Hubo sobreprecios en la compra de los patrulleros oceánicos a un astillero francés

En su libro “L’affaire Argentine, historias de corrupción naval militar”, el ingeniero naval Raúl Podetti busca poner luz sobre el oscuro modus operandi del astillero estatal francés al que Argentina le compró cuatro barcos militares OPV (sigla en inglés de Ocean Patrol Vessel) “en forma directa e ilegal por 400 millones de dólares”.

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En su libro “L’affaire Argentine, historias de corrupción naval militar”, el ingeniero naval Raúl Podetti busca poner luz sobre el oscuro modus operandi del astillero estatal francés al que Argentina le compró cuatro barcos militares OPV (sigla en inglés de Ocean Patrol Vessel) “en forma directa e ilegal por 400 millones de dólares”.

Podetti brinda información precisa y narra las negociaciones en primera persona dado que fue convocado como consultor de Presidencia durante la gestión de Mauricio Macri, a quien aconsejó infructuosamente no adquirir los barcos. En ese sentido, ventila detalles de conversaciones presidenciales y ministeriales.

El autor confirma que las embarcaciones, que le costaron al país 400 millones de dólares, fueron pagadas con un sobreprecio del 60% y podrían haberse construido en astilleros argentinos, creando empleo genuino y de calidad para la industria naval.

También se refiere a la vinculación que tuvo esta operación con el mega préstamo otorgado por el FMI y la influencia de Christine Lagarde, directora gerente del organismo internacional de crédito hasta julio de 2019.

“Lo más grave es que se ha perpetrado un robo al desarrollo nacional al importar barcos que podían construirse mejor en el país, generando trabajo y cuidando las divisas como hacen Brasil, Chile, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela y México, que con menor capacidad industrial naval construyen estos mismos barcos para su defensa”, cuestionó Podetti.

Asimismo, advierte que el mismo astillero francés actualmente avanza sobre el actual gobierno que premió a los marinos a cargo de aquel fraude con la dirección de nuevos negocios de importaciones navales muy inconvenientes, incluyendo la compra de una flota de submarinos por 3000 millones de dólares. 

Raúl E. Podetti, es Ingeniero Naval, MSE, MBA. Ex empresario industrial naval privado. Se desempeñó como vicepresidente del Astillero Río Santiago y vicepresidente de la Federación de la Industria Naval Argentina (FINA). Es profesor de postgrado del ITBA y de la UBA, consultor, investigador y director de la Colección Industria Azul donde pertenece este libro 

¿Cómo se originó este libro?

Desde 2018 vengo denunciando la compra ilegal a Francia, con sobreprecio y absolutamente inconveniente para los intereses nacionales, de cuatro buques para la Armada Argentina. Se pagaron alrededor de US$ 400 millones. Escribo el libro luego de haber sido asesor del Presidente Mauricio Macri sobre este tema y después que hiciera todo lo contrario de aquello de lo que intenté convencerlo. El libro cuenta esta historia de estas miserias argentinas. Nunca están bien los sobornos y que nos roben los recursos económicos, pero que nos roben el trabajo, en este país que lo necesita tanto, es algo imperdonable. Además, este es uno más de los muchos casos que tiene este astillero francés al cual Argentina eligió como la única opción posible para comprar los barcos, habiendo más de 40 alternativas en el mundo. Según estudios internacionales, es el que concentra el 74% de los casos de corrupción en el sector naval militar. Nosotros le compramos en forma directa y sin discutir, malos barcos, ilegalmente y en forma inconveniente.

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¿El sobre precio pagado es de alrededor del 60%?

Exactamente. En un libro que publiqué en 2018 con mi padre, presenté los estudios que le mostré al Presidente de la Nación indicando que la oferta francesa que había en ese momento era un 60% mayor a los precios de mercado de estos barcos. Sencillamente, tomé los últimos 400 barcos de este estilo que había en el mundo, tanto construidos como en construcción. Esto se lo dije con todas las letras a Macri, pero lamentablemente en la dirección de material naval de la Armada había un sospechoso interés por comprar estos barcos en Francia. Poco importaron el sobreprecio y la inconveniencia de estos barcos, porque además la relación de costo- prestaciones, era muy mala. Así lo había determinado no sólo mi informe, sino los Almirantes de todas las Armadas a las cuales se los habían ofrecido por el mundo. Nadie los quería, ni la misma Armada Francesa. Todo indicaba que era una pésima opción. El monto que figura en el contrato es de algo más de US$ 350 millones, pero cuando se suman los costos de la cantidad de gente que viajó, el armamento que faltaba considerar, los gastos en Francia que durante cuatro años han sido multimillonarios, estamos muy cercanos o superando los US$ 400 millones. Mucho se hubiera evitado construyendo esos barcos acá, además de generar gran cantidad de puestos de trabajo en la industria naval argentina.

¿El astillero francés es privado o estatal?

Es un astillero estatal y uno de los brazos ejecutores de la política francesa muy activa y muy fuerte en su capacidad de negociación. En un momento, cuando pude hablar con Macri en forma personal y directa, con todas las pruebas arriba de la mesa, él estaba persuadido de que era una mala idea comprar esos barcos. Es más, rechazó la compra. Pero después con las presiones políticas del FMI, la necesidad para firmar el acuerdo Mercosur- Unión Europea, la entrada de la prueba para vender biodiesel en Europa… Todo eso estaba frenado por el veto de Francia. Sorpresivamente, con la compra de esos barcos, se liberaron muchas de estas situaciones políticas. Es típico. Los países presionan para hacer sus negocios. Lo que pasa es que los compradores a quienes nos hacen la presión, tenemos que tener la fortaleza de negociar a favor de los intereses de los argentinos y no al revés. Estos mismos barcos hace muchos años que los necesitamos todos los países ribereños de Sudamérica. Sin embargo, Chile, Perú, Ecuador, Colombia, México, Venezuela, Brasil, que también reciben presiones, los construyeron en sus propios astilleros, ahorrando un montón de divisas y dando trabajo a su gente. Por eso esos países avanzan y nosotros retrocedemos día a día.

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¿Los astilleros argentinos que están en condiciones de hacer estos barcos y los sindicatos de obreros navales desconocen esta trama?

En su momento, cuando hice la denuncia, intenté sumar a ambas corporaciones, tanto empresarios como sindicatos y no encontré mayor interés. Muchas veces los intereses son más de corto plazo o prevalece la mirada del interés político personal de algún secretario gremial. Porque hay que salir a hacer una denuncia con todas las letras y no un documento firmado, esto hay que seguirlo a fondo. Por eso escribí el libro, fui al juzgado, a la Oficina Anticorrupción (OA), pero solo, nunca encontré apoyo de nadie. El viernes pasado, la SIGEN, junto a la OA, sacaron el veredicto sobre la compra de los aviones Super Étendard y también de estos barcos que denuncio en el libro. Pero no puede ser que esperemos tantos años. Además, no es el único caso, porque el Estado en 2014 empezó a armar un fraude con la compra de barcos para el INIDEP, un fraude colosal en las narices de todos nosotros. Hoy hay otro barco igual, de ese estilo para investigación pesquera. Después de que fue señalado y denunciado con todos los argumentos posibles, según me acaban de contar, el INIDEP contrató como asesor interno para este proyecto al representante del mismo astillero español que ganó fraudulentamente la licitación anterior. Pero tampoco se acaba ahí. En 2017, el ministerio de Seguridad compró para la Prefectura Naval cuatro patrulleros fluviales a Israel a un precio exorbitante, que podían construirse en Argentina. Otro fraude delictivo de corrupción económica y trabajo. Lo que más me preocupa, es que le roben el futuro a la gente. La falta de trabajo es lo que arrasa al país. Estos barcos patrulleros son para evitar la pesca ilegal, la depredación de nuestra riqueza ictícola. Pero cuando analizo esto, veo que hay otra depredación, que es la de la Nación, ya que, cuando los barcos se pagan en el exterior y con sobreprecio, se depredan nuestros recursos económicos, el trabajo y el futuro de los argentinos. Contra eso tenemos que alinearnos todos y evitarlo.

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