Motosierra, licuadora y realidades

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En teoría todo encaja perfecto. La realidad suele ser más compleja. En la teoría, el mercado se regula solo, un axioma venerado por el Presidente y sobre el cuál basa su existencia política. Bastaron unos pocos meses para derrumbar ese universo: el Gobierno tuvo que intervenir de urgencia en el mercado de la salud privada para evitar un colapso en el núcleo duro de sus votantes: la clase media. ¿Qué pasó? Con el DNU de desregulación de diciembre, las empresas de medicina prepaga iniciaron un raid alcista coordinado y en menos de cuatro meses, aumentaron hasta 159 por ciento las cuotas, lo que, combinado con tarifazos energéticos, de transporte y de alimentos, empujó a miles de familias a una opción dramática.

El presidente Javier Milei tuvo que intervenir. Rendirse ante la evidencia y arriar una de sus principales banderas. El Estado tuvo que volver a regular. De urgencia y con el daño flagrante. Las prepagas ya no tienen precios liberados, deberán retrotraer sus cuotas a diciembre y aumentar al mismo ritmo de la inflación, que desde diciembre acumula una suba del 70,3 por ciento -la mitad de los aumentos de las prepagas-. En el camino, muchos ya abandonaron el sistema. 

Acusados por el Gobierno de haber cartelizado el mercado, los dueños de las prepagas se defendieron con un argumento compartido: “¿Se nos fue la mano a nosotros o se le fue la mano a la inflación?”, respondió Claudio Belocopitt, el dueño de Swiss Medical y ex presidente de la Unión Argentina de la Salud. “Cuando el Gobierno desreguló los precios, todo el sistema de la medicina prepaga y el resto venía con poderosos atrasos. En diciembre, como consecuencia de la devaluación, los precios tomaron una aceleración realmente impresionante”, reconoció el empresario. Belocopitt explicó que las subas responden a los incrementos registrados sobre sus estructuras de costos y no a una decisión arbitraria por parte de las empresas. Y, con lógica, se preguntó por qué el Gobierno no reaccionó igual con los dueños de las empresas de alimentos, eléctricas o de transporte. 

¿Le faltan justificaciones a las prepagas para los aumentos? ¿Sus CEOS son solo unos inescrupulosos hombres que hacen negocios con la salud? La realidad suele ser más gris que blanco o negro. El mercado de la salud también está golpeado por años de inflación acumulada y regulaciones que son un lastre para la actualización de medicamentos y tecnología. Pero la ausencia de control no garantiza eficiencia. La desregulación per se no es el remedio a tamaña complejidad. Hace falta un Estado inteligente y activo. No blandir una motosierra, sino la precisión de un bisturí. 

El mismo diagnóstico puede extenderse a otros mercados. Quita de subsidios, combustible, energía, alimentos y varios etcétera. Un universo tan amplio  como difuso. Allí el Presidente no interviene. Pero el daño es mucho mayor. 

Pese a la contundencia de las pruebas, el Presidente sigue operando como en campaña electoral extendida. Ante un grupo selecto de empresarios en el foro de Llao Llao, celebró que quien fuga capitales “es un héroe que logró escaparse de las garras del Estado” y aseguró que, como economista, recomienda comprar dólares y que “si los compran en negro, mejor”. No parece ser la mejor receta para quien es el jefe máximo del Estado, que tiene que luchar contra la evasión y la informalidad. 

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El discurso de barricada es útil para la campaña. La gestión demanda otra responsabilidad. El discurso anti casta cosechó votos en el hastío de la sociedad. En la realidad, el “no hay plata” no aplica para ella. El viernes el Presidente elevó a categoría de “ministros” a su hermana Karina Milei y al periodista Eduardo Serenellini -en medio de la inédita ola de ajuste Argentina tiene un ministerio de Prensa-. Ambos cobrarán cerca de cuatro millones mensuales. Unas horas antes fue ascendido el vocero Manuel Adorni, quien cobrará unos 4,8 millones. Su hermano Francisco Adorni, asesor del ministro de Defensa cobra otro sueldo de unos cuatro millones.

Sin embargo, lo que causó estupor e indignación, (también al Presidente) fue el aumento de la dieta de los senadores, votado a mano alzada y sin voces en contra, aunque libertarios y el PRO hayan despotricado después pour la galerie

Los senadores pasarán de una dieta de 1,7 millones a una superior a los seis millones en bruto, lo que representa alrededor de unos 4 millones de bolsillo. “El tuitero del Presidente cobraba más que nosotros”, justificó el radical Martín Lousteau, uno de los que se hizo cargo del aumentazo. Los demás avalaron con su silencio. 

Algunos jugaron de sorprendidos, pero en realidad, desde un día antes se sabía del acuerdo, sellado en Labor Parlamentaria. Obviamente, el oficialismo estaba al tanto y un senador propio firmó el dictamen. Nadie desactivó la bomba ni manifestó su negativa durante la sesión, al menos para que conste en actas. Los misioneros Carlos Arce y Sonia Rojas Decut no estuvieron en el recinto a la hora de la votación. Martín Goerling se quejó por el acuerdo parlamentario, “vertiginoso y totalmente fuera de lugar” y prometió donar su porción del aumento. El Presidente atizó desde las redes. Pero en el contexto, parece ser un win-win. El Presidente necesita de la política. Necesita respaldos para garantizar(se) gobernabilidad. 

El ministro del Interior, Guillermo Francos, vino a Misiones a buscar esos consensos. El viernes mantuvo sendas reuniones con Carlos Rovira y el gobernador Hugo Passalacqua. Al conductor de la Renovación le pidió una visión del estado de situación. En esa cumbre elogió las políticas de desendeudamiento y equilibrio fiscal que Misiones adoptó hace dos décadas.

Con el Gobernador repasó las obras que dependen del financiamiento nacional y prometió, “en la segunda mitad del año”, liberar recursos para culminar las prioridades. Según los datos oficiales, Nación ya acumula una deuda con Misiones que supera los 200 mil millones de pesos, entre obras, fondos podados y regalías energéticas. 

“Recibimos al ministro del Interior, Guillermo Francos, al subsecretario de Gestión de la Nación, Eduardo Menem, y al secretario de Provincias y Municipios, Javier Milano, para abordar la agenda de proyectos que se tratarán en el Congreso próximamente y plantear diversas necesidades del pueblo misionero. Gracias por visitar nuestra provincia y construir a través del diálogo y el respeto”, señaló Passalacqua.

“El Presidente cortó las obras públicas y eso abarcaba a todos los sectores. Ahora después de estos meses de superávit fiscal, en la segunda parte del año, va a contar con recursos para aplicar a las obras necesarias. Hay obras que es más caro dejarlas de hacer que terminarlas”, reconoció Francos. 

Tras las cumbres, Francos destacó que “debemos abrir mentes hacia el futuro de la Argentina”. 

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“Algunos tienen concepción del pasado, que ha fracasado y dejado al país en la ruina. De a poco vamos construyendo resultados positivos. Si Argentina sale de esta situación de emergencia, vamos a terminar recorriendo toda la Argentina. Somos optimistas de llegar al Pacto de Mayo y que distintos sectores puedan acompañar”. 

Antes de partir, el ministro del Interior destacó a Misiones como “motor de desarrollo” y ejemplo para el país por sus políticas económicas y de cuidado ambiental. En definitiva, el Gobierno nacional persigue el mismo objetivo de equilibrio fiscal y autonomía financiera, aunque las formas sean diferentes.

El Gobierno nacional necesita de los respaldos y encuentra en Misiones una autonomía política que no abunda en otras latitudes. Misiones supo construir un esquema que va más allá de la queja. Es una de las provincias con mayor autonomía financiera y la solidez económica le permite resistir mejor el ajuste. Los últimos datos del empleo privado dan cuenta de que Misiones está cuidando el empleo como casi ninguna del Norte Grande. En el país se perdieron más de 30 mil empleos en el primer mes pleno de la gestión libertaria, el volumen más alto desde la pandemia. 

En Misiones enero también cerró con bajas. Se registraron en ese mes 107.532 asalariados formales en el sector privado, con una caída mensual del 0,5%, lo que provocó la pérdida de 504 empleos. Además, en la comparación interanual, Misiones registra una baja del 1,5%, equivalente a 1.602 empleos menos que en enero de 2023. Fue la menor del NEA. En Corrientes cayó -1,8%, Chaco -4,7% y Formosa -15,1%. 

Esa solidez distingue a Misiones de otras provincias. Por eso Francos vino a tender puentes. Por eso no debe sorprender la bendición que dio a dirigentes libertarios que están dentro de la estructura política del Gobierno misionero. Mantuvo un mano a mano con los libertarios Victoria Cáceres, Ariel Bello, Franco Insaurralde, Facundo Fraga y Micaela Gacek a quienes instó a seguir militando en la Libertad Avanza, con libertad para apoyar al Frente Renovador. 

El enviado de Milei tomó distancia del ala dura libertaria, que desprecia la política y se esconde detrás de las redes sociales. Esa bendición también produjo confusión en la oposición. Los dirigentes de Cambiemos, tanto del PRO como de la UCR, tantean contactos para tejer alianzas con las filas libertarias. Goerling y Martín Arjol son los abanderados de esa corriente, que encuentra resistencia especialmente entre las nuevas camadas radicales. Pero el Gobierno no necesita nuevos acólitos, sino respaldos sólidos. La gestión sigue sin exhibir otros resultados que no sean del ajuste y la imagen presidencial sigue blindada ante la opinión pública, pero quizás sea porque no hay nadie en la oposición que hoy canalice el descontento. La gran incógnita es hasta cuándo durará la paciencia, ya que no hay señales de mejoría en el corto plazo. El FMI publicó que en 2024 la economía argentina caerá 2,8% y tendrá una inflación del 150%, con un desempleo del 8 por ciento, que bajará al 7,5 por ciento el año que viene, casi dos puntos más que los actuales 5,7% de desocupación. En octubre pasado proyectaba para 2024 un crecimiento del 2,8% y 69% de inflación. Pasaron cosas.

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