Mega granjas productivas ¿son compatibles con el modelo misionero?

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Mientras algunos piensan que exportar cerdos producidos en megagranjas es sinónimo de importar pandemias y daño ambiental, otros ven una posibilidad de impulsar una inversión millonaria y generar mano de obra. Las perspectivas sobre el tema son diversas pero también distantes entre sí. 

El tema está en boca de todos. Hace un par de semanas, la Cancillería desmintió la información publicada por El Cronista que confirmaba que Argentina cerró el acuerdo con China para instalar 25 granjas porcinas. Horas después, El Cronista modificó su publicación aclarando que el Gobierno tiene avanzado un memorándum de entendimiento con el gigante asiático destinado a desplegar una millonaria inversión para el desarrollo de granjas de producción porcina, con el objetivo de exportar unas 900.000 toneladas de carne anualmente a Beijing. 

En su nota, el periodista Martín Dinatale afirmó que en el memorándum se detallan los términos en los cuales se aceptarían las inversiones, incluyendo “desde el tamaño mínimo (y máximo) de las granjas porcinas, pasando por la normativa laboral obligatoria, hasta la capacidad mínima frigorífica obligatoria para cada establecimiento”. 

Según Dinatale, una de las exigencias impuestas por Argentina es el desarrollo de granjas a partir del modelo de economía circular y detalla otras cuestiones vinculantes como: logística, ubicación geográfica de las granjas, tratamiento de desechos y efluentes, la energía y tipo de faena en los frigoríficos.

Días después y mediante una videoconferencia con el embajador argentino en China; Jorge Capitanich anunció avances de proyectos de la industria porcina y avícola en Chaco y anticipó que el primer embarque de exportación se podría dar durante agosto y septiembre, generando la apertura de mercados y valor agregado de base exportadora. 

En 2020 Capitanich suscribió con la empresa de capitales chino-argentinos Feng Tian Food un convenio de cooperación que puso en marcha tres complejos productivos porcinos integrados y sustentables con destino a exportación. El proyecto implicó una inversión de USD 129 millones y la generación de 360 empleos para cada uno de los tres emprendimientos.

Mientras los rumores apuntan a las provincias de Chaco, Santiago del Estero, Formosa, Entre Ríos, Salta y Corrientes como potenciales sedes de las megagranjas, en Misiones también hay versiones circulando. 

La producción primaria de cerdos en la Argentina se caracteriza por un gran número de productores que poseen rebaños pequeños o medianos y un bajo número de establecimientos considerados grandes. 

Pensar megaproyectos productivos en una provincia con predominio de pequeñas superficies en las que los agricultores apuestan a la diversificación es, sin dudas, disruptivo. Quizás, también un tanto provocador. Le pasó al Plan Maizar, impulsado por dirigentes de Cambiemos durante el gobierno de Mauricio Macri -Walter Kunz es hoy candidato a diputado nacional- que pretendían imponer en Misiones 250 mil hectáreas de maíz transgénico. El proyecto fracasó por la negativa del Gobierno provincial y entidades agrarios y ecológicas, que rechazaban el impacto ambiental que provocarían los miles de litros de glifosato necesarios para hacer rendir el maíz modificado. 

En línea con el rumbo marcado por el Gobierno provincial hace ya varios años, los productores misioneros se van apropiando paulatinamente de distintas alternativas de complemento a los cultivos centrales como la yerba o el tabaco. 

Sin ir más lejos, COFRA fue creada en su momento como un instrumento de diversificación productiva del área tabacalera. Tanto en términos de ingresos como en términos de condiciones laborales, la premisa de la diversificación productiva consiste en que los agricultores no estén ligados comercialmente únicamente a un producto. 

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Economis dialogó con distintos actores claves, en vistas a profundizar acerca de la posibilidad de este proyecto de inversión de capitales procedentes de China en el sector porcino argentino que genera dudas, incertidumbre y ruidos en distintos sectores. 

Una inversión de entre 50 y 100 millones de dólares implicaría la construcción de un frigorífico apto para elaborar 6.000 madres, es decir el 50% del total esperado para cada mega granja en el marco del convenio bilateral con China. 

En comunicación con Economis, Sergio Peñalva, gerente de Producción del COFRA, explicó que están trabajando conjuntamente con el Ministerio del Agro y la Producción en un borrador de trabajo, en el marco de la Carta de Intención. En el desarrollo del proyecto ejecutivo también estaría involucrada la empresa El Porvenir, que actualmente representa un socio estratégico de la ganadería en el programa Misiones Carne, en el marco del Programa de Producción de Consumo de Productos Alimenticios Misioneros

Además, Peñalva señaló que “los emprendimientos industriales siempre buscan la eficiencia extrema que garantice la trazabilidad y rentabilidad y que; la gran diferencia de este tipo de proyectos es que están pensados para emprendimientos con empresas”. 

Tal como informó recientemente Economis, COFRA produce actualmente el 32% de la carne porcina de la provincia. Faena 50.000 cabezas por año bajo un modelo implementado se basa en vincular la producción primaria (granos, porcinos y bovinos), con la producción industrial (alimentos balanceados, faena de porcinos y vacunos, cortes frescos, embutidos y chacinados) y su posterior comercialización. Es el único proyecto cooperativo a nivel país que desarrolla un sistema integrado involucrando a los pequeños productores y genera un alto impacto en la economía misionera ya que representa ingresos directos e indirectos para más de 600 familias. 

Desde el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), si bien no hay una postura pública  tomada al respecto de las megagranjas, la institución posee una larga tradición de interacción con el sector cárnico. 

Rubén Geneyro, presidente del INTI, declaró a Economis que particularmente en el Consejo Regional NEA participan las áreas de producción e industria y una de las problemáticas planteadas -dentro de las cuatro centrales- es la industrialización del sector cárnico”. 

Dentro de las capacidades que el INTI tiene vinculadas al sector se encuentran: el layout de plantas, asistencia sobre infraestructura y equipamiento, bienestar animal, sistemas de higiene y condiciones de plantas y certificaciones. “Por supuesto, un eje central, en el trabajo con todo el sector es la sustentabilidad. Por eso las tecnologías de efluentes y particularmente un gran avance que hemos tenido en trabajar sobre huellas ambientales.

Las megagranjas también están en la agenda de los extensionistas misioneros. Luis Jiménez, ingeniero agrónomo al frente de la consultora De La Raíz, dejó entrever que el objetivo de obtener carne porcina para exportar es sumamente atractivo desde el punto de las divisas pero, al mismo tiempo, destacó que analizar el triple impacto: social, ambiental y económico, debe ser un condicionante para cualquier tipo de proyecto. 

Desde su perfil productivista con mirada ambiental, sumado a su amplia experiencia en cultivos tradicionales en Misiones, Jiménez afirma que “cuando no hay claridad en el manejo de un agronegocio, cuando solamente producís un commodity y no mirás el contexto, la cosa  se complica. La producción sin ningún tipo de resguardo en el medioambiente, es nociva e inviable”. 

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Pero además, el ingeniero menciona un detalle no menor: la movilidad y los cambios que pueden generar en la estructura agraria este tipo de megaproyectos que se focalizan en un solo producto y tienden a excluir a los productores del sistema. A modo de anécdota, comenta la experiencia de la llegada de la soja a Buenos Aires en los 90´que produjo, paulatinamente, un cambio de paradigma en la matriz productiva generando como consecuencia la movilidad de los productores hacia los pueblos y las ciudades.  

“En Misiones, cuando el productor saca a vender su producto, como por ejemplo el tabaco o la yerba, los pueblos y las economías locales se movilizan”, y esto tiene que ver con generar sistemas productivos a escala de manera tal que el productor pueda producir y vender para generar un retorno directo a la economía familiar. 

También hay una mirada desde la Agricultura Familiar. “Como sociedad, tenemos que plantearnos qué tipo de carne queremos consumir”, señala Marta Ferreyra al explicar que las políticas públicas implementadas por el Gobierno provincial están orientadas, desde la diversificación, fundamentalmente hacia la sostenibilidad y el bienestar de los productores. También enfatizó sobre el concepto de Una sola salud, idea que hace más de un siglo que propone que la salud humana y la salud animal son interdependientes y están ligadas a la salud de los ecosistemas en los que existen. 

En una conversación con Economis, la ministra al frente de la cartera de Agricultura Familiar destacó que, respecto de la cría de animales por ejemplo, se evita el maltrato animal y se fomentan acciones tales como el sistema de cama profunda, la disponibilidad constante de agua y de espacios amplios para caminar. 

En el ministerio de Cambio Climático también se hicieron eco de la posibilidad de que se instale alguna megagranja en Misiones o la región. “Si se genera trabajo, hay que analizarlo. Hay otros proyectos que sin ser megagranjas también generan impacto en el ambiente y debemos tomar los recaudos pertinentes. Todo se debe conversar, pero siempre con el cuidado del ambiente como eje”, definió el ministro Patricio Lombardi. 

Su colega de Industria, Nicolás Trevisán, coincide con la mirada ambiental como premisa. “Misiones tiene una gran cantidad de productores minifundistas que nos enorgullece. No veo conveniente por ese motivo el desarrollo de este tipo de cría intensiva de cerdos. Cofra y otras cooperativas concentran a pequeños productores, además de que atienden las cuestiones medioambientales. Creo que es incompatible con el desarrollo que Misiones pretende a través de los bonos verdes, la huella de carbono y el cuidado de nuestros ríos”.

Justamente, con la Cofra se analizan alternativas y desde el ministerio del Agro, Sebastián Oriozabala sostuvo que hay que analizar cada proyecto en detalle. Particularmente con China, no hay ningún proyecto en vista. 

En torno a estas y muchas otras posturas, la gama de interrogantes es amplia: ¿Es posible generar recursos locales para abastecer desde los minifundios a la mega industria, generando ingresos para los pequeños productores?, ¿Podría pensarse que la instalación de un mega proyecto representaría una oportunidad por ejemplo para que los pequeños productores produzcan alimentos que abastezcan a la industria?, ¿Qué tipos de productos se puede producir en Misiones?

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