Un amparo a nuestros chiquitos: su futuro en peligro
Se está dando una circunstancia peligrosa para el futuro del desarrollo del país por el hecho de que se están retaceando recursos para una alimentación saludable a nuestros chiquitos.
Analicemos las consecuencias:
1) Una alimentación adecuad en la niñez, con presencia de todos los grupos alimenticios, evitará consecuencias en la edad adulta. Los malos hábitos que los padres permitan en la infancia, acompañarán al niño durante toda su vida. Si el niño se opone a comer verduras, frutas o pescado, se deben buscar alternativas para que estén presentes en su alimentación. De una dieta sana, equilibrada y variada durante los primeros años de su vida dependerá el metabolismo del adulto.
2) Menos desarrollo y concentración y más cansancio, son algunas de las consecuencias de una mala alimentación en los niños. Les costará mucho más estudiar o leer.
3) Peso y talla fuera de los valores normales. Por exceso o por defecto, la malnutrición acarrea serios daños en el organismo. El peso y la talla fuera de los valores normales son una de las consecuencias de una mala alimentación en los niños. También puede ocasionar hipertensión arterial, osteoporosis, enfermedades renales y del corazón.
4) La falta de hierro es una deficiencia nutricional que puede desembocar en anemia. Sus efectos sobre el desarrollo intelectual en los niños son irreversibles. Acorta la capacidad de analizar y entender, y en consecuencia la inteligencia se ve limitada.
5) La debilidad muscular, conocida como hipotonía, es una consecuencia de la mala alimentación en los niños. Tristeza, palidez, cese de crecimiento y llanto débil son algunos de los síntomas; el bajo rendimiento físico y escolar es otro riesgo.
6) Si nos atenemos a las declaraciones que hacen los encargados de los comedores y merenderos comunitarios por mitigar el hambre de los barrios desprovistos, los mismos señalan que la demanda de raciones entre 30 y 50% desde inicio del año. Betty Olinda Correa, del Comedor Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, de Villa Cabello, lleva 20 años preparando desayuno y almuerzo para los vecinos castigados por la pobreza: “Lo que está pasando ahora hace años que no vemos, todos los días vienen gente que nunca pasó por un comedor a preguntar si hay comida, esta gente tiene vergüenza , vienen con la cabeza agachada porque perdió el trabajo , porque no puede comprar comida para sus hijos” Y siguió “Hay un aumento de pedido de raciones, estamos haciendo malabarismo para que nadie quede sin su plato, nosotros servimos unas 50 a 70 fuentes, cada una tiene unas cinco a diez porciones, porque hay grupos muy numerosos”. La mujer sostuvo que “ a la situación de falta de trabajo, también se suma el encarecimiento de los alimentos, es algo que lo sienten los padres y que nosotros en el comedor también sufrimos porque en una semana compro una bolsa de harina por 60 pesos y a la siguiente vale 100 pesos, eso es la inflación”.
7) En tanto en la cocina centralizada que funciona en Santa Rita se preparan quince ollas para los barrios del sudoeste capitalino. El encargado Luis Blainch relató que “ la demanda aumentó casi el doble, a fines del año pasado teníamos censadas 1.600 personas que tenían una porción de comida y esa cifra se disparó” La preocupación de los cocineros es que nadie se quede sin comer, “la verdad es que hay días en que falta, por suerte el Ministerio de Desarrollo nos aporta los insumos, pero la cosa es que la gente se acerca espontáneamente , si no sale una changa u no junta para la comída viene nomás”, apuntó Blainch. La cocina centralizada depende de la provincia y funciona en las avenidas Monseñor de Andrea y Chacabuco donde trabajan doce cocineros y sus ayudantes. “Tenemos lista de espera, porque trabajamos con cupo, los barrios que hoy están necesitando el servicio de comida son del oeste como la chacra
181, chacra 158, chacra 100 y todo Santa Rita”, sostuvo el administrador.
8) Las organizaciones sociales e instituciones que trabajan de cerca con las poblaciones carenciadas sostienen que la mayor presencia en comedores y merenderos es un síntoma unívoco de la crisis socioeconómica que golpea a los estratos más vulnerables. Fabricio Tejerina de Barrios de Pié, indicó, ”Estamos viviendo una caída de calidad de vida en todos los sectores, los que trabajamos en las villas estamos conscientes de una reagudización de la pobreza hace unos años, pero ahora le tocó a la clase media y, entonces sí se pone en agenda esta caída del poder adquisitivo, el encarecimiento de productos básicos, la dificultad de llegar a fin de mes”. Describió: “En los comedores de Barrios de Pié la demanda de platos se duplicó, estamos viendo que el que podía ahorrar ya no ahorra y el que tenía trabajo no lo tiene o el salario está muy bajo, esto se traduce en chicos que van a la escuela por comida y por un salario, porque nadie puede aprender en un contexto de pobreza extrema”.
9) El sacerdote Alberto Barros, vicedirector de Cáritas posadas, reflexionó: “Cáritas tiene cinco merenderos que son también espacios sociales y educativos, en que todos estos centros de demandas de raciones aumentó, ese es el diagnóstico que tenemos, que hay un sector de la población que no está pudiendo costear el alimento, la Iglesia desde Cáritas tiene asegurada las partidas para todos los comensales por que recibimos un fondo desde Cáritas Nacional”.
10) En el contexto de dificultades enumeradas, nuestros médicos, sus autoridades, los dirigentes sociales, tiene la obligación de dar una respuesta positiva para salvar a nuestros chiquitos.
Miguel Schmalko- consejero y ex presidente de la FEBAP (Federación Económica Brasil-Argentina-Paraguay)