Caracol Gigante Africano, una plaga a controlar para proteger la producción misionera
En el año 2010 se detectó por primera vez en el país ejemplares del Caracol Gigante Africano, una especie que, según los registros, pasó primero por Brasil, antes de ingresar a la Argentina por Puerto Iguazú. Doce años después, gracias a un trabajo de control para evitar su propagación, se registraron casos del animal en Wanda, Eldorado, Posadas y Corrientes Capital.
Carlos Benzo es ingeniero agrónomo y coordinador de Protección Vegetal de la Regional Corrientes-Misiones y explicó a Economis el trabajo que se realiza desde el Senasa, junto a otros organismos y sobre los riesgos potenciales que significa la propagación de la especie. “Este caracol, como es una clase exótica y no tiene enemigos naturales en nuestro país, compite con nuestros moluscos nativos y tratan de desplazarlos de su hábitat natural”, advierte Benzo, sobre uno de las “amenazas” que implica el espécimen.
Benzo explica que el Caracol Gigante Africano se detectó por primera vez en Argentina en Puerto Iguazú, en el arroyo Las Mariposas, en el año 2010. “Fue en una incursión que hizo Senasa por una denuncia en ese lugar y la incursión se hizo junto a científicos de la Universidad Nacional de La Plata, pero esto no significa que no haya estado desde antes”, sostuvo.
Según las investigaciones realizadas, el caracol fue llevado de África a Brasil, supuestamente, para la alimentación, pero no cumplió con las expectativas, por lo que decidieron liberarlo al medio y se fue reproduciendo en gran cantidad, hasta llegar a la Argentina, a través de un pescador que tenía intenciones de usarlo como carnada. Otra vez, tampoco resultó y el pescador lo dejó en el lugar y se reprodujo en el lugar, un hecho que fue confirmado por el protagonista de la historia.
El caracol, al tener una alta capacidad reproductiva, tardó sólo tres años en llegar a Corrientes, luego se registraron casos en Wanda y por último en Eldorado y Posadas, en el año 2021. Benzo señala que la expansión de la especie se debió, muchas veces por el traslado involuntario del humano, al transportar tierra, macetas, mudanzas o materiales sucios de un lugar al otro.
A pesar de no haberse presentado todavía, gracias al exhaustivo control que realizan las autoridades involucradas, en zonas rurales, el riesgo radica en diversos afectos que genera por ser un caracol que se encuentra fuera de su población original, en un medio ambiente con pocos depredadores.
Riesgo a la salud
“Si te puedo decir, respecto a la salud humana, que el caracol tiene una importancia médica y veterinaria”, señala Benzo que explica que, en Brasil, se han encontrado ejemplares infectados con un nemátodo que se llama Angiostrongylus cantoniensis,un parásito microscópico que afecta a la salud humana.
Este parásito, que se puede alojar en la baba del caracol, puede producir efectos gastrointestinales y producir meningitis. No obstante, hasta la fecha se han detectado ejemplares infectados únicamente en Brasil y no en Argentina, por lo que sugieren mantener la tranquilidad, sin restar los cuidados.
“Lo que hay que cuidar es el contacto con la baba del caracol o la ingesta de estos caracoles. No es recomendable, bajo ningún punto de vista, tocarlos y menos ingerirlos, que son la vía de ingreso de estos parásitos nemátodos, por eso quiero recalcar, no hay que tocar los caracoles, la baba, ni comerlo”, insistió Benzo.
Biodiversidad
El Caracol Gigante Africano, como es una clase exótica y no tiene enemigos naturales en el país, compite con los moluscos nativos y tratan de desplazarlos de su hábitat natural. “Muchos caracoles nativos son eliminados accidentalmente, por querer eliminar a este caracol. Nosotros tenemos como nativo el Megalobulimus, que es un caracol también grande, pero es totalmente distinto al africano”, remarcó
En ese sentido, explicó que el caracol nativo misionero es blanco y tiene pocas vueltas, a diferencia del africano que es negro o marrón, con bandas y tiene siete vueltas. Estas características lo vuelven fácil distinguirlo, pero a veces, en el afán de querer eliminar el caracol gigante, se elimina el nativo. “Aparte el caracol africano tiene una alta tasa reproductiva, puede poner hasta 1.500 huevos en dos posturas, todo lo contrario, al nuestro nativo”.
Por ahora, este animal fue encontrado en Corrientes y Misiones, pero, de acuerdo a un estudio científico, se prevé que a futuro pueda llegar otras provincias como Formosa, Chaco, en menor medida Santa Fe, Salta, Córdoba, Tucumán y Jujuy y aún en pequeñas áreas susceptibles puede llegar a Catamarca, La Rioja y San Juan.
Precauciones a tomar
Desde el Senasa explican que las medidas más importantes a tomar son el evitar el contacto directo, lavarse las manos si se los llegara a tocar accidentalmente. También resaltan la importancia de mantener los jardines limpios, sin restos vegetales, sin piedras, ni ladrillos y sin humedad. Ante la detección de algún ejemplar del caracol, se recomienda llamar al 3764883555, para que acudan profesionales a deshacerse del animal.
El trabajo de prevención y control del caracol lo realizan profesionales del Senasa, junto a la Universidad Nacional de La Plata, el Ministerio del Agro y la Producción, el Ministerio de Ecología y RNR y el Ministerio de la Producción de Corrientes. “Se ha tratado de minimizar el riesgo, en sí se ha logrado, porque hasta la fecha, la población, cuando nos dan algún aviso de su hallazgo, vamos inmediatamente a ver de qué se trata, hacemos las recolecciones, destruimos los ejemplares y hasta la fecha no ha ingresado a la zona rural”.
Respecto a esto último, advirtió que la mayor preocupación pasa por evitar que el caracol llegue a las zonas rurales, por los riesgos potenciales que implicaría para la producción. “Yo creo que lo importante de nuestra misión es evitar, justamente, que llegue a estas zonas rurales, porque de hacerlo podría ocasionar un gran perjuicio. Pensemos en nuestros yerbales, en nuestra agricultura familiar, en nuestra citricultura, horticultura, etc.”.
A pesar de no contar con la experiencia empírica que le indiquen los daños que podría ocasionar, según los estudios que realizaron, Benzo aseguró que el impacto sería muy fuerte debido a la alta tasa reproductiva del caracol africano y la gran cantidad de alimento que pueden ingerir.
A pesar de mantener controlada la situación, desde el Senasa indican que es prácticamente imposible erradicar la especie de la provincia, por lo que la única alternativa es aprender a convivir con ella y buscar minimizar o mitigar su efecto con el ambiente. “El caracol gigante africano ya ha demostrado de que se ha adaptado muy fácilmente al ambiente, no se han hallado enemigos naturales, así que en nuestro ambiente vive y se adaptó perfectamente y, tomando en cuenta que se reproduce tranquilamente y sin ningún tipo de reparo, ni enemigos, hay que adaptarse a la situación”, finalizó Benzo.