¿Y si esto ya pasó?

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Frente a una inflación desbocada, y en la que muchos especialistas afirman “al borde de la híper”, el nuevo Gobierno decidió lanzar un duro paquete de medidas que básicamente apunta a lograr equilibrio fiscal para dejar de emitir dinero considerado el causante principal de la inflación. (El detalle de las medidas está publicado por todos lados así que no voy a redundar en ellas)

En síntesis se trata de un plan de Shock, contrario al gradualismo que había intentado Macri y que terminó en una corrida cambiaria al final de su gobierno, y en materia de inflación volviendo al punto de partida.

Ante la incertidumbre que tiene la población de cómo terminará la cosa, ya que se habla de seis meses durísimos por delante, trataremos de hacer un paralelismo con otro plan de Shock para ver como pueden ser los resultados: 

Los hechos (breve) :

En el año 1984 la inflación del primer gobierno democrático llegó al 703% anual, en febrero Raúl Alfonsín cambió a Bernardo Grinspun por Juan Vital Sourrouille y se empezó a trabajar en un plan de Shock porque lo anterior solo aceleraba la inflación. La primera mitad del año daba un promedio del 25 % mensual y 1300 % anual. En junio del 85 se largó el  plan de Shock llamado Austral. 

Semejanzas:

1 )  la inflación ya era extremadamente alta y el diagnóstico era que no se podía ser gradualista en esos niveles. 

2 ) Si bien el diagnóstico de Sourrouille (de formación estructuralista) establecía que la inercia de las indexaciones también era causa de la inflación, todos coinciden en que el déficit y su financiamiento con emisión es determinante en el aumento de precios.

En síntesis se larga el plan, que es considerado heterodoxo por algunas medidas como desagio y control de precios, pero con un fuerte compromiso de reducción del 8% al 2,5 del déficit fiscal y la prohibición de financiar con emisión monetaria el déficit, algo muy ortodoxo.

ver : https://economis.com.ar/juan-vital-sourrouille-el-hombre-tras-el-plan-austral/

El resultado fue asombroso: 

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Fuente elaboración propia en base a BCRA

Como se ve en el gráfico la inflación bajó abruptamente  desde los AJUSTES (entre el 20 % y 30 %) hasta el AUGE (2% y 3 %). Además la actividad económica que en  principio seguía en recesión desde el año 84, mostró una fuerte recuperación del producto global del orden del 4,4% en el cuarto trimestre del 85.

Conclusión etapa 1 y 2 :

Del sacrificio propuesto a la sociedad en junio se pudo ver la luz al final del túnel no solo con inflación bajando sino con actividad subiendo a tasas de “Milagro Argentino”.

¿Qué salió mal? etapa 3 DETERIORO

Sin entrar en tecnicismos, se puede sintetizar que luego de los esfuerzos y logros iniciales de la etapa 1 y 2 hubo un relajamiento de la disciplina fiscal: Los juicios a los militares generaban un descontento en la fuerza que llevó al Gobierno a conceder un aumento del 20 por ciento en las remuneraciones para calmar reclamos y atrás vinieron los docentes, médicos etc. Reclamando lo mismo, ¿los reclamos eran justos? Seguro que sí pero esto es incompatible con la meta fiscal si todavía la economía no se recuperó lo suficiente. También el Banco Central que no se entendía con el Ministerio de Economía produjo una expansión del dinero vía créditos hipotecarios que volvió a calentar los precios entre otras cosas. Sin hablar del boicot permanente que le hacía la CGT al gobierno por motivos que ya todos conocemos; y entre todo esto fue llevando lánguidamente a que los éxitos del milagro argentino se esfumaran volviendo en el 87 a tener tasas de inflación del 20% mensual, y después ya sabemos que pasó.

¿Puede ser distinto?

La historia siempre se repite, es cierto; pero también es cierto que hay muchas historias con comienzos similares y finales distintos. Pocos días después de largar el plan Austral, Israel lanza un plan similar del cual se dice que lo copiaron del Argentino por la calidad de su diseño, la diferencia fue que en Israel todo el arco político, empresarios y sindicatos se comprometieron a que tenga éxito y de una inflación del 400% anual la bajaron y entraron en una senda de crecimiento vertiginoso que lo transformó en un país desarrollado de ingresos altos a pesar incluso, de los conflictos bélicos recurrentes que tiene.

Hoy estamos en la etapa 1, de AJUSTES, que en el 85 se hizo antes del lanzamiento del plan pero el objetivo es el mismo: primero corregir la distorsión de los precios y tarifas atrasadas, pasando al 2 veríamos una baja en la inflación pero seguramente con una situación complicada en lo social que: o nos lleva al 3 DETERIORO a la Argentina o con consistencia temporal nos lleva a un camino de crecimiento fuerte a la Israelí. Depende del Gobierno y depende del país que camino tomamos.

Aclaración

Los planes no son similares, el actual no tiene anclas como el austral ( 0.8 australes = 1 uss ) o tabla de desagio para combatir la inercia. Las anclas sirven para anclar expectativas siempre y cuando se puedan cumplir, si se te dispara tenés además del problema de que se te dispara, (si dice que el dólar no se va a mover de 800 pesos y después hay que devaluar) el problema que perdés credibilidad porque no cumpliste tu propia meta. El no tener anclas te hace correr el riesgo de que se te disparen los precios como en el Rodrigazo pero si te sale bien es mucho más consistente porque no hacen falta anclas para alinear las expectativas, o si se te dispara un poco podés corregir sin la derrota de no poder cumplir con el ancla. Son temas que solo con el diario del lunes sabremos; lo que sí sabemos es que sin financiamiento externo la única manera de bajar la inflación es tener equilibrio fiscal lo más rápido posible. 

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Dolarizar o no dolarizar

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Ante una inflación que podría llegar al 60% anual en el presente año, otra vez se ha puesto en primera plana en la Argentina el debate de si debemos o no dolarizar o no la economía.

Primera cuestión: ¿Hay certeza? 

Se escucha en los medios partidarios de la dolarización, que sería la solución a todos los problemas de la Argentina; se terminaría la inflación, nos integraríamos al mundo, las reglas serían más claras lo que genera inversión etc.

Por otro lado, los detractores dicen que el remedio sería peor que la enfermedad; perderíamos el control sobre nuestra soberanía monetaria, dependeríamos de las fluctuaciones de una economía (Estados Unidos) muy distinta a la nuestra y nos va a ir como en el 2001 etc.

Entonces ¿quién tiene razón? 

Las medidas económicas no son vacunas que se puedan probar bajo experimentos controlados, para tener las certezas de su éxito o fracaso una vez llevadas a la práctica.

 Por ende la incertidumbre existe, y al final va a depender de la aceptación o rechazo de la gente. En 1995 se auguraban “100 años de Convertibilidad” y solo cinco después pedíamos a gritos la devaluación. Dijimos nunca más atarnos al dólar y hoy se empieza a pedir a gritos la dolarización.

Que hacemos 

Hacer lo que salió bien en otro lado y adaptarlo a las particularidades del país; esto tampoco es garantía de éxito pero al menos hay un camino probado para tenerlo. 

Lo que el mundo hizo:

Desde la década del 80 los países normales incluidos “todos” nuestros vecinos aprendieron que la inflación se da por financiar con emisión el déficit fiscal; por eso dejaron de tener inflación países como Paraguay, Chile y Uruguay, por no nombrar países del primer mundo como excusa. Entonces lo mejor que podemos hacer es tener una moneda propia y no bastardearla emitiendo cada vez que queremos un plan platita. Pero viendo la historia, eso en Argentina parece difícil, sino imposible, entonces vamos por la segunda alternativa posible:

Dolarizar: 

En general los países que dolarizaron o adoptaron un tipo de cambio fijo tuvieron los mismos problemas que Argentina y, resignados a no poder optar por la mejor alternativa optaron por esta, cuáles fueron los resultados:

1.Controlaron la inflación 
2.Bajaron las tasas de interés debido a la eliminación de 1), y del riesgo de devaluación, con esto el crédito (para empresas, hipotecarios etc. se amplió)
3.Son más abiertos al mundo (comercian más debido a la necesidad de atraer dólares)

Pero……

4.No existe evidencia contundente de que hayan tenido más o menos inversión que los países no dolarizados.
5.En general no controlaron su déficit fiscal y viven en acuerdos con el FMI.
6.Tuvieron un crecimiento menor que países similares no dolarizados.
7.Son más vulnerables a los Shock externos (baja del precio de lo que exportan o suba de lo que importan), puede generar más desempleo ante estos fenómenos.

Estas conclusiones se desprenden principalmente de los trabajos de Sebastián Edwards. Un influyente economista chileno radicado en Estados Unidos, cuya investigación está muy dedicada al tema. Lo resalto porque a pesar de tratarse de un economista liberal formado en Chicago, es escéptico de las bondades de dolarizar por sí solo, además concluye que las bondades de la dolarización en Panamá (el país más grande con este sistema) se encuentran “embellecidas”.

Dolarizar Hoy…

Implementar la dolarización requiere un inmenso trabajo pero quiero resaltar tres requisitos esenciales:

1 ) Tener dólares: cambiar los pesos por dólares a $110 requiere arriba de 40.000 millones de Uss que el Banco Central hoy no tiene, aparte de necesitar más para seguir pagando la deuda y las importaciones.

2) Un consenso general: para que no fracase y aceptarlo en las buenas épocas (precio de exportables altos) como en las malas (precio de exportables bajos o importables altos). Con grieta no se puede dolarizar… Vamos a tener un 2001 a la vuelta de la esquina.

Mención especial:

3) Aceptar las reglas: en este punto quiero ser sumamente claro: Cuando los países tienen un shock externo ( por ejemplo que bajara el precio de la soja) una devaluación es un ajuste encubierto de la reducción de ingresos (cobro lo mismo en pesos pero menos en dólares), con la dolarización no hay moneda para devaluar, entonces el ajuste se debe dar por baja de salarios o aumento del desempleo (en 1999 no quisimos bajar salarios un 10 por ciento como proponía un candidato a ministro de Economía con algo de torpeza política, y dos años después terminamos perdiendo mucho más, ver gráfico:

Como podemos ver el día después de la salida de la Convertibilidad el salario en dólares pasó de 1358 a 375 dólares. Si la cuenta del candidato a ministro estaba bien, hubiera sido preferible una baja del salario hasta los 1200 uss o 1000 exagerando, y no los 375 o 494 y bajando del día de hoy.

La realidad es que los precios y los salarios son rígidos a la baja… aunque la consecuencia de no ser flexible termine siendo peor.

Que podría pasar con Misiones:

La regla general dice que una devaluación mejora la balanza comercial porque se exporta más y se importa menos; en Argentina la evidencia muestra que si bien mejora la balanza esto se da principalmente porque se importa menos porque es más caro, con lo que pensar que con la dolarización per se vamos a perder competitividad es poco probable.

Por el contrario, sí existe consenso en que al dolarizar, con todo lo que ello implica, deberían fomentarse las exportaciones no tradicionales como yerba mate, té o tabaco. Todo lo que signifique hacer entrar dólares debería ser incentivado. O sea debería facilitarse todo el proceso de exportaciones en cuanto a la burocracia y estructura impositiva posible, pero no esperar que la dolarización aumente o disminuya por si sola las exportaciones; es una decisión del extranjero comprar o no. 

El problema va a ser para nuestros comerciantes si no se corrigen la asimetrías, o a la tasa que se dolariza tenemos atraso; pero repito, si el consenso es “dolarizar” en serio, tales correcciones inevitablemente deberían ocurrir.

Conclusión:

La causa de los problemas argentinos no es la moneda que adopte sino el desastre fiscal que tenemos, que garantiza hasta el fracaso de que adoptemos el oro como moneda de curso legal. Panamá como ejemplo de dolarización exitosa no sería tal de no ser tan pequeño y sin el apoyo estratégico que tiene de Estados Unidos cada vez que tiene problemas. Como nosotros no tenemos un canal que una el Pacifico con el Atlántico y nuestros problemas son miles de millones más, no creo que contemos con el salvataje que tienen permanentemente (el karma de vivir al sur, diría Charly).

Las cuestiones ideológicas del tipo “los que quieren dolarizar son cipayos vende patria” me parecen totalmente irrelevantes, ya que nadie va ser más o menos patriota por el color del papel que tenga en la billetera. Esto se trata de que la Argentina tenga estabilidad, crecimiento y que la gente viva mejor. Igual vamos a poder ponernos la escarapela en la Semana de Mayo.

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Juan Vital Sourrouille el hombre tras el “Plan Austral”

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El miércoles nos enteramos de la triste noticia del fallecimiento del ex ministro de economía de Raul Alfonsín, Contador Juan Sourrouille, y me pareció oportuno replicar una nota donde expuse brevemente lo que fue su gestión, mas precisamente su plan económico “El Austral” que en realidad no se llamaba así, pero esa es otra anécdota.

Parcialidades previas:

Siempre consideré a Sourrouille un economista extraordinario …muy formado, apasionado y comprometido con su trabajo; cuando uno investiga el Plan Austral, la primera conclusión que saca es “realmente estos tipos eran muy talentosos y trabajaron muchísimo”. Pero también es entendible que el común de la gente; sobre todo asalariados de finales de los 80 tengan una visión distinta, (bah, contraria no nos engañemos) ya que la hiperinflación castigó muy duro a los Argentinos y es razonable que uno mida al ministro por cómo le fue a su bolsillo. Pero los que nos dedicamos a investigar esto sabemos que los ministros no tienen un tablero con dos botones donde pueden elegir apretar “voy a ser bueno y generoso” o “ voy a ser malo y que la gente sufra”.

La gestión de un ministro se mide por los problemas que enfrenta y la caja de herramientas que cuentan para resolverlos. Algunos tienen la suerte de que les toca un taller de lujo para arreglar una gotera (y ni eso hacen, pero como la gotera no molesta mucho nadie lo percibe), y otros como el pobre Sourrouille le dejaron un destornillador redondeado y un pedazo de alambre viejo para reparar la represa que se quebró. La vida no es siempre justa con el que más se lo merece.

Fue honesto, pero siempre consideró eso un tema menor… se sintió “enriquecido” de pertenecer a un gobierno que instauró la idea de que la constitución se aplica a todos por igual y pudo iniciar para siempre el camino de la democracia en la Argentina. Y siempre se sintió responsable de no estar a la altura de los problemas del país, pero viendo la rotura y las herramientas heredadas no creo que alguien pudiera haberlo hecho mejor.

Tendría mucho para escribir, pero me limito a replicar a continuación la nota que hice sobre el plan hace un tiempo en este medio sin cambiar nada para no perder la objetividad de lo escrito sobre alguien que todavía vive.

Que en paz descanses Juan Vital Sourrouille

La columna:

¿Qué estamos haciendo mal? (Segunda parte)

En el artículo anterior abordamos el plan económico de la dictadura militar desde un punto de vista lo más neutral posible (para analizar cuales son las medidas adecuadas y las erradas, para no caer en el “eran malos así que hicieron todo mal”). Seguiremos esa línea para analizar el revolucionario plan Austral lanzado en el segundo año de gobierno de Raúl Alfonsín, que por un lado fue ejemplo a seguir para países como Israel y objeto de estudio del premio nobel Modigliani o autores renombrados en Macroeconomía como Fisher y Dornbusch, que vinieron al país a ver el milagro de cómo una inflación del 30 % mensual bajó al 2 o 3 % sin efectos recesivos.

Momentos previos:

Bernardo Grinspun era un keynesiano convencido, y bajo esa línea intentó por un lado una expansión del gasto público para asistir a las demandas que el país exigía de la nueva democracia, priorizando el incremento de la actividad económica y como resultado de esto; la confianza en la nueva administración haría bajar gradualmente la inflación. 

El efecto fue que la inflación del año 1984 fue de 687 por ciento, casi a un paso de la hiper. Esto llevó al cambio de ministro en febrero de 1985 por el secretario de Planificación Económica que era Juan Sourrouille, un hombre formado en el estructuralismo y con mucho conocimiento de las cuentas nacionales argentinas. En junio presenta lo que se llamó el plan Austral.

El plan:

El plan Austral fue heterodoxo y ortodoxo a la vez; tenía medidas que son consideradas por la literatura como atajos que en el mejor de los casos duran un par de meses, pero también otras que atacaban los problemas de fondo:

Control de precios: Con una inflación al 30 o 40 por ciento mensual, pensar en bajarla gradualmente era el camino al fracaso, entonces se decidió un congelamiento de precios y tarifas que, cabe aclarar, solo servía para detener la inflación inercial (entiéndase esta como la de expectativas adaptativas: “si la inflación de mayo fue del 30 % la de junio no va a ser menos que esa, así que remarco mis precios mínimo un 30 %”).

Tabla de desagio : En sintonía con el control de precios se hizo una tabla de devaluación de la moneda anterior (peso argentino) contra el Austral, esto hacía que por ejemplo si había un contrato de alquiler o un préstamo pactado con un 30 por ciento de aumento mensual en pesos; se devaluaban un 30 por ciento contra el Austral. De esta manera los contratos hechos con anterioridad se respetaban, no generaban transferencias de riqueza extraordinaria o impagables de deudores a acreedores y el efecto inflacionario era nulo.

Las ortodoxas: prohibición de emitir para financiar al Estado, acuerdo con el FMI y bancos para pagar la deuda con dólares de exportaciones, y mantener las cuentas fiscales equilibradas, etc.

¿Qué debía pasar?

De hecho lo que debía pasar, pasó un tiempo; los precios debían bajar abruptamente por el control, los contratos anteriores de todo tipo, calculados con alta inflación, no debían distorsionar los precios por acción de la tabla de desagio y la sustentabilidad de las cuentas públicas por un lado y el respaldo del FMI y del Tesoro de Estados Unidos eliminarían la emisión monetaria para financiar déficit y las expectativas de devaluación que impactan directamente en los precios.

¿Qué pasó? 

La inflación cayó abruptamente a tasas promedio del 3 por ciento mensual en los meses siguientes, también se reactivó la economía que creció un 4 por ciento en el último trimestre de 1985 y 2 por ciento en el primero de 1986. Las cuentas públicas nacionales se ordenaban y el éxito del plan invitaba a otros países a hacer lo mismo.

Pero para mediados del año siguiente empezaba a verse un problema; si bien la inflación bajó del 30 al 3 por ciento mensual, ésta todavía estaba muy por encima de la inflación internacional, lo que hizo empezar un proceso de minidevaluaciones del Austral para que este no se atrase; y con esto aumentó levemente la inflación en los meses siguientes.

Pero en realidad lo que mató al plan Austral y hizo terminar en la hiperinflación de 1989 fueron acontecimientos externos e internos:

Externos:

Argentina sufrió en 1986 un deterioro en los términos de intercambio por la caída del precio de las exportaciones. Esto hizo escasear los dólares necesarios para pagar deuda que era carísima de financiar dado que Estados Unidos tuvo la suba de tasas de interés más alta de la historia y que arrastró a una crisis que pegó particularmente duro a Latinoamérica por sus abultadas deudas. 

Además, la sequía de 1987, que bajó la cosecha y no permitía generar electricidad en las represas, acentuó la recesión y el malestar social.

Internos:

Técnicos: quizás un error de cálculo de la cantidad de dinero, ya que si bien se cuidó la regla de no financiar el déficit con emisión, el aumento de demanda de dinero generó una expansión que hasta hoy se discute si no incidió, pero es un tema menor. También el cálculo de la necesidad de financiamiento del plan, pero nadie se esperaba ni el derrumbe del precio de los cereales, ni la sequía del 87 que afectaba seriamente la entrada de dólares necesarios para el plan.

Políticos: a pesar de que el plan cuidó mantener el salario real, los sindicatos ejercieron mucha presión. Para ilustrar la situación, hay un anécdota entre el ministro y Ubaldini (secretario general de la CGT): el primero trata de explicar lo peligroso de dar aumentos nominales por encima de lo posible porque haría que la inflación se disparara nuevamente, a lo que Ubaldini contestó: “Si aumentan los sueldos es una victoria mía; si aumentan los precios es una derrota suya”. Siguieron 13 paros generales. 

La misma presión ejercían los cuadros militares que en ese momento todavía eran una amenaza cierta de golpe de Estado y sobre todo después de la derrota del 87 del Gobierno en las legislativas.

A modo final: el plan Austral estaba calculado para dar competitividad, crecimiento y bajar la inflación; no estaba basado en el endeudamiento y especulación como la tablita, tampoco en la ingenuidad de que se podía mantener precios fijos y aumentar sueldos indefinidamente como el plan Gelbar, pero las condiciones cambiaron tanto los años siguientes y la intransigencia de grupos de presión internos hicieron que terminara en lo que terminó. “Yo hubiese querido que las cosas salieran mejor…. sin duda alguna”, manifestaba Juan Sourrouille, ex ministro de Economía de la Nación.

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Maradona y las gambetas a la teoría económica

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Como ya sabemos, este 2020 entre otras desgracias se llevó al máximo ídolo futbolístico, sobre el que hay canciones, pinturas, esculturas, chistes, memes etc. etc. No voy a entrar en polémicas sobre su vida personal ni profesional ya que de eso está todo saturado…

El dato poco conocido para muchos es que Maradona, años después de aquel inolvidable partido contra Inglaterra en México 86; inspiró con sus goles a nada menos que el gobernador del Banco Central de Inglaterra, Lord Mervin King, para escribir un trabajo sobre el rol de los Bancos Centrales en el combate de la inflación y la posición de las tasas de interés.

El texto compara los dos goles de Maradona a los ingleses con reglas que debe seguir un Banco Central para llegar a controlar la inflación;

Importante:

El texto habla exclusivamente sobre el manejo de la tasa de política monetaria, que en nuestro caso es la tasa de las Leliq, y  que en la era de Macri eran la Lebac.

Quiero agregarle al manejo del control del precio del dólar, ya que coincido con Martin Redrado en que en Argentina es más importante controlar el dólar que la tasa de interés, porque la divisa norteamericana es tomada más como referencia para el nivel de precios.

Esta ampliación no invalida las reglas de Mervin King, ya que en ambos casos se refiere a cómo la política monetaria influye sobre una variable.

A continuación, transcribo una traducción del fragmento del trabajo donde propone la regla y daré mi explicación personal del tema:

Primer gol: el de la mano de Dios o el zigzagueo

“Esto es lo que yo llamo la teoría de tipos de interés de Maradona. El gran futbolista argentino, Diego Maradona, no suele asociarse con la teoría de la política monetaria. Pero su actuación contra Inglaterra en la Copa del Mundo en la Ciudad de México en junio de 1986, cuando marcó dos goles, es un ejemplo perfecto de mi punto. El primer objetivo de Maradona de la “mano de Dios” fue un ejercicio del antiguo enfoque de “misterio y mística” de la banca central. Su acción fue inesperada, inconsistente en el tiempo y contra las reglas. Tuvo suerte de salirse con la suya.”

Fuente:

https://www.bankofengland.co.uk/-/media/boe/files/speech/2005/monetary-policy-practice-ahead-of-theory#:~:text=As%20the%20Maradona%20theory%20of,Mais%20lecture%20has%20itself%20demonstrated

Explicación:

Con algo de frustración inglesa por el hecho (y algo de razón si se me permite) aquí el autor destaca que si bien convirtió el gol, lo que tuvo es “suerte” y que esa suerte es inconsistente en el tiempo. Es decir… , no te va a salir siempre.  

Segundo gol, la línea recta

“El segundo objetivo fue un ejemplo del poder de las expectativas en la teoría moderna de las tasas de interés. Maradona corrió 60 metros desde el interior de su propio campo batiendo a cinco jugadores antes de colocar el balón en la portería inglesa. Sin embargo, lo verdaderamente destacable es que Maradona corrió prácticamente en línea recta. ¿Cómo puedes vencer a cinco jugadores corriendo en línea recta? La respuesta es que los defensores ingleses reaccionaron a lo que esperaban que hiciera Maradona. Como esperaban que Maradona se moviera hacia la izquierda o hacia la derecha, pudo seguir recto. La política monetaria funciona de manera similar. Las tasas de interés del mercado reaccionan a lo que se espera que haga el Banco Central”.

Fuente:

https://www.bankofengland.co.uk/-/media/boe/files/speech/2005/monetary-policy-practice-ahead-of-theory#:~:text=As%20the%20Maradona%20theory%20of,Mais%20lecture%20has%20itself%20demonstrated

Explicación:

Entiéndase bien: la regla no trata de como hacer un gol…. Se trata de cómo se van a comportar tus adversarios en el objetivo. Maradona pudo hacer un gol en línea recta porque los ingleses esperaban de Él el zigzagueo o “la magia”. Si lo repite con insistencia, seguro no hace el gol pero consigue que todo el equipo contrario corra en el mismo sentido, porque eso esperan de Él. 

Vamos a la política monetaria: Si yo dejo que el dólar suba o baje, subo o bajo las tasas de interés, esto se va a transmitir a toda la economía y por ende todo va a zigzaguear, que en el caso de Argentina va a significar que el dólar se dispare y se disparen los precios. Si trazo un camino en línea recta y soy creíble de que voy a ir por ese camino, aunque a veces tenga que correrme para esquivar una patada, pero vuelvo a la línea, todo se va a terminar alineando. Si pongo una meta de inflación y del valor del dólar, y demuestro a la sociedad que voy a hacer todo para cumplirla, voy a conseguir calmar el dólar y los precios. Nadie compraría dólares para atesorar si sabemos que no va a subir… no sería negocio. Pero como no vemos la línea recta corremos a comprarlo; porque en la Argentina ya aprendimos todos que lo único que nos protege del zigzagueo de la política monetaria son los dólares abajo del colchón.

El caso:

El gobierno de Macri anunció un esquema de metas graduales para combatir la inflación controlando la tasa de política monetaria; si bien en los dos años que duró, no se cumplieron las metas, la diferencia entre lo deseado y lo real se iba achicando. Hasta que el 28 de diciembre de 2017 el ex Jefe de gabinete Marcos Peña tuvo la fantástica idea de cambiar las metas para 2018 de 12 a un 15 por ciento con la excusa de acelerar la recuperación económica. 

El resultado: el mercado lo tomó como un avasallamiento del Ejecutivo sobre el BCRA, una pérdida de poder de Federico Sturzenegger y por ende de sus metas….en fin, se abandonaba la línea recta donde todos los jugadores iban entrando y volvía el eterno zigzagueo de la política monetaria argentina :

Seguro que en 2018 tampoco se iba a cumplir la meta original del 12 por ciento porque “pasaron cosas”; pero también es seguro que si no existía el bendito #28D y dejaban a Sturzenegger seguir la línea recta, el desastre no hubiera sido tal. Marcos Peña quería hacer “magia y mística” y no le salió.

Lo mismo aplica para el actual presidente del BCRA, Miguel Pesce: está desesperado por controlar el dólar; entonces endurece y ablanda el cepo, pone y quita el parking para el dólar ccl. Sube y baja la tasa de interés etc. Resultado: de tanto zigzagueo, los que pueden, corren detrás del dólar porque nadie espera que haya un toque de “magia y mística “ en esas medidas y solo esperan el desenlace caótico que siempre pasa. El mensaje sería este: Pesce “ Tampoco tenés la mano de Dios; trazá una línea recta de una vez”.

Conclusión:Así como saltar del noveno piso y vivir para contarlo solo puede hacerlo García, un gol con la mano de Dios sólo pudo salirle a Maradona. Si no sos Charly o Diego y en vez de dedicarte a la música o al fútbol se te da por ser presidente del Banco Central, no intentes tener suerte o “misterio y mística”, porque te puede salir bien una, pero es inestable en el tiempo.  Lo que necesitamos es que pienses, planifiques, traces una línea recta, hagas que todos los jugadores contrarios vayan por ahí y domines las expectativas, para que dé una vez para siempre seamos un país normal y no tengamos inflación.

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Las leyes económicas y la realidad real

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En esta ocasión, decidí que más que enfocarme en una problemática de la actualidad, quiero hablar de “Economía”. Sin dudas que, cuando se habla de ella, los debates son acalorados y para nada aburridos: todos opinan y probablemente cada uno tendrá una postura diferente. Incluso, es notable cómo se contradicen los economistas entre sí. Es por ello, que hoy quiero presentarles algunas de las principales ideas de esta apasionante y contradictoria ciencia, contarles las contradicciones entre las diferentes corrientes de pensamiento económico y, finalmente, contrastarlas con la realidad (y con el sentido común) y ver cuán acertadas están:

  1. “No puede existir demanda sin que haya oferta” o “la oferta crea su propia demanda” este enunciado se conoce en economía como “la ley de Say” y se trata de una idea fuertemente relacionada con la teoría clásica. De algún modo, lo que está ley trata de decir es, que evidentemente, para que alguien pueda consumir un producto, primero ese producto debe existir, por lo que es muy importante estar siempre pendientes de la estructura de producción: si ella funciona bien, siempre existirá un mercado para vender el producto.
    Sin embargo, en la historia aparece otro famoso economista que no estaba para nada de acuerdo con esta ley: el célebre Sr. Keynes: quien decía que, en muchas ocasiones, la demanda efectiva es menor a la oferta, lo cual llevaba a la generación de excedentes y que en esos casos era importante incentivar la demanda para que se puedan colocar esos excelentes.
    Y… ¿en la realidad? Fuera del plano teórico, todos tienen razón, aunque digan exactamente lo contrario. Existen periodos de tiempo, generalmente los de crisis económica, donde la demanda cae y donde un país tiene muchos factores productivos (recursos) ociosos. En esos casos, la historia ha demostrado que los incentivos para hacer crecer la demanda han servido para salir de la crisis, ya que al incrementar la demanda, se producía más para satisfacerla y así, se incrementaba el ingreso. Pero también es cierto que, este es un remedio temporal y mientras se tengan recursos ociosos. En el largo plazo, si no hay incentivos para la producción, por más demanda que exista, no habrá disponibilidad de bienes y no se podrá consumir (miremos el caso de Venezuela: el desabastecimiento y las largas colas para conseguir algunos bienes).
  2. “El dinero no es riqueza” esta ley se basa enteramente en el sentido común, sin embargo, es ampliamente ignorada, incluso por muchos gobernantes que llevan adelante la política económica. El dinero, es básicamente un instrumento de intercambio y su valor se encuentra en el poder adquisitivo del mismo. Es decir que, la riqueza de una persona reside en su posibilidad de acceder a bienes y servicios.
    Entonces, un país en su conjunto, no puede aumentar su riqueza aumentado sus existencias de dinero. En criollo: que apelemos a “la maquinita” no nos hace más ricos, si es que la producción y disponibilidad de bienes y servicios no aumenta.
  3. Y… como frutilla del postre, les voy a contar de otra interesante ley económica y que realmente es importante traerla a colación: se trata de la “ley de Gresham”. La misma establece que cuando en un país circulan dos tipos de monedas, y una de ellas es considerada por el público como “buena” y la otra como “mala”, la moneda mala siempre expulsa del mercado a la buena. En otras palabras, las personas siempre querrán ahorrar en la moneda buena y deshacerse de la mala.
    Entonces, si la contrastamos con la realidad, podemos notar que los argentinos no somos egoístas cuando queremos comprar dólares y deshacernos del peso, sino que solamente estamos tomando decisiones económicas racionales, tratando de mantener el poder adquisitivo futuro (para algún día poder llegar a cambiar de auto o cumplir el sueño de la casa propia). En definitiva, el problema no es la gente, el problema es el peso y las políticas económicas que llevaron al peso argentino a ser la “moneda mala”.

A modo de cierre, no es posible demostrar fehacientemente que una teoría es correcta y otra no lo es. Cuando hablamos de leyes económicas, tenemos que tratar a las mismas como un “conocimiento no exacto”, aplicado a un contexto y recordar que se trata de una “ciencia social” sin verdades absolutas.

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