Cómo trabajan las promotoras ambientales para aumentar las tasas de reciclaje

Melina Riquelme, de 29 años, es una de las primeras promotoras ambientales de la Ciudad de Buenos Aires. Empezó a desempeñar esta tarea en 2014. De niña, ella salía a cartonear con su mamá, que al día de hoy sigue siendo recuperadora urbana. Hoy, ambas trabajan dentro de la cooperativa Las Madreselvas, uno de los mayores puntos de recepción, clasificación y procesamiento de materiales reciclables de la Ciudad.

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Por Florencia Touchin de Otra Economía – Melina Riquelme, de 29 años, es una de las primeras promotoras ambientales de la Ciudad de Buenos Aires. Empezó a desempeñar esta tarea en 2014. De niña, ella salía a cartonear con su mamá, que al día de hoy sigue siendo recuperadora urbana. Hoy, ambas trabajan dentro de la cooperativa Las Madreselvas, uno de los mayores puntos de recepción, clasificación y procesamiento de materiales reciclables de la Ciudad.

El trabajo de las promotoras ambientales consiste en concientizar al vecino para que haga una correcta separación de residuos; brindar talleres en escuelas para que luego los chicos puedan transmitir a sus padres lo que aprendieron; y dar charlas en oficinas y universidades.

En la Ciudad de Buenos Aires se generan unas 8.000 toneladas de residuos por día, lo que equivale a unos 800 camiones. El 40% de los residuos pueden recuperarse si se los dispone de forma diferenciada. Los materiales reciclables son el plástico, el vidrio, el metal, el papel y el cartón.

La cooperativa Las Madreselvas se formó con la crisis de 2001 y se formalizó en 2010. Emplea a más de 600 personas, que hacen tareas en la planta y de recolección de material en calle. Los trabajadores de esta cooperativa recolectan en la zona de Núñez, Coghlan, Belgrano y Saavedra.

La rutina de Riquelme consiste en viajar de lunes a viernes desde su casa en Maquinista Savio a Nuñez, donde se encuentra la cooperativa. Ella deja a su hijo de cinco años con su hermana y sale a trabajar. “Hago distintos turnos. Alterno entre mañanas y tardes. Dedico al menos seis horas por día al trabajo. Yo soy una referente para las promotoras de la cooperativa. Tengo a cargo un grupo de 20 mujeres. Algunas de mis tareas son: organizar el micro para salir a la calle; planificar los lugares que visitamos y presentar a los compañeros que hacen la recolección a los encargados de los edificios; y recabar información para enviar al gobierno de la Ciudad”, relata.

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El marido de Melina también trabaja en la cooperativa. Es operario en la planta, es decir se encuentra en la cinta separando los materiales que ingresan.

La promotora ambiental cuenta que ellas se capacitan todos los días para poder transmitir mejor información a los vecinos y poder explicarles qué hacer con los residuos. “Al principio, un gran desafío fue que las personas nos escucharan. Los vecinos no nos querían atender y nos cerraban la puerta. Nos decían que les hacíamos perder el tiempo. Nosotras vemos que está muy difundido el mito de que no vale la pena separar porque se junta todo en el mismo lugar. Hoy generamos más vínculo con los encargados de los edificios, que nos ven con el uniforme y nos empiezan a escuchar. Los recuperadores tienen cuadras asignadas. En general, son cuatro cuadras cada uno. Es importante, que los vecinos los identifiquen y sepan a qué hora pasan”, dice Riquelme.

Claves para facilitar el trabajo de los recuperadores urbanos

Melina Riquelme nos acerca información para hacer una correcta separación. “No hace falta una limpieza profunda de los materiales. Nosotras pedimos que los enjuaguen, sobre todo, los potes de los lácteos, que generan olor. También, es importante compactar los materiales para achicar el volumen. Si hay vidrios rotos, hay que rotular la bolsa para que los recuperadores no se corten. Y por último, si se rompen papeles, hay que colocarlos en una bolsa para que no se desparramen. Es importante que la gente entienda que no somos basureros. No pueden darnos todo lo que no les sirve. Juntamos materiales específicos como: plástico, vidrio, metal, papel y cartón”.

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Hay tres formas de entregar los reciclables. “Nosotras le damos prioridad al recuperador urbano, que garantiza que el material llegue en buenas condiciones a la planta. Además, ellos reciben un plus económico por todo el material recolectado. La segunda forma de dar los reciclables es en los puntos verdes, emplazados en parques y plazas. La tercera opción es el contenedor. Sinceramente, hoy el tacho verde es un asco. Allí, se tiran cosas que no se deben tirar y se contaminan los materiales. Falta educación para que funcione correctamente este medio de captación”, relata Riquelme. Por los tres puntos pasa el camión, que recolecta el material y lo lleva al centro verde asignado. Allí, los materiales son pesados, clasificados y enfardados. Por último, se venden a las industrias para que creen nuevos productos.

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