Cómo entender la raíz del conflicto yerbatero

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El sector se caracteriza por una oferta primaria atomizada con casi 18.000 productores donde 75% poseen entre 0 y 10 hectáreas, 239 establecimientos secaderos y 132 molinos. Sin embargo, la comercialización final de la yerba mate está oligopolizada en 12 empresas que se distribuyen alrededor de 90% del mercado y, de estas, las 5 más grandes concentran más de 50% de las ventas (Gortari, 2013). En 2016, particularmente durante el mes de abril de 2016 y con continuidad en el mes de junio del mismo año, tuvieron lugar sucesivas medidas de fuerza por parte de productores yerbateros en la provincia de Misiones, explicadas por la agudización de las dificultades para los pequeños productores desde el 10 de diciembre de 2015, en un escenario en donde ya persistían con anterioridad marcadas asimetrías entre actores. En aquel momento, entre las razones de los reclamos se indicó: “la falta de precio sostén, la operatoria en negro, el incumplimiento de los precios y la dilación en los pagos, de hasta 180 días”1 . En efecto, a finales de abril los productores interrumpieron la cosecha aproximadamente una semana reclamando el incumplimiento del precio pactado y el pago en efectivo por parte de los molinos, ya que se produjeron casos donde la modalidad de pago fue a plazo hasta 300 días inclusive. Cabe señalar como característica del complejo, el hecho de que la yerba en tanto producto no perecedero brinda, en efecto, la posibilidad de sostener medidas de fuerza. A esta situación se agregó el malestar por el bajo precio estipulado para la materia prima. Mediante la Resolución 72/2016 se fijó para el periodo abril-septiembre del corriente año el kilo de hoja verde en $ 4,803 (con una suba del 16,9% interanual y del 12,4% con respecto al periodo octubre-marzo) y el kilo de hoja canchada en $ 18,031 (suba del 18,8% interanual y del 14,2% con respecto a octubre-marzo).

Sin embargo, el laudo del Ministerio de Agroindustria de la Nación determinó en última instancia un precio menor al sugerido de acuerdo a los estudios de la estructura de costos del Instituto Nacional de Yerba Mate (INYM) que arrojaba un importe por encima de $ 5 el kilo de hoja verde puesto en el secadero. De esta manera los pequeños productores yerbateros no lograban cubrir sus costos.

Semejante situación colocó en conflicto a la Federación Agraria Argentina (FAA), que representa a los pequeños y medianos productores, con las autoridades del INYM por acordar precios de la hoja verde por debajo de los costos de la actividad. Según declaraciones de Jorge Botiuk, presidente de la delegación Misiones de la FAA, “no entendemos qué pasó, no sabemos por qué los representantes de la producción firmaron un precio de 5,10, cuando hace seis meses salimos a la ruta a exigir un precio mínimo de 5,20 pesos. En marzo estábamos todos convencidos que no podíamos cobrar menos de 5,20 y seis meses después, con toda la inflación que hubo, nuestros directores terminan firmando 5,10, no se entiende”. Los dirigentes de la FAA expresan además que ni siquiera se respetó la estructura de costos de producción (mano de obra, fertilizantes y combustible) realizada por los técnicos del INYM de 6,20 pesos para el kilo de hoja verde, fijando un precio muy inferior ($ 5,10) y que no supera el 6% de incremento en relación al precio fijado por el último laudo de Nación ($4,80).

Asimismo, al momento de dicho conflicto y para los primeros siete meses del año, en un contexto de caída del consumo de otros productos, la yerba mate tuvo un crecimiento casi nulo del 0,2% interanual2 , en ese período, los precios de góndola tuvieron una evolución muy distinta a los precios al productor. Mientras el precio de la hoja verde puesta en secadero aumentó para el período noviembre 2015 a junio 2016 al 12,41% y la canchada a 14,19%, los precios en góndola, según el relevamiento de CEPA-Indep, crecieron 16,40% a junio de 2016. La situación a inicios de 2017 Productores y tareferos (recolectores) de yerba mate denuncian que reciben sólo $2,80 a $3,20 y exigen que se les pague el precio fijado de $5,10 por kilo de hoja verde. Denuncian asimismo la inacción por parte del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) en lo referido a la fiscalización, lo que permite el mantenimiento de esta situación. El diagnóstico del INYM hace hincapié en un supuesto exceso de producción por lo que propuso extender a 3 meses la prohibición de la cosecha, suspender las plantaciones por el plazo de 2 años y que en la próxima cosecha se deje por lo menos un 20 por ciento de hoja verde en planta. El objetivo apunta a mejorar los precios del productor condicionando la cantidad de producción.

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Sin embargo, se observa que no ha habido aumento de ingreso de hoja verde a secadero ni aumento en lo referido a salida a molino sino una sensible caída en las exportaciones. Otra causa del problema es el palo en yerba. Tal como menciona el presidente de la Asociación Civil Yerbateros del Norte, Julio Petterson, “el problema es que no se cumple con la fiscalización y por lo tanto se muele el palo, lo que genera un aumento del palo en paquete. Lo que pasa es que el INYM favorece a los grandes”. En este escenario, en 2016, el crecimiento de la cosecha de yerba mate fue apenas superior al del año 2015. Mientras que en el año 2015 el ingreso de hoja verde a secadero aumentó 3,5%, desde inicios de 2016 se presentaron caídas en varios meses respecto del año anterior, cerrando el año con un alza de 1,2%. 

 

Gráfico N° 1: Variación interanual en la cosecha de yerba mate.

Tal como se observa en el gráfico siguiente, la variación de 2016 en relación a 2015 ha sido de
0,79%, es decir, una evolución similar a la variación de la cosecha.

Lo referido al mercado externo, asimismo, no sólo no significó un alivio de los pequeños productores de yerba mate sino que tuvo el efecto contrario. La quita de las retenciones y la devaluación no provocaron un despegue de las exportaciones del complejo yerbatero. Si bien el principal destino de la producción es el mercado interno, la sensible caída de las exportaciones tuvo impacto sobre el complejo yerbatero. Esta caída fue de 10 millones de kg, una retracción del 27% que significó la retracción de la participación de las exportaciones sobre el total de lo producido del orden de 3 puntos porcentuales, pasando de representar el 12% en los últimos tres años al 9% en 2016.

 

Es decir, no hay un problema relacionado con sobreproducción, ni siquiera con retracción sustancial del consumo local. Lo que se observa es que la caída de las exportaciones se resuelve ajustando el precio “de hecho” del eslabón más débil de la cadena, los productores primarios. El siguiente gráfico ilustra esta cuestión.

 

Gráfico N° 4: Yerba Mate a salida de Molino Mercado Interno y destinado a exportaciones 

En el cuadro precedente se observa que al considerar mercado interno más exportaciones, la evolución es claramente decreciente, pero exclusivamente como resultado de la caída de las exportaciones. La cuestión de los precios Además del reclamo mencionado por los productores, si en 2016 el mercado interno se caracterizó por el aumento del precio en góndola de la yerba mate, en un contexto de caída del poder adquisitivo y retracción del mercado de trabajo.

Al igual que durante las discusiones de 2016, en un contexto de escaso aumento de producción, los precios de góndola tuvieron una evolución muy por encima de la de los precios al productor. Mientras el precio de la hoja verde puesta en secadero aumentó en el
período septiembre de 2016 a enero de 2017 en el orden del 6,25% y la canchada en 6,49%, los precios en góndola, según el relevamiento de CEPA-Indep, crecieron 12,15%, es decir, casi el doble.
Asimismo, el precio de góndola se encontraba en enero de 2016 11,56 veces por encima del precio pagado al productor según el laudo. Esa relación era de 10,44 veces en noviembre de 2015, es decir, una apropiación de 11%.

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Complejo de Yerba Mate – En este sector, caracterizado por una oferta primaria atomizada3 y comercialización final oligopolizada4 el conflicto se centra en las dificultades de los pequeños productores de recibir el precio fijado por el laudo del Ministerio de Agroindustria. – Dicho precio, fijado en octubre de 2016, ya se encontraba en aquel momento por debajo del costo determinado por el INYM, habiendo generado varios conflictos en el transcurso del año pasado por el reclamo de los productores acerca de la inviabilidad de la actividad. Dicho laudo aumentó los precios aproximadamente 10% pero insuficientes respecto de los aumentos de costos (productos químicos importados, salarios y transporte/gasoil). – A pesar del diagnóstico del INYM haciendo hincapié en un supuesto exceso de producción, se observa que no ha habido incremento de ingreso de hoja verde a secadero ni aumento en lo referido a salida a molino sino una sensible caída en las exportaciones. – El crecimiento de la cosecha de yerba mate fue apenas 1,2% superior al del año 2015, mientras que la variación de 2016 en relación a 2015 en lo referido a yerba Mate a salida de Molino ha sido de 0,79%. – Adicionalmente, las falencias en la fiscalización permite que se muela el palo, lo que genera un aumento del palo en paquete, lo que aumenta la rentabilidad de la industria a costa del precio del pequeño productor. – A pesar del “aumento de competitividad precio de la yerba” vía tipo de cambio y quita de retenciones5 , no hubo un despegue de las exportaciones del complejo yerbatero sino todo lo contrario. La caída fue de 10 millones de kg, es decir, una retracción del 27% en 2016. Adicionalmente y tal como se mencionó anteriormente, dada la alta concentración en la comercialización, en definitiva el beneficio derivado de la devaluación alcanzó solo a un pequeño sector. – Resulta llamativo el diagnóstico de exceso de producción ya que si bien el precio impuesto a los pequeños productores ha caído por debajo del laudado, los precios en góndola van en aumentado. Se observa entonces que el impacto de la caída de las exportaciones pretende hacerse pesar sobre el precio que “de hecho” se paga a los pequeños productores.

 

Por otro lado, el precio en góndola, como resultado de la devaluación de diciembre último, mostró una evolución por encima de la de los precios al productor. Mientras el precio de la hoja verde puesta en secadero aumentó en el período septiembre de 2016 a marzo de 2017 en el orden del 6,25% y la canchada en 6,49%, los precios en góndola, según el relevamiento de CEPA-Indep, crecieron 12,15%, es decir, casi el doble. Si se considera el período noviembre de 2015 a marzo de 2017, el aumento de precios de hoja verde puesta en secadero fue de 19,44% y la canchada en 21,60%, mientras que los precios en góndola, e incrementaron 32,33%. – Incluso con el kilo de hoja verde a $5,10, no caben dudas que en los primeros tramos de la cadena de producción el atraso en el precio continúa siendo insostenible, a sabiendas que en el eslabón comercial es dónde se dan los mayores márgenes de utilidad en la cadena yerbatera. Habiendo neutralizado Cambiemos la tarea de precio de referencia de “precios cuidados”, otro elemento importante de este nuevo laudo es el efecto traslado en la cadena de distribución y comercialización cuyo desenlace es siempre el incremento del precio final de la yerba mate en góndola con fuerte impacto económico por tratarse de un producto de consumo masivo.

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