“Te reconocemos al partir el pan”

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En nuestra diócesis hace varios años nos hemos dispuesto a celebrar el Corpus Christi con la reverencia  que tiene que tener esta solemnidad. En Posadas y Garupá celebramos el Corpus el sábado, con el gozo  de la presencia eucarística del Señor. Lo hacemos en el Anfiteatro «Manuel Antonio Ramírez» con la  Misa a las 16 hs., la procesión por las calles de nuestra ciudad y la bendición solemne frente a la catedral  San José. Por ello, el sábado por la tarde se suspenden todas las misas de la ciudad para vivir en  comunión la celebración del Corpus.  

Quiero señalar que al celebrar festivamente esta solemnidad del Corpus Christi continuamos en la  senda de san Roque González y los misioneros de las reducciones guaraníes como hace 400 años en  nuestra tierra colorada. Las comunidades indígenas tenían una gran devoción al «Cuerpo y Sangre del  Señor». En aquel entonces, mientras se realizaba la procesión, los indígenas traían sus instrumentos de  trabajo, plantas y animales para que fueran bendecidos por el Corpus Christi.  

Debo agradecer al Pueblo de Dios la creciente valoración y alegría popular de nuestra liturgia donde miles de personas adoran al Cuerpo y Sangre del Señor. 

El texto del Evangelio de este domingo (Mc 14,12-16.22-26) nos narra cómo el Señor les pide a los  apóstoles que preparen la Última Cena, la celebración sacramental de la Pascua, de aquello que iba a  vivir en Jerusalén. El texto nos trae las palabras de la consagración que pronuncia el Señor y que  nosotros repetimos en cada Misa: «Mientras comían, Jesús tomó el pan, pronunció la bendición, lo  partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: “Tomen, esto es mi Cuerpo”. Después tomó una copa, dio  gracias y se la entregó, y todos bebieron de ella. Y les dijo: “Esta es mi Sangre, la Sangre de la Alianza,  que se derrama por muchos».  

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La Eucaristía es el momento culminante del amor, de la donación pascual de Jesucristo. Es aquello que  expresa la necesidad de vivir la caridad y, sobre todo, de practicarla. La comunión del Cuerpo y la  Sangre del Señor implica que nosotros formamos un solo cuerpo porque participamos de ese único pan  (1Cor 10,17). La Misa, la Eucaristía que celebramos, reclama de los cristianos un estilo de vida ligado  necesariamente a la caridad, a tener una referencia a los otros, a nuestros hermanos, y de modo  particular a los más pobres y excluidos. Este estilo de vida cristiano es totalmente contrario a la  propuesta del secularismo: una sociedad sin Dios, mercantilista y sin valores. En nuestros días  experimentamos fuertemente la oposición entre el humanismo cristiano y las posturas materialistas  que niegan valores esenciales como la vida, la familia, la solidaridad y la justicia.  

En esta Eucaristía rezamos especialmente por nuestra Patria para que todos nos sigamos  comprometiendo a trabajar incansablemente por la justicia y la paz.  

El Pan compartido en la Eucaristía de este domingo del Corpus Christi, nos invita a poner en ejercicio  la caridad como estilo de vida y como clave para la evangelización y la humanización de nuestra  cultura, y a pedir por el valor de la vida que nos permita ser una sociedad que viva más dignamente y  con esperanza.  

Les envío un saludo cercano y ¡hasta el próximo domingo!  

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