Liderada por China, nace la mayor zona de libre comercio del mundo
En una cumbre realizada de forma virtual por la pandemia, 15 países de la región Asia-Pacífico acordaron ayer la creación de la Asociación Económica Integral Regional (RCEP, Regional Comprehensive Economic Partnership), el mayor tratado de libre comercio del mundo, con China a la cabeza. Entre todos los miembros suman casi un tercio de la población mundial y el 29% del Producto Interno Bruto del planeta.
Los 15 países firmantes son Australia, Birmania, Brunéi, Camboya, China, Corea del Sur, Filipinas, Indonesia, Japón, Laos, Malasia, Nueva Zelanda, Singapur, Tailandia y Vietnam.
El acuerdo fue suscripto por los mandatarios en el marco de la cumbre de líderes de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) y socios externos, organizada por Vietnam, que este año asume la presidencia rotatoria del bloque.
Para su entrada en vigor, la RCEP deberá ser ratificada al menos por seis miembros de la ASEAN y tres de sus socios externos. El tratado es visto como una plataforma que beneficia a China como la potencia económica en Asia Oriental y el Pacífico, en detrimento de Estados Unidos.
La RCEP es un acuerdo económico que busca eliminar los aranceles, cuotas y otras barreras al libre comercio en el 65 % de los productos que se intercambian entre los firmantes
El tratado aborda el comercio de bienes y servicios, la economía digital, la propiedad intelectual y disputas comerciales, entre otros asuntos. No contiene regulación sobre los derechos laborales ni sobre el impacto ambiental.
La RCEP comenzó a negociarse en 2012 en el seno de la ASEAN con otros países con los que el bloque ya tenía tratados de libre comercio: Australia, China, Corea del Sur, Japón, India, Nueva Zelanda.
El año pasado, India decidió salirse del acuerdo para proteger su mercado y a sus trabajadores ante el temor a verse inundada de productos más baratos, principalmente de China. Los países firmantes han dejado las puertas abiertas a India si quiere ingresar en el acuerdo en el futuro.
Muchos de los países miembros ya tienen tratados de libre comercio entre sí, pero con limitaciones.
“Los tratados de libre comercio existentes pueden resultar muy complejos en comparación con el RCEP”, dice Deborah Elms, de la organización Asian Trade Centre, a Tim McDonald, corresponsal de la BBC en Singapur.
Negocios que se basan en cadenas globales de suministro podían verse afectados por los aranceles, pese a que existiera un tratado de libre comercio, porque sus productos tenían componentes hechos en otro lugar.
Un producto hecho en Indonesia que contiene partes fabricadas en Australia, por ejemplo, podía ser gravado con aranceles.
Bajo el RCEP, sin embargo, los componentes de cualquier país miembro serán tratados igual, lo que podría dar a las compañías de los países RCEP un incentivo para asociarse con proveedores de la nueva alianza regional.
¿Cuál es su importancia geopolítica?
La idea del RCEP nació en 2012 y fue vista como una forma de China, el mayor importador y exportador de la región, de contrarrestar la influencia que Estados Unidos estaba tomando en Asia-Pacífico bajo el gobierno de Barack Obama.
Obama había promovido el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (Trans-Pacific Partnership o TPP), del que formaban parte México, Chile y Perú, y no China.
El interés en el RCEP creció cuando Trump retiró del TPP en 2017 a su país, que era el arquitecto del acuerdo y cuya economía abarcaba dos terceras partes de la del bloque.
De hecho, la guerra comercial entre Estados Unidos y China y que Trump haya privilegiado el “Estados Unidos primero” y acabado con la idea de Obama de mirar más hacia Asia ha servido para impulsar y completar RCEP, que es visto como la oportunidad de Pekín de establecer la agenda comercial regional en ausencia de Washington.
Como fuente clave de importaciones y principal destino de exportaciones para la mayoría de miembros del RCEP, China parece ser el principal beneficiado y está bien posicionado para influir en las normas comerciales y expandir su influencia en Asia-Pacífico, algo que Obama quería prevenir.
¿Cambiará algo la presidencia de Biden?
El comercio internacional estuvo mucho menos en la agenda en esta campaña presidencial y Biden ha dicho relativamente poco sobre si su política comercial cambiará significativamente ni sobre si reconsiderará entrar en el TPP.
Biden apuesta por regresar a una política de multilateralismo, como Obama, pero es prematuro hablar de acuerdos comerciales dados los enormes retos que enfrenta a nivel interno.
Y se arriesga a que sea percibido como algo que perjudica a los sindicatos que le ayudaron a conseguir el triunfo en los estados del cinturón industrial.
Se espera que sus prioridades comerciales se centren en trabajar con aliados para presionar a China y forzar cambios en la Organización Mundial de Comercio.
Regresar a lo que era el TPP podría no ocurrir a corto plazo.
Los sindicatos y progresistas que respaldaron la elección de Biden se han mostrado escépticos sobre los acuerdos de libre comercio y representantes de estos grupos están presentes en su equipo de transición. Es posible que defiendan ciertas protecciones a industrias vulnerables como el acero y el aluminio.
Si Biden decide volver a reconectar con Asia-Pacífico, podría actuar como contrabalance de China.
¿Cómo afecta a América Latina?
El comercio bilateral entre Asia y América Latina ha crecido de forma continua en las últimas décadas, pero la integración entre ambas regiones tiene mucho margen de mejora.
“A corto plazo, el RCEP puede causar algún desvío comercial, limitar el crecimiento en el comercio entre América Latina y Asia”, dice a BBC Mundo Jack Caporal, experto en comercio del Center for Strategic & International Studies (CSIS), con sede en Washington.
“Sin embargo las normas comunes harán más fácil para las compañías de América Latina con presencia en Asia hacer negocios allí”, afirma Caporal.
“Una cuestión importante para los países de América Latina es si persiguen la integración con Asia individualmente o de forma conjunta como a través de la alianza del Pacífico (TPP) o Mercosur”, agrega.
“Desde que el comercio entre América Latina y China explotó en los años 2000, liderado casi en exclusiva por el rápido crecimiento de China y su necesidad de materias primas, los países de la región han buscado una mayor integración con Asia en general, no sólo con China sino en particular con Japón Corea del Sur e India”, dice a BBC Mundo Cynthia Arnson, experta del Wilson Center en las relaciones entre ambas regiones.
Arnson afirma que ese era el espíritu del TPP, ahora diezmado sin Estados Unidos.
“A menos que el gobierno de Biden regrese al TPP, los países de América Latina se verán atraídos a la mayor cuota de mercado en Asia que ahora está representada por el RCEP”, agrega.
Nicolás Albertoni, profesor de la Universidad Católica del Uruguay e investigador asociado del Laboratorio de Política Internacional y Seguridad de University of Southern California, cree que es una “desventaja” para los países que no forman parte de este tipo de megaacuerdos.
“Es clave que los países de América Latina (principalmente del Cono Sur) que no son parte vayan a tocar la puerta y pidan ser parte de estos acuerdos”, le dice a BBC Mundo.
“Poco ambicioso”
Aunque el RCEP fue una iniciativa de los diez países de la Asean, muchos la consideran una alternativa respaldada por China al TPP, una propuesta de acuerdo que excluye a China pero incluye a muchos países asiáticos.
Doce naciones, entre ellas Chile, México y Perú, firmaron el TPP en 2016 antes de que Trump retirara a su país del acuerdo en 2017.
Sin Estados Unidos, el resto de países firmó el CPTPP.
Aunque incluye a menos países, el CPTPP reduce aún más los aranceles que el RCEP e incluye provisiones sobre empleo y medio ambiente.
El ex primer ministro de Australia Malcolm Turnbull criticó el nuevo acuerdo por anticuado.
“Habrá bombos y platillos por la firma y la entrada en vigor del RCEP, pero es un acuerdo comercial poco ambicioso, no deberíamos engañarnos”, dijo Turnbull, que firmó en nombre de su país el TPP.
Activistas temen la falta de provisiones para proteger a los trabajadores y el medio ambiente y que perjudique a granjeros y negocios pequeños en un momento en el que ya están sufriendo por la pandemia.
Diferencias a un lado
En lo positivo, el RCEP une a países que a menudo han mantenido relaciones espinosas, como es el caso de China y Japón.
Tanto Australia como China se suman al acuerdo a pesar de los reportes de que China podría boicotear algunas importaciones de Australia por diferencias políticas.
“Uno puede cooperar con alguien o simplemente odiarlo, como pasa con las personas. El RCEP ha hecho un trabajo impresionante en separarse de otras disputas”, dice Elms.