Los incendios en la Amazonia brasileña aumentaron 8% en julio con más de 5000 focos en la región
El número de incendios forestales en la Amazonia brasileña aumentó un 8% en julio en comparación con el mismo mes del año pasado, con más de 5000 focos de incendio en la región, según datos oficiales publicados este lunes.
“Este es solo el inicio del verano amazónico, la estación con menos lluvias y humedad en la que lamentablemente se dispara la práctica de quemas e incendios forestales criminales”, dijo Rômulo Batista, portavoz de la Amazonia de Greenpeace Brasil.
“En esta época se realizan quemas de las áreas que fueron taladas recientemente y que habían sido dejadas para secar o se queman zonas selváticas que ya habían sido degradadas por la extracción ilegal de madera”, agregó.
A su vez, Brasil registró una deforestación récord en el primer semestre del año, con casi 4.000 km2 talados, el mayor registro desde que el Sistema de Detección de Deforestación en Tiempo Real (Deter) empezó a llevar las cuentas, en 2016, según consignó la agencia AFP.
La cifra representa un aumento del 10,6% en comparación con el mismo periodo de 2021.
Los meses más devastadores de los incendios forestales en la Amazonia suelen ser agosto y septiembre, agregó la agencia.
En cuanto a los focos de incendio, los satélites del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) detectaron el mes pasado 5.373 focos en esa región, frente a 4.977 de julio de 2021.
La cifra de focos de incendios de este año fue ligeramente superior a la de 2019, cuando se registraron 5.318, e inferior a la de 2020, cuando se registraron 6.803.
Desde principios de año se detectaron 12.906 incendios, lo que significó un aumento del 13% respecto a los siete primeros meses de 2021.
El humo de los incendios “afecta la salud de la población local y destruye la biodiversidad”, señaló el referente de Greenpeace Brasil.
Los ambientalistas cuestionaron, además, al presidente Jair Bolsonaro por sus políticas medioambientales y lo acusaron de “fomentar la deforestación al defender la minería y la agricultura en la Amazonia -incluso en zonas protegidas como las reservas indígenas- y de debilitar a los organismos de control del medio ambiente”.
Según las cifras oficiales, desde que Bolsonaro asumió el cargo en enero de 2019, la deforestación media anual en la Amazonía “aumentó un 75% en comparación con la década anterior”.