Kaapuera advierte que los daños que traen las intensas lluvias están vinculadas con la pérdida de selva y represas

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El Frente Ciudadano Ambiental Kaapuera advierte que el daño que provocan los eventos climáticos extremos, como las actuales lluvias, podrían ser menores si se hubiesen implementado, como corresponde, las leyes de Ordenamiento Territorial (OT) y de Corredor Verde en Misiones, dado que las actividades económicas estarían desarrollándose de manera planificadas en la superficie, evitándose la erosión hídrica, y la Selva Paranaense estaría conservada en un millón de hectáreas, cumpliendo su función de “esponja”, absorbiendo y liberando lentamente el agua caída.

“La deforestación y la presencia de hidroeléctricas tienen un impacto casi inmediato en el aumento del caudal de los ríos y en consecuencia, los daños que las inundaciones provocan a los pobladores. Está demostrado que las represas no controlan las inundaciones. El impacto negativo en el sector turístico y agrario de los misioneros es absolutamente negativo”, dijo Rulo Bregagnolo, de Kaapuera. “Sin monte, sin la copa de los árboles nativos, sin sus raíces que filtran el agua al subsuelo y sin suelo cubierto, no hay efecto esponja”, enfatizó. “En un territorio al descubierto, el agua de lluvia golpea directamente al suelo y sigue su curso aceleradamente hacia arroyos y ríos, arrastrando toneladas de tierra, provocando rápidas crecidas, y eso, sumado a que las represas abren las compuertas para aliviar la presión del agua y mantener la cota, contribuye a más y repentinas inundaciones en la región”, explicó.

“Hay que pensar que tanto el río Paraná, como el Iguazú y el Uruguay tienen sus nacientes y recorren gran parte en Brasil, donde la Selva fue desmontada, pero también aquí en Misiones la deforestación no cesó a pesar de contar desde el año 1999 con la Ley Corredor Verde y desde el 2010 con la Ley de Ordenamiento Territorial”, repasó por su parte Diego Ciarmiello, de la organización socio ambiental. “La deforestación es una realidad que todos los misioneros lo vemos, y se muestra de manera preocupante en las imágenes satelitales, donde se ve claramente el retroceso del monte y el avance del monocultivo de exóticas”, profundizó.

Además, referenció Bregagnolo, “cuando los grandes ríos aumentan su nivel, se embalsan los arroyos y entonces tenemos la interrupción del paso en rutas, como la nacional 12 y la costera 2, donde los puentes sobre el Paranaí y Pindayti quedaron inundados, generando dificultades en los caminos rurales y su consecuente impacto económico”.

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Octubre 2023 fue el mes con más precipitaciones de la historia en Misiones, con un promedio de 530 milímetros mensuales por metro cuadrado (la marca anterior fue 450 milímetros caídos) y con la singularidad que en algunos lugares la lluvia fue muy superior, según registros de la Estación Agrometeorológica del Instituto Nacional de Tecnología agropecuaria (INTA) en Cerro Azul. El río Uruguay marcó un pico de 16, 90 metros, y el río Iguazú presentó un caudal 16 veces superior al normal (medido en Cataratas, a fines de octubre, con 24,2 millones de litros por segundo cuando lo normal es 1,5 millones de litros). El escenario, agravado por fuertes vientos y frecuentes episodios de granizo, generó cientos de evacuados; interrupción de los servicios de agua, energía, en el transporte de balsa internacional y en la circulación de las rutas tanto asfaltadas como terradas (hay 30 mil kilómetros de caminos terrados en Misiones); daños a cultivos como el tabaco (al 1 de noviembre, se informó que se perdió el 12 por ciento, más de 1000 productores afectados), la mandioca, la yerba mate, productos hortícolas, y en el sector turístico (al 16 de noviembre se contabilizaban más de 40 días corridos sin acceso a los Saltos del Moconá). Un total de 13 de los 17 departamentos de la provincia fueron declarados en estado de emergencia y desastre agropecuario.

El fenómeno El Niño, que trae este récord histórico en lluvias, permanecerá en la región (en los estados brasileños de Mato Grosso, Paraná, Santa Catarina y Rio Grande do Sul; parte de Paraguay, Argentina y Uruguay) al menos hasta el otoño de 2024, con un 100 y 200 por ciento más de precipitaciones que lo normal.

“Cabría preguntarse si El Niño está influenciado por el Cambio Climático y en ese contexto, cómo debemos prepararnos los misioneros, sin olvidar que hace poco atravesamos una tremenda sequía”, destacó Ciarmiello.

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Repensar el modelo productivo La pérdida de la Selva, el gran paraguas protector de Misiones, indican desde Kaapuera, está directamente asociado al modelo de producción vigente.

“Hay que repensar el modelo productivo netamente extractivo”, invitó Raúl Aramendy, del mismo espacio. “El monocultivo, los cultivos intensivos, principalmente el de exóticas, para obtener ganancias a corto plazo, son sinónimos de deforestación y son la antítesis del equilibrio ambiental”, enfatizó.

“Además de sancionar pero no implementar las normas ambientales, en Misiones seguimos haciendo las cosas como si viviéramos décadas atrás, y la verdad es que el escenario actual es otro: hoy tenemos que repensar el modelo de producción, recuperar el equilibrio ambiental, planificar en función de la preservación de la naturaleza, diversificar los cultivos, cultivar alimentos sanos, cuidar las zonas de recarga hídrica, y poner en valor los servicios que ofrece el ecosistema, especialmente poner en valor la regulación del ciclo hídrico, fundamental tanto para esta etapa de intensas lluvias como en época de sequía”, subrayó Aramendy. También, continuó, “hay que pensar en las zonas urbanas, planificarlas y prepararlas para brindar mayor bienestar a la población y para enfrentar los eventos extremos del clima”, Las medidas para mitigar estos daños están al alcance, “pero hay que implementarlas”, enfatizó Ciarmiello. “Hay que cumplir las leyes, la del Corredor Verde y la de Ordenamiento Territorial; hay que fortalecer a las áreas protegidas y al cuerpo de guardaparques; hay que frenar la deforestación, recuperar el monte, respaldar y multiplicar las buenas prácticas agrícolas y el trabajo de manejo de cuencas hídricas que ya se viene impulsando desde la Red de Agua para Desarrollo Rural”, resumió. “Hay que actuar con premura en esta dirección. Necesitamos estar informados y preparados en el uso responsable del agua, la energía y los bienes naturales, y apoyar decidida y extensivamente un modelo productivo amigable con la gente y el ambiente”, apuntó.

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