Treinta años, un nuevo sistema y un solo juez: Osvaldo Lunge

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El 29 de noviembre de 1991, por ley 2889, se puso en vigencia el Código Procesal Penal de sistema mixto que fuera creado por ley 2677/89, el que con las modificaciones introducidas por ley IV N°13 de fecha, aún sigue vigente.

Por esa ley se crearon las nuevas dependencias judiciales y cargos a cubrir, por lo que tanto el sistema penal como las dependencias creadas cumplen en esa fecha 30 años. 

En el Juzgado Correccional y de Menores de Puerto Rico, Cabecera de la cuarta Circunscripción Judicial, decidieron celebrarlo, más allá de las bondades o no del sistema vigente.

Osvaldo Rubén Lunge, es el mismo juez que fuera designado en aquella oportunidad y sigue en el cargo, según asegura, hasta jubilarse.

El magistrado recordó con orgullo sus treinta años de servicio en la misma dependencia: Era secretario letrado del fuero penal en Oberá y cuando llegué a Puerto Rico como Juez, no tenía despacho, no tenía personal, ni edificio donde trabajar, pero había que hacerlo. El sistema penal mixto que reemplazaba al escrito, había llegado y teníamos que hacerlo funcionar. Arrancamos en un mismo espacio físico dos Juzgados: El actual Juzgado de instrucción y el Juzgado Correccional y de Menores. Días después se trasladó el Juzgado Civil, Comercial y Laboral al edificio alquilado sobre la avenida 9 de julio y se dispuso que ocupara el lugar dejado, donde permanecimos hasta fines del año pasado.”

Sostuvo que “recibí un juzgado con más de 8000 causas en trámite y, conformado el plantel, el horario de trabajo se iniciaba a las 6,30, pero luego no sabíamos a qué hora terminábamos pues, todas y todos sabíamos que debíamos finiquitar rápidamente las causas de trámite escrito, pues empezaban a entrar aquellas con el nuevo proceso. No fue fácil pero sí exitoso”, indicó. 

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También se refirió a los objetivos fijados entonces y ahora “fueron y serán los mismos: El servicio al pueblo, al más necesitado o al más vulnerable; el deseo de hacer lo justo. Provengo de una familia humilde de colonos, donde mi madre era quien nos incitaba a estudiar. Me recibí trabajando y eso me ayudó a comprender las necesidades, no solo de justicia en sentido estricto, sino también de las necesidades sociales del otro”.

“Muchos me preguntan porque siempre estás en el mismo cargo y la respuesta es que un cargo de mayor o menor jerarquía no te hace un mejor servidor. Me gusta poder salir a la calle sin custodia y caminar libremente en cualquier barrio, voy a las aldeas y aprendo de las comunidades indígenas.  Un juez que no conoce las costumbres de los pueblos, su tradición y su cultura no es digno de juzgarlos”.

Respecto a su retiro o jubilación laboral, hecho que podría suceder en breve, precisó que no se quedaría un día más de lo debido, salvo que existan necesidades del servicio. “He tenido el privilegio de trabajar en varios juzgados de la Provincia y eso me ha enriquecido mucho. En los últimos años, no se si no he tenido más tiempo en los juzgados de instrucción que en el Juzgado del cual soy titular, pero cuando hay que enfrentar situaciones de emergencia, simplemente hay que hacerlas y punto.” 

También respondió sobre la urgencia del cambio de sistema mixto al acusatorio que se invoca constantemente y en ese sentido explicó que “Yo tengo una posición más cautelosa y menos apresurada que la mayoría de los operadores del sistema. Sin herir susceptibilidades y sin dejar de reconocer las bondades del sistema acusatorio, sucede que cuando hay problemas como los ya conocidos, hacemos la más fácil, salimos entre todos a criticar al sistema actual y a mi criterio, no son los sistemas los que fallan sino las personas. Quién me asegura que uno o más fiscales serán más idóneos, justos e imparciales que los jueces?”, se preguntó y añadió “uno de los principios que más se invoca para la aplicación del sistema acusatorio es la imparcialidad de los jueces. Esto es, que la investigación sea llevada adelante por la fiscalía y un juez de garantías que controle la legalidad del proceso sin comprometer su imparcialidad. Hasta aquí todo bien, pero quién controla la imparcialidad del Fiscal, qué hacemos cuando a un fiscal se le pueda ocurrir que un delito no es delito y no acuse y esa persona humilde que espera la reparación no tenga un querellante conjunto que pueda acusar”, insistió.

 Agregó que “los tres Jueces deberán ajustarse a lo que dijo el fiscal de juicio y declarar inocente a quien debió ser condenado aunque tengan certeza de su culpabilidad y responsabilidad penal. Esto es un mero ejemplo y hay muchos más que se dan en la etapa preparatoria, por eso insisto en que las personas hacen al sistema no el sistema a las personas. Por supuesto que tenemos que seguir avanzando en la búsqueda de soluciones e incluso nada impide que lleguemos a un sistema de juicios por jurado, donde el mismo pueblo comparta de manera directa la sagrada misión de impartir justicia”, explicitó.

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