Es demasiado temprano para regular la Inteligencia Artificial en Argentina
Por Eddi Weinwurm CEO – Obviousfuture GmbH – Incluso aquellos de nosotros en la industria del aprendizaje automático nos sorprendimos por los rápidos avances en IA durante los últimos dos años. ChatGPT y otros desarrollos han evolucionado tan con rapidez que todos, naturalmente, nos preguntamos hacia dónde llevará esto. Como con todas las tecnologías emergentes, la reacción más fácil ante la incertidumbre es exigir regulación, un sentimiento que actualmente se discute en Argentina.
Mi empresa, con sede en Alemania, tiene una sucursal en Buenos Aires que se enfoca en el desarrollo de IA. Naturalmente, tenía curiosidad por revisar los proyectos legislativos propuestos en este sentido aquí.
En comparación con las propuestas regulatorias de Alemania y Europa, estos proyectos argentinos parecen relativamente indulgentes (lo que no sería raro, ya que Alemania tiende a hacer regulaciones excesivas en la mayoría de los casos). Esta indulgencia regulatoria podría convertirse realmente en una ventaja económica para Argentina, ya que aquellos de nosotros en el negocio de la IA necesitamos cierto grado de libertad para innovar, especialmente dado que la tecnología aún está tomando forma.
Aunque apoyo una regulación más estricta en el futuro, creo que imponer restricciones regulatorias ahora podría no ser el mejor enfoque.
¿Por qué? Porque enfrentamos un problema general: la IA se está desarrollando actualmente a un ritmo increíble y aún no sabemos hacia dónde nos llevará. Por lo tanto, establecer regulaciones sobre la IA ahora es tan significativo como tener leyes para el control del tráfico aéreo y los derechos de los pasajeros en 1908 —solo cinco años después del primer vuelo de los hermanos Wright. Así como la humanidad no tenía concepto de aeropuertos, mostradores de check-in, ventas internacionales de boletos, aviones jumbo, sistemas de radar, etc., en ese entonces, actualmente no tenemos idea de cómo será realmente la IA en el futuro. Del mismo modo, crear un conjunto completo de normas de tráfico aéreo y derechos de pasajeros habría sido inútil en 1908, al igual que intentar regular la IA hoy. En la legislación, los marcos regulatorios solo tienen sentido cuando surgen de un proceso de negociación —una síntesis dialéctica de partes bien informadas que representan intereses cristalizados. Pero ahí está el problema: en el caso de la IA, no tenemos ni partes bien informadas ni intereses completamente formados.
Todos estamos navegando aguas desconocidas. Esto, por supuesto, resulta desalentador. Sin embargo, la respuesta adecuada al miedo no es replegarse y refugiarse (regulatoriamente), sino observar, descubrir y aprender cómo manejar los posibles peligros. Entonces, después de entender verdaderamente hacia dónde nos dirigimos, podremos desarrollar marcos regulatorios y soluciones.