Lo peor no pasó: radiografía política de septiembre
La última encuesta nacional de Zuban & Córdoba, realizada entre el 15 y el 17 de septiembre sobre una muestra de 1.900 casos, traza un escenario político en el que la gestión de Javier Milei enfrenta un deterioro sostenido de su imagen y, a la vez, la oposición peronista exhibe una competitividad aritmética que no se traduce en plena confianza social. El estudio, con un margen de error de ±2,25% y 95% de confianza, se inscribe en un momento de máxima tensión política y económica.
El 60,9% de los consultados sostiene que el país va en la dirección incorrecta, frente a un 35,3% que cree lo contrario. La aprobación presidencial cayó a 37%, con una desaprobación que alcanza el 61,6%. El informe advierte que superar el umbral del 60% en rechazo marca un punto crítico: un “techo psicológico” que compromete seriamente la narrativa oficialista.
En paralelo, la imagen personal de Milei muestra 59,6% negativa y 39,5% positiva, mientras que su hermana Karina alcanza un 68,2% de rechazo, consolidándose como la figura más desgastada del oficialismo.
El llamado “Coimasgate” tuvo un impacto directo: 68,6% considera que debilitó al Gobierno y un 5,4% de votantes mileístas declara haber abandonado esa opción electoral. El efecto puede parecer acotado, pero en una elección de medio término cada punto erosiona bancas clave.
En la provincia de Buenos Aires, la encuesta confirma que el oficialismo pagó un precio: 60,2% atribuye la derrota al voto castigo por corrupción y economía, mientras que solo un 7,2% responsabiliza a los candidatos. El termómetro bonaerense proyecta un escenario nacional: en intención de voto a diputados, Jorge Taiana (Fuerza Patria) lidera con 41,8%, frente al 31,9% de José Luis Espert (LLA), una diferencia de casi 10 puntos.
La mayoría social pide un giro. 57,4% afirma que el Gobierno debería cambiar de rumbo político y económico; solo 32,6% quiere profundizar la línea actual. Incluso, un 61% anticipa que, de no haber correcciones, Milei volverá a perder en octubre. El apoyo incondicional es minoritario: apenas 32,1% dice respaldar “todo lo que hace Milei”, frente a un 65,9% que lo rechaza.
El escepticismo también se refleja en lo económico: 57,9% cree que el Gobierno no podrá sostener la cotización del dólar, percepción que incluye al 66,5% de quienes votaron a Milei en 2023. Y en gestión de crisis, un contundente 65,9% califica la actuación oficial como mala.
Polarizaciones cruzadas: anti-mileísmo y anti-kirchnerismo
El mapa identitario confirma un país dividido por rechazos. 56,1% se define anti-mileísta y apenas un 18,1% mileísta; el resto no se identifica. Al mismo tiempo, un 54% acuerda con el “kirchnerismo nunca más”, frente a un 38% que lo rechaza. La encuesta evidencia dos polos que coexisten, pero no son simétricos: el anti-mileísmo gana centralidad coyuntural, mientras que el anti-kirchnerismo conserva fuerza estructural.
De cara a las legislativas de octubre, 57% declara que votará para castigar a Milei, contra un 33,7% que busca premiarlo. Este diferencial de más de 20 puntos configura un escenario adverso para el oficialismo, que además ve debilitado su liderazgo: un 60,8% admite que la derrota bonaerense erosionó la percepción de Milei como conductor político.
El peronismo aparece fortalecido en el corto plazo, pero enfrenta un problema reputacional. Apenas 2,8% de los encuestados cree que está preparado para volver al poder y 50,1% expresa “mucha desconfianza” en su capacidad para resolver la economía. En otras palabras, la ventaja aritmética no se traduce en un crédito social consolidado.
La encuesta de Zuban & Córdoba expone una paradoja: el Gobierno enfrenta un bloque social mayoritario adverso, con desgaste en imagen, rechazo al rumbo y efecto negativo de los escándalos, mientras que la oposición logra capitalizar el descontento, pero sin ofrecer certezas sobre su futuro desempeño.
El escenario nacional se ordena desde la provincia de Buenos Aires, donde la diferencia en intención de voto opera como termómetro. Lo peor no pasó: el oficialismo navega en aguas turbulentas, con un núcleo duro en torno a un tercio de la población, y la oposición avanza, aunque con debilidades de credibilidad. Octubre se perfila como un punto de inflexión donde gestión, errores no forzados y capacidad de construcción política definirán el reparto de poder.
