Consumo: crecimiento de 5,5% en enero

La Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) presentó su nuevo Indicador de Consumo (IC), que refleja la evolución del consumo de los hogares en bienes y servicios finales.
En enero de 2023, el IC mostró un avance de 5,5% en la comparación interanual (i.a., es decir, frente al mismo mes del año previo). Esto, sin embargo, aún se da en un contexto de una baja base de comparación en 2022 heredada de la pandemia, lo que explica parte de la tasa de crecimiento observada en el mes. En este sentido, el nivel de consumo de los hogares en enero de 2023 no logró empatar el valor de 2019, punto de comparación previo a la disrupción ocasionada por el coronavirus, ubicándose 0,3% por debajo del mismo.
Otro de los factores que explica la magra performance relativa del índice en enero se vincula con la capacidad de compra de los hogares, que mostró en el arranque del año una contracción mensual de más de 6% (descontando el efecto aguinaldo, diciembre estuvo por encima de la media de los últimos meses debido a la superposición de un conjunto de bonos de asistencia social) y una baja de 1,6% en la comparación interanual. Si bien el 2022 comenzó con tasas marcadamente positivas de la mano de una baja base de comparación en 2021, mayor dinamismo económico, aumento del salario real, crecimiento de los niveles de empleo y una serie de bonos en los programas de seguridad y asistencia social, el poder adquisitivo de los hogares comenzó a sufrir a medida que los desequilibrios macroeconómicos fueron acumulándose y la inflación fue tomando mayor aceleración.
Bajo un análisis comparado, el IC muestra una dinámica similar a la del nivel general de actividad económica, algo que resulta lógico dado que el consumo final privado absorbe alrededor del 70% del valor agregado generado en nuestro país. Es cierto, no obstante, que a partir de 2020 el IC comenzó a mostrar movimientos con intensidades significativamente mayores a los de la economía en su conjunto, lo cual se explica en parte por los límites a la movilidad física de las personas que impactaron más que proporcionalmente en el consumo y con un efecto aún mayor sobre los servicios presenciales.
Ello estableció un punto de quiebre que dividió al año en dos semestres opuestos: un primero de expansión económica, crecimiento de ingresos y consumo; y un segundo caracterizado por contracción de la actividad, el poder de compra y el gasto de los hogares acentuada por el recorte de subsidios a las tarifas de los servicios públicos. Esta dinámica negativa del ingreso se sostuvo en el arranque de 2023, año para el que se espera una nueva caída del poder de compra de los hogares como consecuencia de la falta de dinamismo económico, una inflación que se sostendría en niveles elevados y un proceso de recomposición tarifaria que aún se encuentra en marcha. En esta línea, el IC mostró en enero una caída desestacionalizada de 0,3% frente a diciembre (es decir, descontando los efectos estacionales habituales del consumo a lo largo del año).
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