Héctor González: “Hay que ir a buscar la demanda, no esperar al enfermo”
En momentos en los que la contracción económica se hace sentir en forma transversal en todo el país, hay que agudizar el ingenio para soportar mayor demanda y sostener la calidad en los servicios. Particularmente, en la salud.
El ministro de Salud de Misiones, Héctor González, está convencido de que la salud pública debe dejar de ser un sistema reactivo para convertirse en una política activa. “No se trata solo de atender la enfermedad. Se trata de ir a buscar a la demanda, de salir a buscar al sano para que no se enferme”, repite a lo largo de la entrevista.
Para él, la clave del sistema no está únicamente en sumar médicos a los hospitales de nivel III, sino en evitar que los pacientes lleguen a esas guardias desbordadas. “Puedo llenar un hospital de cardiólogos esperando al infartado o de endocrinólogos esperando al diabético, pero lo que hay que hacer es trabajar antes: detectar al hipertenso en el barrio, acompañar a la embarazada desde el primer día, atender al adolescente antes de que llegue a una guardia con una crisis de salud mental”.
González pone un ejemplo sencillo: “Si tengo un barrio de cinco mil personas, sé que estadísticamente debería haber cien, doscientos hipertensos. ¿Dónde están? ¿Están medicados? ¿Están diagnosticados? Si no, más temprano que tarde me van a llenar las guardias de infartos y ACV. Y eso no es solo un problema sanitario, es un costo enorme para el sistema. Años de medicación crónica, internaciones, discapacidad”.
Ese cambio de mirada es el que impulsa hoy Misiones. No esperar al enfermo, sino ir a buscarlo antes. “Sostener lo que hay”, marcó González en la presentación del Presupuesto 2026.
“Muchas enfermedades son prevenibles. Obesidad, sobrepeso, tabaquismo, mala alimentación. Ahí tenemos que trabajar antes de que se transformen en problemas mayores”, remarca en una entrevista con Economis.
El ministro cita un ejemplo concreto: el embarazo. Hasta hace poco, una mujer con atraso menstrual recorría un camino laberíntico: análisis en un lugar, turno con obstetra en otro, ecografía en otro más. “Pasaba un mes entero antes de tener un control real”, describe.
En Posadas, la cartera implementó una prueba piloto con diez centros de atención integral, donde desde la primera consulta se hace todo: test, ecografía, análisis, nutricionista, obstetra. “Si confirmo el embarazo, arranca el control integral desde el minuto cero. Y si logro que tenga al menos cinco controles mínimos, evito prematuros, complicaciones neonatales, internaciones largas. Eso es prevención pura”.
La crisis económica disparó la demanda. En 2024 hubo 1.944.628 pacientes en hospitales, récord absoluto, y otros 698.961 en los Caps, el número más alto en cinco años.
Los CAPS y hospitales públicos están llenos. Pero no solo por quienes perdieron la prepaga o no pudieron pagar un coseguro. “La gente elige la salud pública en Misiones por confianza. Eso no pasa en todos lados. Acá es una construcción de muchos años, desde los tiempos de José Guccione. Tenemos una salud pública fuerte y legitimada”.
El presupuesto provincial de 2026 mostró una decisión clara: más que grandes obras, se trata de sostener lo que hay. González lo explica sin rodeos: “Estamos bien en infraestructura, aunque obviamente, siempre falta algo. El hospital de Puerto Rico es enorme, pero depende de financiamiento nacional que no llega. Y es una obsesión del gobernador Hugo Passalacqua. La Provincia seguramente tendrá que absorberlo. Y después hay obras chicas pero decisivas: las FAPs, donde antes la gente esperaba parada, al rayo del sol o bajo la lluvia, ahora tienen techo, sillas. Son inversiones de 15 o 20 millones, que parecen menores pero dignifican la atención”.
Y está el caso del tomógrafo pediátrico. “Conseguimos uno de última generación, de múltiples cortes, por 450 millones de pesos. Eso salva vidas. No se ve tanto como inaugurar un edificio, pero es fundamental”.
El costo invisible
Sostener un sistema con equipamiento de última generación es carísimo. “La diálisis, por ejemplo: el Incluir Salud sigue pagando valores de 2022. La provincia cubre la diferencia. Y no es optativo: la diálisis es soporte vital. Lo mismo con trasplantes. En procuración de órganos somos de las mejores provincias. No tenemos lista de espera de córnea. Eso cuesta mucho, pero lo hacemos porque la salud pública es prioridad.”
Cuando se le pide una nota para evaluar el sistema misionero, González no duda: “Estamos en un siete u ocho puntos. Con el PET, con más resolución en hospitales de nivel I y II, con pediatría reforzada. Nos falta, pero avanzamos”.
El ministro insiste en un punto central: descomprimir los hospitales de nivel III. Para eso, hay que darle más resolución a los de nivel I y II. Equiparlos con rayos, laboratorios, médicos bien formados. Y reforzarlos con apoyo a distancia. Los números parecen indicar un cambio de usos: en 2024 bajó el número de egresos en hospitales nivel III -69.971 contra 74.412 de 2023-, mientras que subieron los egresos de los de nivel I -35.918 contra 24.921 de 2023-.
Así nació la red de pediatría, con especialistas disponibles las 24 horas por teléfono para cualquier médico del interior. “El paciente pediátrico siempre es complejo: está la madre, la abuela, la tía. Y el médico generalista necesita respaldo. Ahora lo tiene. Eso evita traslados innecesarios a las tres de la mañana y ordena la atención”.

En Posadas la cantidad de médicos es suficiente. En el interior, nunca alcanza. Por eso la provincia buscó reforzar el sistema de residencias. El resultado: este año se cubrió el 95% de los cupos, algo que no ocurría hace mucho.
Hay un incentivo fuerte: los residentes provinciales cobran más que los nacionales. Y además, muchos quieren volver a sus localidades de origen. “Ese arraigo es fundamental. Cuando un médico formado en Misiones vuelve a su pueblo, el impacto es enorme”.
Los números duros marcan la agenda. La mortalidad infantil registró un aumento, aunque Misiones sigue por debajo de la media nacional. El golpe vino del dengue y también la crisis. “La sintomatología cambió. Pacientes que parecían estables se complicaban a las seis horas. Eso nos obligó a montar salas de hidratación rápida, certificadas por la OPS. Ahora tenemos personal entrenado en toda la provincia”.
Uno de los indicadores en los que se puede evaluar la trayectoria de las decisiones políticas es el de los embarazos adolescentes. De un techo de 5.582 nacimientos de madres de entre 15 y 19 años en 2015, se logró reducir la tasa paulatinamente hasta 3.199 cinco años después. En 2024, último año cerrado, el número se redujo a 2.028, el número de embarazos adolescentes más bajo de la historia reciente.
La baja coincide con otro indicador duro y difícil de mover: los abusos y violaciones a niñas de entre diez y 14 años. Las madres niñas fueron 223 en 2015 y el número bajó a 139 en 2020. El año pasado por segunda vez se rompió la barrera de los cien: en 2023 fueron 92 y el año pasado fueron 90, el número más bajo de la historia, lo que no exime que todavía haya 90 historias de violaciones a niñas.
Entre ambas categorías, el promedio de nacidos vivos es de 12,7 %, el más bajo de la historia, aunque todavía por encima del promedio nacional, que fue de 8,6 en 2023.
En 2024 hubo 16.680 nacimientos en Misiones, lo que marcó la tasa bruta de natalidad más baja desde al menos 2003, con apenas 12,7 nacimientos por cada mil habitantes. Lo que marca una caída sostenida desde 2015, cuando la tasa era de 23,9 por mil. En apenas una década, la natalidad se redujo casi a la mitad.
La natalidad bajó, y también el embarazo adolescente. En parte, porque Misiones absorbió el programa ENIA cuando Nación lo dio de baja. Hoy hay 19 consultorios adolescentes y se planea abrir cinco más. “Queremos que sean espacios amigables, fuera de los hospitales, donde los chicos se sientan cómodos. No solo para ir enfermos, sino para prevenir, para consultar”.
La salud mental ocupa un lugar creciente. Se creó una red de prevención del suicidio que ya recibió casi mil llamados, más de 200 de adolescentes de entre 12 y 19 años. “Eso confirma que tenemos que cuidar esa franja etaria con psicólogos, nutricionistas, médicos clínicos. Hay que anticiparse”, dice González.
El ajuste nacional se siente en todos los rincones. “Nación saca, Misiones pone. Lo venimos piloteando, pero no veo que mejore. Al contrario. Lo importante es sostener lo que tenemos: infraestructura, equipamiento, recurso humano. Construir lleva años, destruir se hace en dos patadas. Por eso insisto tanto en sostener”.
“La salud es una sola. Después se divide el financiamiento. Nuestros sanatorios privados están relativamente bien, pero la salud pública en Misiones es mucho más fuerte. Tenemos más camas de terapia intensiva, más capacidad de respuesta. Eso nos permitió manejar la pandemia de otra manera. ¿Nos llegó el agua al cuello? Sí. Pero otros se ahogaron antes. Nosotros resistimos.”
González resume el desafío en una frase que repite varias veces, casi como un norte: “No esperar al enfermo, sino ir a buscar al sano. Fortalecer la atención primaria, acompañar a la embarazada desde el primer día, detectar al hipertenso antes del infarto, atender al adolescente antes de la crisis. Resolver más en los hospitales chicos y dejar la alta complejidad para los grandes. Esa es la única manera de que la salud pública no colapse y siga siendo una política pública de verdad”.



