Andresito, la última tierra virgen que se transformó en potencia yerbatera
Andresito fue uno de los últimos municipios creados en Misiones. Perdió ese privilegio a manos de Pozo Azul y Salto Encantado. Pero de ser una de las últimas tierras vírgenes, pasó a ser una potencia, que desplazó a Apóstoles como principal zona de producción de yerba mate y también se anima a pelear el podio en la ganadería, una actividad mucho más reciente. La localidad surgió de la mano de numerosas familias que oportunamente aprovecharon un Plan de Colonización impulsado en 1.979 y que contempló la entrega de permisos para plantar hasta 20 hectáreas de yerba mate.
Con el correr del tiempo, los yerbales fueron prosperando y hacia 1.983, mismo año en que oficialmente se fundó el municipio, los colonos se enfrentaron a una necesidad puntual llegada la época de la cosecha: la falta de una planta procesadora y un secadero. Frente a esa situación, se creó formalmente la Cooperativa Yerbatera Andresito, con la participación de 92 productores en la Asamblea Constitutiva.
Nacida en el seno del municipio misionero en el que “comienza la patria y se cultiva la amistad”, la Cooperativa Yerbatera Andresito es actualmente un motor clave para el desarrollo local, empleando a 116 personas que trabajan en turnos rotativos y generando un movimiento de transportes y otros servicios asociados.
Las instalaciones están localizadas en un predio de 87.000 metros cuadrados, en el que se encuentran la moderna planta procesadora (que abarca casi 8.300 metros cuadrados cubiertos), tres secaderos a cinta con una capacidad de producción de 15 toneladas de yerba mate por hora; depósitos con una capacidad de stock de 7.300 toneladas de yerba mate y; molino y envasadora.
Yerba mate canchada, molida y soluble son los tres productos bases elaborados y, a partir de ellos hay distintos formatos y presentaciones. La disponibilidad de materia prima está respaldada por 4.000 hectáreas implantadas con yerba mate, propiedad de los socios de la cooperativa; lo que equivale a una producción anual de 32.000 toneladas de producto terminado.
Con 22 años de trayectoria en el mercado, la marca comercial Andresito está presente en todo el país y se posicionó en el mercado con un precio intermedio, a partir de una política que permite un cierto margen para ir creciendo y reinvertir el dinero en estructura y modernización.
Durante el Debate de Economis, Héctor Hessler, vicepresidente de la Cooperativa, explicó que Andresito formalizó diversas inversiones durante los últimos años, sobre todo en estructura pero que, sin embargo, las mismas continúan siendo necesarias.
“Algo que nos falta en Argentina son créditos blandos para poder invertir,y tenemos la contra de que si producís algo tenés que pagar más impuestos. Es una política que con el tiempo, hace que las empresas que están estables, no van a poder seguir”, indicó.
Con respecto a cómo cerraron el 2021, Hessler aseguró que la cooperativa venía creciendo antes de la pandemia pero que no fue un buen año para la industria, como sí lo fue para los productores.
Además, explicó que desde el sector no lograron contar con el apoyo del gobierno nacional: “Está bien que lleguen productos baratos al consumidor, pero en el caso de la yerba pasó algo atípico. Hubo un faltante de hoja verde, la materia prima subió, no digo casi el doble de lo que fue la inflación, teníamos la presión del Gobierno de mantener todo el año con el precio de marzo, pero ¿qué empresa puede aguantar si te sube la materia prima un 70%, los envases, el costo los empleados? Te obliga a trasladar precios”.
En consecuencia, tuvieron que optar por reducir las ventas por ser cooperativa. “Como cooperativa no tenemos un colchón de plata, porque dependemos de lo que entra de nuestro paquete. Todo lo que elaboramos va al paquete, tenemos un margen de venta mensual y con ese margen nos mantenemos, para no endeudarnos en los bancos. En 2020 tuvimos un bajón, el 21 tuvimos una recuperación, pero no como el año 2019. Pero no tenemos deudas”.
Con respecto a la proyección del mercado yerbatero y, teniendo en cuenta la dificultad del precio, Hessler explicó que “lo que vemos es que en 2022 va a haber un equilibrio en lo que es la oferta de la hoja verde”. En este sentido, supone que no habrá apuro en salir a comprar hoja: “confiamos en que nuestros socios van a entregar el 100% de su producción. Hoy tenemos un buen stock para enfrentar 2022”.