Irán-Israel, ¿Tercera Guerra Mundial?

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Finalmente, Medio Oriente vio con sus propios ojos el nacimiento de las hostilidades entre los dos Estados, con un potencial digno de un cataclismo mundial, en donde ambas posturas son irreconciliables. El mundo, expectante. 

Tras idas y vueltas, amenazas de por medio, lo mediático jugando un rol preponderante, Irán e Israel se sacaron chispas. En retrospectiva, la relación entre ambos países estaba tensa desde la guerra en Gaza, sin embargo, hubo una gota que rebalsó el vaso. Israel puso primera y atacó una unidad diplomática iraní en Siria. Esto provocó la muerte de miembros importantes de la Guardia Revolucionaria, lo que decantó en el anuncio de una represalia inminente. Dos semanas tardó esta respuesta, y fue contundente: una lluvia de misiles y drones de Irán iluminaron el cielo israelí. Este escenario abrió el panorama a una guerra potencialmente masiva. Luego de ello vino la contraofensiva de Tel Aviv, con posiciones iraníes y proiraníes. 

Guerra inevitable 

Hay una vital causa que motoriza este conflicto y que debe ser seguida de cerca por parte de la humanidad total. Este enfrentamiento no goza de características naturales como lo tienen otros en el mundo. Irán e Israel no se pelean por territorio ni por recursos. La bandera palestina es una simple pantalla para poder tener hostilidades indirectas, midiéndose todo el tiempo, tal y como si nos encontráramos en la Guerra Fría.

Esta guerra es imposible de evitar en el tiempo por una cuestión clave: la disputa es filosófica. Las posturas de idearios y construcción de las sociedades son yuxtapuestas, pero no solo eso, sino que además irreconciliables. Irán, desde la Revolución Islámica en 1979, donde los Ayatola subieron al poder, sembraron una premisa de fuerte y profundo impacto en la sociedad iraní. El pergamino geopolítico del Régimen es el exterminio total del Estado de Israel. El Irán de los Ayatola no considera una coexistencia, sino que la eliminación de un estado, país y nación por sobre el otro es parte del designio de la teocracia. 

Cabe destacar una serie de consideraciones. Irán tuvo este vuelco en 1979, previamente era una república que replicaba cercanamente a las experiencias occidentales. Más atrás en el tiempo fue un protectorado británico. Antiguamente fueron la histórica Persia. ¿A dónde va todo esto? A un vuelco de 180 grados en del país a través de la Revolución Islámica, formando una teocracia. Esto último quiere decir que Irán no es manejado, de manera exclusiva, por el poder ejecutivo, como la mayoría de los países del mundo. La República tiene una fuerte impronta del Ayatola, una figura religiosa del islam, con todo el peso en las decisiones políticas, económicas, sociales y culturales del país, todo apoyado en la interpretación de la ley de la Sharía. 

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A esto hay que sumarle que Irán, dentro del islam, es un país chiíta. Esta es una de las corrientes principales dentro de la religión. Sin embargo, representa a una minoría mundial. El 90% de los musulmanes en el globo son de corriente sunita, y tan solo un remanente del 10% son chiítas, la mayoría de ellos en Irán. Esto significa que dentro del propio concierto internacional musulmán hay fuertes disputas hegemónicas, por ejemplo, con Arabia Saudita, la otra potencia de la zona, pero con corriente sunita. 

A través de la descripción social y religiosa de Irán es comprensible el concepto de “guerra inevitable”. La eliminación de Israel es algo que no se negocia con los Ayatolas, y obviamente que Israel no se queda con los brazos cruzados.

Por su parte, Israel es un Estado creado en 1948 tras el triste episodio del holocausto en Europa, donde las diásporas judías lograron asentarse en un terreno denominado “Tierra Santa”. El delicado tema es que, para crear a Israel, el mundo decidió partir el territorio palestino y, con el tiempo y con guerras de por medio, Israel fue expandiéndose, teniendo un conflicto serio con árabes, musulmanes y finalmente, con los palestinos. 

Lo que sucede, a partir de esto, es que Irán toma a la causa palestina como un motor de sus pretensiones de hegemón y para intentar cometer su tarea final contra Israel. De hecho, Teherán es el gran promotor de movimientos proiraníes en la región y organizaciones terroristas que viven de la implantación del caos social y la muerte como su gran negociado. Facciones como Hamás, Hezbollah, los hutíes de Yemen y milicias urbanas en Siria, responden a gusto y piacere a Irán. 

Esta guerra es inevitable porque el conflicto es filosófico, y las ideas no se callan si no es con la muerte misma. Irán con los Ayatolas e Israel están destinados a vivir en un conflicto total. 

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¿Tercera Guerra Mundial?

Si, es posible y es de temer, sin embargo, es absolutamente complicado. Este enfrentamiento entre ambos, hasta el momento de escribirse esto, es meramente regional. Hay cierta ayuda de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Jordania para Israel, pero eso no significa que sea una guerra mundializada. 

Para hablar de “guerra mundial”, hay que tener un conflicto que la escalada de tensión y las hostilidades sean tan directas que se formen coaliciones de cooperación internacional que luchen, en bandos opuestos, en la región. Es decir que parte de los países de la OTAN junto a Reino Unido respalden a Israel, y por su parte, detrás de Irán se encolumnen Rusia, China y Corea del Norte. En ese escenario, más que de guerra mundial, se estaría hablando de un cataclismo global. El poderío bélico es el máximo y está enfrentado, con tecnología de punta y con capacidad de destrucción masiva a través de armas nucleares.

Al mundo, claro está, no le conviene esta situación, mucho menos en esta parte del mundo. Argentina está atravesando por un alineamiento geopolítico que llevaría a una posición de apoyo total a Israel, poniendo a nuestro país en la mira de Irán, otra vez. Buenos Aires, como la capital y la ciudad de mayor movimiento ha encendido las alertas de cuidado, sobre todo de la comunidad judía. Y, por otra parte, la triple frontera es siempre un foco caliente. La confluencia de tres países, sumado al gran mito de la presencia del terrorismo internacional en Ciudad del Este hacen que esta parte del mundo este sumamente atenta a los acontecimientos en Medio Oriente.

Ahora, ¿el mundo necesita otra guerra? Claramente no. Rusia tiene la suya, Estados Unidos tiene sus propios problemas internos y China está preocupada en hacer dinero. Si hay voluntad, el conflicto puede escalar y trascender a Medio Oriente, pero, y de manera responsable, es posible afirmar que el mundo no quiere combatir en esta guerra.

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