Héroes Anónimos

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El virus del Covid-19 no deja de expandirse. Lo que hace dos meses en una charla entre amigos parecía una “gripe controlable” mediante medidas de higiene hogareña, hoy registra más de 235.000 muertes en el mundo. En nuestro país, la cuarentena obligatoria parece haber evitado un escenario de posguerra, y aunque la preocupación por la reactivación económica crece día a día, las experiencias de países limítrofes como las de Chile y Brasil, no dejan de confirmar el acierto del aislamiento preventivo social y obligatorio.

Párrafo aparte es el de la labor de nuestros médicos. Como es sabido es difícil hablar de “los médicos” pensándolos como un todo homogéneo, más en tiempos de hiperinformación digital donde muchas veces se contradicen las recomendaciones y diagnósticos de los diferentes especialistas. Sin embargo, el reconocimiento social a la vocación de los profesionales de la salud queda sellado cuando todas las noches los vecinos de todos los barrios del país salen a mostrarles su gratitud mediante aplausos, canciones y buenos augurios.

En la provincia de Misiones y frente a la política pública del #quedateencasa, otros profesionales también se suman a la aventura de cuidar al prójimo. Los trabajadores de algunos entes administrativos, las farmacias, panaderías, supermercados, verdulerías, los trabajadores de los medios de comunicación y comercios alimenticios en general se exponen, algunos por obligación del ente Estatal pero seguramente otros por convicción solidaria, en cumplir su jornada laboral entregando un plus que ya se encuentra reconocido por el pueblo misionero.

Acciones como las de las merenderos y comedores comunitarios que distintas organizaciones sociales llevan adelantes, o incluso empresas privadas que entregan insumos a los domicilios particulares de sus clientes, hoy se resignifican adquiriendo un valor extraordinario y sin dudas son muestras de que en la adversidad los lazos de solidaridad siguen vigentes y activos en la tierra colorada.

Frente a estos acontecimientos tan particulares como el que estamos viviendo, donde la pandemia terminó aislando a casi toda la población del planeta, este DÍA DEL TRABAJADOR no puede celebrarse de la misma forma. Situaciones extraordinarias merecen un reconocimiento extraordinario para quienes se juegan la vida saliendo de sus hogares, sea para reponer un paquete de arroz en una góndola o para llevarle un cajón de soda a un vecino.

Una vez el escritor Eduardo Galeano supo explicar que la admiración mundial que generó Diego Maradona se debió a que era un “dios de barro”. Más allá de su magia en el desempeño deportivo, Diego era un trabajador, con más falencias que virtudes a la hora de vivir la vida cotidiana, y paradójicamente la exposición de esa fragilidad potenciaba su destreza dentro de una cancha de fútbol.

En tiempos de cuarentena, ya sin Diego, ya sin fútbol, atrincherados en nuestros hogares protegiéndonos de un enemigo invisible que tiene la capacidad de responsabilizar a las víctimas que contagia, queremos reconocer y saludar a nuestros dioses de barro, nuestros héroes anónimos que siguen eludiendo adversidades y que hoy son nuestros titulares para poder ganar el mundial del covid-19.

Gráfica: Marcelo Carniglia

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A un toque

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El presente de América Latina nuevamente es noticia en todos los portales del mundo, la situación de Chile y Bolivia despertó una nueva ola de efervescencia social con fuerte presencia de militares en las calles. No solo que no se han resuelto los estallidos sociales de los últimos meses sino que se incrementaron y hasta despertaron en otros países como Venezuela y Colombia. 

La reproducción de desigualdades sociales es fruto de la reproducción del propio sistema capitalista (juego de suma cero) y así, de una cultura que tiene sus pilares en la meritocracia y en el individualismo más acérrimo. Sin embargo, en distintos países de América Latina se acrecentaron esas desigualdades.

Chile, por ejemplo, uno de los países “modelo” de desarrollo del neoliberalismo fracasa cuando tiene que mostrar los números socioeconómicos. Donde el 10% más rico gana casi 30 veces más que el 10% más pobre, sin describir las incoherencias de un sistema social totalmente desigual. (Fuente: Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico)   

Ahora tomemos el caso de Argentina, donde el 10% más rico del país concentra el 32% de la riqueza, mientras que el 60% de la población ocupada gana menos de $ 20.000 pesos al mes; teniendo en cuenta que la Canasta Básica Total (CBT) una familia tipo necesitó en octubre 2019 más de $ 33.000 pesos para no ser pobre. (Fuente: INDEC)

No obstante, las desigualdades sociales no son la única variable que explica el clima político, económico y social que vivimos en toda la región. Cada país tiene su realidad que desemboca generalmente en un problema más grande, esto sucede cuando explotan las injusticias y quedan al descubierto otras falencias que no eran visibles hasta ese momento (como el caso Chileno).

Otro país que no logra encauzar su estabilidad es Venezuela, hace rato perdió el respeto institucional, la estabilidad jurídica y la lógica democrática. Tiene una especie de enfermedad crónica de los últimos años que hasta la oposición es funcional a la ruptura del estado de derecho. 

Bolivia se encuentra en estado de vigilia permanente, con abusos de las fuerzas de seguridad en las calles y una especie de racismo encubierto en valores de libertad contra la identidad de un pueblo indígena que es perseguido con la biblia y la constitución en las manos. Cabe aclarar aquí algunos números sobre Bolivia: en 2006 la pobreza representaba el 59,9% de la población, y se logró reducir al 36% (según medición del BID en 2017), la pobreza extrema que era de 36,4%, se redujo al 17,1%. La distribución de la riqueza también cambió: la clase media en Bolivia creció en 3 millones de personas, pasando del 35% de la sociedad al 58%, mientras que la clase baja se redujo del 61% al 37%. (Fuente: BID)

Colombia parece que actuó como consecuencia de la región, en principio se convocó a un paro nacional pacífico para reclamar por algunas demandas sociales. La tensión no tardó mucho en llegar, las fuerzas armadas en las calles y manifestantes en la otra vereda. Terminó todo con toque de queda en varias ciudades y nuevamente la sensación de que en cualquier momento todo se desmadra.

Ecuador vivió días de muchísima tensión hace pocos meses: primero fue el aumento 120% en los combustibles (el famoso “paquetazo” de Lenin Moreno), sumado a una revuelta de transportistas y estudiantes, levantamiento indígena y para finalizar, una violenta represión con poca apertura al diálogo.

En las últimas horas Uruguay eligió a su nuevo Presidente Luis Lacalle Pou, quien se consagró ganador frente a su adversario del Frente Amplio. Después de 15 años consecutivos de gobiernos de centro-izquierda asumirá un gobierno con base del Partido Nacional, el Partido Colorado y el espacio Cabildo Abierto.

Por su parte, Brasil tendrá que sortear su realidad en medio de un clima enrarecido en toda la región. México asumiendo un rol protagónico en los últimos meses se posiciona como una oleada más progresista si se quiere. Argentina con un presidente electo que intentará cortar con una economía neoliberal que se impuso fuertemente en varios países de América Latina. Paraguay y Perú miran de reojo a sus vecinos mientras continúan creciendo económicamente, aunque con grandes desigualdades sociales, como enquistadas culturalmente.

Lamentablemente el título de este artículo no hace referencia a ningún estilo futbolístico ni mucho menos, sino a una realidad que no sacude culturalmente. Otra vez somos noticia de desorden, de saqueos, de cacerolazos, de violencia, de represión y de abusos de poder. Sin embargo, no debemos quedarnos solamente con ese análisis, puesto que las desigualdades sociales son parte de un problema que excede al fracaso de la economía neoliberal. En nuestra región, históricamente tan desigual, a mayor meritocracia e individualismo mayor profundización de una grieta que gira en torno a los que tienen y a los que no. Y cuando la decepción, la marginalidad y la indiferencia se convierten en bronca, el estallido puede estar cerca.

El “toque de queda” (para varios países en América Latina) es la prohibición de circular libremente por las calles de una ciudad y/o permanecer en lugares públicos en cualquier horario y bajo cualquier necesidad. La establecen los gobiernos o instituciones con el objetivo de generar estabilidad o para recomponer el estado de derecho. Aquí se utilizan a las Fuerzas Armadas o las Fuerzas de Seguridad para volver la calma a las calles; en varias ocasiones terminan generando mayor agitación social y enfrentamientos represivos y de abusos de la autoridad.

El “toque de queda” o “estado de sitio” claramente es un hecho social que condiciona nuestras conductas y legitima el poder de un Estado Moderno al estilo Weberiano. Por momentos vivimos a un toque del estallido, por momentos sentimos que estamos lejos, somos parte de una región con extremas desigualdades sociales.

Para cambiar estas realidades podemos comenzar con energía ciudadana en todas sus variantes, vivir una ciudadanía activa que reconozca todos los derechos, ejercer la acción colectiva y sobre todo, frenar con la violencia para evitar las muertes. América Latina siempre fue considerada una región pacífica para el mundo, debemos resolver los problemas con respeto activo y madurez ciudadana.

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Argentina necesita un Pacto Nacional de Empleo, Productividad e Ingresos

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Todos sabemos que el trabajo es una necesidad personal y social, que continúa siendo un valor que permanece entre nosotros, que crea lazos sociales, pero también crea bienes de uso que tienen una utilidad social para toda la especie humana. Con el trabajo no solo se aprende, se adquiere conocimiento tácito y se configura la identidad social.

Hace unos días conocimos los nuevos datos sobre el empleo en Argentina, tenemos más de 2 millones de personas buscando trabajo actualmente (desempleo 10,6% en el segundo trimestre 2019, según INDEC), es el nivel más alto registrado en los últimos 13 años. También creció la subocupación, personas que están empleados pero desearían trabajar más horas (11,8% en el primer trimestre a 13,1% en el segundo trimestre de 2019), esto afecta a otras 2 millones y medio de personas. Entre los más jóvenes, la tasa de desocupación ascendió a 23,4% para mujeres y 18,6% para varones (datos del segundo semestre de 2019, según INDEC).

Estos datos repercuten directamente en el presente y en el futuro de nuestro país, puesto que las políticas de empleo que implementemos para subsanar este déficit repercuten de forma directa en la estructura social. Y aquí me gustaría citar al Doctor en Ciencias Sociales e Investigador Superior del CONICET, Julio César Neffa, que durante muchos años viene trabajando en las políticas de empleo que se implementan en toda la región y particularmente en Argentina. Para un especialista en empleo como Dr. Neffa, una verdadera política estratégica de empleo debe apoyarse sobre el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación productiva, para generar nuevos productos y procesos que satisfagan necesidades sociales, buscando una competitividad genuina basada en el aumento de la productividad, mejora de la calidad, reducción de los costos unitarios, cumplimiento de los plazos de entrega, para absorber el desempleo y generar nuevos empleos productivos que incorporen a profesionales y técnicos y estos no se vean impulsados a migrar al exterior.

Por un lado, tenemos que reconocer que las políticas pasivas de empleo promueven solamente asignaciones, subsidios por desempleo y asistencia social. En cambio, las políticas activas promueven la creación de nuevos puestos de trabajo formales que movilizan el mercado laboral, solidifican la estructura social y fomentan la economía doméstica. La mejor combinación de estas políticas haría que las soluciones no se enfoquen solamente en los “parches” deficitarios y tengan una perspectiva más holística del fenómeno del desempleo.

Abordar el problema del desempleo no es una terea sencilla, sobre todo si es de larga duración. Una persona que hace varios meses está buscando trabajo comienza un periodo de pérdida de la identidad profesional, puede sufrir problemas psíquicos y mentales provocados por la sensación de ser considerado inútil para la sociedad y de ser estigmatizado. También puede existir una degradación de la salud física, psíquica y mental por falta de actividad, un deterioro de las condiciones de vida de todo el grupo familiar y de relaciones familiares y sociales. Pero algo que puede ser aún más grave es cuando el desempleo persiste y comienza a degradar la cohesión del conjunto de la sociedad, la fractura y segmenta la calidad de la vida colectiva con consecuencias en el mediano y largo plazo.

Debemos generar un Pacto Nacional de Empleo, Productividad e Ingresos que tenga el compromiso tripartito de los protagonistas para poner en marcha políticas activas y pasivas de empleo coherente. El Estado en cumplimiento de sus funciones directivas, los empresarios (que son los mayores creadores de empleo), los trabajadores y sus respectivas asociaciones profesionales.

Primero, se deben coordinar todos los programas y actividades de todas las carteras nacionales involucradas a las políticas de empleo y cruzarlas con los órganos provinciales y locales del sector del trabajo. Generar una participación de las centrales de asociaciones profesionales de trabajadores y empleadores. Luego, es necesario desarrollar, modernizar y fortalecer la estructura del actual Ministerio de Producción y Trabajo.

Hay que promover el sector de la economía social integrado por unidades de producción cooperativas, empresas recuperadas por los trabajadores y autogestionadas, brindándoles asistencia técnica y financiera. Se deben fortalecer a todas las Pymes procurando instaurar el trabajo en redes con beneficios mutuos.

Mantener estadísticas confiables en cuanto al consumo, el empleo, la canasta familiar, ingresos, información pública, veraz, gratuita y transparente. Para asegurar el seguimiento y medición de impacto de las políticas públicas de empleo.

En cuanto al derecho del trabajo y la seguridad social: hay que reformar la legislación laboral para eliminar todas las restantes clausulas flexibilizadoras negativas introducidas durante los periodos neoliberales. Combatir la precarización del empleo regulando de manera más eficaz el funcionamiento de las empresas de intermediación en el mercado de trabajo. Fortalecer aún más la negociación colectiva promoviendo y estimulando la inclusión, con cláusulas relativas a la creación y protección de empleos estables, registrados y “decentes”, la formación profesional y la educación permanente. Hacer efectivas las normas que propician la igualdad de oportunidades para varones y mujeres.

Algunas políticas públicas que deberían implementarse a partir del 10 de diciembre:

1) Instaurar programas de formación profesional para jóvenes en paralelo con pasantías en situación real de aprendizaje, para que adquieran calificaciones y competencias respondiendo a las demandas.

2) Adoptar un sistema de crédito fiscal para las empresas que lleven a cabo actividades de educación permanente o de formación profesional para complementar la formación e incorporar nuevos trabajadores.

3) Generar “empleos de proximidad” en el sector no mercantil, para que los actuales trabajos voluntarios de carácter social en el vecindario se conviertan en empleos, y sean reconocidos como trabajos asalariados a tiempo parcial por parte del municipio.

4) Promover el empleo de personas con capacidades diferentes, o que han sido víctimas de accidentes de trabajo y tienen secuelas de enfermedades profesionales.

5) Adoptar políticas de formación y empleo focalizadas para categorías específicas de la PEA: jóvenes desertores del sistema educativo, mujeres con poca formación profesional y con responsabilidades familiares, reconversión de trabajadores desocupados de edad avanzada que son descartados por las empresas, asistencia psicológica y formación a ex presidiarios que desean reinsertarse en la vida social y que generan desconfianza en las empresas tradicionales, a trabajadores migrantes, refugiados políticos, etcétera.

6) Políticas de desarrollo regional y local que impulsen mediante incentivos fiscales la descentralización productiva, y generen empleos por un tiempo indeterminado y registrado ante el sistema de seguridad social.

7) Otorgar facilidades impositivas a las empresas que inviertan todo o parte de los excedentes para ampliarse y crear empleos.

8) Establecer normas adecuadas para las empresas que recurran a procesos de subcontratación y tercerización de empleos registrados.

Por último, el problema del desempleo es un fenómeno que nos afecta a todos, y todos los sectores de la sociedad deberían involucrarse para solucionar este flagelo que se relaciona con el desarrollo y con el crecimiento de una Nación, de una provincia y una ciudad, porque tiene una incidencia directa en la “cuestión social”. Para crecer necesitamos mayores y mejores empleos que brinden soluciones económicas a las familias argentinas, es un crecimiento rico en empleos.

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Es solo un momento histórico

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La realidad política que vive nuestro país hoy nos anticipa que la fórmula Presidencial ganadora tendrá que establecer acuerdos y lograr consensos políticos en el Parlamento Nacional y con cada una de las provincias. 
 
Este es un primer análisis que se desprende de un contexto dinámico y lleno de incertidumbre. Ahora bien, los acuerdos de los gobernadores con la Casa Rosada tendrán su propio capítulo a partir del 10 de diciembre de este año. Los legisladores nacionales aparecen de nuevo jugando un rol preponderante en esos acuerdos entre Provincia y Nación. Cada porción de poder será negociada, compartida y acordada por los votos en el Congreso. 
 
Cómo si todo este porvenir de rosca política fuera poco, hay provincias que plantearon un escenario electoral aún más sofisticado. La dicotomía entre “boleta larga o boleta corta” denota que todavía estamos atados a viejos paradigmas lógicos que nos propone la política tradicional, donde el efecto arrastre Presidencial tiene un valor heredado. Tradicionalmente el ciudadano piensa primero en la fórmula Presidencial y luego en la categoría de Legisladores nacionales. 
 
Provincias como Neuquén, Cordoba o Misiones han puesto en jaque los procedimientos tradicionales del poder central. Ahora la lógica puede cambiar, pensar primero en las demandas provinciales, pensar primero en quienes son los Legisladores que queremos que nos representen en el Congreso Nacional, pensar primero en las reivindicaciones que debemos ir a discutir.
 
Este escenario electoral que se sucederá en Misiones y en otras provincias, donde los oficialismos locales juegan “solos” frente a estructuras nacionales significa un verdadero mensaje vanguardista. Se pone en discusión una etapa más federal que no solo responda a intereses del gobierno central sino que busca reinvindicaciones históricas que han sido postergadas por muchos años. Solo un ejemplo que gráfica este factor federal es Misiones y la promesa del gas natural; han pasado muchos años, muchos gobiernos nacionales y muchas expectativas rotas a lo largo del tiempo. 
 
Intentemos escapar de la grieta que nos venden los medios nacionales. Ese terrorismo mediático que nos persigue para explicarnos qué sucederá en el futuro próximo. Tengamos una mirada más federal y defendamos primero nuestros intereses. Hacer Patria no es hacer caso a las decisiones del poder central, sino que debemos exigir desde provincias como la nuestra los que nos corresponde. 
 
El Misionerismo, hoy en una faceta renovadora, ha puesto en marcha un plan federal que puede cambiar la lógica de las discusiones políticas y electorales en nuestro país. 
 
Es solo un momento histórico el que tenemos por delante, no son unas P.A.S.O. cómo cualquier otra, sobre todo en Misiones. El domingo 11 de agosto los Argentinos habrán hablado con su voto y veremos si cambió el paradigma de la voluntad popular. 
 
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Perdido como Turco en la neblina

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La nueva devaluación del peso busca sus responsables alrededor del mundo. Todo comenzó el viernes pasado cuando el señor más extravagante del planeta, Donal Trump, comunicó vía twitter su decisión de incrementar los aranceles a la importación de acero y aluminio turco al 50% y 20% respectivamente. 
 
Los mercados internacionales se movieron después de la tensión política y de la corrida cambiaria de la lira turca (bajó más del 10%). Por su parte, los capitales internacionales que miraban a los países emergentes como Argentina como un lugar atractivo, dejaron de hacerlo por no tener capacidad local para acceder a los mercados de deuda. 
 
Este resbalón financiero internacional deja nuevamente a nuestro país en una situación económica delicada. Lo que nadie quiere escuchar decir es que la recesión económica se va a profundizar en Argentina. 
 
A raíz de este nuevo escenario surgen nuevos interrogantes, alguien podría avizorar cuantos pesos valdrá un dólar en diciembre de este año, alguien sabe hasta dónde llegará la recesión y la capacidad de deuda; en materia política y judicial, alguien podría asegurar que Macri, Cristina y Vidal no estarán presos el año que viene. Por último, en materia social tampoco podemos asegurar hasta cuando los sectores más vulnerables van a seguir perdiendo poder adquisitivo. 
 
Mientras nosotros seguimos jugando a las adivinanzas, el gobierno nacional se encuentra desorientado en materia económica, saca las mismas recetas que venimos observando y espera que los mercados den una respuesta favorable.  
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