
Una misionera lidera la construcción del primer hospital en la Antártida
Graciela Beatriz Kapko está al frente del desafío de construir el primer hospital de mediana complejidad en la Antártida. Con una trayectoria de 19 años en la Armada Argentina, la posadeña combina su formación como arquitecta y su experiencia en infraestructura hospitalaria para liderar un proyecto que marcará un hito en el continente blanco.
“Nunca imaginé estar en este lugar y llevando adelante un proyecto de tal magnitud. Es un honor y una gran responsabilidad,” comentó Kapko en una entrevista con Open1017, destacando la importancia de la nueva infraestructura sanitaria en la base antártica Petrel. “Va a ser el primer centro de salud de mediana complejidad en la región, equipado con quirófano, terapia intensiva, zonas de aislamiento, laboratorios y diagnóstico por imágenes.”
Un sueño que se construye en tierra helada
Kapko relató que su carrera comenzó en Misiones, donde se graduó como Maestra Mayor de Obras en la Escuela Industrial. Luego, se trasladó a Buenos Aires para estudiar Arquitectura y, más adelante, se especializó en diseño y mantenimiento de hospitales. Desde hace un año y medio, forma parte del Comando Conjunto Antártico, colaborando en proyectos de modernización de bases antárticas.
“La base Petrel será la puerta de entrada logística a la Antártida, no solo para Argentina sino también para otros países. Esto tiene un impacto geopolítico muy importante,” explicó. El hospital también representa un avance crucial para brindar asistencia sanitaria en el continente blanco, donde actualmente cualquier emergencia requiere evacuar al paciente hasta Marambio y, desde allí, al continente.
Adaptarse al desafío extremo
La vida en la Antártida no es sencilla, pero Kapko se muestra optimista y agradecida. “Ahora estamos en verano, con temperaturas de hasta -5°C. El Comando nos provee ropa térmica adecuada y los espacios interiores están calefaccionados. Lo más importante es adaptarse y trabajar en equipo,” afirmó.
A pesar de las condiciones extremas, Kapko destaca la importancia de cumplir con normas estrictas de cuidado ambiental. “El Tratado Antártico nos exige una gestión rigurosa de los residuos y un uso consciente del agua. Incluso hay horarios establecidos para ducharse y lavar ropa,” detalló.
Familia y orgullo misionero
Kapko comparte este desafío con su pareja, Maximiliano Mesner, también miembro de la Armada, y su hijo Valentín, de 9 años. Su familia es un pilar fundamental que la apoya desde el continente. “Es un orgullo para todos nosotros, especialmente para mi madre, que ahora entiende más sobre mi trabajo gracias a este proyecto,” confesó entre risas.
Graciela Beatriz Kapko no solo lleva en alto el nombre de Argentina, sino también el de su provincia natal, Misiones. “Siempre llevo en mi corazón la tierra colorada,” expresó emocionada.