close up of Benjamin Franklin on a hundred dollar bill

Dolarizar o no dolarizar

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Ante una inflación que podría llegar al 60% anual en el presente año, otra vez se ha puesto en primera plana en la Argentina el debate de si debemos o no dolarizar o no la economía.

Primera cuestión: ¿Hay certeza? 

Se escucha en los medios partidarios de la dolarización, que sería la solución a todos los problemas de la Argentina; se terminaría la inflación, nos integraríamos al mundo, las reglas serían más claras lo que genera inversión etc.

Por otro lado, los detractores dicen que el remedio sería peor que la enfermedad; perderíamos el control sobre nuestra soberanía monetaria, dependeríamos de las fluctuaciones de una economía (Estados Unidos) muy distinta a la nuestra y nos va a ir como en el 2001 etc.

Entonces ¿quién tiene razón? 

Las medidas económicas no son vacunas que se puedan probar bajo experimentos controlados, para tener las certezas de su éxito o fracaso una vez llevadas a la práctica.

 Por ende la incertidumbre existe, y al final va a depender de la aceptación o rechazo de la gente. En 1995 se auguraban “100 años de Convertibilidad” y solo cinco después pedíamos a gritos la devaluación. Dijimos nunca más atarnos al dólar y hoy se empieza a pedir a gritos la dolarización.

Que hacemos 

Hacer lo que salió bien en otro lado y adaptarlo a las particularidades del país; esto tampoco es garantía de éxito pero al menos hay un camino probado para tenerlo. 

Lo que el mundo hizo:

Desde la década del 80 los países normales incluidos “todos” nuestros vecinos aprendieron que la inflación se da por financiar con emisión el déficit fiscal; por eso dejaron de tener inflación países como Paraguay, Chile y Uruguay, por no nombrar países del primer mundo como excusa. Entonces lo mejor que podemos hacer es tener una moneda propia y no bastardearla emitiendo cada vez que queremos un plan platita. Pero viendo la historia, eso en Argentina parece difícil, sino imposible, entonces vamos por la segunda alternativa posible:

Dolarizar: 

En general los países que dolarizaron o adoptaron un tipo de cambio fijo tuvieron los mismos problemas que Argentina y, resignados a no poder optar por la mejor alternativa optaron por esta, cuáles fueron los resultados:

1.Controlaron la inflación 
2.Bajaron las tasas de interés debido a la eliminación de 1), y del riesgo de devaluación, con esto el crédito (para empresas, hipotecarios etc. se amplió)
3.Son más abiertos al mundo (comercian más debido a la necesidad de atraer dólares)

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Pero……

4.No existe evidencia contundente de que hayan tenido más o menos inversión que los países no dolarizados.
5.En general no controlaron su déficit fiscal y viven en acuerdos con el FMI.
6.Tuvieron un crecimiento menor que países similares no dolarizados.
7.Son más vulnerables a los Shock externos (baja del precio de lo que exportan o suba de lo que importan), puede generar más desempleo ante estos fenómenos.

Estas conclusiones se desprenden principalmente de los trabajos de Sebastián Edwards. Un influyente economista chileno radicado en Estados Unidos, cuya investigación está muy dedicada al tema. Lo resalto porque a pesar de tratarse de un economista liberal formado en Chicago, es escéptico de las bondades de dolarizar por sí solo, además concluye que las bondades de la dolarización en Panamá (el país más grande con este sistema) se encuentran “embellecidas”.

Dolarizar Hoy…

Implementar la dolarización requiere un inmenso trabajo pero quiero resaltar tres requisitos esenciales:

1 ) Tener dólares: cambiar los pesos por dólares a $110 requiere arriba de 40.000 millones de Uss que el Banco Central hoy no tiene, aparte de necesitar más para seguir pagando la deuda y las importaciones.

2) Un consenso general: para que no fracase y aceptarlo en las buenas épocas (precio de exportables altos) como en las malas (precio de exportables bajos o importables altos). Con grieta no se puede dolarizar… Vamos a tener un 2001 a la vuelta de la esquina.

Mención especial:

3) Aceptar las reglas: en este punto quiero ser sumamente claro: Cuando los países tienen un shock externo ( por ejemplo que bajara el precio de la soja) una devaluación es un ajuste encubierto de la reducción de ingresos (cobro lo mismo en pesos pero menos en dólares), con la dolarización no hay moneda para devaluar, entonces el ajuste se debe dar por baja de salarios o aumento del desempleo (en 1999 no quisimos bajar salarios un 10 por ciento como proponía un candidato a ministro de Economía con algo de torpeza política, y dos años después terminamos perdiendo mucho más, ver gráfico:

Como podemos ver el día después de la salida de la Convertibilidad el salario en dólares pasó de 1358 a 375 dólares. Si la cuenta del candidato a ministro estaba bien, hubiera sido preferible una baja del salario hasta los 1200 uss o 1000 exagerando, y no los 375 o 494 y bajando del día de hoy.

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La realidad es que los precios y los salarios son rígidos a la baja… aunque la consecuencia de no ser flexible termine siendo peor.

Que podría pasar con Misiones:

La regla general dice que una devaluación mejora la balanza comercial porque se exporta más y se importa menos; en Argentina la evidencia muestra que si bien mejora la balanza esto se da principalmente porque se importa menos porque es más caro, con lo que pensar que con la dolarización per se vamos a perder competitividad es poco probable.

Por el contrario, sí existe consenso en que al dolarizar, con todo lo que ello implica, deberían fomentarse las exportaciones no tradicionales como yerba mate, té o tabaco. Todo lo que signifique hacer entrar dólares debería ser incentivado. O sea debería facilitarse todo el proceso de exportaciones en cuanto a la burocracia y estructura impositiva posible, pero no esperar que la dolarización aumente o disminuya por si sola las exportaciones; es una decisión del extranjero comprar o no. 

El problema va a ser para nuestros comerciantes si no se corrigen la asimetrías, o a la tasa que se dolariza tenemos atraso; pero repito, si el consenso es “dolarizar” en serio, tales correcciones inevitablemente deberían ocurrir.

Conclusión:

La causa de los problemas argentinos no es la moneda que adopte sino el desastre fiscal que tenemos, que garantiza hasta el fracaso de que adoptemos el oro como moneda de curso legal. Panamá como ejemplo de dolarización exitosa no sería tal de no ser tan pequeño y sin el apoyo estratégico que tiene de Estados Unidos cada vez que tiene problemas. Como nosotros no tenemos un canal que una el Pacifico con el Atlántico y nuestros problemas son miles de millones más, no creo que contemos con el salvataje que tienen permanentemente (el karma de vivir al sur, diría Charly).

Las cuestiones ideológicas del tipo “los que quieren dolarizar son cipayos vende patria” me parecen totalmente irrelevantes, ya que nadie va ser más o menos patriota por el color del papel que tenga en la billetera. Esto se trata de que la Argentina tenga estabilidad, crecimiento y que la gente viva mejor. Igual vamos a poder ponernos la escarapela en la Semana de Mayo.

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