Mes: febrero 2025

La guerra comercial 2.0 de Trump

Compartí esta noticia !

El nuevo gobierno de Donald Trump no deja de dar nuevos capítulos en tan solo un puñado de días. El comercio es vital para el líder estadounidense, entendido como una forma de fortalecer a la clase media y de llevar adelante un nuevo resurgimiento de su industria nacional. El problema no es ese, sino lo que está dispuesto a hacer para que la economía estadounidense marche en popa. Para Trump, el fin justifica los medios. 

Aranceles para todos

“Los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera, y si entre ellos se pelean, los devoran los de afuera”, reza una de las frases más conocidas del Martín Fierro, sin embargo, en Norteamérica no es aplicable. El ascenso de Trump generó un marcado rupturismo con Canadá y México, donde las fronteras están más firmes que nunca. 

Una aplicación de aranceles del 25% cae como un baldazo de agua fría directamente sobre la economía de los países limítrofes de Estados Unidos. Si bien es una medida económica, el argumento es social y político pero la respuesta sigue siendo económica.

Trump aclaró que esta suba desmesurada de los aranceles es debido a la no colaboración con la rampante crisis migratoria vivida en las fronteras de Norteamérica, la cual, según el mandatario estadounidense, tienen como rehén al mapa de su país. Por otro lado, se esgrime que esas fronteras laxas que fueron pregonadas durante las gestiones de Obama y Biden, fueron motivo suficiente para la extrema proliferación de las drogas, principalmente del fentanilo, la causa más compleja de adicciones en Estados Unidos en la actualidad. Además de ello, se esgrime la gran cantidad de subsidios que Washington desperdigó para el resto del mundo. Esta última decisión tiene dinero de por medio pero con una explicación política del hecho. 

Pese a todo ello, la verdadera respuesta es económica. Como se dijo varias veces, el slogan Make America Great Again es meramente económico, y guarda una estrecha relación con el fortalecimiento de la clase media estadounidense como un actor vital en el crecimiento económico, comercial y financiero, y además como el depositario de la innovación tecnológica en un contexto de ferviente competitividad de mercado. 

Entendido ello, los aranceles y sus primeras razones políticas responden a la necesidad de volver a la senda pujante de la industrialización en Estados Unidos. Es una ecuación simple, si hay aumento de aranceles para productos mexicanos y canadienses en mercados estadounidenses, significa una merma de consumo de dichos productos por parte de la población, lo que llevaría a una baja de precios en medida que se pueda sostener la producción. A tan alto arancel, es inevitable entender que el colapso productivo sería un hecho, por ende, a las empresas transnacionales con sede en México y Canadá, les convendría mudarse a Estados Unidos para producir y vender a ese mercado, sacándose de encima la carga impositiva y manteniendo un mercado enorme y pujante. Eso motivaría a una demanda obrera enorme, con la posibilidad firme de generar movilidad social ascendente a través de un salario. En otras palabras, la generación de una nueva clase media y el fortalecimiento de la ya existente. 

Esta medida sería, lisa y llanamente, el “robo” de las empresas transnacionales de México y Canadá a Estados Unidos. Entiéndase “robo” como ironía, ya que es una movida muy común en la economía y ciertamente, vale todo para aumentar la rentabilidad. Aunque quienes la pueden pasar mal son los mexicanos y canadienses que ven el achicamiento y el cierre de empresas con una obvia contracción económica. Pero eso, cabe destacar que a Trump no le importa. Primero Estados Unidos, después el resto. 

El líder de la Casa Blanca también aclaró que China sería un punto clave de sus aranceles, en conjunto al BRICS, donde denominó hasta un 100% para sus miembros. De ser posible, generaría un descalabro económico mundial sin parangón. La cosa sola con China sería una reversión de la ya vivida previamente Guerra Comercial. Pekín no corre el peligro que si México y Canadá, entendiendo que se habla de economías totalmente diferentes pero que podría afectar al comercio internacional. Parece ser que es momento de que China y Estados Unidos se vean las caras en el concierto económico.

Tecno – política del siglo XXI

La complejidad del panorama económico mundial tiene otro ribete interesante y es la tecnología. El avance imperante en todos los campos de desarrollo humano han generado una irrupción tal, a la cual la política no le es ajena. No es casualidad que Elon Musk forme parte del gabinete de Trump, ni que Bezos y Zuckerberg acompañen a su gobierno desde el marco empresarial. 

Ya no circunscriptos meramente a la situación comunicacional o mediática, el espaldarazo de estos magnates tiene que ver con una tendencia creciente hacia gobierno tecno – político. Allí, el desarrollo económico está estrechamente ligado a una competencia tecnológica con sus rivales geopolíticos. Si bien, históricamente, siempre fue la tecnología el motivo de avance de las sociedades, pero hoy, más que nunca, está presente la puja por la hegemonía del avance tecnológico entre las potencias geopolíticas. 

Quien domine las mejores y más sofisticadas tecnologías puede asestar golpes bajos a su contrincante. Inmiscuido en la banalidad de las redes sociales y la comunicación, las realidad tecnológicas juegan una parada ideológica importante. Por algo la restricción y posible compra de Estados Unidos de parte de TikTok ha sido tan polémica, o la denominada “carrera de inteligencia artificial” pisó tan fuerte. 

Los diseños tecnológicos hoy mueven los intereses nacionales en un mundo multipolar, en donde se necesitan recursos claves y para ello la distribución zonal de influencias es estratégicamente importante para las potencias. 

El mundo espera que el avance tecnológico y la inteligencia artificial solucione problemas claves como la optimización laboral o la sanidad especializada, sin embargo, para Estados Unidos y China, principalmente, la cuestión va por otro lado. Casi como reviviendo años de la Guerra Fría, el conflicto es casi un movimiento de espionaje y control, con el fin de mantener en raya al contrincante pero sin descuidar los conflictos internos. 

Los aranceles de Trump a México y Canadá son por cuestiones económicas, y a China por la puja de la hegemonía tecnológica mundial. Un nuevo mundo se abrió por completo con la llegada al poder de Trump, y con ello, hay nuevos escenarios de disputa y con varios frentes dominantes. ¿Y el “Tercer Mundo”? Un espectador que espera su tiempo para ser usado por alguno de los bandos. 

Compartí esta noticia !

Los ríos de cocaína en el Amazonas

Compartí esta noticia !

Escribe Nádia Pontes, de São José dos Campos, Revista Piauí. Brasil tiene aproximadamente 8.000 kilómetros de frontera con tres países que concentran el cultivo de coca en la región, dividida de la siguiente manera: Colombia (61%), Perú (26%) y Bolivia (13%), según el informe mundial de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés). Hasta principios de los años 2000, las principales rutas de tráfico pasaban por América Central y el Caribe o se dirigían directamente hacia Norteamérica y Europa, donde se encuentran los mayores compradores.

A mediados de la década de 2000, la Amazonía brasileña comenzó a figurar en este mapa. Brasil, que hasta entonces ocupaba la décima posición en volumen de cocaína incautada, actualmente se encuentra en el tercer puesto, detrás de Estados Unidos y Colombia, según datos de la UNODC de 2021. Fue en esa misma época cuando el gobierno brasileño invirtió en fortalecer el control de las fronteras y el espacio aéreo en la Amazonía, una región que alberga la mayor selva tropical del planeta y tiene una baja densidad poblacional, con aproximadamente 5,6 habitantes por km².

La Ley del Abate y el control del espacio aéreo

Una de las medidas para frenar el tráfico de drogas fue la implementación de la denominada Ley del Abate en 2004. La norma fue sancionada por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva tras un extenso debate en el Congreso y con las Fuerzas Armadas. La ley indicaba que el gobierno estaba dispuesto a “combatir, con las armas adecuadas, la invasión de nuestras fronteras por parte de bandas internacionales de narcotraficantes”, declaró en ese entonces el ministro de Defensa, José Viegas Filho.

En aquel momento, el país estaba montando su propia infraestructura para actuar en este ámbito, ya que el control sobre el espacio aéreo amazónico era limitado, lo que facilitaba los vuelos cargados de drogas provenientes de países andinos. En 2002, el Sistema de Vigilancia de la Amazonía y el Sistema de Protección de la Amazonía (Sivam/Sipam) entraron en operación con el objetivo de incrementar la vigilancia y el control del tráfico aéreo y fronterizo, monitorear comunicaciones clandestinas, detectar rutas de tráfico y contrabando, e identificar pistas clandestinas y explotaciones mineras ilegales.

Años después, en 2005, se puso en funcionamiento el Cuarto Centro Integrado de Defensa Aérea y Control de Tráfico Aéreo (Cindacta IV) en Manaos.

Desde la entrada en vigor de la Ley del Abate, la Fuerza Aérea Brasileña (FAB) reportó una reducción inmediata del 32% en el número de vuelos irregulares. La primera intercepción de un avión sospechoso se hizo pública en 2009, cuando una aeronave procedente de Bolivia fue objeto de disparos de advertencia por parte de militares brasileños tras la negativa del piloto a acatar órdenes. Luego de los disparos, el avión, que transportaba 176 kg de pasta base de cocaína, aterrizó en una carretera de tierra en el estado de Rondônia.

Un estudio vincula la restricción del espacio aéreo con el aumento de incautaciones de droga. Con la migración de parte del tráfico ilegal hacia los ríos y carreteras, Brasil duplicó la cantidad de cocaína interceptada por mar, tierra y aire entre 2004 y 2005, pasando de 7,7 toneladas a 15,7 toneladas, según estadísticas de la ONU de la época.

El narcotráfico y la adaptación a la geografía amazónica

Sin embargo, la estrategia para dificultar el tráfico aéreo de drogas puede haber fomentado un nuevo problema. Según un estudio de investigadores brasileños, la geografía de la selva favoreció la rápida adaptación del narcotráfico. Cinco de los mayores afluentes del río Amazonas nacen en los Andes, son navegables la mayor parte del año y conectan la producción de cocaína con Manaos, desde donde la droga puede ser transportada a otros estados brasileños o a otros países a través del aeropuerto internacional o el puerto de la ciudad.

El análisis sugiere que la violencia en las ciudades situadas a lo largo de estas rutas cambió de patrón después de la implementación de la Ley del Abate. “La violencia en un municipio que estuviera en una ruta fluvial proveniente de Colombia, por ejemplo, no estaba muy correlacionada con la producción de cocaína en ese país. Pero, tras el monitoreo del espacio aéreo, esta relación aumentó”, explicó el investigador Soares.

El estudio también indica que un efecto local de esta reconfiguración del tráfico de drogas ha sido el incremento en las muertes por sobredosis, lo que, según los investigadores, sugiere una mayor disponibilidad de droga en circulación. “Observamos que varios municipios que no registraban casos de sobredosis antes de 2005 comenzaron a tener episodios esporádicos desde entonces”, señalan los investigadores, advirtiendo además sobre la probable subnotificación de casos.

Desafíos para la seguridad en la Amazonía

Los investigadores advierten que es prácticamente imposible enfrentar el problema en una región del tamaño de la Amazonía, que es más grande que la Unión Europea, solo con la presencia de fuerzas policiales o militares. “Es necesario desarrollar un uso de tecnología capaz de monitorear la situación y generar alertas que activen respuestas”, sugiere Soares, mencionando el empleo de drones, radares móviles y una mejor coordinación entre los organismos de fiscalización y las autoridades de los países vecinos.

Otra acción clave es ofrecer a las comunidades locales alternativas económicas que generen ingresos, preserven la selva y mantengan sus modos de vida tradicionales, con el objetivo de evitar su vinculación con el narcotráfico y prevenir el establecimiento de grupos criminales con control monopólico en la región.

La disputa por el control del tráfico en la Amazonía

El Foro Brasileño de Seguridad Pública ya había señalado en un informe de 2022, citado en el estudio sobre los “ríos de cocaína”, la disputa por el control del tráfico en la Amazonía. La investigación destaca que, entre 2015 y 2016, facciones del sudeste de Brasil, como el Comando Vermelho (de Río de Janeiro) y el Primer Comando de la Capital (PCC, de São Paulo), comenzaron a disputar el dominio de la región.

El informe también menciona que “algunas facciones locales comprendieron mejor los mecanismos de funcionamiento de las redes ilegales en la Amazonía”, lo que llevó al surgimiento de organizaciones criminales regionales, como la Familia del Norte, en el estado de Amazonas.

Los investigadores del Insper y la Universidad de São Paulo (USP) analizaron las tasas de homicidios a partir de 2015 para evaluar si hubo un aumento de muertes debido a la intervención de estas facciones. Sin embargo, los datos muestran que la tasa de homicidios se mantuvo relativamente estable desde la implementación de la restricción aérea en 2004.

Finalmente, los investigadores subrayan que, además de los esfuerzos nacionales para contener el crimen organizado, es fundamental una cooperación internacional, “especialmente en la región andina, para garantizar un enfoque coordinado contra el tráfico de cocaína, con un mayor intercambio de información y mejores prácticas de seguridad transnacional”.

Compartí esta noticia !

Categorías

Solverwp- WordPress Theme and Plugin