Las fortalezas de Misiones ante la inestabilidad nacional
El presente no es bueno, y el futuro es incierto. El escenario económico nacional lejos de mostrar señales de avance, exhibe debilitamientos que pone en jaque lo (mucho o poco, según cada criterio) que se logró desde la salida de la pandemia.
Esta semana el INDEC brindó datos fundamentales para entender nuestra coyuntura. El PIB del cuarto trimestre del 2022 creció contra igual período de 2021, pero cayó en relación con el trimestre anterior en 1,5%. Esto va en línea con lo que adelantó el Estimador Mensual de Actividad (EMAE): la economía mostró descensos mensuales desestacionalizados en septiembre, octubre, noviembre y diciembre. Aún falta para entrar en recesión, pero estamos más cerca.
Otro dato de impacto que conocimos esta semana: los precios mayoristas de febrero crecieron 7%, una cifra nada alentadora de cara a la inflación de marzo. Relacionado a esto, el resultado de las ventas en supermercados que también conocimos esta semana, que corresponden al mes de enero, mostró un muy liviano incremento real (0,8%). A su vez, siguiendo en lo relativo al consumo, las ventas por Ahora 12 del primer bimestre se alzaron solo 0,2% real.
En este marco, Misiones comienza a mostrar signos de desgaste. Recordamos que durante una gran parte de todo el período 2020-2022, la provincia tuvo un notable ritmo de crecimiento en diferentes variables de la economía, mostrando desempeños muy superiores al país, situación dada principalmente por un fuerte protagonismo del Estado provincial que generó que haya sido la provincia del Norte Grande con mayor crecimiento de la actividad en 2021 y liderando durante mucho tiempo los indicadores de empleo y consumo.
Sin embargo, Misiones no puede sola. Crecer en un contexto inestable es titánico, y mucho más en una provincia con tantas asimetrías vigentes. Las señales de desgaste involucran al último tramo del 2022 e inicio de 2023, en línea con la profundización de la inestabilidad macro nacional.
Uno de los puntos está en el consumo: las ventas en supermercados de enero cayeron por segundo mes consecutivo, algo que no sucedía desde diciembre del 2020; y la facturación por consumos dentro del programa Ahora 12 crecieron 8%, siendo el quinto incremento más bajo del país.
Estos dos datos ¿son contundentes? En absoluto. Se trata de una pequeña parte en un mundo del consumo mucho más amplio. El consumo en supermercado se mide sobre un número limitado de establecimientos y las ventas por Ahora 12, en Misiones, están opacadas por el programa local Ahora Misiones, lo que podría generar naturalmente una reducción en la facturación del programa nacional pero un alza global en la provincia. Sin embargo, en iguales condiciones, la provincia mostró fuertes incrementos durante gran parte del 2021 y 2022, y recién ahora se observa cierto deterioro. Correlación no es causalidad, pero no puede obviarse el hecho de que los indicadores provinciales comenzaron a mostrar debilitamiento en momentos en los que la economía nacional se mostró más vulnerable.
En relación con el empleo, hay -aún leves- alarmas sonando. El aglomerado urbano de Posadas, que mide el INDEC en su Encuesta Permanente de Hogares, ratificó su posición de ser el de mayor empleo en el Norte Grande, pero al cuarto trimestre no pudo sostener las tasas mostradas en el segundo y tercer trimestre del año. Esto no se explica por una suba en la desocupación, sino en una baja de la tasa de la actividad. ¿Razones? No hay una que sea definitiva: podría responder a factores estacionales de población que sale del mercado de trabajo (estudiantes y/o jubilaciones), pero también podría tratarse en un debilitamiento de la trayectoria alcista y de la actividad económica en general en el último tramo del año.
De hecho, Posadas pasó de ser el aglomerado de mayor tasa de actividad en el Norte Grande al tercer trimestre del 2022, al tercero en el cuarto trimestre. A su vez, la tasa de empleo fue la segunda más alta del país en el tercer trimestre pero se ubicó octava en el cuatro trimestre. ¿Es una noticia netamente negativa? Para nada. De hecho, aún con eso que detallamos previamente, el cuarto trimestre del 2022 tuvo los mejores resultados para un cuarto trimestre desde 2016, pero no deja de ser una señal para estar alertas.
En este marco, el empleo privado continúa transitando un sendero de crecimiento, por lo que habría que poner el foco en otros segmentos de los cuales hay pocos datos disponibles: el informal, principalmente.
Reiteramos: el escenario es inquietante y el horizonte, incierto. Pero lo positivo en este mar de dudas es que Misiones no perdió el tiempo: ya desde mediados del 2020 cuando el país estaba sumido en la crisis que provocó la pandemia, la provincia comenzó a profundizar un modelo de gestión que le permite por un lado potenciar las posibilidades de crecimiento y, por el otro, tener una espalda más robusta para aguantar latigazos.
Entre tantos problemas que vive hoy el país, además de los mencionados, tenemos por un lado la falta de dólares y por el otro, la bola del mercado de deuda en pesos. El conflicto no es únicamente del Estado nacional: hay provincias que, en menor nivel, también están en situación aún no problemática, pero sí de expectativa. Solo en el mes de marzo, Buenos Aires pagó poco 184 millones de dólares y 9 millones de euros por intereses de bonos emitidos en mercado internacional; Jujuy pagó u$s 32,7 millones también por un bono bajo legislación extranjera, Mendoza unos u$s 58 millones; Río Negro u$s 11 millones y Santa Fe u$s 129,3 millones, entre otros. Estos bonos provinciales consumieron 423,7 millones de dólares solo en marzo. Para hacer una equivalencia: esta semana el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) desembolsó u$s 395 millones en crédito para el país y Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) hizo otro tanto por u$s 285 millones y los dólares que necesitaron las provincias representaron el 62% de esos desembolsos. Misiones no está afectada en esa situación ya que no tiene deuda en dólares emitida bajo legislación internacional.
El mercado de deuda en pesos también representa un problema actual para el país y en ese marco, solo en Letras del Tesoro, las provincias pagaron en marzo $ 28 mil millones lanzando en muchos casos nuevas licitaciones para rollear ese pago. Misiones solo tiene en operación dos títulos: un bono local que paga mensualmente sin ningún tipo de problemas y un bono de conversión por el que paga intereses de manera trimestral: entre estos dos instrumentos que paga la provincia representa apenas el 0,5% de lo que pagaron las provincias por vencimientos de deuda durante marzo, un volumen muy marginal y para nada problemático. Esto le permite a Misiones no tener compromisos de deuda que limite a la gestión local y llevar adelante políticas expansivas ante un escenario de posible estanflación.
Misiones no puede sola, decíamos antes. La fortaleza provincial no está solo en sus cuentas ordenadas, sino también en la potencialidad productiva, perfil turístico, robustez comercial y políticas activas de desarrollo. Pero sin un Estado nacional que ordene la macro (y por ende, que genera alzas de inflación, desequilibrios fiscales, falta de competitividad, etc., etc., etc.) y que, además, asista de manera directa a Misiones (recordamos lo que hablamos la semana pasada respecto a que fue la provincia con mayor caída de fondos coparticipables y extracopartipables), la situación se torna mucho más complicado. Si a eso se le suma un profundización del desorden macro, con posible escenario de recesión, más que nunca el Estado Nacional deberá actuar de manera más directa en la provincia para, ante todo, cuidar lo logrado.