En el primer trimestre, la desigualdad pegó un salto y trepó a un nivel récord desde 2016
El coeficiente de Gini, que mide la disparidad del ingreso per cápita familiar, fue de 0,467 en el 1° trimestre de 2024, lo que significa un salto significativo respecto al mismo trimestre de 2023, cuando el valor fue de 0,446, lo que muestra un importante aumento de la desigualdad en la comparación interanual, informó esta tarde el INDEC.
Según el INDEC, es un indicador de la desigualdad en la distribución del ingreso. El coeficiente toma valores comprendidos entre 0 y 1. El valor 0 corresponde al caso de “igualdad absoluta de todos los ingresos” y el valor 1, al caso extremo contrario, donde todas las personas tienen ingreso 0 y una sola persona se lleva el total. Puede calcularse con datos desagregados o agrupados; por ejemplo, en deciles. El INDEC lo calcula con los datos desagregados. Se lo utiliza, a veces, para comparar la distribución del ingreso entre países o para mostrar la evolución de la distribución del ingreso de un país. Para su cálculo, se toma en cuenta el conjunto de la población, lo que lo diferencia de otros indicadores, como el cociente entre los deciles 10 y 1, que toma en cuenta la diferencia entre los extremos de la distribución.
El informe de hoy sobre evolución de la distribución del ingreso es otro indicador que muestra el impacto que están teniendo las medidas económicas adoptadas por el gobierno de Javier Milei, que asumió a partir del 10 de diciembre del año pasado. Otro ejemplo de este impacto se verificó ayer, cuando el INDEC dio a conocer la caída de 5,1% interanual del Producto Bruto Interno, también en el primer trimestre de 2024. Y otro cuando dio a conocer el Informe sobre la incidencia de la pobreza y la indigencia en correspondiente al segundo semestre de 2023, el que, aunque apenas muestra el comienzo de la administración actual, logró capturar más deterioro en diciembre por la devaluación, entre otras medidas. Los datos de pobreza revelaron un aumento en ambos indicadores con respecto al primer semestre del mismo año. Según el INDEC, el 31,8% de los hogares se encuentran bajo la línea de pobreza (LP), lo que representa un aumento de 2,2 puntos porcentuales (p.p.) con respecto al primer semestre. Eso significa que 41,7% de las personas son pobres, un aumento de 1,6 p.p. en el mismo período. A su vez, 8,7% de los hogares se encuentran bajo la línea de indigencia (LI), lo que representa un aumento de 1,9 p.p. Esto se traduce en que 11,9% de las personas son indigentes, un aumento de 2,6 p.p.
Ese anticipo del impacto de las medidas gubernamentales en la pobreza se verificó, aunque con otros criterios de medición, cuando Cáritas Argentina y el Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA-UCA) de la Universidad Católica Argentina presentaron, hace tres semanas, el informe “Radiografía de la pobreza en Argentina: realidad social y solidaridad que es esperanza”, donde se señala que “la aceleración de la espiral inflacionaria generó un notable incremento en los índices de pobreza e indigencia. Entre el tercer trimestre de 2023 y el primer trimestre de 2024, el indicador de pobreza subió del 44,7% al 55,5%, mientras que la indigencia pasó del 9,6% al 17,5%. Esto implica que en los primeros meses de 2024, aproximadamente 24,9 millones de personas en áreas urbanas se encontraban en situación de pobreza, de las cuales 7,8 millones vivían en la indigencia”.
El Gobierno, que en estos momentos celebra un proceso de desinflación, atribuye todos estos indicadores a la herencia recibida, que está siendo encarada mediante políticas de ajuste con una intensidad de shock: suba inflacionaria, despidos en la administración pública y en el sector privado, recortes en la ayuda social, recesión, entre otras. La administración de Milei considera que estos flagelos son un precio inevitable para que el país derrote la inflación, y recupere el crecimiento, a partir de los cual estos números se mejorarían.
Más datos del informe de hoy
El informe del INDEC consigna, además, que la suma total de ingresos para el total de la población de referencia fue de $6.915.757 millones, lo que significó un incremento de 198,4% en relación con igual trimestre de 2023. El ingreso promedio per cápita del total de la población, que corresponde a 29.593.119 personas, alcanzó los $233.695, mientras que la mediana del ingreso per cápita fue de $155.000.
Además, señala que el 62,2% de la población total (18.416.828 personas) percibió algún ingreso, cuyo promedio es igual a $369.085. Analizado según la escala de ingreso individual, el ingreso promedio del estrato bajo (deciles 1 a 4) fue de $122.529; el del estrato medio (deciles 5 a 8), de $327.862 y el del estrato alto (deciles 9 y 10), de $945.325. Los perceptores varones tuvieron un ingreso promedio de $429.741, mientras que el de las mujeres fue de $310.064.
Respecto a la población ocupada, se registró un ingreso promedio de $350.593 y un ingreso mediano de $260.000, equivalente al límite superior de ingresos del decil 5, bajo el cual se sitúa el 50% de las personas ocupadas. El ingreso promedio de los primeros cuatro deciles de la población, ordenada según ingreso de la ocupación principal, fue de $118.759. El ingreso promedio del estrato medio (deciles del 5 a 8) fue de $329.826, mientras que el ingreso de los deciles 9 y 10 fue de $855.881.
Más datos
Respecto a la población asalariada, se registraron 9.620.037 personas con ingreso promedio de $361.445. El ingreso promedio de las personas asalariadas con descuento jubilatorio fue de $449.382 (+196,1% interanual), mientras que, en el caso de aquellas sin descuento jubilatorio, el ingreso promedio equivale a $197.467 (+200,8% interanual).
En el caso de los hogares, los ingresos laborales representaron el 76,8% de los ingresos totales, mientras que los ingresos no laborales alcanzaron el 23,2% restante. El peso de los ingresos no laborales fue mayor para los deciles de ingreso total familiar más bajos: fue igual al 62,6% en el primero y 13,6% en el décimo.
Respecto a la relación de dependencia de los hogares, la cantidad de personas no ocupadas fue de 125 por cada 100 ocupadas, mientras que la cantidad de no perceptoras de ingreso fue de 60 por cada 100 perceptoras. Esta relación es mayor en el caso de los deciles más bajos. Para el decil 1, por ejemplo, es igual a 267 personas no ocupadas cada 100 ocupadas y 144 no perceptoras cada 100 perceptoras, si se ordenan los hogares según ingreso per cápita familiar. En el mismo trimestre del año anterior, los valores eran de 271 y 155, respectivamente. En el caso del decil 10, los valores correspondientes son iguales a 36 no ocupados cada 100 ocupados y 18 no perceptores cada 100 perceptores.