Las claves de un súper triunfo de River sobre Boca

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Carácter, temperamento y templanza fueron algunos valores y características que sacó a relucir, una vez más, River Plate ante Boca en la Bombonera. Con el cuerpo curtido y pecho inflando, preparados para estas batallas, el conjunto de Marcelo Gallardo sacó a relucir todo su potencial para llevarse, de principio a fin, el superclásico argentino por 2-0.

Ya es una constante en los últimos años. El “Millonario” se acostumbró a festejar los clásicos ante el Xeneize, revirtió el pasado reciente con un proceso y fisonomía que le impregnó el “Muñeco” desde su arribo a Núñez. Es más, en el barrio de La Boca, aún, Guillermo Barros Schelotto no pudo salir sonriente después de un duelo con River: Empate en marzo del 2016 y derrota 3-1 en 2017. Indudablemente a ello hay que sumar la final de la Súper Copa Argentina, en Mendoza, allá por el mes de Marzo. Por eso, Marcelo Gallardo nuevamente mostró que está hecho para este tipo de duelos, más allá que este era por la sexta fecha de la Superliga Argentina.
“No pasamos sobre saltos. Cuando vos vas perdiendo en tu cancha, con tu gente, tenés que ir a buscar. Tenés que someter al rival que juega de visitante. Y nosotros nunca sentimos eso”, apuntó el DT riverplatense, como enseñando a su colega a jugar estos partidos.
River asfixió a Boca desde los primeros minutos, se instaló en campo rival para jugar lejos del arco de Armani. Propuso nuevamente un duelo de individualidades (Palacios – Barrios, Pratto – Mas, Pity – Jara y Ponzio – Tévez) para edificar una victoria sin mayores contratiempos. Producto de esa presión y de incomodar al dueño de casa, llegó el primer golpe: Montiel le ganó a Pavón en mitad de cancha para que Palacios conduzca el ataque, que en un momento pareció diluirse hasta que Martínez se llenó el empeine de pelota para romper el cero (14′). Y un puñado de minutos después, a los 21’, el “10” salió lesionado tras un caño a Jara e infracción de Barrios.

El acto de rebeldía tenía que aparecer en algún momento en Boca, fue en el inicio de complemento, aunque sin demasiada claridad. Vigliano no juzgó la mano/penal de Ponzio (antes, el de negro, no echó a Cardona por un tremendo codazo a Enzo Pérez) cuando parecía que el local se le iba encima a las visita. Pero quedó solamente en eso, esporádicas arremetidas, sin producción propia y dejando prácticamente como única opción a apariciones individuales de Cristian Pavón. Además, los encargados de cambiar el rumbo del partido, Cardona y Zárate, descarrilaron en pleno viaje y desnudaron un conflicto que seguramente llenará programas de televisión.
Y el “profesor” Gallardo, una vez más, estuvo certero al momento de corregir y modificar piezas para perfilar la victoria. Con Zuculini y “Nacho” Scocco, en cancha, solamente quedaba el golpe que dejara a Boca en la lona, que finalmente llegaría a los 23’, luego de una buena maniobra colectiva entre “Juanfer” Quintero y Borré para que Scocco inflara el arco y sentencie, lentamente, el superclásico. Sólo quedó tiempo para una nueva aparición extraordinaria de Armani, tapando una bola imposible, como las que ya tiene acostumbrado, ante un cabezazo de Mas.

Nuevamente River lo ganó desde lo táctico, con un lector de partidos como Gallardo que se anticipa a un posible resultado y lo corrige en los momentos claves, oportunos. Solamente pasaron seis fechas de campeonato e indudablemente quedarán secuelas pensando en las próximas fechas y deseando un hipotético cruce en semifinal de Copa Argentina o porque no, una final de Copa Libertadores.

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