Trabajo remoto: tres consejos para reducir el choque cultural en equipos globales
El trabajo remoto transformó la manera en que los argentinos habitamos el mundo laboral. Hoy, muchos profesionales colaboran con empresas extranjeras conectando con culturas diversas a través de una pantalla. Según un reporte de Deel, Argentina continúa ubicándose por tercer año consecutivo como el país de la región con más trabajadores contratados por empresas extranjeras, y se posiciona dentro del top cinco global, en un ranking conformado por 150 países.
Esta revolución del trabajo remoto transcultural ofrece flexibilidad y oportunidades sin precedentes, pero también introduce un desafío silencioso y constante: el choque cultural. La oficina ya no tiene paredes, pero sí fronteras. ¿Cómo convivimos entre culturas sin perder nuestra esencia?
La cultura no aparece solo como una bandera o un idioma, sino como una red de interpretaciones que moldea cómo escuchamos, cómo hablamos y cómo actuamos. Cada organización, cada equipo internacional, es también una cultura en sí misma, con sus propios valores, ritmos y formas de gestionar lo cotidiano.
En estos casos, un coach ontológico puede convertirse en un puente ideal entre esas diferencias. No para homogeneizar, sino para cultivar la escucha, la empatía y la flexibilidad cultural que permiten que los talentos fluyan.
Sandra Analía Martín – Coach Ontológica Profesional, miembro de ICF Argentina, nos comparte tres acciones para minimizar el choque cultural y fortalecer los espacios de trabajo globales:
- Escuchar antes de interpretar La escucha activa es una competencia esencial del coaching. En entornos multiculturales, implica suspender el juicio y abrirse a comprender los significados que otras culturas le dan a las palabras, los silencios y los gestos. Preguntar con genuina curiosidad en lugar de asumir, transforma los malentendidos en oportunidades de aprendizaje.
- Conversar sobre el “cómo”, no solo sobre el “qué” En equipos diversos, no basta con acordar los objetivos: también necesitamos conversar sobre cómo queremos trabajar juntos. La claridad en los acuerdos de comunicación, tiempos de respuesta o formas de dar feedback evita fricciones y fortalece la confianza. El coach puede facilitar estos espacios de diseño conversacional donde la diversidad se vuelve potencia.
- Cultivar la conciencia emocional y relacionalEl choque cultural suele tener más que ver con la emocionalidad que con la tarea. Observar cómo nos sentimos ante lo distinto —si nos incomoda, nos frustra o nos inspira— abre la puerta a la autogestión. Un liderazgo consciente reconoce sus propias emociones y las integra para responder con presencia y respeto. El coaching ontológico ofrece herramientas para acompañar este proceso de expansión cultural, ayudando a las personas a reconocerse como observadores únicos dentro de un sistema global. En ese encuentro entre lo propio y lo diverso, descubrimos nuevas maneras de aprender, de crear y de colaborar.
En un mundo laboral cada vez más interconectado, desarrollar competencias conversacionales, emocionales y culturales deja de ser un diferencial para convertirse en una necesidad. Al integrar escucha, claridad y conciencia emocional, los equipos globales pueden transformar el choque cultural en una fuente de innovación y colaboración. El acompañamiento ontológico ofrece un marco valioso para que profesionales y organizaciones naveguen esta complejidad con mayor apertura, efectividad y humanidad.




