Con ofertas imposibles, ¿Quién se queda con la rentabilidad de la yerba mate?

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En las góndolas de los principales supermercados e hipermercados se puede encontrar yerba de primera marca a 2.560 pesos. Incluso menos. A veces un poco más. La competencia es feroz en la guerra de ofertas en la que todos pierden hacia abajo de la cadena productiva.

Esos precios no cubren el costo de producción, desde el que está en la chacra hasta el molino. Simplemente, no alcanza. Y obliga a toda la cadena a tirar para abajo los valores de la materia prima y sacrificar rentabilidad a costa de seguir sosteniendo cuota de mercado. ¿Quién se queda con la mayor porción del negocio yerbatero? El mito tiende a apuntar a la industria, pero en realidad, una mirada más minuciosa permite poner en dudas esa percepción. Es el sector que más arriesga, junto a la producción, además del empleo directo e indirecto que se genera a partir de su participación en la cadena.

Para entender el reparto desigual, hay que desarmar el precio hacia atrás: a un paquete en góndola a 2.500 pesos, hay que restarle el IVA del 21 por ciento. Da como resultado 2.066 pesos. Más Ingresos Brutos y tasas. Con ese precio, se debe garantizar una rentabilidad de entre el 30 y 40 por ciento. Para eso, el precio a salida de molino debería estar en 1.475 pesos más IVA. 

Para hacer un kilo de yerba molida se necesitan dos de canchada, lo que da un precio por kilo de canchada de 737 pesos. Un kilo de molida, en costo ( yerba mate canchada, estacionamiento, molienda, envasado,comercialización, logística etc) equivale a dos kilos de canchada.

En el secadero, el precio de la hoja verde se multiplica por 3,8 (3 kilos de hoja verde más costos de secado). 

Hoy, con precios promedio de entre 230 a 250 -como cerró la zafra en octubre, aunque hubo precios más bajos-, el kilo de canchada debería ubicarse en 950 pesos.

¿Cómo hacen entonces los grandes supermercados para ofrecer yerba tan barata? Capacidad de compra, presión sobre los proveedores y stock. La yerba que está hoy en la góndola fue comprada hace un año o más, con valores más bajos y pagos a plazo, lo mismo que hoy padece -en otra escala- la producción primaria. También juegan fuerte algunas marcas, que, con tal de ganar o sostener mercado, sacrifican rentabilidad, lo que obliga al resto de los competidores a igualar ofertas para no perder posiciones. 

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Una yerba en góndola a 2.500 o tres mil pesos achata toda la cadena y obliga a bajar incluso más los precios. Los especialistas advierten que la tendencia marca que el precio seguirá bajando, cuando la solución sería que aumente en góndola y mejore la rentabilidad de todo el sector. Pero ¿Cómo conseguir que la yerba aumente en góndola en momentos en que se persigue derrotar a la inflación?

Esa perspectiva es dañina para todo el sector. La industria resigna márgenes con costos operativos que no pararon de subir en el último año. Energía -en una provincia que carece de gas natural-, combustible y logística, son variables que impactan de lleno en una industria que concentra cerca de cinco mil empleos directos y que no ha tenido despidos. A la industria se le debe computar también el costo financiero del capital inmovilizado y los costos derivados para estacionar, además de seguros, logística interna, pérdidas por derrames, etc.

Del otro lado de la cadena, también hay zozobra. Por costos de producción, la hoja verde debería valer 320 pesos. 

Un estudio realizado por los economistas Javier Gortari y Leonardo Batista, marca que para una cosecha anual del orden de los 900 millones de kilos de hoja verde -este año la cosecha está al borde de los mil millones de kilos si se realiza la zafriña que por ahora está en dudas-, cada 100 pesos menos que se le paga al productor por kilo, implica una caída de ingresos totales para el sector primario del orden de los U$S 90 millones (calculando con un dólar de $1.000). Como la baja en los precios rondó los $200 por kilo de hoja verde, la pérdida se duplica. Considerando que son 13.000 los productores registrados por el INYM, el impacto de la aplicación del DNU 70/23 implicó una pérdida anual promedio del orden de los 14.000 dólares por productor. 

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Radiografía del costo yerbatero

Precio final al consumidor: $3.000, que representa el 100% del valor.

Margen del comercio minorista: El margen de ganancia para el comercio es de $397,93.

Impuestos aplicados al comercio minorista:

  • IVA (21%): $520,66.
  • Ingresos Brutos (4,5%): $111,57.
  • Tasas Municipales: $19,83.
  • Costos de adquisición: $1.950.

Distribución por sector:

  • Estado (nacional y provincial): $732,57 (aproximadamente el 24,4% del precio total).
  • Comercio: $397,93 (13,3%).
  • Molino: $791,50 (26,4%).
  • Secaderos: $192,29 (6,4%).
  • Producción: $885,71 (29,5%).

Resumen de costos en cada etapa:

  • Molinería: Los costos de adquisición ascienden a $1.950.
  • Secaderos: $1.100 de costos de adquisición.
  • Productores: La participación del productor es de $885,71 -tres kilos de hoja verde por uno de canchada-, representando un 29,5% del precio final.

Costos e impuestos por etapas: Cada etapa de la cadena tiene sus impuestos específicos (Ingresos Brutos, tasas municipales) y costos de producción.

Los gráficos muestran el desglose del precio de un paquete de yerba mate de 1 kg, cuyo costo en góndola es de $3.000, dividido en montos en pesos y en porcentajes para cada sector de la cadena de producción y comercialización.

Participación en montos ($)

  • Estado: $732,57.
  • Comercio: $397,93.
  • Molino: $791,50.
  • Secaderos: $192,29.
  • Productores: $885,71 (tres kilos de hoja verde).
  • Otros costos: $1.078 (posiblemente incluyendo costos indirectos o adicionales no especificados en detalle).

Participación en porcentajes

  • Estado: 25% del precio final.
  • Comercio: 13%.
  • Molino: 36%.
  • Secaderos: 6%.
  • Productores: 30%.

Observaciones

  • El molino y los productores representan las mayores proporciones del precio final, con un 36% y 30%, respectivamente. Esto refleja el peso significativo de las etapas de procesamiento y producción en el costo total.
  • Los impuestos o aportes al Estado también son importantes, alcanzando un 25% del precio final.
  • La participación del comercio (13%) y los secaderos (6%) es menor en comparación con los otros sectores.
  • La desregulación del sector, impuesta por el DNU del presidente Javier Milei demolió la rentabilidad del sector productivo al eliminar los precios mínimos que fijaba el Instituto Nacional de la Yerba Mate. Eso hizo que hoy sean los más perjudicados de la cadena.

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