La ANSES confirma un aumento del 2,34% para jubilaciones, pensiones y asignaciones en diciembre, junto con un bono de 70 mil pesos para los haberes mínimos.
La actualización toma como referencia la variación del IPC de octubre difundido por el INDEC, mientras que el refuerzo extraordinario impacta de manera directa en más de 5 millones de beneficiarios.
Aumento y bono: cuánto cobra cada grupo
Los titulares de jubilaciones y pensiones con haber mínimo reciben una suma total de $581.319,39, integrada por $340.879,59 de haber mínimo actualizado, $70.000 de bono y $170.439,80 correspondientes al medio aguinaldo. La ANSES confirma que quienes superan el haber mínimo acceden a un bono proporcional hasta completar ese monto final.
La Pensión Universal para el Adulto Mayor (PUAM) asciende a $479.055,51, compuesta por $272.703,67 de haber actualizado, $70.000 de refuerzo y $136.351,84 de medio aguinaldo.
En el caso de las Pensiones No Contributivas (PNC) por Invalidez y Vejez, el ingreso total de diciembre llega a $427.923,57, integrado por $238.615,71 de haber mensual, $70.000 de bono y $119.307,86 correspondientes al medio aguinaldo.
Montos de la AUH y asignaciones familiares
La Asignación Universal por Hijo (AUH) sube a $122.492, mientras que la AUH por Hijo con Discapacidad llega a $398.853. En tanto, la Asignación Familiar por Hijo para el primer tramo de ingresos queda fijada en $61.252.
Voceros del organismo señalaron que “todas las prestaciones actualizan sus valores en línea con la movilidad vigente, sin modificaciones en el calendario de pagos de diciembre”.
Impacto económico y contexto
El incremento del 2,34 por ciento replica la variación del IPC de octubre que informó el INDEC, dato que la fórmula de movilidad toma como referencia. El refuerzo de $70.000 vuelve a ubicarse como herramienta de sostenimiento del ingreso, en un contexto de presión inflacionaria y caída del poder adquisitivo entre jubilados y pensionados.
Calendario y próximos pasos
Los pagos se realizan según el calendario habitual, sin modificaciones para diciembre. La ANSES indicó que publicará en las próximas horas las fechas completas por terminación de DNI para jubilaciones, PNC, AUH y asignaciones familiares.
Por Jack Nicas, New York Times. El presidente Donald Trump comenzó el año con promesas de apoderarse del canal de Panamá, tomar el control de Groenlandia y renombrar el golfo de México como golfo de América.
Lo está terminando con bombardeos a barcos de Sudamérica, desplegando el portaaviones más grande del mundo en el Caribe y explorando opciones militares contra el líder autocrático de Venezuela.
En un giro radical respecto a décadas de política exterior estadounidense, el hemisferio occidental se ha convertido en el principal escenario de operaciones de Estados Unidos en el extranjero. Además de amenazas y acciones militares, este año la Casa Blanca ha implementado aranceles punitivos, sancionesseveras, campañas de presión y rescates económicos en toda América.
Trump ha dicho que pretende impedir la entrada de drogas y migrantes en Estados Unidos. Pero, en otros momentos, altos funcionarios del gobierno han sidoexplícitos en que su objetivo general es afirmar el dominio estadounidense sobre su mitad del planeta.
“Cree que este es el barrio en el que vivimos”, dijo Mauricio Claver-Carone, enviado especial de Trump para América Latina hasta junio, quien sigue asesorando a la Casa Blanca. “Y no puedes ser la potencia global preeminente si no eres la potencia regional preeminente”.
Esa política exterior estadounidense estuvo a menudo vinculada a la ideología. Durante la Guerra Fría, se trató de defender el capitalismo, aunque ello supusiera respaldar a dictadores. En las últimas décadas, a medida que la atención se desviaba hacia las guerras y la competencia en el otro hemisferio, el foco fue la democracia y el libre comercio en América Latina.
El enfoque de Trump parece puramente pragmático: ¿Qué gana Estados Unidos?
Un mayor control del hemisferio, y en particular de América Latina, promete grandes beneficios. Están en juego amplios recursos naturales, posiciones estratégicas de seguridad y mercados lucrativos.
Respaldado por un equipo de halcones con una larga trayectoria en América Latina, entre los que destaca el secretario de Estado Marco Rubio, Trump está revisando la política estadounidense en la región para intentar extraer esos beneficios.
El efecto ha sido una reordenación de la política en toda América. Muchos líderes se han replegado para alinearse con Trump —a menudo obteniendo grandes beneficios a cambio— o han apostado sus gobiernos por desafiarlo.
En 1823, el presidente James Monroe aspiraba a impedir que las potencias europeas se entrometieran en el hemisferio.
En 2025, la potencia competidora es China, que ha acumulado un enorme poder político y económico en América Latina durante las últimas décadas.
Algunos analistas de política exterior creen que a Trump le gustaría dividir el mundo con China y Rusia en esferas de influencia. En los últimos meses, altos funcionarios estadounidenses han explicado su estrategia en esos términos.
“El hemisferio occidental es el vecindario de Estados Unidos, y lo protegeremos”, escribió el jueves el secretario de Defensa, Pete Hegseth, en el ejemplo más reciente.
Para un presidente que creció en Nueva York —donde hombres de negocios, políticos y jefes de la mafia luchan por el territorio—, controlar un barrio es de sentido común, dicen antiguos funcionarios y analistas.
“Él traduce esa visión tan parroquial de Nueva York a una visión global”, dijo John Feeley, exembajador de Estados Unidos en Panamá. “Y si lo pones en el contexto actual, América es su esfera de influencia”.
Entonces, ¿cómo asegurar la cuadra?
La Casa Blanca ha acabado con muchos de los programas de ayuda concebidos para fomentar la influencia y la buena voluntad en toda América Latina. En su lugar, Trump parece enfocado en reunir una lista de aliados en la región, o al menos gobiernos aquiescentes.
Para ello, ha recompensado a los dirigentes que se han alineado con sus exigencias y ha castigado a quienes no lo han hecho.
El gobierno de Trump concedió un rescate de 20.000 millones de dólares a Argentina, bajo la presidencia de Javier Milei, como se muestra en esta imagen del mes pasado.Credit…Anita Pouchard Serra para The New York Times
El presidente de Argentina, Javier Milei, por ejemplo, hizo campaña para “Hacer a la Argentina grande nuevamente” y cuestionó la derrota electoral de Trump en 2020. Cuando su gobierno se tambaleaba al borde de una crisis económica el mes pasado, el gobierno de Trump llegó con un rescate de 20.000 millones de dólares, y en las elecciones intermedias celebradas días después, el partido de Milei ganó a lo grande.
Al día siguiente, Trump se atribuyó el mérito. “Estamos consiguiendo un gran control sobre Sudamérica”, declaró a los periodistas. El jueves, Trump y Milei anunciaron el marco de un acuerdo comercial que debería dar a Estados Unidos más acceso a los minerales esenciales de Argentina.
En El Salvador, el presidente Nayib Bukele aceptó recibir a más de 200 deportados venezolanos en la prisión de máxima seguridad de su país cuando ninguna otra nación los quería.
Trump no tardó en elogiar a Bukele ante las cámaras en el Despacho Oval y, en un impulso decisivo para la industria turística de El Salvador, el Departamento de Estado retiró su advertencia de viaje al país.
Bukele, que ha supervisado una amplia campaña de represión en su país, también consiguió otra cosa que deseaba: que regresaran los líderes de la MS-13 que estaban bajo custodia estadounidense. Funcionarios estadounidenses habían encontrado anteriormente pruebas de negociaciones secretas entre el gobierno de Bukele y los líderes de la banda; él ha negado tener ningún pacto con ellos.
Para muchos, seguirle el juego a Trump ha sido una estrategia ganadora.
El Salvador, Ecuador y Guatemala consiguieron la semana pasada nuevos acuerdos comerciales. Panamá ha esquivado las amenazas de Trump. Una relación positiva con Washington ha ayudado a algunos líderes latinoamericanos a seguir figurando entre los más populares de la región, y parece que más figuras de derecha parecen estar ganando terreno a raíz de ello.
El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, con Trump en la Casa Blanca en abril. Aceptó encarcelar a los deportados venezolanos cuando otras naciones se negaron.Credit…Eric Lee/The New York Times
Bolivia puso fin a dos décadas de gobierno de izquierda el mes pasado, unas elecciones que funcionarios estadounidenses celebraron. Chile parece estar a punto de elegir a un presidente de derecha que ha apoyado a Trump. Y los funcionarios de Trump trataron de ayudar a uno de los principales candidatos a la presidencia de Perú, un alcalde de derecha conocido como Porky, justo cuando celebraba un acto en memoria de Charlie Kirk, el activista conservador asesinado en septiembre
Por otro lado, ha habido consecuencias para quienes no cooperan.
La Casa Blanca se ha esforzado por castigar a los tres gobiernos autocráticos de izquierda de América Latina, al amenazar con imponer aranceles del 100 por ciento a las importaciones nicaragüenses, aislar aún más a Cuba e iniciar una intensa campaña de presión contra Venezuela.
Funcionarios estadounidenses han calificado de fugitivo al líder autoritario de Venezuela, Nicolás Maduro, y han ofrecido una recompensa de 50 millones de dólares por su captura. En las últimas semanas, Trump ha estado considerando ataques terrestres y el uso de fuerzas de Operaciones Especiales allí.
Al mismo tiempo, el ejército estadounidense ha incrementado su presencia más grande en el hemisferio en décadas, con más de 15.000 soldados. La semana pasada, la Marina trasladó su portaaviones más grande a una distancia de ataque de Venezuela.
Desde septiembre, el ejército estadounidense ha llevado a cabo 21 ataques contra lanchas rápidas que, según afirma, transportaban drogas, y han muerto 83 personas a causa de ello. Las autoridades estadounidenses no han presentado pruebas de que las lanchas llevaran drogas.
Esta campaña tan inusual, que ha suscitado preocupación sobre su legalidad en el Congreso y en otros espacios, también se ha utilizado para presionar a otros países.
Después de que Petro, político de izquierda, criticara los ataques a embarcaciones, Estados Unidos suspendió la ayuda y su ejército atacó una embarcación procedente de Colombia. A continuación, el Departamento del Tesoro impuso sanciones a Petro, y lo acusó de ser un narcotraficante. La popularidad de Petro ha caído, y los analistas creen que la nación podría virar a la derecha en las elecciones del próximo año.
Santa Marta, Colombia, una nación cuyo presidente es uno de los principales críticos de Trump en América Latina.Credit…Federico Rios para The New York Times
En una señal del impacto de Trump, el principal foro diplomático del hemisferio, la Cumbre de las Américas, fue cancelada abruptamente este mes por primera vez en sus 31 años de historia. Los organizadores citaron “profundas divisiones que actualmente obstaculizan el diálogo productivo”.
Cuando se ha tratado de los mayores actores del hemisferio, Trump ha encontrado límites a su estrategia de presión y amenazas.
Ya que son los dos mayores socios comerciales de Estados Unidos, México y Canadá conservan una enorme influencia. Cada uno de ellos ha encontrado la manera de cumplir algunas de las exigencias de Trump y mantenerse firme en otras. Y los dirigentes de ambos países, de partidos de tendencia izquierdista, se han beneficiado políticamente de su acercamiento a Trump.
Pero Brasil representa la prueba más contundente para el enfoque de Trump. En julio, golpeó al país con sanciones y aranceles del 50 por ciento en un esfuerzo por detener el proceso penal del gobierno brasileño contra el expresidente Jair Bolsonaro, aliado de Trump.
El actual presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, no tardó en criticar a Trump y vio cómo subían sus cifras en las encuestas. Entonces, Brasil condenó a Bolsonaro por intentar dar un golpe de Estado y lo sentenció a 27 años de prisión.
Semanas después, Trump cambió bruscamente de rumbo. Se reunió con Lula y dijo que le caía bien, y ahora las dos naciones están negociando el fin de los aranceles.
La deuda pública cayó en octubre y acumula seis meses consecutivos de descenso en medio de la incertidumbre política
El stock de deuda bruta de la Argentina se redujo en octubre a US$442.196 millones, tras una baja mensual de US$11.835 millones. Se trata del sexto mes consecutivo de descenso, impulsado por pagos por US$10.959 millones y una menor exposición en moneda extranjera. La dinámica se produce en un contexto marcado por la volatilidad electoral y la transición legislativa del 26 de octubre.
Seis meses de bajas: composición, monedas y peso de cada instrumento
El informe oficial difundido por la Secretaría de Finanzas detalla que el stock de deuda en situación de “pago normal” se ubicó en US$439.688 millones, lo que representó una reducción mensual de US$11.187 millones (-2,62% respecto de septiembre).
Del total de la deuda bruta:
76,3% corresponde a Títulos y Letras del Tesoro Nacional.
22,3% se compone de obligaciones con Acreedores Externos Oficiales, incluidos organismos financieros internacionales.
0,6% son Adelantos Transitorios otorgados por el Banco Central al Tesoro.
0,8% representa otros instrumentos.
El recorte de octubre se dio en un contexto político especialmente sensible, tras las elecciones legislativas del 26 de octubre, que generaron presión sobre el mercado financiero y expectativas respecto del rumbo económico del nuevo Congreso. En ese marco, la reducción del stock se interpretó como una señal de disciplina fiscal y gestión activa del pasivo público.
En cuanto a la composición por moneda, el informe precisa que:
El 57% del total corresponde a deuda en moneda extranjera por US$250.845 millones.
De ese monto, 75% corresponde a instrumentos emitidos en dólares (US$187.668 millones).
23% son Derechos Especiales de Giro (DEG) equivalentes a US$56.763 millones.
El 2% restante corresponde a euros, por US$6.024 millones.
El 43% de la deuda está nominada en pesos, con un total de US$188.843 millones.
De ese porcentaje, US$101.050 millones se encuentran en tasa ajustable (54%).
Y US$87.793 millones en tasa no ajustable (46%).
La reducción simultánea del stock en moneda extranjera y en pesos confirma una estrategia de administración orientada a disminuir vulnerabilidades cambiarias y reforzar el perfil de vencimientos.
Pagos por US$10.959 millones y efecto fiscal: cómo impacta en las cuentas públicas
La Secretaría de Finanzas precisó que durante octubre la administración central realizó pagos por US$10.959 millones, de los cuales: 96% se efectuó en moneda nacional y 4% correspondió a pagos en moneda extranjera.
La mayor parte de los desembolsos se destinó a cancelación de capital, por un total de US$10.715 millones, lo que redujo la necesidad de refinanciamiento y comprimió el stock general.
Este comportamiento se suma a otros elementos de la estrategia oficial: la búsqueda de superávits fiscales primarios, la expansión de instrumentos en pesos y la moderación del financiamiento monetario. Con seis meses consecutivos de caída, la deuda muestra una tendencia compatible con el enfoque de consolidación fiscal que el Gobierno sostiene como eje de su programa económico.
Implicancias para el mercado y perspectivas
La reducción mensual del stock en octubre —uno de los mayores del año— envía una señal de previsibilidad al mercado financiero en un mes particularmente volátil. La caída de US$11.835 millones se combina con pagos en moneda local que reducen la presión sobre el tipo de cambio y los vencimientos en divisas.
En paralelo, la menor exposición en dólares y DEG atenúa los riesgos externos, aunque la estructura de pasivos continúa siendo sensible a variaciones del tipo de cambio, tasas internacionales y negociaciones con organismos multilaterales.
De cara al cierre del año, los analistas seguirán de cerca la evolución del endeudamiento en pesos ajustables, la dinámica de Letras y Títulos del Tesoro y la capacidad del Gobierno para sostener la trayectoria descendente del stock en un contexto de fragilidad política y demanda creciente de financiamiento por parte de provincias y sectores productivos.
Por Juan Carlos Villalonga y Elisabeth Mohle. El lunes 3 de noviembre, el gobierno argentino presentó su nueva meta de mitigación en la Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés), el documento que establece los objetivos del país frente al cambio climático. En lugar de elevar la ambición, la nueva versión relaja los compromisos: el límite de emisiones pasa de 349 millones de toneladas de CO₂ equivalente —establecido en 2021— a 375 millones para 2030 y 2035. Se trata de un retroceso que contradice la ciencia, la tendencia global y, sobre todo, la oportunidad de definir un rumbo que impulse la transición verde como motor de inversión, empleo y competitividad.
Qué son las NDC y por qué importan
Las NDC son el corazón del Acuerdo de París, el pacto global adoptado en 2015 para enfrentar el cambio climático. A diferencia del acuerdo climático anterior -el Protocolo de Kioto, no impone metas desde arriba: cada país define su propio aporte y lo presenta ante la comunidad internacional. En conjunto, esos compromisos trazan el rumbo colectivo para mantener el aumento de la temperatura media del planeta por debajo de los 2 °C —y, en lo posible, de 1,5 °C— respecto de los niveles preindustriales.
Cada cinco años, los países deben actualizar sus NDC y elevar su nivel de ambición. Este mecanismo de revisión progresiva es fundamental, porque incluso con los compromisos actuales el mundo sigue camino a superar los 2 °C de calentamiento. La actualización periódica busca justamente asegurar que la acción climática avance de forma sostenida, acumulativa y coherente con la ciencia.
Pero las NDC no son solo promesas: también son herramientas de planificación. En ellas se expresa la voluntad política de reducir emisiones y adaptarse al cambio climático, pero además orientan la estrategia productiva nacional, señalando las oportunidades de inversión, las prioridades de política pública y los esquemas de cooperación internacional. En definitiva, marcan la dirección de la transición hacia una economía más sostenible y competitiva. Esa dirección funciona como una señal de orden para todos los actores: empresas que deciden dónde invertir, gobiernos locales que diseñan políticas y jóvenes que eligen en qué formarse para el futuro.
Si bien el Acuerdo de París y las dos primeras rondas de NDC lograron impulsar la acción climática global y reducir las proyecciones de calentamiento de cerca de 4 °C a entre 2,3 °C y 2,5 °C, la brecha sigue siendo enorme para cumplir con la meta de limitar el aumento de la temperatura a 1,5 °C. Según el Emissions Gap Report 2025, para alcanzar ese objetivo el mundo debería reducir las emisiones globales alrededor de un 40 % para 2030 y un 55 % para 2035 respecto de los niveles de 2019. Sin embargo, con los compromisos actuales las reducciones proyectadas apenas alcanzan el 12 % y el 15 %, y las políticas hoy vigentes nos encaminan a un calentamiento de hasta 2,8 °C.
Por eso, cada nueva ronda de NDC debería elevar la ambición y acompañarse de planes de implementación más concretos y verificables, que transformen los compromisos en políticas efectivas de mitigación y adaptación.
El estado global de las NDC
A nivel mundial, la nueva ronda de compromisos —las llamadas NDC 2025, con horizonte 2035— avanza con ritmo dispar. Según el portal Climate Watch, solo 69 países —que en conjunto representan el 61 % de las emisiones globales— presentaron una nueva NDC, mientras que otros 128 (39 %) aún no actualizaron sus compromisos desde la última ronda.
El NDC Synthesis Report 2025, analizó las 64 nuevas NDC y encontró algunos avances relevantes. El 89 % incluye metas de alcance económico nacional (frente al 81 % anterior) y el 88 % fue elaborado teniendo en cuenta los resultados del Global Stocktake, el balance global que mide el progreso colectivo del Acuerdo de París. En conjunto, estas NDC implican una reducción proyectada de entre 11 % y 24 % de las emisiones respecto de 2019 y trazan una trayectoria alineada con los objetivos de neutralidad a largo plazo. Además, el informe destaca una mayor presencia de componentes de adaptación y resiliencia, incluidos en el 73 % de las nuevas contribuciones, y subraya la necesidad de cooperación internacional y financiamiento innovador para garantizar su implementación efectiva.
Yendo a los grandes emisores, el Emissions Gap Report 2025 muestra que -a fines de septiembre) solo diez miembros del G20 habían presentado nuevas metas de mitigación con horizonte 2035. Si bien todos implican reducciones respecto de los objetivos de 2030, las magnitudes varían ampliamente: desde ajustes marginales —como Canadá (-38 MtCO₂e) o Turquía (-57 MtCO₂e)— hasta recortes más significativos en economías de gran peso, como China (-961 MtCO₂e), Estados Unidos (-921 MtCO₂e) y la Unión Europea (-681 MtCO₂e). En el caso de Brasil, la nueva NDC proyecta una reducción equivalente a unos -290 MtCO₂e hacia 2035. Sin embargo, el informe advierte que, en conjunto, las nuevas metas del G20 representan una disminución insuficiente para cerrar la brecha hacia los 1,5 °C.
La nueva NDC argentina: seguir procrastinando la transición
Desde la firma del Acuerdo de París, Argentina presentó dos NDC. La última, en 2020, fijaba un tope de 349 MtCO₂e para 2030 y ratificaba la neutralidad de carbono en 2050. Aunque las políticas vigentes no alcanzaban para cumplirla, la meta en sí era una señal de compromiso y de planificación de una transición en marcha.
La NDC presentada esta semana eleva el techo a 375 MtCO₂e: son +26 Mt respecto de 2020, es decir un aumento de +7,5 %. Además, repite el mismo número para 2030 y 2035, congelando la ambición por cinco años más.
La explicación oficial refiere a que se incorporaron más áreas geográficas, más categorías de emisiones, entre otros cambios metodológicos. Sin embargo, aún si parte del ajuste fuese atribuible a metodología, no hay evidencia publicada que demuestre que 375 “equivale” a los anteriores 349. Y, en ningún caso, esos cambios justifican mantener la misma meta en 2035. Es importante ver los números para terminar de entender qué significa esta nueva meta.
La comparación con una trayectoria compatible con 2 °C es clara: para 2030 Argentina debería ubicarse en torno a 287 MtCO₂e. Con la nueva NDC, el país quedaría 88 Mt por encima (+30,7 % sobre el nivel requerido); con la meta previa, el desvío era de 62 Mt (+21,6 %). En términos de peso relativo, mantenerse cerca del 0,7 % de las emisiones globales exige objetivos del orden de 287 Mt; apuntar a 375 Mt empuja la participación hacia el 1%.
En el siguiente gráfico se ve con claridad por dónde debería ir la trayectoria y por dónde se ubica la NDC presentada:
Fuente: Elaboración propia. Nota: línea verde: emisiones históricas; línea roja: NDC 2021 con meta 2030 y trayectoria net zero; línea azul discontinua: meta intermedia indicativa (NDC 2020); punto amarillo: meta 2035 consistente con trayectoria net zero (significa 36% de reducción respecto 2022); puntos naranjas: metas 2030 y 2035 según NDC 2025.
Así y todo no hay plan de transición
Más allá del objetivo anunciado, el problema central sigue siendo la ausencia de un plan de transición. Las NDC solo tienen sentido si se traducen en políticas concretas, con presupuestos definidos, responsabilidades institucionales claras y mecanismos de seguimiento que permitan medir avances y corregir desvíos. Sin eso, se reducen a declaraciones de buena voluntad sin capacidad transformadora.
Argentina no partía de cero: contaba con un ministerio con capacidades técnicas, representación activa en los foros internacionales y programas en marcha para fortalecer la política ambiental. Pero en poco tiempo el gobierno desmanteló esas capacidades, recortó políticas, bloqueó el acceso a financiamiento internacional y hasta borró el cambio climático del discurso oficial.
Ahora que parece haber reconocido su existencia —y la necesidad de mantenerse dentro de la conversación global—, debería formular una hoja de ruta clara que explique cómo piensa cumplir siquiera esta meta menos ambiciosa.
Porque ya no hablamos solo de un problema ambiental —que de por sí sería suficientemente grave—, sino de un problema económico y productivo. El cambio climático afecta de manera directa a la economía: lo mostró la última sequía, con pérdidas millonarias en el agro, y lo anticipa la transición tecnológica global, que pone en riesgo sectores clave como el automotriz si el país no se adapta.
El mundo avanza; no tenemos nada para ganar por seguir quedando atrás.
Oberá Nocturna 2025, el cine de terror argentino y latinoamericano vuelve a brillar con estrenos y festivales invitados
Del 7 al 9 de noviembre, el Cine Teatro Oberá – Espacio INCAA será sede de la tercera edición del Ciclo de Cine de Terror “Oberá Nocturna”, un evento que se consolida como referente del género en el nordeste argentino. Con entrada libre y gratuita, la propuesta reunirá a tres de los principales festivales de cine fantástico del país y la región: Terror Córdoba, Buenos Aires Rojo Sangre (BARS) y la Alianza Latinoamericana de Festivales de Cine Fantástico (FANTLATAM), además de proyecciones, talleres y estrenos nacionales.
Un encuentro federal para los amantes del cine fantástico
En su tercera edición, Oberá Nocturna 2025 busca profundizar el vínculo entre público, realizadores y gestores culturales del ámbito audiovisual. Las funciones se desarrollarán durante tres noches consecutivas, ofreciendo una programación diversa que combina cine de autor, producciones independientes y narrativas contemporáneas del terror.
La presencia de Terror Córdoba, BARS y FANTLATAM refuerza el carácter federal y colaborativo del evento. Cada festival aportará una muestra especial:
Terror Córdoba presentará una selección de cortos que exploran las nuevas tendencias del horror psicológico y el suspenso urbano.
Buenos Aires Rojo Sangre, con 26 años de trayectoria, ofrecerá una retrospectiva de su historia como el festival pionero del cine fantástico y bizarro argentino.
FANTLATAM mostrará producciones independientes de distintos países latinoamericanos, destacando la diversidad estética y narrativa del género en la región.
“El objetivo es seguir construyendo redes entre los festivales y fortalecer el espacio del cine fantástico en Argentina”, destacaron los organizadores del ciclo, que se enmarca dentro de la red de exhibiciones del Espacio INCAA.
Estrenos nacionales: tres noches de adrenalina y cine argentino
La programación oficial incluirá tres películas destacadas del cine de terror nacional contemporáneo, que marcan una renovación estética y temática del género:
“Nadie va a escuchar tu grito” (dir. Mariano Cattaneo) – Viernes 7 de noviembre, 21:00 hs. Ambientada durante el Mundial de Italia 1990, combina el clima futbolero con una serie de crímenes que ocurren mientras la Selección Argentina juega sus partidos decisivos.
“1978” (dir. Luciano y Nicolás Onetti) – Sábado 8 de noviembre, 22:00 hs. Un relato de terror político y sobrenatural, ambientado en plena dictadura militar, donde un grupo de represores se enfrenta a fuerzas que escapan a su control.
“Retratos del Apocalipsis” (dir. Nicanor Loreti, Fabián Forte y Luca Castello) – Domingo 9 de noviembre, 21:30 hs. Cuatro historias conectadas por una invasión zombie en Buenos Aires, que exploran los límites de la resistencia humana y el caos social ante el fin del mundo.
Además de las proyecciones principales, se sumarán muestras de micro terror, cortometrajes de realizadores misioneros y del NEA, y actividades temáticas dedicadas a la mitología y las leyendas del monte misionero, aportando una identidad local al evento.
Oberá, epicentro del cine de género en el NEA
Con una propuesta que combina producción audiovisual, formación y participación ciudadana, el ciclo Oberá Nocturna se consolida como un punto de encuentro para realizadores, críticos y público del noreste argentino.
El evento cuenta con el acompañamiento del Espacio INCAA, dependiente del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), y del Cine Teatro Oberá, sede cultural emblemática que promueve la exhibición de cine nacional e independiente.
La edición 2025 reafirma el crecimiento del festival. Que año tras año amplía su convocatoria y se posiciona como una plataforma relevante para la difusión del cine de terror y fantástico.
Lugar: Cine Teatro Oberá – Espacio INCAA (San Martín 1069, Oberá, Misiones) Entrada: Gratuita Fechas: 7, 8 y 9 de noviembre de 2025