
Bitcoin se sostuvo en un Q1 de cambios para cripto
Cómo se desempeñó Bitcoin y el mercado cripto en el primer trimestre del año, un período marcado por las políticas pro-cripto de Trump, pero también por una incertidumbre económica y geopolítica global que impactó en los principales tokens.
El primer trimestre del año quedó marcado por las políticas pro-cripto de Donald Trump, pero no fueron suficiente para revertir la incertidumbre económica y geopolítica global generalizada. Los principales tokens del mercado sufrieron caídas de hasta un 50%, y el impacto fue mayor en memecoins, tokens de IA y los NFT. Bitcoin, sin embargo, logró sostenerse luego de haber marcado su ATH vigente el 20 de enero.
Con el cierre del primer cuarto del año aparecen los análisis trimestrales habituales, y lo primero que salta a la vista es que este Q1 2025 resultó intenso para el mercado cripto pero no del modo esperado. El crecimiento del sector durante 2023-2024 y el regreso a la presidencia estadounidense del ahora procripto Donald Trump generaban altísimas expectativas para estos meses. Algunos especialistas incluso esperaban nuevos máximos con Bitcoin encima de los 120.000 USD a esta altura del año. En su lugar, vimos la continuidad de la corrección iniciada en la última parte de 2024, con una caída trimestral de alrededor del 13% para Bitcoin y pérdida de valoración para todas las criptomonedas top 20, algunas con bajas de hasta un 50 por ciento.
Con el lanzamiento de su propia memecoin ($TRUMP) y la de la primera dama ($MELANIA), el anuncio de una reserva estratégica cripto para Estados Unidos, cambios en cargos clave y otras medidas con impacto inmediato y directo en el ecosistema, Trump se convirtió en la figura central de cripto en el Q1. Sin embargo, el optimismo inicial, coronado por la llegada de Bitcoin a un nuevo máximo histórico de 109.114 USD el día de la toma de mando, se desdibujó con el paso de las semanas. Tuvieron que ver el clima general de incertidumbre en los mercados por la economía a nivel global y sobre todo en Estados Unidos. La caída del 19% en la capitalización del mercado cripto, el desempeño negativo de las principales criptomonedas como Ethereum y Solana, y los flujos negativos de ETF cripto contribuyeron a un sentimiento bajista en el Q1. Además, factores como la incertidumbre macroeconómica y los cambios en las políticas comerciales también influyeron en este declive.
Bitcoin, entre las más resistentes de un mercado a la baja
El mismo día de la asunción de Trump, el 20 de enero, Bitcoin llegó a marcar su máximo histórico vigente, de 109.114 USD, aunque sólo se mantuvo diez días por encima del nivel de los 100.000 dólares. La criptomoneda líder se movió entre los 90.000 y los 100.000 USD durante la mayor parte de enero y febrero, y siguió su corrección en marzo, con un piso para el Q1 de alrededor de 78.500 USD el 10 de marzo. Y el cierre del trimestre, al 31 de marzo, fue en torno a los 82.200 USD, una caída del 13% desde el inicio de 2025, que es un poco inferior a la media del mercado.
Si bien una caída aislada de un activo de un 13% no tiene tono de hecatombe y está dentro de las variaciones que habitualmente las criptomonedas pueden tener incluso en un día o en pocas horas, si se toma en cuenta el contexto reciente sí funciona como un indicador de incertidumbre. No obstante, en una mirada aún mayor es una corrección que es lógica, es esperable y en un punto hasta es saludable para el ecosistema. Bitcoin tuvo un crecimiento fenomenal entre 2023 y 2024, llegando a marcar varios nuevos máximos consecutivos, el último el 20 de enero de este año. Y su precio actual sigue estando bastante por encima de los valores de cierre de marzo de 2023 (28.500 USD) y de 2024 (71.300 USD).
De las 20 principales criptomonedas por market cap, desde el 1º de enero se dieron descensos de entre el 35 y el 50% en los precios de los tokens de Ethereum (ETH), Solana (SOL), Dogecoin (DOGE), Chainlink (LINK), Stellar (XLM), Avalanche (XLM), Shiba Inu (SHIB), Sui (SUI), Hedera (HBAR) y Polkadot (DOT). También fueron significativas, aunque un poco menores, las caídas de BNB (-16%) y LTC (-22%). Los únicos tokens del top 20 que tuvieron una mejor performance que Bitcoin lo hicieron igualmente a la baja, y fueron el de Ripple (XRP, -11%) y el de Tron (TRX, -8%).
Este cambio de clima generalizado llevó al enfriamiento en los segmentos de las memecoins y alts de baja capitalización, en los tokens de agentes de IA y en el mercado de NFT. El interés y el dinero pasaron a campos menos experimentales, como DeFi y las redes L2. En ese sentido, el uso creciente de stablecoins 1:1 al dólar estadounidense (como USD1, de la empresa World Liberty Financial, asociada a Trump) es otro indicador de cómo las posiciones se están replanteando. Sólo en el segundo trimestre de 2024, se movieron más de 8,5 billones de dólares a través de más de 1100 millones de transacciones con stablecoins, el doble que las procesadas por Visa en el mismo período.
Estados Unidos encabeza la nueva era de adopción
La mención constante al empresario estadounidense se basa en que su regreso a la presidencia se dio con un impacto directo en el mercado cripto. En cuando a regulación, cambió el panorama, reduciendo restricciones y designando funcionarios pro-cripto en posiciones clave de su administración: Elon Musk como director del Departamento de Eficiencia del Estado, Paul Atkins como presidente de la SEC o David Sacks como “zar de criptomonedas e inteligencia artificial”.
Para cerrar el trimestre, la Corporación Federal de Seguro de Depósitos de Estados Unidos (FDIC) acaba de emitir un nuevo lineamiento que permite que los bancos bajo su supervisión participen en actividades relacionadas con criptomonedas sin necesidad de aprobación previa. La norma anterior, establecida en 2022, obligaba a las entidades bancarias a tramitar un permiso explícito antes de incursionar en cripto, pero ahora los bancos van a poder realizar actividades permitidas siempre que se consideren los riesgos de mercado, liquidez, ciberseguridad y lavado de dinero.
Pero de todos los anuncios previos y posteriores a la toma de mando de Trump, tal vez el más resonante fue la promesa de una reserva nacional estratégica que incluye los más de 198.000 bitcoins confiscados en casos criminales, además de tenencias menores de ETH, XRP, SOL y ADA. Esta reserva es un hito en la adopción institucional de criptoactivos, a la par o incluso por encima del peso que tuvo en su momento la validez de Bitcoin como moneda legal en El Salvador. Mientras tanto, en el sector corporativo también se consolidó la incorporación de criptoactivos a los balances corporativos, como una estrategia para empresas que buscan diversificar reservas y optimizar su gestión de capital.
Sin embargo, el anuncio de la reserva llegó con un pequeño revés: la expectativa era que se anunciara un plan de compras masivas y progresivas de BTC por parte del gobierno de Estados Unidos, que en vez de eso informó que no se comprarían más criptomonedas para el armado de esa reserva, que se haría con cripto que el gobierno estadounidense ya tiene. Eso generó cierta decepción en el mercado y tapó un anuncio marcadamente bullish: el gobierno aseguró que no va a vender ninguna criptomoneda confiscada. Esta indicación disolvió la presión bajista que podría generar la salida a la venta de casi 200.000 bitcoins, equivalentes a más de 16 mil millones USD.
El contexto comercial y geopolítico global
También sobre el cierre del Q1, el miércoles 19 de marzo, la Reserva Federal dejó sus tasas de interés sin cambios (4,25-4,5%) pero llamó la atención sobre el estado de la economía de Estados Unidos al bajar su pronóstico de crecimiento (del 2.7% al 1.7%) y subir los de inflación (de 2,5% a 2,7%) y desempleo (de 4,3% a 4,4%). En líneas generales, un menor crecimiento y una mayor inflación llevan a las personas y empresas a buscar formas alternativas de proteger sus fondos, lo que podría aumentar la adopción de criptomonedas. Por otro lado, que no se bajen las tasas y que aumente el desempleo podrían frenar ese entusiasmo. El desenlace dependerá de cómo los participantes del mercado interpreten los riesgos y oportunidades del momento, y cómo actúen.
Lo que estamos viendo en este proceso es el rol que va tomando Bitcoin en un escenario global con conflictos geopolíticos (Ucrania, Gaza, Medio Oriente) y comerciales, con Estados Unidos y una “guerra de aranceles” que tal vez no sea tan salvaje, pero que suma a la incertidumbre general. No es menor que en estos meses Trump también haya firmado una orden ejecutiva prohibiendo las monedas digitales de bancos centrales (CBDCs) extranjeros en Estados Unidos, reforzando su visión de proteger al dólar y posicionar al país como “la capital cripto del mundo”.
En lo comercial, las tensiones arancelarias con México, Canadá y China impactaron los activos de riesgo, incluyendo criptomonedas. La decisión de posponer aranceles a Canadá y México hasta abril trajo alivio temporal, pero con China la fricción escaló tras los nuevos gravámenes mutuos. El encarecimiento de los productos de origen extranjero también tiene impacto en la inflación general, y sobre todo en industrias como la automotriz. Esto reduce el dinero disponible u ocioso para inversiones de riesgo, como son las criptomonedas. Por otro lado, la aplicación cada vez más estricta de la regulación MiCa, afectó la liquidez de los exchanges europeos y generó liquidaciones bastante masivas de algunas altcoins. La integración cada vez mayor de cripto a la economía y al sistema financiero global tiene como consecuencia que el ecosistema blockchain también va quedando más expuesto o conectado con este tipo de vaivenes de origen externo.
Perspectiva para el mercado cripto
Es que, aun con estos desafíos, el protagonismo de cripto en el mundo en 2025 es innegable. Este año se van a cumplir 16 años desde la aparición de Bitcoin, y en ese tiempo ha crecido un +171240000% desde su mínimo histórico contemplado por CoinMarketCap (0,04865 USD), llegando a consolidarse entre los 10 activos más importantes del mundo por capitalización de mercado. De hecho, durante 2024, Bitcoin pudo superar por primera vez la marca de los 2 billones de dólares de capitalización.
Las políticas de Trump, como la reserva estratégica, mantienen a tope la expectativa de una adopción cada vez más amplia. Mientras que Bitcoin y las principales criptomonedas siguen consolidándose como herramientas frente a problemas globales como la inflación. El uso de cripto crece entre personas, empresas y estados.
Por todo esto, mi visión no deja de ser optimista: aunque el Q1 2025 haya acelerado la corrección tras el rally de 2024, el potencial de crecimiento a mediano plazo permanece intacto, impulsado ahora por gobiernos pro-cripto y la creciente adopción minorista. Ya tenemos los ETF al contado de Bitcoin y también de Ethereum, ya tuvimos el cuarto halving, ya hay consenso sobre Bitcoin como reserva de valor, ya hay empresas enormes y gobiernos usando y atesorando criptomonedas. Y también está el liderazgo global de un presidente y un gobierno de Estados Unidos cada vez más cercanos a cripto. Por todo esto, independientemente de cuestiones momentáneas del mercado como precios y market cap, las expectativas están intactas.