El dramático relato de una empresaria misionera: “No tenemos más nada que hacer en Corrientes, perdimos todo en el incendio y nadie nos ayudó”
“Perdimos todo. No quedó nada”, relató Carina Lanaro, profesional posadeña, esposa del empresario forestal Leandro Rodríguez, quienes llevaban en la localidad correntina un emprendimiento familiar productivo de más de 30 años y fueron una de las víctimas directas del siniestro.
Sus propiedades están ubicadas al oeste de la Reserva Natural del Iberá, sobre la ruta provincial de ripio 41, y el pueblo era conocido en la región porque desde ese lugar se accedía al portal que da paso a las lagunas Galarza y Luna, atracciones turísticas del Iberá.
“La gente perdió su casa, todas sus cosas, sus animales, su historia. En cuestión de horas el fuego arrasó con todo, y nadie vino a ayudarnos, a pesar de que advertimos días antes de que vengan al lugar a trabajar porque se sabía que la reserva del Iberá en esa zona estaba abandonada, y el fuego avanzaba hacia el pueblo. Nuestro predio está lindante a la reserva natural que fue donada por la ONG de Douglas Tompkins a la provincia. Sabíamos que de no frenar de alguna manera su avance, las llamas dantescas pasarían a las forestaciones y, después, al pueblo. Y así fue, perdimos todo”, relató Lanaro, al responder una entrevista con el sitio especializado Argentina Forestal.
Según el testimonio de la mujer, la situación vivida es indescriptible, «dramática y desesperante». Principalmente porque, como familia forestal, contaban con brigada de protección, operarios preparados para las primeras acciones contra el fuego, pero era insuficiente para la magnitud del fuego. “No tuvimos ayuda ni del consorcio del fuego, pedimos ayuda y nadie nos dio respuestas ni del gobierno de Corrientes ni de la Nación. Tenemos todas las secuencias de las conversaciones y de los mapas satelitales, donde las condiciones climáticas advertían que el fuego avanzaría sobre el Paraje Galarza. La ayuda nunca llegó, el fuego avanzó y no quedó nada”, repite.
Lanaro, indignada, quebrada y profundamente dolida por lo vivido, relató la situación en reiteradas oportunidades a sus allegados y amigos, y sus audios privados llegaron a la prensa. “Todo lo que dije en los audios es verdad. La situación en la zona Santo Tomé e Ituzaingó, rodeando los Esteros del Iberá fue muy compleja desde principio de enero, y se profundizó cuando ingresó a la reserva natural ya que los humedales y bañados están secos y fue declarada la emergencia ígnea en la provincia”, explicó.
“Nosotros como familia y empresa, en forma diaria veníamos ayudando a otros vecinos de la zona que luchaban contra el fuego, finalmente nos tocó el fuego y nadie nos ayudó a nosotros. Nos quedamos solos. Y cuando decimos nadie, hablo del gobierno de Corrientes, del Gobierno Nacional, ni del Consorcio de Manejo de Fuego de Virasoro. Perdimos todo, las últimas dos mil hectáreas de pinos y toda la producción de resina”, precisó.
“La empresa vecina no quiere asumir su responsabilidad, e iremos a juicio por esa pérdida”, precisó la propietaria. “Ahora, hemos sufrido la pérdida total de lo que nos quedaba en este incendio. Con todas las advertencias y pedidos previos de ayuda ante el fuego que se nos venía del Iberá, ni un avión hidrante, ni más brigadas forestales, ni más gente. No enviaron a nadie a ayudarnos. El fuego era impresionante y no íbamos a poder solos, el martes nos cansamos de pedir ayuda y nadie nos escuchó. No era solo el patrimonio forestal de más de 30 años de la familia Rodríguez, el incendio arrasó con todo el pueblo del paraje Galarza, quemó todo, es gente de Corrientes que están sin nada en estos momentos, evacuados y sin donde volver”, detalló la propietaria.
Sostuvo que el refuerzo de la provincia comenzó a llegar pasadas las doce horas que el fuego ingresó al Paraje Galarza. “pero ya era tarde. Vimos que llegaban con colectivos vacíos para evacuar a la gente directamente”, precisó.
Durante toda la jornada de la tarde del miércoles y jueves, los brigadistas intentaron sofocar las llamas, y se organizaron vecinos y rescatistas para salvar a personas y animales del paraje que huían del siniestro imparable.
No se registraron víctimas fatales, pero sí multimillonarias pérdidas materiales: se registraron quemas totales de casas, miles de hectáreas de campo destruidas e incalculables pérdidas en flora y fauna nativa, además de las plantaciones de pino y eucalipto.
“Se podía haber hecho algo para salvar de las llamas a las casas, las forestaciones, pero nadie nos apoyó, ni la Nación ni la Provincia. Como empresarios perdimos todo, no tenemos nada más que hacer en Corrientes, perdimos nuestro trabajo y para nuestra gente”, señaló la profesional.
Su familia tiene varios emprendimientos comerciales en Misiones, además de las inversiones que llevaban adelante en Santo Tomé. “En Paraje Galarza la gente trabajaba en la forestación, éramos su principal fuente de trabajo de más de 60 familias, alguien siempre estaba realizando alguna actividad para nosotros, el hijo, la esposa, el marido. Incluso había personal que tenía su casa dentro de nuestra estancia. Es muy triste lo que ocurrió, no puedo describir en palabras la desesperación y pesadilla vivida. La impotencia de ver que el fuego se acercaba y nadie venía a ayudarnos. En pocas horas todo fue de gran angustia, porque teníamos que salvar gente, rescatar a nuestro personal y a las familias del pueblo. No murió nadie de milagro”, dijo Carina Lanaro.
Aseveró que en varias oportunidades quedaron cercados por las llamas. “Fue una pesadilla”, expresó. Sostuvo que la estancia de la familia Rodríguez contaba con una mini brigada forestal para la acción rápida, tanque bomba, mochilas, tanques hidrantes. Pero todo quedó en cenizas. “Se nos quemaron los vehículos, las herramientas, los tractores, no quedó nada, y no vamos a recuperar nada de lo perdido en las llamas, porque el seguro contra incendios forestales en la Argentina no existe. ¿Sabían eso, no?”, repreguntó la entrevistada, compungida y aún muy angustiada al momento del reportaje.
Desde el martes (15) que la familia Rodríguez advertía del peligro y pedía ayuda desesperada, hasta el miércoles pasado el mediodía nadie llegó. Y en 12 horas quedó todo en cenizas. El jueves las autoridades provinciales evacuaron el pueblo, y en resumen, el Paraje Galarza “desapareció” bajo llamas. Combatientes de la zona, bomberos y brigadistas y aviones hidrantes, combatían el incendio de pastizales que está «fuera de control» en los Esteros del Iberá, pero el caos aún sigue en la provincia, la situación se complicó más en varios lotes forestales en Santo Tomé donde se combaten extensos incendios.
“No tenemos motivos para volver a Corrientes”
Para la familia, será muy difícil volver a empezar con la inversión forestal. “No tenemos motivos para volver a Corrientes, no tenemos nada más que hacer, mi esposo se quedó sin su trabajo de años. No tenemos manera de recuperar lo perdido en el incendio, ni podemos dar trabajo a nadie porque nos quedamos sin nada. Perdimos la producción de resina, los camiones, los tractores. Las dimensiones de esta desgracia no sé cómo transmitirlas realmente. Porque no todo es lo material, es mucho esfuerzo, tiempo, dedicación, proyectos, empleos de muchas familias que solo tenían nuestra estancia como fuente de ingreso. Y son ellos, la gente del Paraje Galarza la que realmente está mal, porque nosotros tenemos nuestras empresas en Misiones, pero ellos no tienen ni un colchón donde dormir, necesitan comida, ropas, muebles. Perdieron todo, se quedaron con lo puesto”, remarcó la mujer.
En este sentido, están llevando adelante una campaña de recolección de donaciones donde reciben en la Torre del Cerro de la ciudad de Posadas – de la cual son propietarios- para trasladar las donaciones a las familias de Paraje Galarza. “Nosotros no volveremos a invertir en Corrientes, pero no le daremos la espalda a su gente”, sostuvo Carina.
La cronología de la pesadilla vivida de la familia Rodríguez explica de alguna manera su indignación. Después de pelear durante más de 20 días con incendios fuera de control en predios vecinos, y advertir en todas las puertas oficiales posibles sobre la necesidad de un avión hidrante, de que se envíe más ayuda en forma urgente de brigadistas porque “no quedaría nada”, finalmente fue lo que pasó y el fuego llegó a los establecimientos forestales y “nadie” ayudó a sus propietarios. “Ni la provincia ni la Nación. Ni el Consorcio de Manejo de Fuego de Virasoro, del cual somos parte”, indicó Lanaro.
“Venía el fuego por el campo Santa María que lo administra el INTA –y que estaba prácticamente abandonado- y las llamas atravesaron la reserva natural que -ante la sequia- nosotros advertimos a las autoridades de su abandono y alto riesgo, ya que pajonales de más de 1 metro y medio de altura, estaban totalmente seco”, relató.
Los intentos por evitar la tragedia fueron en vano. “Mientras que ayudamos a los vecinos a combatir el fuego durante semanas, nadie nos ayudó a nosotros. Días previos hablé con Claudio Anselmo (Ministro de Producción), le escribí al gobernador de Corrientes (Gustavo Valdés), pedí que envíen aviones, porque de no frenar ese fuego en los campos de pastizales y bañados bajos, no habría manera de frenarlos e iba a arrasar con las forestaciones. Y así fue. Y nadie nos ayudó”, se quebró la voz de una mujer.
“Se quemaron todas nuestras plantaciones, que con tanta dedicación mi padre “Moncho” Rodríguez forestó, además afectó una miles de hectáreas de Claudio Wipplinguer, las casas de todos los vecinos, llegó al pueblo de Galarza y destruyó la vida de esa gente”, describió en el audio por su parte, Leandro Rodríguez.
Su familia perdió una inversión de 30 años: “El trabajo de toda una vida, pinares de 30 años y toda la producción de resina quedó cenizas. Nosotros dábamos trabajos a más de 60 familias, muchas de ellas vivían en nuestro campo y perdieron todas sus casas. El pueblo entero se vio arrebatado por el fuego”, expresó el empresario forestal.
“Esto es un desastre. Y más aun cuando toda la guardia de fuego nacional, los aviones hidrantes, helicópteros, todo estaba destinado para proteger un country privado en Ituzaingó. Los políticos construyen sus casas de más de 300 mil dólares, cuando nosotros tenemos que trabajar 30 años para poder tener un capital que en horas se queda hecho cenizas. No les importó nada”, cuestionaron.
Entre la impotencia y el enojo por todo lo vivido, las críticas al gobierno de Corrientes y de la Nación son lapidarias. “Lo único que saben hacer es cuidar lo de ellos, que encima es lo nuestro, es nuestro trabajo, porque somos los que pagamos los impuestos. Ahora no quedó nada en la zona, ya no hay mas productores ¿quién le va a pagar los impuestos?. Nos ignoraron y nos dejaron solos. No se imaginan la fuerza que tenía el fuego, todo lo que se quemó. Pinos de 30 años, empleos en la zona, todo el pueblo de Paraje Galarza ha desaparecido. No tienen vergüenza, han priorizado salvar sus viviendas millonarias donde veranean en lugar de priorizar la producción, el trabajo del pueblo”, se descargaron en el relato.
Por otro lado, estaban las condiciones de pobreza en la que vivía la gente en Paraje Galarza. “Ya era un lugar olvidado por la provincia y el país. Las condiciones de vida de esta gente eran inhumanas. Esto que vivimos fue un infierno, pero esta gente ya vivía algo parecido a un infierno. A los políticos evidentemente nunca les interesó Paraje Galarza, y de hecho ni siquiera debían conocer su realidad y su vida. Si hubieran ido a ese paraje, y conocieran lo que era este pueblo, hubieran tenido un poco de vergüenza, y hubieran hecho algo por lo poco (y todo) lo que tenían sus pobladores. No lo hicieron, y se quemó todo. Y tampoco lo hicieron antes de que se queme”, reflexionó finalmente.
Impotencia. Lagrimas. Tristeza. Hace más de 50 días que miles de correntinos viven esta pesadilla en la provincia, y las lluvias necesarias aún no llegan para aplacar los incendios sobre varios departamentos correntinos.