Brasil: Huelga contra la reforma laboral y jubilatoria paralizó el país

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La primera huelga general en dos décadas paralizó a Brasil. La protesta ocurre en medio del rechazo al gobierno del presidente Michel Temer y sus propuestas de reforma laboral y del sistema jubilatorio. En algunas ciudades se registraron serios incidentes entre la Policía y manifestantes.

Si bien el Gobierno de Brasil calificó la movilización como un “fracaso” porque la protesta estuvo apoyada en el piquete de rutas y avenidas, hubo represión de la policía a bloqueos de calles en San Pablo, Río de Janeiro y Goiania.

En San Pablo se reportaron 13 detenidos mientras que en Río de Janeiro manifestantes violentos que no participaban de las columnas sindicales bloquearon las calles del centro frente a la Asamblea Legislattiva e hicieron barricadas con fuego, al tiempo que fueron reprimidos con gases lacrimógenos y camiones hidrantes.

Los principales sindicatos del país, metalúrgicos, bancarios, transportes, empleados públicos, docentes y petroleros fueron los que protagonizaron la primera huelga general desde 1996, convocados por las nueve centrales sindicales, incluidas las oficialistas.

La protesta fue más allá que el ya clásico y desgastado “Fuera Temer”, debido a que incluyó a sectores directamente afectados por las reformas, como los pequeños comerciantes, los docentes de la red privada y colegios religiosos y el respaldo de gran parte de los obispos de la conferencia episcopal brasileña.

Desde temprano, los bloqueos de calles en San Pablo fueron realizados con la quema de gomas: en el centro de la ciudad hubo 16 detenidos por cortar la estratégica Avenida Sao Joao, en medio de una represión policial que había sido anunciada por el gobernador Geraldo Alckmin, un aliado de Temer y precandidato presidencial. La falta de trenes, metro y autobuses paralizó a la mayor ciudad del país y otras 24 capitales de estados.

En Brasilia, Temer movlizó a la policía militar para proteger los edificios públicos frente a la manifestación en la capital. Las huelga con movilizaciones más el cese del transporte tuvo éxito en grandes capitales como Porto Alegre, Belo Horizonte, Recife, Bahía, Fortaleza y Manaos. En las ciudades menores hubo paro en el comercio minorista.

En Río de Janeiro, el transporte comenzó a funcionar al mediodía, pero fue fuerte el impacto entre los empleados públicos y los petroleros, que fueron los que a la hora cero comenzaron la protesta.

Por la tarde de este viernes, hubo enfrentamientos en Río de Janeiro entre manifestantes y policías del batallón de choque, mientras en San Pablo se preparaba un repudio a Temer en manifestaciones en la Avenida Paulista y la plaza Largo da Batata.

Reforma laboral cuenta con media sanción

Las reforma de Temer están en un momento clave: la Cámara de Diputados dio media sanción a la ley laboral que modifica la normativa de 1943 y deja en manos de los empleados y no de los sindicatos la negociación salarial, además de reducir las obligaciones patronales en el vínculo de empleo y evitar la justicia laboral.

La votación en el Senado de la reforma laboral podrá demostrar el alcance de la huelga. Es por eso que el gobierno retiró cargos a los aliados de diputados que habían votado contra la reforma y eran considerados de la base oficialista.

El sistema de pensiones deberá ser modificado vía enmienda constitucional: el asunto está en comisión y debe ser votado en mayo. Es la más controvertida de las propuestas porque aumenta, en promedio, de 30 a 40 años lo necesario para aportar para tener la jubilación completa.

La agenda de reformas de Temer fue repudiada el mismo día en el cual el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE, oficial) divulgó que el índice de desocupación subió hasta el 13,7% en el primer trimestre, afectando a 14,2 millones de personas, 3,1 millones más comparado con el mismo período del año pasado.

Temer ratifica la propuesta de reforma laboral

Michel Temer, presidente de Brasil, ratificó que no dará marcha atrás en los proyectos de las reformas del sistema jubilatorio ni en la flexibilización laboral, dos de los principales argumentos de la huelga nacional realizada contra su agenda de gobierno.

“El trabajo a favor de la modernización de la legislación nacional continuará, con debate amplio y franco, realizado en la arena adecuada para esta discusión: el Congreso Nacional”, dijo Temer en el comunicado divulgado por su vocero, Alexandre Parola, a Télam.

En el momento de la divulgación del comunicado, manifestantes violentos y policías se enfrentaban en Río de Janeiro, luego de que fueran incendiados varios colectivos en el barrio de Cinelandia, centro de la ciudad maravillosa.

Temer dijo que el gobierno trabaja “para sumarse al esfuerzo del trabajador brasileño” para vencer una “crisis que heredamos”, en una alusión a la presidenta Dilma Rousseff, de quien fue vicepresidente hasta el año pasado. El presidente dijo que el gobierno garantizó las manifestaciones políticas y vinculó la adhesión masiva al paro a los cortes de caminos y piquetes.

“Lamentablemente, pequeños grupos bloquearon rutas y avenidas para impedir el derecho de ir y venir del ciudadano, que terminó impedido de llegar a su lugar de trabajo o transitar libremente”, apuntó en el comunicado, en el que lamentó los enfrentamientos entre manifestantes ‘black blocs’, los colectivos que se definen anticapitalistas y suelen atacar sedes bancarias y empresarias.

El ministro de Justicia, Osmar Serraglio, había dicho que la protesta fue un fracaso.
El gobierno confía en su mayoría en el Congreso para la aprobación de las nuevas medidas, que son rechazadas por las nueve centrales sindicales que convocaron al paro, el primero a nivel nacional desde 1996.

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