Al Kamar, donde la luna está al alcance de la mano

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Al Kamar “Es una filosofía de vida”, reflexiona Graciela mientras camina por un sendero boscoso donde asoman ejemplares nuevos de metro, metro y medio, de árboles de distintas especies nativas. El bosque nativo se proyecta como un cordón ecológico que haga de puente con el flamante Campo San Juan, la flamante reserva de manejo conjunto entre Misiones y la Nación. 

Graciela Turrella de Ruiz es la dueña de Al Kamar, un lodge que está justo en la transición entre el monte y los últimos pastizales del sur misionero. A la izquierda, a lo lejos y cruzando la ruta se erige majestuosa la Cruz de Santa Ana, en cuyas laderas también se desarrolla el proyecto de rewilding que llevan adelante varios dueños de chacras en la zona con el soporte profesional de jóvenes de la zona. 

Al Kamar está asentado en la cima de una loma, en un predio de 25 hectáreas donde abundan los árboles frutales silvestres. Mucha sombra, pájaros revoloteando y una vista interminable de distintas tonalidades de verde. 

Graciela tiene 66 años pero una vitalidad envidiable. Al calor del mediodía misionero, se toma su tiempo para mostrar los nuevos ejemplares que fueron plantados por el equipo de reconstrucción del monte. En el bosque que lentamente recupera volumen, hay varios plantines más a la espera de su lugar en la tierra. Guatambú amarillo, mamones, guabiroba y urunday emergen en la mezcla de monte y pastizales.

“Queremos que sea una reserva que conecte el cerro con el campo, que sea un soporte ecológico del Campo San Juan”, explica Graciela a Economis. En la chacra, diez hectáreas se destinaron a la recuperación del monte. En la zona deben ser más de cien, con los productores vecinos. 

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En la calma del lugar, cuenta, los animales comienzan a asomar a sabiendas de que están en territorio seguro: tatúes que se creía ya no había, pavo del monte, pájaros, gallinetas y zorros abundan. Cámaras trampa prometen revelar más sorpresas. En el Campo San Juan, a unos pocos kilómetros, el ecosistema sorprendió por su amplitud. 

Nacida en San Martín, provincia de Chaco, Graciela siempre estuvo en contacto con la naturaleza y cuando vino a Misiones decidió invertir en algo que le permitiera “recibir gente”. Así nació Al Kamar como concepto, que se transformó en un exclusivo lodge con tres amplias cabañas diseñadas con confort y modernidad, sin romper la armonía del paisaje. El hospedaje se completa con cuatro habitaciones más en categoría cuatro estrellas. 

El lugar es administrado por Graciela y el menor de sus seis hijos. Cuenta con un restaurante abierto al público, con una propuesta gastronómica de primera línea y verduras cosechadas en la huerta orgánica que está a unos pocos metros de la entrada, donde se cosechan lechugas, tomates, pepinos y otras verduras. 

También hay una pequeña sala de convenciones y dos piscinas, una con una inigualable vista a la puesta del sol, ideal para los enamorados de la tranquilidad y la naturaleza. Antes del atardecer, el spa, rodeado de un silencio de monte, es ideal para relajar las tensiones de la ciudad. 

Por la noche el espectáculo es único. El cielo parece al alcance de la mano y hay hamacas y sillones estratégicamente distribuidos del espectáculo visual. Al Kamar significa luna llena en árabe. Y desde el cerro como balcón, parece al alcance de la mano. No hace falta luz eléctrica para andar por los senderos que rodean el casco principal. “Nos llevó más de siete años construir, lo pensamos mucho, observamos los lugares, nos encantó el lugar y la naturaleza que lo rodea y que el horizonte sea el límite para la vista”, señala Graciela, quien hace 34 años, junto a su esposo, eligió a Misiones como lugar de vida.

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El lodge, nacido de su imaginación, se impone hoy como una estimulante opción para el sur misionero. “Los que nos visitan sienten que hay una buena energía en el lugar. De todos lados, ahora muchos de Posadas, pero también de otras provincias y del exterior antes de la pandemia”, explica. La crisis sanitaria, como a todos, paralizó la actividad, pero apenas se levantaron las primeras restricciones, volvió a crecer la demanda. El aire puro rodeado de naturaleza, invita a la escapada. 

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