
Las relaciones exteriores de Milei afectan de manera desfavorable los intereses nacionales
Por Luis A. Rey. Desde antes de asumir, cuando era un opositor en el llano, siendo diputado nacional, precandidato a presidente o actual Primer Mandatario de Argentina, venimos advirtiendo y alertando que el Presidente Milei, atento a su cosmovisión, formación y personalidad, desde el plano de las Relaciones Exteriores conducía a nuestro país hacia una extraña manera de encarar su inserción y vínculo con otras naciones, organizaciones y dignatarios del mundo. En este sentido, habíamos afirmado que su postura y posicionamientos resultan una extraña combinación de impronta estudiantil combinada con una sesgada y enceguecida ideología de folletín traída de la época de la Guerra Fría con anacrónicas posturas binarias originadas en una temeraria diplomacia nacida de un juego de TEG, combinación ésta que, a la corta o a la larga, auguran al país más perjuicios que beneficios.
A un poco más de un año de gobierno esta política exterior ha causado problemas con países con los cuales la República Argentina sostenía sólidas, permanentes y muy buenas relaciones, como por ejemplo Brasil, China, España, Rusia, Palestina, Colombia, Chile, Bolivia, Venezuela, por mencionar los países con los que tuvimos los altercados más destacados.
Con Brasil, el problema arranca en noviembre de 2023 cuando Javier Milei trató a su Presidente de comunista y corrupto e insinuó que rompería relaciones diplomáticas con el país vecino. Sin embargo, la diplomacia de Itamaraty ha privilegiado las relaciones permanentes con nuestro país y ha puesto paños fríos a este conflicto, a la vez que ha mantenido dentro de la normalidad (aunque con cierta frialdad) las relaciones diplomáticas y ha asumido la representación de los intereses argentinos en Venezuela, país con el que se han cancelado las relaciones diplomáticas.
A fines de marzo de 2024 Milei embistió contra asuntos internos de Cuba, Colombia y México, generando una primera reacción en las redes sociales del Presidente colombiano Gustavo Petro (Milei lo trató de asesino terrorista), para luego proceder a ordenar el retiro de su embajador en Buenos Aires, Camilo Romero, y expulsar al embajador argentino Gustavo Dzugala.
A su turno el Presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador le respondió al Presidente argentino en las redes: “Milei afirmó que soy un ‘ignorante’ porque le llamé ‘facho conservador’. Está en lo cierto: todavía no comprendo cómo los argentinos, siendo tan inteligentes, votaron por alguien que no está exacto, que desprecia al pueblo y que se atrevió a acusar a su paisano Francisco de ser ‘comunista’ y ‘representante del Maligno en la tierra’, cuando se trata del Papa más cristiano y defensor de los pobres que yo haya conocido o tenido noticia.”
Con España, el conflicto se inicia el 19/5/24 en el marco de la Convención del partido Vox en Madrid denominada “Europa Viva 24”; allí el Presidente argentino trató de corrupta a Begoña Gómez, esposa del presidente español Pedro Sánchez. El gobierno ibérico decidió llamar en consulta a su embajador en Buenos Aires, a quien retiró de manera permanente.
Hacia junio se inició un incidente con Bolivia a raíz de un comunicado oficial de la Oficina del Presidente en el cual nuestro país se entrometía en asuntos internos de ese país, cuestión ésta muy común en la Administración Milei. Esto motivó que el embajador boliviano, Ramiro Tapia, fuera llamado a consulta.
Un caso descollante fue el suscitado con China, país al que al inicio de la gestión se lo hostilizó y agredió por “comunista” y se lo provocó al tratar de estrechar relaciones diplomáticas con Taiwán para luego, en un giro de realpolitik (o de resignado pragmatismo que impidió que nuestro país colapsara económicamente, por conducto de la renovación del swap chino y de la dación de préstamos para infraestructura), se adoptó una política de acercamiento y de reconocimiento del milenario país como socio estratégico.
Los dos últimos incidentes con Venezuela (país con el que no se mantienen relaciones diplomáticas) arrancan luego de una entrevista otorgada por el Presidente Milei a la BBC en la cual expresó que, con relación a la recuperación de las Islas Malvinas, que esta pretensión no posee una solución instantánea, con lo cual ha insinuado que no insistirá en su devolución, contrariando el mandato constitucional al respecto; a la vez que volvió a elogiar a la exprimera ministra británica Margaret Thatcher. Ante estas declaraciones, el presidente venezolano Nicolás Maduro tildó a su par argentino como vendepatria y malnacido. El segundo altercado es actual y se refiere al reconocimiento como presidente electo luego de las últimas elecciones presidenciales, por parte del Presidente Milei, de Edmundo González Urrutia, quien se reunió con Milei en la Casa Rosada y fue invitado a saludar desde su histórico balcón a la gran concurrencia de venezolanos residentes en el país que se acercaron a saludarlo y apoyarlo.
En septiembre en su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el Presidente Milei anunció que nuestro país abandonaba su histórica política de neutralidad, lo cual deriva en una nociva política de alineamiento a EEUU, Israel y abraza los intereses ucranianos en su alianza con la NATO en su conflicto con Rusia. Este temerario posicionamiento involucra a nuestro país en los más agudos conflictos internacionales, ajenos y hostiles a los intereses nacionales.
Con la hermana República de Chile, también esta Administración exhibe una serie de desaciertos; por ejemplo en abril de 2024 la Ministro de Seguridad Patricia Bullrich terminó disculpánsose con el gobierno trasandino luego de aseverar que en el norte de ese país se encontraban activas células del grupo Hezbolá, denuncia que también involucró a Bolivia. A mediados de ese año hubo otro conflicto relacionado con la instalación, por parte de una base militar argentina, de unos paneles solares que se habían instalado en territorio chileno en el extremo sur de ambos países. También cabe traer a colación las declaraciones del Ministro Luis Caputo que calificó al Presidente chileno Gabriel Boric, de “comunista que los está por hundir”. Boric, en su respuesta pidió más humildad y recordó los intereses permanentes que existen entre dos países que comparten 5 mil kilómetros de frontera.
A su vez, en noviembre, luce el desplante diplomático al Vaticano y a Chile, cuando se retiró al Ministro de Relaciones Exteriores Gerardo Werthein de un acto ante el Santo Padre con motivo de la conmemoración de los 40 años del acuerdo celebrado el 29/11/1984 que puso fin al conflicto de límites por el Canal de Beagle. En ese evento, finalmente terminaron asistiendo ante el Papa Francisco el canciller trasandino Alberto van Klavernen y el embajador de nuestro país ante la Santa Sede Pablo Beltramino.
En resumen, a un año de gestión de la Administración Milei, ya se exhiben serios déficits de su política exterior que deben ponderarse junto con las graves consecuencias de su política interior, especialmente en lo que se refiere a la economía y al seriamente comprometido entramado social.
En este marco tenemos a una administración que, junto con sus periodistas crematísticamente disciplinados al igual que su ejército de aficionados a las redes sociales ahora devenidos en empleados públicos, festeja la caída artificial del riesgo país para vender una apertura de Argentina a los mercados voluntarios de créditos para seguir endeudándose. Todo ello mezclado con una política económica que arroja como resultados, tras un año de gobierno, un país con una severa recesión, licuación de ingresos, desempleo, negación de asistencia social y medicamentos a jubilados, multiplicación de familias en situación de calle, pobreza estructural, industricidio, reprimarización productiva, extranjerización del patrimonio y renta de los recursos naturales y endeudamiento, reafirmando el ineluctable y triste destino de nuestro país y sus ciudadanos consistente en vivir pagando y morir debiendo.
Estas políticas no son nuevas en la historia económica argentina. Este modelo que llamamos de “Crecimiento Liderado por Deuda” o de “Concentración de Renta Financiera, Fuga, Endeudamiento, Desindustrialización y Desempleo” es el que impera o predomina desde hace más de 50 años en nuestro país. Por lo tanto, los personeros de esta supuesta “batalla cultural”, con el Primer Mandatario a la cabeza, no hacen más que reeditar, una vez más, estas políticas entreguistas y genocidas. Junto con ellos, un grupo de fanáticos seguidores con una flagrante falta de empatía, formación y patriotismo siguen con una fe pagana, irracional y autodestructiva un supuesto nuevo modelo que ha demostrado su total fracaso cada vez que lo ensayó. Prefieren creer, o apostar que, pese a los reiterados fracasos, esta vez las cosas pueden salir bien y por ello ponderan una serie de indicadores financieros y de coyuntura mientras soslayan, con psicópata impronta, el desastre económico y social que el lado real de la economía claramente exhibe.
Tenemos una administración que tiene a un Luis Caputo quien, cuando fue Ministro de Economía en la Administración Macri, endeudó al país con el FMI por más de U$S 44.000 millones, el mayor financiamiento recibido de esa entidad en la historia del país y otorgado por ese organismo de crédito. Luego, como presidente del Banco Central de la República Argentina, fue eyectado por utilizar el citado crédito otorgado para financiar la fuga de capitales. Todo esto, condenado por Javier Milei cuando era oposición.
Y en este triste balance también tenemos una batalla cultural desde la incultura y la posverdad que nos somete a una visión geopolítica de “Guerra Fría” que atrasa más de 40 años y, como dijimos, asume las relaciones exteriores como un juego de TEG impulsado por adolescentes tardíos que nos empuja a conflictos con países con los que teníamos vínculos permanentes y sólidos. Con Chile, por ejemplo, bien podríamos estrechar lazos para encarar la defensa de nuestra soberanía en el Sector Antártico; sobre todo en una época de crecientes tensiones territoriales que se asoman en América, a la luz de las recientes declaraciones del Presidente electo norteamericano Donald Trump, quien pretende convertir a Canadá en el estado 51 de EEUU, tomar por la fuerza el Canal de Panamá y adquirir Groenlandia a Dinamarca.
La visión exclusivamente crematística del Presidente Milei, podría, desde esta cosmovisión, no sólo habilitar la enajenación y extranjerización de intereses nacionales vía concesiones de explotación y venta de tierras sin restricciones a extranjeros, toda vez que esta postura no exime la posibilidad de secesión del territorio nacional, cuestiones que en su momento ya fueron lanzadas a la opinión pública.
Mientras tanto, frente a las ambiciones de hegemonía y de reelección del Presidente, buena y mayoritaria parte de la población argentina, sumida en la miseria, la apatía, la resignación y el miedo, espera un nuevo liderazgo que afronte con valentía un giro copernicano que conduzca a la Argentina a ser una Nueva y Gloriosa Nación.