión aérea, en fuentes del sector coinciden en señalar que lo que sostiene económicamente esta nueva ruta no son estrictamente los pasajeros, sino la carga que transportarán en cada vuelo que llegue a Buenos Aires.

La explosión de las compras online realizadas por argentinos en plataformas chinas, básicamente Shein y Temu, generó un volumen de envíos que está recalentando la logística internacional hacia Sudamérica.

En los últimos tres años, el crecimiento exponencial de estas aplicaciones convirtió a la Argentina en un mercado clave para el e-commerce chino.

El flujo de paquetes de bajo valor, como ropa, calzado, accesorios, artículos de hogar y electrónica, saturó canales tradicionales de transporte, que hasta ahora dependían de vuelos con escalas en Estados Unidos, Europa o Brasil.

China Eastern Airlines dijo que su vuelo será “la primera ruta comercial del mundo que conecte ciudades antípodas”, ubicadas en extremos opuestos de la Tierra.

La aerolínea opta por una inusual ruta hacia el sur, a través de algunas de las aguas más remotas del planeta y cerca de la Antártida, una elección que, según la compañía, permitirá ahorrar al menos cuatro horas en el trayecto total.

La ruta, operada con un Boeing 777-300ER de fuselaje ancho, funcionará dos veces por semana a partir del 4 de diciembre, según la aerolínea estatal china.

“La ruta Shanghái Pudong-Auckland-Buenos Aires es vista como una medida importante para construir un nuevo canal de ‘Ruta Aérea de la Seda’ entre Asia-Pacífico y Sudamérica”, añadió la compañía.

Según el sitio de reservas Skyscanner, el vuelo más rápido entre Shanghái y Buenos Aires, ofrecido por Air France y Lufthansa, tarda casi 31 horas, con una escala en París o Amsterdam.

Pero la diferencia se acorta en el viaje de regreso, con otras aerolíneas que ofrecen opciones que van de poco más de 28 horas hasta 33 horas.

La aerolínea china enfrenta bastante competencia en la disputa por el título del “vuelo más largo del mundo”, aunque para muchos viajeros cuanto menos tiempo se pase en el aire, mejor.

La aerolínea insignia de Australia, Qantas, trabaja en un plan conocido como “Proyecto Amanecer”, destinado a desarrollar aviones más adaptados a los patrones de descanso de los pasajeros durante vuelos ultralargos.

La compañía persigue desde hace tiempo el objetivo de volar sin escalas entre Sydney y Londres, ciudades separadas por unos 16.000 kilómetros.

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Agosto con superávit: el agro impulsó las exportaciones, pero las importaciones siguen volando

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En agosto de 2025, Argentina alcanzó un superávit comercial de USD 1.402 millones, un resultado sólido aunque inferior al registrado en igual mes de 2024 (USD 1.875 millones). La diferencia se explicó por un aumento interanual de 16,4% en las exportaciones, acompañado de un salto de 32,4% en las importaciones.

Los precios internacionales de las exportaciones crecieron apenas 0,9% interanual, mientras que los de las importaciones retrocedieron 7,3%, reseña un informe de la consultora ABECEB. Esa combinación permitió una mejora de 8,9% en los términos de intercambio respecto a julio de 2024. Sin esa ganancia, el superávit habría sido de apenas USD 821 millones.

En el acumulado de los primeros ocho meses de 2025, el superávit suma USD 5.071 millones, frente a los USD 14.075 millones del mismo período de 2024, es decir, una caída cercana a dos tercios. En lo que va del año, las exportaciones totalizan USD 55.367 millones (+6,2% interanual), mientras que las importaciones ascienden a USD 50.296 millones (+32,1% interanual).

Sector automotriz: déficit en expansión

El sector automotor volvió a destacar por su deterioro. En agosto, el déficit trepó a USD 881 millones, contra USD 239 millones en igual mes de 2024. Las exportaciones cayeron 12,4% interanual, mientras que las importaciones se dispararon 50,6%.

El debilitamiento de la demanda brasileña y problemas de competitividad limitan la colocación externa, en tanto que la recuperación del consumo interno impulsa las compras desde el exterior: en agosto crecieron 157,2% las importaciones de vehículos para transporte de personas y 170,4% las de transporte de mercancías. Las compras de chasis, partes y neumáticos mostraron un alza más moderada, de 10,9%.

En el acumulado enero-agosto, las exportaciones automotrices caen 0,7% interanual, mientras que las importaciones suben 54%. El rojo del sector alcanza USD 5.950 millones, casi el triple del año pasado, y apenas es compensado por el superávit energético, que llegó a USD 3.804 millones.

Exportaciones: impulso sojero

En agosto, las exportaciones totalizaron USD 7.865 millones, con un crecimiento interanual de 16,4%, el mayor ritmo desde fines de 2024. El aumento respondió a un fuerte incremento de las cantidades (+15,3%), con precios estables (+0,9%).

Por rubros:

  • Productos primarios: +29% en cantidades y +5,1% en precios, impulsados por el complejo sojero.
  • MOA (Manufacturas de origen agropecuario): +18,5% en cantidades, precios estables (-0,4%).
  • MOI (Manufacturas de origen industrial): caída de 8,6% en cantidades, suavizada por precios +1,7%.
  • Combustibles y energía: +58,6% en cantidades, con precios -11,3%.

El complejo sojero fue protagonista: exportó USD 2.149 millones (+41,4% interanual). Los porotos de soja se dispararon 208% interanual hasta USD 665 millones; el aceite de soja bruto creció 36,6% (USD 519 millones) y las harinas y pellets apenas 2,3% (USD 737 millones). Sin embargo, se espera una fuerte caída en septiembre, tras el pico de liquidaciones de julio-agosto, según CIARA.

Importaciones: fuerte tracción del consumo

Las importaciones llegaron a USD 6.463 millones, con un salto interanual de 32,4%. El avance se explica por un incremento de 43,3% en cantidades, mientras los precios retrocedieron 7,3%.

Casi todos los rubros crecieron en volúmenes, con excepción de Combustibles y lubricantes (-24,1%). El resto se expandió con fuerza:

  • Vehículos automotores de pasajeros: +165,6% interanual.
  • Bienes de consumo: +71,9%.
  • Bienes de capital: +67,4%.
  • Bienes intermedios: +23,5%.
  • Piezas y accesorios para bienes de capital: +21,5%.

En bienes de consumo destacó el alza de 113,4% en artículos durables, 108,7% en semidurables y 96,8% en alimentos y bebidas elaborados. Un dato llamativo fue el aumento en las compras por servicios postales (Amazon, Shein, Temu), que crecieron 369,9% interanual y sumaron USD 116 millones.

Las proyecciones apuntan a un superávit comercial anual cercano a USD 7.400 millones, frente a los USD 18.928 millones de 2024. La cifra es algo superior a las estimaciones previas (USD 6.400 millones), gracias al repunte agropecuario de julio-agosto y a un ritmo de importaciones algo menor al esperado.

Aun así, la tendencia muestra exportaciones con tracción moderada, dependientes de nichos como energía y minería en un contexto global adverso. Por el contrario, las importaciones siguen creciendo por la normalización del comercio, la apertura y nuevas prácticas de consumo. Factores recientes, como la mejora del tipo de cambio real multilateral (+33% entre junio y septiembre) y la ralentización de la actividad económica en los últimos meses, podrían moderar el ritmo hacia fin de año.

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