La aerolínea low-cost JetSmart lanzó una oferta de tickets baratos Ezeiza-Puerto Iguazú a $2.599 precio final por tramo y la posibilidad de pagarlo en seis cuotas sin interés.

Esto significa un costo total de $5.198 ida y vuelta a las Cataratas, entre un tercio y una cuarta parte de lo que sale hoy un vuelo a ese destino (para viajar este mes por la misma aerolínea, cada tramo tiene un costo de entre $5.680 y $7.680 y un bus Posadas-Buenos Aires sale hoy 5.500 pesos por tramo).

Se trata de una de las ofertas más agresivas, a precios low-cost, de una aerolínea desde la pos pandemia. Flybondi también está ofreciendo precios para Buenos Aires-Iguazú en el mes de abril a valores parecidos.

Es también un pequeña luz de esperanza para el castigado destino Iguazú, que necesita el resurgimiento de las “low-cost”.

Esta industria fue clave para alimentar el destino Iguazú, impulsándolo a batir un récord histórico en 2019.

El destino Iguazú es uno de los más afectados del país por la pandemia, que dejó a los aviones en tierra durante más de seis meses. Y si bien el sector sufrió en todo el mundo, en la Argentina esto se tradujo en la desaparición de aerolíneas importantes.

Como muestra basta un botón. La caída de pasajeros en el aeropuerto Carlos Krause fue de 144.000 a 3.710 comparando diciembre del 2019 (mes récord) con diciembre del 2020, cuando la industria se reactivó de manera muy acotada.

En el medio, Latam decidió dejar de operar en la Argentina tras 15 años. Era la segunda aerolínea que más volaba a Iguazú. Flybondi se redujo a su mínima expresión y empezó a operar en diciembre con sólo un avión, de los cinco que tenía antes. Andes aún no reanudó operaciones.

Todo esto se tradujo en pocos vuelos y a valores muy distintos a los que se ofrecían antes de la pandemia.

En el medio, también influyó la disparada del dólar, que impactó de lleno en un sector donde buena parte de los costos están en moneda dura (leasing de aviones, combustible, repuestos, costos de mantenimiento, etc).

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