Malas lecturas de una elección comunal
|
Getting your Trinity Audio player ready...
|
Mauricio Macri transformó una elección comunal en una derrota nacional. Una derrota que tendrá repercusiones a lo largo y ancho de todo el país porque no sólo perdió en su bastión, donde el PRO gobernó 18 años sino que le dio vida al peronismo escuálido en Capital Federal, bajo la figura del radical Leandro Santoro. Una derrota que lo obligará a someterse en una eventual alianza con el presidente Javier Milei, quien mostró su desprecio durante el mismo domingo: “Un llorón”, lo definió.
El quince por ciento es un número brutal. El 85 por ciento de los porteños le dio la espalda a la propuesta amarilla, capitaneada en persona por Macri, que subestimó a sus propios votantes: los dos principales candidatos, Silvia Lospennato y Hernán Lombardi ni siquiera tienen domicilio en Capital. No pudieron votarse.
La estrategia fallida de Macri incluyó el desesperado intento por aprobar la ley de Ficha Limpia para beneficiar a su candidata, Silvia Lospennato, que apenas alcanzó un lejano tercer lugar. El objetivo era dejar fuera de carrera a Cristina Fernández, con una ley que no puso en práctica cuando fue Gobierno ni en la ciudad que supo ser su bastión. Un manojo de buenas intenciones que contradice la propia carrera política del gran derrotado: asumió como Presidente estando procesado por escuchas telefónicas amañadas, conseguidas con la complicidad de dos jueces misioneros que por ese affaire perdieron el puesto.
La jugada no sólo fracasó, sino que no despertó entusiasmo en los votantes porteños. Un bajísimo nivel de participación, apenas superior al 50 por ciento, acompañó el domingo que muchos vaticinaban como “la madre de las batallas” electorales de este año. El PRO perdió en todas las comunas. El radicalperonista Santoro ganó en seis, lo que le da un poco de aire a un peronismo que todavía lame sus heridas sin saber cómo rearmarse. Santoro salió segundo, compitiendo contra dos gobiernos. Impensable hace un año y medio. Una luz amarilla también para el exceso de confianza de los ganadores.
En Misiones quienes todavía se identifican con Macri están por estas horas al borde de un ataque de nervios No hay consuelo. La alianza entre radicales y lo que queda en pie del PRO teme ser arrastrada por la debacle. El radicalismo, que domina la lista de la alianza, tampoco puede sacar pecho: la UCR porteña, que comanda Martín Lousteau, el jefe político de Ariel Pianesi, no pudo siquiera conseguir una banca. Fueron superados por Ramiro Marra.
Pero en definitiva, se trató de una elección porteña. Ajena a los intereses de Misiones. Sería un error, sobre todo para los recién llegados libertarios, como Martín Arjol y los que se subieron a la ola, un excesivo exitismo. Las agendas y el terreno, son distintos.
