Con operaciones en Argentina, México y Perú, la empresa creada por cuatro socios en un MBA del IAE Business School logró captar inversiones de Amazon, BID Lab y The Yield Lab Latam. Su plataforma B2B ayuda a supermercados y marcas a reducir hasta un 40% la merma por vencimiento, en un mercado donde un tercio de los alimentos termina en la basura.

Kigüi nació durante la etapa final de un MBA en el IAE Business School, cuando Mauricio Kremer, actual CEO, propuso a Maximiliano Dicranian una solución tecnológica para evitar el vencimiento de alimentos en supermercados. El trabajo de tesis pronto se transformó en un emprendimiento real con propósito social y ambiental.

A la dupla inicial se sumaron Gonzalo Castro como CTO y, más tarde, Diana de la Sancha como CBO con base en México. La empresa recibió una inversión inicial de US$ 1 millón, proveniente de fondos propios y de una primera ronda que incluyó a Amazon y BID Lab como inversores estratégicos.

Si bien comenzó como un servicio B2B, Kigüi pasó transitoriamente a un esquema B2C para escalar rápido. Sin embargo, el equipo detectó que las cadenas de supermercados y las marcas de consumo masivo necesitaban soluciones integrales, no solo para el último momento previo al vencimiento del producto, sino para anticiparse con semanas de margen.

En 2024, la compañía pivotó nuevamente al B2B, lanzando una plataforma SaaS que se conecta con los sistemas internos de los supermercados. El software identifica productos próximos a vencer, asigna tareas automáticas, genera promociones y descuentos de forma anticipada y brinda métricas en tiempo real.

“No vendemos productos: le damos al supermercado una herramienta para saber qué está en riesgo y actuar antes de que sea merma”, resume Kremer.

Resultados financieros y proyecciones

En 2024, Kigüi facturó US$ 90.000 y, en el primer semestre de 2025, ya superó los US$ 100.000, con un crecimiento tres veces superior al del año anterior. Su objetivo para los próximos 12 meses es llegar a US$ 1 millón de facturación.

Su cartera de clientes incluye a Cencosud, Walmart, YPF, Farmacity, Nestlé y Arcor. El perfil de usuario objetivo son cadenas de más de 20 tiendas con sistemas de gestión de stock consolidados.

Actualmente opera en Argentina, México y Perú, con planes de expansión a Estados Unidos.

La startup se encuentra cerrando una nueva ronda de inversión por US$ 500.000, liderada por The Yield Lab Latam, y cuenta con inversores de Estados Unidos, México, Perú, Centroamérica y Argentina.

El respaldo de gigantes como Amazon y organismos multilaterales como BID Lab no solo aporta capital, sino que refuerza su credibilidad para escalar en mercados internacionales donde la eficiencia alimentaria y la reducción del desperdicio son parte de las agendas corporativas y regulatorias.

Desafíos y reinicio en el mercado argentino

En 2023, Kigüi decidió pausar sus operaciones en Argentina debido a la falta de interés inversor con base local. La estrategia se concentró en México, donde el potencial de crecimiento era mayor. Sin embargo, en 2025 reactivó su presencia en Buenos Aires y Córdoba con un nuevo representante comercial y un plan de expansión adaptado al contexto económico local.

La compañía cuenta hoy con un equipo permanente de seis personas, más colaboradores externos en diseño y desarrollo. El uso de inteligencia artificial permitió optimizar recursos y reducir costos operativos.

Según datos internacionales, el 30% de los alimentos se desperdicia y el 17% de esa pérdida ocurre en supermercados. Kigüi trabaja con sus clientes para reducir esa cifra en un 40% mediante prevención temprana.

El próximo paso es ampliar la trazabilidad desde el fabricante hasta la góndola, generando un mapa completo del ciclo de vida del producto. Esto permitirá a las marcas y retailers tomar decisiones más eficientes en logística y producción, alineándose con tendencias globales de sustentabilidad y economía circular.

Kigüi busca consolidarse como la plataforma líder en prevención y trazabilidad de desperdicio alimentario en América Latina, con foco inicial en México y Argentina y proyección a Estados Unidos.

En un contexto global donde los consumidores y las regulaciones exigen modelos más sostenibles, su propuesta combina rentabilidad, tecnología y propósito social, posicionándose como un caso de éxito exportable de innovación argentina.