Carlos Andrés Ortiz

Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

¿Es el hidrógeno una tecnología madura?

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Las mismas publicaciones electrónicas que fogonean acentuadamente las “energías renovables”, están difundiendo masivamente supuestos grandes acuerdos de varios países de nuestra región, con otras naciones altamente industrializadas, para producir hidrógeno con destino a la exportación.

Lo mismo respecto a iniciativas de producciones a título experimental o en pequeñas escalas, en varias provincias nuestras; a lo que se agregó el anuncio de una mega inversión australiana en la provincia de Río Negro, del orden de 8.400 millones de dólares.

Por supuesto que de concretarse esa mega inversión, seria seguramente de efectos positivos para la realidad socio – económica de Argentina. Pero algunos aspectos centrales de la tecnología del hidrógeno, que no parece estar en un adecuado nivel de maduración, generan fundamentadas dudas técnicas muy serias, en varios especialistas energéticos.
Tres de esos especialistas, el Director Ejecutivo de la Asociación Argentina de Energías Renovables, el Contador Público y experto energético Claudio Molina; el Ingeniero Víctor Bronstein, catedrático y experto calificado en Energía; y el Ingeniero Francisco Carlos Rey, de dilatada trayectoria en la Comisión Nacional de Energía Atómica (de la cual fue vicepresidente) y hoy Consulto de la misma; expresaron dudas e incertidumbres técnicas que no parecen haber sido consideradas por varios opinantes que parecen no fundamentar técnicamente con la solidez necesaria, las supuestas ventajas y bondades del hidrógeno en el contexto energético mundial.

También se consultaron otros informes (*), pero la responsabilidad del presente artículo es de quien suscribe.
El hidrógeno es considerado un vector (transmisor) energético y no un combustible en sí mismo. Es una sustancia muy abundante en la naturaleza, pero siempre se presenta “asociado” (integrado) con otras diversas sustancias, como el agua y los hidrocarburos.

Por otra parte, es bien sabido que el proceso de separación del hidrógeno, insume más energía que la potencialmente extraíble o utilizable. Dicho en términos más simples, para separar cada molécula de hidrógeno, se utiliza más energía que la que luego se podrá extraer de la misma. O sea que, utilizar al hidrógeno como vector energético sería una ecuación energéticamente ruinosa.

Se argumenta que para obtener hidrógeno, se utilizarán energías “limpias”, lo que es una falacia total, pues ninguna fuente de energía es totalmente limpia, y mucho menos las muy promocionadas eólica y solar, presentadas casi como la gran panacea, siendo que en realidad son mucho más contaminantes que las energías hidroeléctrica y nuclear (lo cual esconden y/o tergiversan los promotores a ultranza de aquellas). Claro está que hay muy fuertes intereses económicos y geopolíticos, involucrados en esa promoción a ultranza de las “renovables amputadas” (renovables eólicas y solares), de las que caprichosamente se “amputaron” del concepto legal y de los beneficios consecuentes, de considerarse “renovables”, a las hidroeléctricas. Pero ese es otro tema, ya tratado antes.

Por otra parte, las energías eólica y/o solar, no se pueden utilizar solas, por sus intermitencias, que necesitan ser estabilizadas con energía generada por alguna Central de Base, por lo general termoeléctrica, que para funcionar quema carbón, derivados del petróleo o gas. Y esas centrales, en distintas proporciones, contaminan. O sea son insumos sucios para separar el hidrógeno.

Y si se argumentara que para estabilizar las energías eólica y solar, se las va a acumular en baterías o similares, debe recordarse que acumular la energía es un proceso caro y muy contaminante.

Claramente, la separación del hidrógeno no es un proceso neutro ni “limpio”, tiene su cuota de contaminación…pero de eso no se habla, por ser un dato “inconveniente” y “políticamente incorrecto” para el Acuerdo de París, los Atlantistas y sus intereses creados.

Una vez separado y listo para usar (lo que requiere una logística bastante compleja), el único “residuo” es agua, u oxígeno, pero para llegar a eso, hay una larga y nada neutra huella de carbono.

Parece que los europeos que quieren llevarse el hidrógeno, pretenden dejar todo el proceso de separación y casi toda la logística (con sus contaminaciones) en nuestros países de Íbero América), mientras que ellos, los desarrollados, exhibirán un insumo energético ya limpio, con el cual disminuirán sus índices muy altos de contaminaciones. ¡Pero casi toda la contaminación del procesamiento del hidrógeno, se contabilizará en los países subdesarrollados que los abastezcan!

El hidrogeno se puede separar de los hidrocarburos (carbón, petróleo, gas), o del agua, designándolos con distintos colores, según la fuente de la que se extrae.

A mayor densidad del elemento del cual se extraerá, mayor contaminación en el proceso de separación del hidrógeno. Los menos complejos (según informes previos) y menos contaminantes, son el “azul” (extraído del gas natural) y el “verde” (del agua).

Una vez que se tienen las moléculas de hidrógeno separadas, se debe realizar todo el proceso de logística para ponerlo a disposición de los usuarios.

Esa logística es muy compleja, seguramente muy costosa, y muy poco o nada desarrollada. Y este no es un dato menor.

La mega inversión que se radicaría en Río Negro, posiblemente esté cerca del mar, lo que simplificaría el proceso de carga en buques tanques especiales, pues posiblemente podrían recibir el hidrógeno vía ductos especiales.

En el destino de desembarque, el proceso sería inverso, hasta la planta de almacenaje. Desde allí se deberá establecer el transporte, hasta los sitios de carga del vector energético, el cual según se dijo, se utilizará exclusivamente para abastecer el transporte pesado, o sea barcos cargueros, trenes y camiones pesados de carga.

Por supuesto, todo el proceso, desde la separación a escala industrial, pasando por toda la compleja logística y la distribución final al consumo específico, cabe suponer que requerirá un manejo muy cuidadoso, para evitar accidentes o fugas. Todo eso implica costos económicos y costos ambientales asociados.

Parece altamente improbable o al menos muy lejano, que el hidrógeno pueda ser utilizado masivamente, por lo que la absurda idea de reemplazar gasoductos convencionales de gas natural, con la provisión de hidrógeno, parece ser uno de los tantos disparates que con tanta liviandad instalan algunos opinantes poco informados, o improvisados, o peor aun, algunos personajes interesados en sembrar confusión, o con fines inconfesables.

Lamentablemente, esos dislates indefendibles, pueden llegar a ser creídos por personas bien intencionadas pero muy mal informadas, perdiéndose tiempo y dinero en teorizaciones que solo aportan confusiones.

(*) Informes consultados:
– Hacia la Economía del Hidrógeno – Ministerio de Desarrollo Productivo – Consejo Para el Cambio Estructural – Argentina.
– Estudios Sobre la Producción de Hidrógeno Verde en la Provincia de Río Negro – Argentina.
– Evaluación Técnica y Económica del Uso del Hidrógeno Verde en Aplicaciones para la Industria y Desplazamiento de Combustible Fósil – Universidad de Chile – Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas.

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Tres días sin la irrelevante generación eléctrica solar en Misiones

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Tres días seguidos de fuertes y persistentes “lluviaradas” (término regional indicativo de lluvias muy fuertes), con amagues de tormentas, y con intermitencias de cielos encapotados, con cerrados nubarrones.

Por supuesto, a consecuencia de esos fenómenos climáticos, muy recurrentes en esta provincia de abundante pluviosidad y nubosidad, la generación eléctrica solar…de los muy promocionados paneles solares, estuvo ausente por completo.

¡Y nadie lo notó, pues “no mueve la aguja” de la matriz productiva eléctrica!

Esa sumatoria de simples hechos de la realidad, prueba fehacientemente que la muy promocionada generación fotovoltaica (o generación en base a paneles solares, o como yo la denomino, con los “espejitos de colores”), es totalmente irrelevante, y que en los hechos no es ninguna solución, para las muy acuciantes necesidades a cubrirse, para que pueda garantizarse un eficiente y seguro servicio público de energía eléctrica en nuestra provincia.

Tal como cualquier honesto y experimentado experto energético sabe fehacientemente, la generación eléctrica solar es muy ineficiente, cargada de insalvables intermitencias, y solo es capaz de producir en las pocas horas diarias de heliofanía; además de ser energía muy costosa por kWh, y en consecuencia de esos y otros factores es falsamente “vendida” como energía “limpia”, pues se ocultan cuidadosamente sus muchos costos ambientales.

También, cualquier experto energético honesto y realmente capacitado, sabe que en el extenso territorio nacional argentino, las únicas áreas en las que los usualmente pobres rendimientos de los paneles solares, son algo mejores que en otras áreas de nuestra dilatada geografía, están ubicadas en el NOA y algunos otros puntos cordilleranos. En particular, en la muy seca y muy soleada Puna de Atacama, donde además las nubosidades brillan por su ausencia.

Insistir con los ”espejitos de colores” de la generación solar, en Misiones, e incluso presentarla como supuesta “gran solución energética y ambiental”, es simplemente un auténtico disparate, que si se persiste en él, nos terminará costando muy caro, no solo por los muy altos costos de esa energía (que impactan en los costos de toda la matriz eléctrica), sino por el cuadro de pobreza energética, al cual casi con seguridad seremos empujados, por el desatino de insistir en invertir y endeudarnos en una tecnología que no es nada apropiada a nuestra realidad.

Considérese que en Misiones, prácticamente uno de cada tres días llueve o es nublado, eso además que por lógica, las solares no producen de noche, cuando precisamente se da habitualmente el pico diario de la demanda eléctrica.
Además, casi todos los insumos de los paneles solares son importados, o sea que es casi nula la promoción de la industria argentina.

Mientras tanto, se tapa con un grueso manto de silencio, que en 2019, cuando colapsó el sistema interconectado nacional, a consecuencia de un muy mal manejo del mismo y de la falta de inversiones (una constante en todos los servicios públicos durante el crudo neoliberalismo del macrismo), en Misiones no padecimos dicha caída abrupta del servicio, gracias a la silenciosa y muy eficiente generación hidroeléctrica de Urugua-Í.

Es el mismo manto de grueso silencio, con el cual se pretende hacer olvidar a nuestra población, que existen ocho proyectos hidroeléctricos de mediana potencia, totalmente listos y a nivel de proyectos ejecutivos, los cuales en su momento fueron financiados con fondos y supervisados por profesionales de esta provincia. Eso además de los grandes proyectos hidroeléctricos binacionales, que con toda lógica técnica, ambiental y geopolítica deben construirse.

Pero claro, las fortísimas presiones internacionales para imponer al como sea a eólicas y solares, del Acuerdo de París COP 21, así como el accionar constante y de zapa de varias ONGs ultra ecologistas, de varios medios electrónicos alineados con esos intereses, y claramente la generosa provisión de fondos para financiar esas campañas, logran convencer a muchos, incluyendo en ello a las usualmente poco calificadas técnicamente “progresías”, que se embelesan con los discursitos medioambientales machaconamente difundidos con ese objetivo.

Y en todo ese intencionalmente confuso contexto, la opinión pública pasa a desconocer que técnicamente, las energías más eficientes y más amigables con el medio ambiente, son la hidroeléctrica y la nuclear.

No es casualidad, que los múltiples voceros al servicio de las energías “renovables amputadas” (pues amputaron de ese concepto a las hidroeléctricas medianas y grandes); esos voceros, atacan con tanta ferocidad como malicia a las energías hidro y nuclear, contra cuyas eficientes generaciones no pueden competir las costosas e ineficientes energías solar y eólica.

Alemania y España son los más claros ejemplos de las negativas consecuencias de apostar desmedidamente a esas poco eficientes tecnologías de generación eléctrica; y sus precios de la energía están sufriendo las consecuencias, además de las complejidades geopolíticas de depender en exceso de las importaciones de gas natural, al haber cancelado sus planes nucleares, y carecer por completo de capacidades de incrementar sus producciones hidroeléctricas, pues hace décadas ya construyeron todas las obras que sus sistemas hídricos podían poseer.

Las varias gruesas incoherencias en que está incurriendo el Ministerio de Energía de Misiones, no coincide ni colabora en nada, con el accionar gubernativo provincial, que en otras áreas evidencia notables concreciones, como en lo sanitario, educativo, infraestructura vial y otras.

Se ampliará el tema, en sucesivos artículo, Dios mediante.

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El desarrollo económico como el gran ausente de los debates del cambio climático

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El cambio climático es tema central en noticias, debates y análisis actuales…y todo parece prever que seguirá en el tapete como la prioridad central de la política exterior mundial, o al menos como una de las grandes prioridades para la exposición pública, aunque no coincida con los reales intereses del Estado Profundo; el cual sigue teniendo claros objetivos geopolíticos neo imperiales.

Como contrapartida a ese discurso hegemónico y excluyente, todo lo referente al imprescindible desarrollo socio económico y a librar a las naciones subdesarrolladas de las asfixiantes tenazas del poder financiero transnacional, parecen temas ausentes por completo, o poco menos.

El Papa es de los pocos, o el único, referente mundial que se refirió concretamente al tema, con total autoridad moral y sin formar parte de las fuertes disputas geopolíticas. Y seguramente es uno de los motivos por los que el establishment lo odia y ataca tanto.

Y esa aparente contradicción u “olvido”, o muy diferentes grados de importancia asignados a esos dos ejes de análisis, no parecen ser casuales, sino por el contrario podría afirmarse que conforman el meollo central de los dos objetivos del núcleo del Poder Real Atlantista.

El objetivo declamativo es el cuidado del medio ambiente como supuesta prioridad total; mientras que el objetivo real evidenciaría ser buscar mantener (o algo tardíamente recuperar) el poder real a favor del Núcleo Atlantista; el cual no tolera el mundo multipolar ni la firme marcha hacia el poder geopolítico, por parte de las Potencias Continentalistas, en particular China, Rusia y aliados cercanos.

Esa afirmación puede parecer muy dura o exagerada, si no se analiza con el debido cuidado y profundidad, el amplio conjunto de antecedentes que desde lo geopolítico, lo económico y lo declamativamente ambiental, puede evaluarse y constatarse; claro que para entenderlo es imprescindible quitar la gruesa maraña de telarañas mentales que día a día instalan y refuerzan los factores del Poder Real Profundo, por medio de sus múltiples tentáculos de difusión y de cooptación cultural, en operaciones de pinzas que evidencian estar muy bien digitadas siguiendo sofisticadas técnicas de cooptación mental a escalas masivas.

La doble vara impuesta implícitamente, se nota a poco de analizar el tema medioambiental. Los grandes polucionadores masivos del medio ambiente, han sido y son los países consolidados como desarrollados, y unos pocos de los emergentes que claramente se ganaron su lugar en el exclusivo “club” de las grandes potencias económicas; todos ellos, en diversos grados, evidencian seguir contaminando a gran escala, sin parecer tener en muchos casos, intención concreta alguna de morigerar sus procesos económicos en aras del supuesto y declamado conservacionismo. En castizo simple, promueven –en lo enunciativo- medidas supuestamente ambientalistas, pero sus prioridades están en seguir impulsando el desarrollo y el poder real, desde lo crudamente geopolítico.

Más aun, en el contexto actual de una crisis energética considerable, desatada por una conjunción de “cisnes negros” (eventos negativos no previstos, o no evaluados en sus potenciales severas consecuencias), todo parece indicar que apelaran a fuentes muy contaminantes de energía (como el carbón y el petróleo, o el hoy conflictivo gas natural), antes que inducir a una restricción del consumo.

Claro está que una restricción en el consumo, en el contexto de crisis socio económica generalizada a escala planetaria, por la pandemia, muy posiblemente podría degenerar en imprevisibles e inmanejables protestas socio políticas, que podrían patear los tableros internos del poder, de varias de las grandes potencias económicas.

Existen muchas aristas indefendibles, o al menos de muy dudosa sustentabilidad técnica, de las medidas de “cuidado ambiental”, que pese a eso son reiteradamente expuestas por las grandes agencias noticiosas y por periodistas supuestos expertos en energía.

Se analizan varios aspectos del tema energético y sus aristas ambientales, reales o positivamente conflictivos o de dudosas concretas economías ambientales efectivas.

 Promoción a ultranza de eólicas y solares. Se ocultan sus muy altos costos reales, sus contaminaciones vinculadas, y sus muchos problemas ambientales, además de la baja calidad por ser energías intermitentes.

 Casi total omisión de la hidroelectricidad, pese a ser renovable y eficiente.

 Muy poco énfasis en lo nuclear, sin considerar que produce energía de calidad, es muy segura, de menores índices de polución que eólicas y solares, ni del impulso al desarrollo tecnológico que significa la tecnología nuclear.

 Se enfatiza el posible uso masivo del hidrógeno como vector energético, pero no se explican sus limitaciones logísticas ni sus huellas de carbono, además del no menor tema de la seguridad, por su potencial peligroso índice de accidentología.

 Se demoniza al carbón, siendo que en muchas regiones o países es hoy casi insustituible, no considerándose las maduras tecnologías existentes para limitar sus poluciones, como por ejemplo lo hace China.

 Se enfatiza el uso de automotores eléctricos, pero no se explica que sus supuestos ahorros ambientales pasan a ser meramente declamativos, si recargan en sistemas eléctricos de matrices predominantemente termoeléctricas, como la de Argentina.

 El gas natural es mostrado en forma poco clara o incluso despectiva, siendo que es por mucho el hidrocarburo menos contaminante, es abundante, y claramente hoy no existen substitutos totales y eficientes que lo puedan reemplazar. Hoy es considerado como alternativa viable de transición energética hacia una matriz más limpia. Sus críticas están muy impregnadas de prejuicios muy vinculados a lo geopolítico, con la estrecha visión eurocéntrica que caracteriza al núcleo del Poder Atlantista.

 Nada se dice de los horrorosos índices de polución y de degradación humana, que son consecuencias directas del subdesarrollo, el cual a su vez el provocado por el capitalismo salvaje, pregonado y promovido por los personeros del neoliberalismo y de la globalización a ultranza.

Se sigue presionando para instalar masivamente eólicas y solares, más allá de sus limitados roles de energías complementarias, pretendiéndose que pese a sus conocidas limitaciones técnicas se las impulse como supuestas pero falaces “grandes soluciones”, pasándose por alto los acentuado encarecimientos de costos de la energía que causaron en Alemania, España, Uruguay y otros que apostaron desmedidamente a esas tecnologías, además de los elevados costos fiscales de las sumatorias de subsidios y otras ventajas sin las cuales no serían competitivas.

También trascendió que se presiona a países de África a abastecerse con “renovables” eólicas y solares en forma desmedida, lo cual hará ineficientes sus sistemas eléctricos, lo cual impedirá el desarrollo y los atará al subdesarrollo y al rol de sumisos proveedores de materias primas, imprescindibles para las naciones desarrolladas.

Algo similar están haciendo en Argentina, en donde priorizan en forma desproporcionada y con argumentos groseramente mentirosos, a eólicas y solares, con altísimos costos fiscales para subvencionar acentuadamente a esas ineficientes energías, con lo cual nos están llevando a un preocupante escenario de pobreza energética inducida; dentro de lo cual dificultan o impiden las imprescindibles construcciones de centrales hidroeléctricas y nucleares, eficientes y económicas por kWh. Con eso acentúan el sesgo termoeléctrico de nuestra matriz energética, del cual son socias y complementarias las “renovables” eólicas y solares.

A nivel mundial, son tibios o inexistentes los apoyos para las energías hidro y nuclear, mientras que el gas natural, de cuyo abastecimiento depende en gran medida la vieja Europa, es aceptado a regañadientes como necesario insumo de transición, siendo la verdad es que a los Atlantistas les molesta la creciente dependencia que tienen del creciente abastecimiento desde Rusia, lo que les genera un insoluble problema geopolítico, en el marco de tensiones y enfrentamientos que dominan la agenda entre Europa Occidental y sus aliados menores de Europa Oriental, respecto al gigante bicontinental ruso, que demuestra jugar sus fichas con cuidadosa firmeza.

China por su parte, asegura otro enorme mercado consumidor del gas ruso, mientras con notable decisión planifica y construye numerosas grandes centrales nucleares e hidroeléctricas, haciendo caso omiso de la insidiosa propaganda negativa propalada por los medios de comunicación al servicio del Poder Atlantista.

Ese contexto geopolítico no parece ser cabalmente comprendido en su compleja realidad en Argentina, donde se estaría apostando al subordinado rol de simple exportador de gas natural en vez de montarse una poderosa industria petroquímica basada en ese abundante hidrocarburo. Y con asombro e indignación, constatamos que el abastecimiento a todo el territorio argentino, no es prioridad para algunos factores de decisión, que solo piensan en la exportación, sin importarles la integración nacional que significan los gasoductos –hoy muy incompletos-, ni el desarrollo tecnológico e industrial que implica promover la petroquímica.

Esos temas parecen ausentes en Argentina, mientras se machacan “mantras” ambientales, y contra toda lógica se quiere subordinar el Ministerio de Energía a la órbita medioambiental, lo cual sería acentuar las trabas al desarrollo hidroeléctrico y nuclear, e incluso la expansión del uso del gas natural y los biocombustibles, para priorizar -¡más aun!- las caras e ineficientes energías eólica y solar, o tal vez tecnologías aun inmaduras o limitadas o potencialmente costosas

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Colón, Roca y los Mapuches

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Se trata de una persistente y muy agresiva guerra cultural, muy hábil y retorcidamente manejada por algunos de los múltiples tentáculos de infiltración cultural, tema en el cual la sinuosidad y perfidia de los anglos tiene posiblemente pocos parangones en el mundo.

Es una campaña continua, insidiosa y seguramente con ribetes pensados para hacerla fácilmente asimilable por sectores que pueden caracterizarse como “las progresías”, que por lo general son poco o solo medianamente ilustrados en Historia y otras áreas del conocimiento (y por lo general ignorantes de elementalidades de Geopolítica), pero que repiten rápida y fervorosamente varias consignas simplificadas de “pensamiento progresista”, el cual suele ser una mezcolanza de ideas “socialistas”, con consignas elementales marxistas, ideas fervorosas pero no siempre claras de justicia social, algunos enrevesados conceptos económicos, en muchos casos ateísmo rampante por lo general agresivamente antiteo, a veces matizado con consignas “revolucionarias”, y todo eso salpimentado abundantemente con fuertes dosis de odios e intemperancias, que surge explosivamente ante el menor cuestionamiento.

También, y desde otros ángulos de abordaje, suelen llegar a conclusiones parecidas los fervorosos libertarios y los neoliberales, en estos casos desde posturas sectarias o clasistas, pero que terminan coincidiendo con el enfoque en el fondo antinacional de aquellos.

Los tres temas están relacionados y atravesados por los mismos formatos de antihispanismo e indigenismo exacerbado, con facetas de irracionalidad, o de enfoques muy parcializados y claramente sesgados.

Si bien es muy claro, para evitar confusiones, cabe precisar que “hispanismo” no es “españolismo”. La cultura hispánica en sus ricas facetas lingüísticas, históricas, religiosas y otras, no solo está presente en toda Hispanoamérica, sino que también es parte central de la profunda ligazón que hermana fuerte y profundamente a todas las naciones de habla hispana de América.

Pero hispanismo no significa subordinación, en modo alguno, a España. Subordinación que implícita o explícitamente plantean los que trasnochadamente pretenden instalar un “españolismo” anacrónico y absurdo, con centralidad de poder o influencias en la vieja, muy europea y “comunitaria” (de la Comunidad Europea) España.

Respecto a Colón, es un disparate total denostar al tozudo navegante genovés, que en nombre del Reino de España (del cual formaba parte casi toda la península itálica, por esos años), llegó a nuestras tierras, forjando perdurables lazos culturales entre nuestra gran continente y toda la muy rica cultura greco latina, con importantes condimentos arábigos y hebreos, que es la hispánica, a la cual nos integramos, sin por ello perder nuestras identidades americanas.

Colón no fue genocida, ni fueron tampoco genocidas los principios y normas legales que enmarcaron el accionar de España en América; sin perjuicio que sin duda se hayan cometido excesos en muchos casos, pero claramente no se buscó ni hubo un exterminio genocida de la población prexistente en nuestro continente.

En forma seria se analizó que la causa de muchas defunciones de poblaciones indígenas, tuvo que ver con diversas enfermedades involuntariamente transmitidas por los españoles, contra las cuales los indígenas no habían desarrollado defensas en sus sistemas inmunes. ¡Claro que más de un “historiador al cuento” de mentalidad anarquista o marxista, trastoca esas pandemias en supuestos genocidios, evidenciando superficialidad o malignidad en sus razonamientos!

A diferencia del accionar de otras potencias colonialistas, España dio instrucciones a sus adelantados de integrarse con los nativos, e incluso a los jefes de expediciones, que venían a quedarse, les recomendaban unirse en matrimonio con las hijas de los caciques, lo cual fue generalizado, dándose de ese modo origen a una nueva etnia, nacida de la unión de peninsulares con mujeres nativas. Etnia que es mayoritaria en casi todos nuestros países hispano americanos.

Más aun, bajo la dinastía de los Habsburgo, se determinó que sus súbditos de ambos continentes fueran considerados en plena igualdad de derechos.

Prueba de ello es que hubo incluso varios descendientes de los pueblos prexistentes, que llegaron a roles y funciones relevantes, en América, como Garcilaso De La Vega (de ancestros hispanos e indios); y las Cortes de Cádiz, en las que hubo integrantes cuyas etnias eran de ancestros prexistentes en América, y en cuyas discusiones se abordaron varias facetas de la integración y respeto debidos a los súbditos hispanos de orígenes indígenas.

Mientras España evidenció acciones de integración con los nativos de América, otras potencias colonialistas, como Inglaterra en el norte, buscaron el exterminio y exclusión total de los nativos; de los cuales, los pocos sobrevivientes actuales tampoco están integrados en las naciones del norte de América.

También se diferenció mucho el accionar español, respecto a las otras potencias colonialistas, pues creó en América colegios mayores, Universidades, Hospitales, catedrales y elaboradas instituciones gubernativas, nada de lo cual es compatible con el absurdo cargo de “genocidio” que con liviandad acusan algunos relatores de mentalidades anarco marxistas o furiosos antiteos, que irracionalmente exaltan los cultos paganos prehispánicos, que incluían sacrificios humanos, y otras prácticas aberrantes, como el canibalismo o las mutilaciones como acciones de paganismo.

Historiadores de fuste y muy bien documentados, como José María Rosa y Jorge Abelardo Ramos, entre otros, jamás incurrieron en aberrantes acusaciones de “genocidio” contra España, como lo hacen con liviandad los “progres” que copian escritos odiadores como los del anarquista Bayer o el marxista Galeano.

Respecto a Roca, el mismo “Colorado” J. A. Ramos, afirmó enfáticamente que “no pudo existir un Perón sin antes un Roca”, poniendo en su eminente lugar al dos veces presidente J. A. Roca, notable modernizador de Argentina y férreo defensor de la integridad territorial nacional, pues a él le debemos La Patagonia, el Gran Chaco y Misiones, contundente realidad histórica que los “progres” y los proto oligarcas omiten o en realidad desconocen; como tampoco analizan que Roca y Pellegrini fueron de los pocos (o los únicos) presidentes rescatables, del largo interregno ultra liberal oligárquico que va desde el mitrismo hasta que surgió el yrigoyenismo.

Tampoco a los feroces y superficiales críticos anti roquistas, se les ocurre analizar que gracias a Julio Argentino Roca, no volvió al poder el muy nefasto Mitre, al cual derrotó sucesivamente en lo militar y en lo político, el sagaz “Zorro” de la Política Argentina de la segunda mitad del siglo XIX y comienzos del XX.

Los que sin pruebas en concreto, tildan de genocida a Roca, omiten por completo la ferocidad de los malones, que asolaban el sur de la Pampa Húmeda, matando, secuestrando mujeres y niños, robando ganados, incendiando y destruyendo a su paso; para luego llevar los ganados mal habidos a Chile, donde los cambiaban por armas británicas y otros bienes diversos.

Y omiten que esas tribus alzadas, también sometían a otras tribus mansas o no alzadas; y que estas tribus, agredidas por los araucanos y sus aliados, gustosamente apoyaron la campaña de Roca, para librarse de sus opresores.

Entre los muchos y muy bien documentados y respetables historiadores revisionistas argentinos, cuesta encontrar alguno (es más, no creo que exista), que haya escrito o mencionado genocidio alguno, como las progresías y sus mentores anarco – marxistas, acusan a Julio Argentino Roca.

Esas mismas progresías desprecian u omiten toda importancia respecto a las previsibles funestas consecuencias del accionar de la ONG británica Mapuche Nation y de sus múltiples voceros, que están instalando un absurdo “racismo inverso” de odio al blanco y mentalidad separatista, que puede constatarse en diversos pobladores de varios puntos cordilleranos y otros lugares, fomentando odios que de seguir incrementándose serán caldo de cultivo fértil para perpetrar las condiciones de la disolución nacional; infame tarea a la cual también se suman las oligarquías y diversos personeros de cuello blanco del poder económico, político y cultural; que predican y practican mentalidad apátrida, con mucha soberbia, clasismo exacerbado y un claro tufillo racista de mentalidad portuaria excluyente.

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El cambio climático como herramienta del Neoimperialismo

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No es cuestión de negar o discutir los cambios climáticos ni los fuertes valores de contaminaciones producidas por diversas actividades del ser humano.

Como sea, lo único constante en el clima global, es el cambio permanente.

Pero el caso es que con similares formatos se crearon y manejaron precedentes “denuncias” que alertaban acerca de supuestas “inminentes catástrofes ambientales”.

Así pusieron como “fechas límites” para implementar cambios drásticos –y sin inocencia alguna, detener todo proceso de desarrollo-, en 2000 y luego 2010.

Entre muchos docentes de real valía, recuerdo en la Maestría en Gestión de la Energía, a un chanta total, invitado a disertar, al que en clase traté de mentiroso (y casi le dio un soponcio); el cual con el “cartelito” de Premio Nobel Alternativo (o algo así), que dieron a un numeroso grupo de supuestos “científicos” operadores del terrorismo ambiental, mostraba “chapa” pavoneándose como supuesto “gran experto”, diciendo vaguedades y burdas imprecisiones.

Pero las campañas de terrorismo ambiental (batiendo el parche sobre supuestas mega catástrofes ambientales, casi siempre mostradas como “inminentes” o “irreversibles”), nunca se detuvieron, fogoneadas incesantemente por numerosas ONGs “ecologistas” anglosajonas y sus ramificaciones en diversos países.

Sus edulcorados mensajes y campañas, pensados para atraer “progresías” diversas, tan fácilmente fanatizables como casi imposibles de hacer razonar con bases científicas sólidas, calaron en diversos sectores, tanto en “viudos del marxismo” como en sectores del “chetaje” (sectores de clases altas o que se sienten tales), con mucho tiempo disponible y poca o nula predisposición a realizar análisis serios y objetivos.

En todos los casos, los mensajes “ecologistas” omiten toda consideración al desarrollo socio económico…¡como si la miseria no produjera espantosa contaminación!

Claramente, el supra mensaje es preocuparse solo por el ambientalismo, desechando toda consideración al desarrollo, E incluso algunos extremistas pregonan agresivamente la “necesidad” de detener por completo todo desarrollo…sin importarles nada el ser humano.

Algunos desquiciados además afirmaron que “la plaga del mundo es el ser humano”, sin tomar conciencia que en tal caso, ellos son parte de esa “plaga”… ¡y proponen el exterminio!

Lo que se advierte del accionar y de algunos documentos emanados del Acuerdo de París (vinculado con el COP 21), es que el mismo conjunto de “recomendaciones” casi coercitivas para los Estados que las acepten, guarda mucha vinculación con le mentalidad eurocéntrica del siglo XIX, cuando las pautas culturales y gubernativas del viejo continente, eran el “modelo a seguir” para el resto del mundo, con muy pocas “rebeldías” que quebraron dichas imposiciones.

Claro está que ahora no es solo eurocéntrica esa visión, pues de acuerdo a lo que se pudo saber, los iniciadores del Acuerdo de París fueron las potencias del G 7, el núcleo duro del actualmente denominado Bloque Atlantista.
Hoy se puede definir como mentalidad eurocéntrica atlantista, pues con pautas del eurocentrismo de los siglos XVIII y XIX, tiene el formato geopolítico atlantista.

Explícitamente el G 7 se forma con las cuatro economías más poderosas de Europa Occidental (Alemania, Francia, Italia, Gran Bretaña), más EEUU, Canadá y Japón.

Bajo la mentalidad e intereses de esas mega potencias económico-políticas, las “recomendaciones” a otras naciones que adhieran al Acuerdo de París, tienen claras connotaciones coercitivas, disimuladas bajo palabrería diplomática ad hoc. 

En cambio, los apoyos económicos de las grandes potencias a las restantes naciones que “adhieran” (léase subordinen) al COP 21, son meramente declamativos y no los comprometen concretamente en nada; son solamente recomendaciones que no obligan  indefectiblemente a apoyos algunos, quedando sujetos al mero voluntarismo de las potencias del G 7, el cual muy posiblemente solo se concretará de acuerdo a los intereses y prioridades geopolíticas del Grupo de Poder Atlantista, formado por EEUU más Canadá, la UE, Japón y algunos aliados menores muy vinculados.

Tampoco es casual que el Bloque Continentalista, cuyo núcleo duro se compone de Rusia y China, más otros aliados importantes, no estuvo en la creación del Acuerdo de París, ni es tampoco un entusiasta promotor de dichos acuerdos supranacionales; si bien también hacen esfuerzos y acciones para mitigar las emisiones de polucionantes; como en China las transformaciones de centrales a carbón, para evitar en buena parte sus emisiones tóxicas, las plantaciones masivas de árboles para fijar el carbono (en lo cual usa a su enorme ejército), y las fuertes inversiones en energías no contaminantes, como la hidroeléctrica y la nuclear; mientras que Rusia también construye nuevas centrales nucleares (las grandes hidroeléctricas ya las tiene hechas) y se basa en su abundante gas natural, el cual es mucho menos contaminante que otros hidrocarburos.

Tampoco es casual que ciertos comentaristas del Acuerdo de París, alineados con el Poder Atlantista, con diversos tonos de mensajes, noticias pseudo culturales e incluso opiniones en muchos casos ignotas “de buenas fuentes”, distorsionen datos y ataquen al vastísimo plan de usinas nucleares e hidroeléctricas de China; así como critiquen el masivo abastecimiento de gas ruso a Europa, con varios enormes gasoductos…muy atacados por el poder mediático alineado con EEUU, potencia que quiere abastecer a Europa con gas natural transportado por grandes buques metaneros.

Con la doble vara típica del poder imperial atlantista, al Cop 21 no parece importarle la enorme huella de carbono que causaría el tráfico constante de barcos metaneros, que resultarían no solo más costosos sino mucho más  contaminantes que los gasoductos rusos a Europa.

Esos “datitos” de la doble vara del Atlantismo, que evidencia manejar o al menos influir fuertemente sobre el Acuerdo de París – Cop 21, que son muy gruesos y contundentes, no nos deben hacer desechar otras evidencias, que nos tocan más de cerca a los íbero americanos, africanos y algunas naciones asiáticas poco desarrolladas; de la concepción eurocéntrica hoy devenida en Atlantista, de ese grupo de poder basado en temas de medio ambiente.

El Atlantismo en el Acuerdo de París, apenas menciona a las hidroeléctricas (la fuente más eficiente de energía renovable), y casi ni apoya a las nucleares.

El Cop 21 y las ONGs vinculadas a esos poderes, no solo apenas citan a las hidroeléctricas, y el ecologismo duro y cavernario las ataca con tanta saña como falsos argumentos, y el tema no parece importarle mucho al Acuerdo de París. En buena parte, eso parecería vinculado al hecho que las potencias del G7 prácticamente ya construyeron todas o casi todas las hidroeléctricas que sus cuencas hídricas permiten. O sea que para ellos –las potencias del G 7- la
hidroelectricidad dejó de ser una alternativa para cubrir incrementos de la demanda. ¡Ya las construyeron todas!

Pero esa no es la realidad de Íbero América, de África y de algunos países asiáticos, incluyendo en ello a la hoy poderosa China. ¿Por qué nos miden con la misma vara, teniendo realidades distintas? ¿Por qué el ultra ecologismo mantiene feroces campañas de terrorismo  ambiental, en contra de las hidroeléctricas? ¿Qué negocios y que objetivos geopolíticos motivan esas campañas del ecologismo cavernario?

Tampoco el Acuerdo de Paris evidencia mucho entusiasmo respecto a las nucleares, pese a que este tipo de centrales produce energía de calidad, a costos bajos y con muy reducidos niveles de contaminación.

En este caso resulta muy claro que el desarrollo tecnológico nuclear, resulta un poderoso factor de inducción del desarrollo, y si los pobres y subordinados de hoy nos desarrolláramos, dejaríamos de vender baratas nuestras materias primas, y no aceptaríamos imposiciones neocolonialistas. ¡Por ahí va la cosa!

Pero así como el Acuerdo de París se muestra renuente a promover los desarrollos de las eficientes, económicas y limpias energías hidroeléctrica y nuclear; en cambio se muestra muy activo para promover, apoyar e incluso inducir al financiamiento de las muy promocionadas energías “renovables” eólica y solar.

¿Tiene lógica ambiental y de auténtica promoción del desarrollo socio económico esa doble vara del Acuerdo de París y de los poderes asociados, no promocionando hidros y nucleares, pero en cambio apoyando enfáticamente eólicas y solares? ¡Realmente no! Entonces, ¿que otros factores concretos se pueden inferir?

La incoherencia del Acuerdo de París se da de bruces con la crisis energética que afecta seriamente a Europa, en particular a naciones muy subordinadas a los mandatos del ecologismo cavernario, como Alemania y España, que apostaron en forma desmedida a eólicas y solares –que producen energías intermitentes-, de baja calidad, y cuyas fuentes de generación, el viento y el sol, no pueden ser manejados por el ser humano.

Para agravar la cosa, Europa está siendo fuertemente presionada por su “aliado” mayor, EEUU, para no seguir comprando gas a Rusia, o al menos disminuir o congelar los volúmenes de importaciones, que por cierto son cuantiosos.

De ahí las presiones para no completar el gran gasoducto del Báltico, el Nord Stream 2, que sin intermediarios ni trayectos por otros países, discurre entre Rusia y Alemania.

Si el panorama es complejo y costoso para potencias mega desarrolladas, como Alemania, que en ese contexto ve aumentar en exceso sus costos de la energía, quitándole competitividad; la cosa es mucho peor y mucho más preocupante para Íbero América y África, pues al enfatizar desmedidamente las ineficientes y costosas energías eólica y solar, nos están poniendo un pesado salvavidas de plomo, del que si no nos libramos pronto y muy decididamente, nos atará al subdesarrollo permanente.

Más de un incauto o desinformado se preguntará: ¿Por qué salvavidas de plomo las eólicas y solares?

Porque producen energía cara (nunca mencionan sus costos por kWh) y de muy baja calidad, por sus intermitencias; sus importantes costos ambientales, cuidadosamente encubiertos por sus promotores a ultranza (¡no son “energías limpias”); las cortas vidas útiles de sus instalaciones generadoras, que transformadas en chatarras caras al término de sus períodos activos, son de difícil y costosa degradación. Y principalmente, porque si se usaran esas energías como bases del respectivo sistema eléctrico, su funcionamiento sería caótico, por sus intermitencias y fluctuaciones muy acentuadas del voltaje.

Lo precedente, si se perpetrara, significaría un crónico cuadro de pobreza energética, con tarifas muy altas y poca calidad del servicio; lo cual nos ataría al subdesarrollo crónico, lo cual es un encubierto pero claro objetivo del núcleo del Poder Atlantista, vinculado el mismo a la globalización salvaje.

Ese fenómeno de acciones para impedir el desarrollo, lo explicó muy didácticamente el economista coreano Ha-Joon Chang en su libro “quitando la escalera”.

Por otra parte, el volumen de contaminación que puede causar un país semi industrializado con muy baja densidad poblacional, como Argentina, es insignificante y prácticamente “ni mueve la aguja” de la contaminación mundial, si se compara con la provocada por las Potencias Atlantistas y otras naciones de grandes volúmenes de actividades económicas y densidades poblacionales, como India y China. Y seguramente, los índices de contaminación per cápita de Haití, sumido en la más abyecta pobreza, con seguridad son superiores a los nuestros.

Carece por completo de coherencia que a Argentina la quieran encorsetar en agresivas pautas dudosamente “ambientalistas”, como imponernos masivamente los ”ventiladores” eólicos y los “espejitos de colores” de las fotovoltaicas; por nuestra bajísima incidencia en la contaminación global; imponiéndonos energías caras y muy ineficientes.

Tampoco se entiende o justifica, que quienes se rasgan las vestiduras por las destrucciones ambientales y grandes huellas de carbono, ni siquiera mencionen los efectos ambientales muy negativos de sostener guerras de muy alta intensidad (como las del  intervencionismo en Afganistán, en Iraq, en Siria, etc.); y de mantener en funcionamiento enormes sistemas bélicos, como los de todas las grandes potencias. Pero claro…¡de algunas cosas no se habla!

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