Carne podrida
Escriben Guillermo Knass y Martín Leiva Varela, ECONEA. El panorama electoral, el atraso cambiario y los últimos informes de inflación inundan el análisis económico de estos días. Por eso, se dice que la Argentina es un país de corto plazo, porque siempre ocupan la primera plana las discusiones y las políticas, mientras que temas coyunturales y los estructurales, los que hacen que un país pegue el salto en base a un crecimiento sólido y sostenido a través de los años quedan desplazados.
La producción de alimentos fue uno de los pilares del desarrollo económico nacional de principios del siglo XX, empujada por los numerosos embarques de carne y trigo provenientes de la inagotable productividad de la pampa húmeda. Del modelo agroexportador se pasó (o se quiso pasar) al modelo de desarrollo industrial a mediados del siglo pasado, volviendo al agro exportador combinado con un hibrido de paraíso financiero en los 70, y así se sigue, sin definir una identidad productiva o cambiándola a cada rato.
Mientras tanto, el principal socio del MERCOSUR desplazó a la Argentina, incluso de ser el principal exportador de carnes del mundo.
Desde 2003 (año clave para la recuperación de los commodities de Latinoamérica), Brasil prácticamente quintuplicó sus exportaciones de carnes al mundo. Sin analizar la profundidad del tema, puede decirse que esta es una política de largo plazo ya que su resultado muestra un crecimiento sostenido desde finales de los noventa.
Argentina, en cambio, tuvo una política oscilante al menos en cuanto a ganado vacuno se refiere.
Como se observa en el gráfico, en los años noventa las exportaciones de carne superaban al gigante vecino. Luego los dos países emprendieron la gesta exportadora de alimentos de los 2000, donde a posteriori Argentina se quedó debatiendo entre el conflicto rural cuando Brasil duplicó las exportaciones del país.
Misiones, que tan solo participa con un 0,9 % sobre el total de Stock Bovino en miles de cabezas, muestra un promedio en los últimos ocho años de 415 mil cabezas.
Las exportaciones de Misiones del rubro carnes y su derivados desde el 2009 siguieron la misma tendencia nacional, donde cayó un 67,2 % si se compara lo exportado en el año 2009 (u$s 122.317.543) con lo efectuado en el año 2016 (u$s 40.082.048), participando en el último año dicho rubro en el 12 % de las exportaciones totales de la Provincia.
¿Qué paso en Brasil?
Las noticias son de público conocimiento. En resumen, empresarios inescrupulosos exportaban carne en mal estado, y adulterada con químicos no aptos para el consumo y para ello pagaban coimas a diversos funcionarios encargados de los controles sanitarios. Para entender la magnitud del escándalo, basta ver que el mundo se hizo eco del tema. Por ejemplo, la BBC de Londres (http://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-39327633) decía textualmente:
“Desde que la Policía Federal de Brasil reveló la semana pasada los resultados de la Operación “Carne Débil” (Carne Fraca, en portugués) y confirmó la adulteración y “maquillaje” de carne bovina y aviar en mal estado por parte de varias empresas, no sólo los brasileños han comenzado a preocuparse por la carne que consumen.
Y no es para menos: Brasil es el principal exportador de estos productos en el mundo. Anualmente, el gigante sudamericano vende US$5.500 millones de carne de res y US$6.500 millones en pollo.
¿Por qué importa?
En cualquier país que la policía revele que la carne que se consume internamente y que se exporta está podrida es muy grave.
Sin embargo, en Brasil este escándalo tiene un alcance global: no sólo es el mayor exportador de carne de vaca y de pollo del mundo, el cuarto de carne de cerdo, sino que ese rubro comercial representa el 7,2% de las exportaciones del país, en una economía que ya lleva dos años en recesión.”
¿Y nosotros que?
Las noticias del escándalo brasilero fueron vistas con una sonrisa por varios sectores que avizoran una oportunidad para el mercado cárnico argentino.
La lógica es, China y otros países dejan de comprar carne brasilera y pasan a comprar más carne argentina, con esto exportamos más, traemos más dólares y nos salvamos de vuelta.
Falacia 1: Argentina no necesita que la carne Brasilera sea mala para vender más, tenemos un status libre de aftosa y del mal de la vaca loca que la siguen teniendo entre las de mejor calidad.
Falacia 2: Brasil no va a dejar de exportar carne al mundo por esto, de hecho fueron sus controles internos los que detectaron el problema y lo expusieron…cuando demuestren que lo superaron van a volver a vender. De hecho, ya china levanto la suspensión impuesta para el ingreso de carne brasilera.
Falacia 3: Nosotros no exportamos más porque no producimos más, o sea que por más que Brasil cierre completamente sus exportaciones las nuestras no van a pegar un salto, por el simple hecho de que no tenemos mucho más que exportar. De hecho, comparando los dos gráficos de exportaciones vemos que a principio de los 2000 ambos países crecieron de manera acelerada y conjunta.
Conclusión de corto plazo:
La lección que nos deja este panorama es que no necesitamos que a Brasil o a otro le vaya mal para que a nosotros nos vaya bien (no es la final del mundial). De hecho, hoy podríamos exportar lo mismo que Brasil sin necesidad de desplazarlo, dado que la demanda de alimentos del mundo sigue creciendo en el largo plazo.
Por otro lado, esperar que a Brasil le vaya mal para que a nosotros nos vaya bien implica que cuando corrijan sus cosas a nosotros no va a volver a ir mal y así siempre estaremos esperando por la debilidad ajena en vez de pensar en nuestra propia fortaleza.
Volvamos a exportar carne, no porque Brasil nos deja sino porque supimos y sabemos hacerlo mejor que nadie.