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Juan Domingo Perón firmó el decreto que bosquejaba la municipalización. El golpe del 55 truncó la autonomía que se había puesto en marcha y Aristóbulo del Valle ganó la pulseada como sede administrativa. Pasaron 65 años hasta que la política reivindicó el sueño de los pioneros y convirtió este jueves a Salto Encantado en el municipio 77 de Misiones. Más de 18 mil vecinos del pueblo celebraron la aprobación de la ley que los reconoce, después de una larga convivencia inevitable con Aristóbulo del Valle, que ahora será el cercano hermano menor. 

El presidente de la Legislatura, Carlos Rovira destacó “el privilegio” de haber creado un municipio en medio de la pandemia. “Es plasmar una lucha casi centenaria; nos llena de emoción concretar esto en nombre de los que están en el municipio y de los que no, y de los que aportaron con su visión y con sus sueños”, festejó.

“En plena pandemia y con un dispositivo virtual, nos acercamos con las convicciones y con nuestros derechos, cumpliendo así con nuestras obligaciones y sobre todo, con el inmenso amor que tenemos a toda esta comunidad”, culminó. 

Esa autonomía conquistada por los vecinos de Salto Encantado resulta simbólica porque se entrelaza con otras autonomías que va construyendo Misiones, sin dejar de ser parte del todo de Argentina. Sin declamar independencias, como el radical Alfredo Cornejo y su #MendoExit cuando las cosas no salen a placer, Misiones cincela futuros impensados hace apenas dos décadas, cuando el éxodo rural se empujaba con la migración necesaria hacia otras latitudes en busca de mejores oportunidades.

Apenas unas horas antes que la celebración en la región de los saltos, hubo otra reunión virtual representativa. El gobernador Oscar Herrera Ahuad y Rovira sellaron un acuerdo con Telefónica Movistar Argentina y Samsung Electronics (antes fue con Amazon e Intel) para alimentar con la mejor tecnología y conocimiento al Silicon Misiones, un parque del conocimiento virtual que hoy se erige como imprescindible: la robótica, la inteligencia artificial, las aplicaciones, son herramientas del futuro que se hicieron presente en medio de la pandemia. Ya no son algo abstracto, sino un inmenso mercado laboral para el que los jóvenes misioneros podrán capacitarse en forma gratuita en su propia tierra. 

Es la misma autonomía de quienes estudian en la escuela de Robótica, médicos que operan con el robot Da Vinci o jóvenes músicos y bailarines que se prepararon aquí para los grandes escenarios. Una autonomía inconcebible si se tiene en cuenta el derrotero y la resignación que imponían las dependencias políticas del siglo pasado. 

Para cimentar esa autonomía hay que tener una economía saneada y ese es uno de los principales atributos de estos tiempos. El Gobierno provincial dejó de tomar deudas y durante el paso de la alianza Cambiemos, despreció la oferta de dólares que hoy atormentan a otros gobernadores. La economía sana permite que hoy Misiones pueda seguir sosteniendo el andamiaje y flexibilizar mecanismos para que la economía se recupere lo más rápido posible de la parálisis del coronavirus y la agónica recesión iniciada que se instaló desde la segunda etapa del gobierno de Mauricio Macri. Y en medio, la provincia se convirtió en una barrera para los miles de casos del Covid-19 que desbordan los hospitales de Brasil y que forzaron a los alcaldes y gobernadores a aplicar cuarentenas estrictas, ninguneadas por el mandamás Jair Bolsonaro. 

Al mismo tiempo, se sostiene el Estado como rector de la economía, con incentivos donde hace falta -como el flamante Ahora Gastronomía- y flexibilizaciones cuando se hacen necesarias, como la extensión de la moratoria hasta el 30 de noviembre y con la deuda hasta mayo inclusive. 

Esa firmeza también permite al Gobierno discutir de igual a igual con la Nación y no acatar simplemente sus indicaciones. 

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Significativa fue la reunión virtual mantenida con el ministro de Producción, Matías Kulfas para hablar del mercado yerbatero. Hace poco más de un mes, cuando vino a Misiones junto al presidente Alberto Fernández, el titular de la cartera productiva había prometido atender a los molineros que pedían revisar el precio fijado a salida de molino y también un eventual aumento para la yerba en góndola para garantizar la sustentabilidad de toda la cadena. 

En la reunión del miércoles sorprendió con un planteo que hizo acordar al patoterismo de Guillermo Moreno. Con mejores modales, el argumento del funcionario nacional fue el mismo: hay que bajar el precio de la yerba. Bajar el precio de la yerba. Justo en momentos en que el sector primario pasa por una inédita bonanza de la que solo se recuerdan antecedentes previos a la desregulación de Domingo Cavallo en los 90, cuando todavía era oro verde. La historia reciente muestra que desde entonces fueron más los años de penuria que los de bonanza. Pero la Nación parece no comprender la dinámica de la economía local y presiona para sostener precios en las góndolas de Buenos Aires, como si el mate fuera la causa de la inflación.

Desde la noche que estuvo en Misiones al encuentro por zoom, la situación cambió. El precio de mercado de la yerba es hoy 35 pesos, 75 por ciento por encima del valor oficial fijado por el Instituto Nacional de la Yerba Mate (20 pesos).

La diferencia no es menor. Al precio oficial, fijado en 20 pesos, se hubieran recaudado 16.745 millones de pesos por toda la cosecha. Cuando quedan entre 450 y 500 millones de kilos por cosechar, a un promedio de 35 pesos, se pueden recaudar 15.750.000.000 de pesos extra. En total, la cosecha de yerba dejará en la zona productora cerca de 30 mil millones de pesos. 

Misiones necesita de precios altos para la actividad primaria -hoy la yerba cotiza a 50 centavos de dólar- pero también para la industria que genera miles de puestos de trabajo. El andamiaje yerbatero no es lineal. El Instituto Nacional de la Yerba Mate fija precios mínimos para los primeros escalones, pero no interviene en el último, que en realidad se lleva una porción muy grande de la torta sin mover un músculo. El comercio mayorista recarga 20 por ciento por la compra de la yerba. El minorista otro 30. Así, la yerba a salida de molino que hoy vale 105 pesos en promedio, termina en las góndolas a más del doble. Y nadie le pone el cascabel a ese gato. Los precios máximos fijados por el Gobierno para aplanar precios, no hacen más que acentuar ese desbalanceo. 

En la industria estiman que el precio a salida de molino, regulado en 76 pesos, debería estar como mínimo en 160 pesos y como ideal, en 190, para que las empresas sostengan rentabilidad. De lo contrario, se advierte, se profundizará la concentración. Quedarán en pie un puñado de grandes. 

Nadie duda que hay que proteger el bolsillo del consumidor. “El precio de la yerba tiene que ser el más alto posible, el que pueda soportar el mercado. Para bien de todos, pero siempre teniendo en cuenta no descuidar al cliente y al mercado”, fue la primera declaración de Juan José Szychowski como presidente del INYM en una entrevista con Economis. Por eso se hace hincapié en que es necesario ordenar el escalón superior, que además no interviene ni invierte en el proceso de producción e industrialización. 

El planteo de todos los asistentes en la reunión con Kulfas, incluido el gobernador Oscar Herrera Ahuad, el ministro del Agro, Sebastián Oriozabala, el propio presidente del INYM y representantes de la industria, obligó a Kulfas a moderar sus pretensiones y la noche se cerró con el compromiso de analizar los costos que exhiba el sector molinero para justificar un aumento de los paquetes. Pero está claro que la yerba no es una infusión cara ni responsable de los vaivenes de la inflación. Y, las encuestas marcan que pocos creen que la inflación vaya a ceder en este contexto. No es culpa del mate. 

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No es el único punto de vista distinto con la Nación. En el Gobierno se sorprendieron cuando el presidente Alberto Fernández anunció el fin de la ayuda para empresas y trabajadores afectados por la cuarentena para las provincias con menos casos. Se entiende que es mucho el esfuerzo del Estado y que los recursos son escasos -la recaudación de la Afip cayó estrepitosamente-, pero parece que haber hecho las cosas bien para contener la expansión del virus, resulta en un castigo económico incomprensible. El fronterizo estado de Paraná, en Brasil, decidió, tarde, aplicar una estricta cuarentena y bloqueó 6,3 millones de personas en 134 ciudades para evitar un colapso sanitario. Y Misiones tiene el 90 por ciento de sus fronteras con Brasil y Paraguay. Lejos está de poder relajarse. 

Que 80 o 90 por ciento de las actividades económicas de Misiones haya recuperado movilidad, no indica que las empresas hayan vuelto a la “normalidad” y hay sectores enteros que todavía siquiera avizoran una reactivación. Por quinto día consecutivo, Brasil superó las mil muertes diarias y ya lleva más de 64 mil acumuladas. 

Por caso, los datos del Sistema Integrado Previsional Argentino revelan que al inicio de la cuarentena, el empleo privado en Misiones tuvo un fuerte derrumbe que viene a consolidar la crisis del mercado laboral privado que ya venía arrastrando desde 2018: entre abril 2019 y abril 2020, la provincia perdió 6.815 puesto de trabajo registrado en el sector privado: un 6,4 por ciento, que la convierte en la quinta provincia con la mayor caída en todo el país y primera en el NEA.

El golpe al empleo privado en Misiones se evidencia además al notar que la caída de abril fue la más grande de los últimos 10 años: lo más cercano a esto ocurrió en septiembre de 2016, pero allí el descenso fue del 5,4%, bastante lejos de la caída actual. Ahora bien, si la comparación la hacemos en la serie desestacionalizada (mensual), respecto a marzo 2020, es donde más se nota el impacto de la cuarentena: el empleo registrado privado en Misiones cayó un 2,4%, lo que equivale a que hubo una merma de 2.444 puestos de trabajo en solo un mes, describe el economista Alejandro Pegoraro en una columna escrita para Economis. El contraste es duro. Hasta marzo Misiones venía recuperando puestos perdidos. En octubre del año pasado estábamos en 96.700 empleos registrados y llegó a marzo con 100.200.

La vuelta a clases fue otro contrapunto. El ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, intentó imponer un calendario de vuelta a las aulas y un protocolo específico. Los ministros provinciales, entre ellos el de Misiones, evitaron ponerle fecha a la vuelta a clases y marcaron la disidencia en cuanto a la obligatoriedad de mandar a los niños a exponerse a focos de contagio del coronavirus. En la Provincia el consenso marca que será el Gobernador el que decida la fecha, de acuerdo al momento epidemiológico y que habrá una educación dual, en la que lo virtual se mantendrá al menos por unos meses.

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