Monte Nativa: un espacio de trabajo cooperativo con productos del campo a la mesa
Escribe Eugenia Galarza – Valor agregado, arraigo en las chacras, emprendedurismo y mancomunión. Todos ellos, conceptos que confluyen en un proyecto con base en sistemas de producción que marcan un camino a seguir hacia al sustentabilidad.
Hace 15 años, bajo la inquietud de saber más acerca de la agroecología, intercambiar conocimientos y labrar la tierra, nació Monte Nativa. Un emprendimiento que hoy cuenta con alrededor de 20 productores desenvolviéndose en distintas áreas y conforma a su vez, un espacio que a través de la agroecología, reivindica los métodos naturales de producir.
La calidad del grupo humano que lleva adelante los distintos cultivos y luego los comercializan, conforman la característica diferencial de este emprendimiento. La idea se generó en conjunto, por una necesidad, por la vocación de labrar la tierra y por el trabajo comunitario y social principalmente. Viendo además, cómo el campesino se encuentra en un estado de vulnerabilidad constante, con respecto al mercado y a las personas que terminan vendiendo lo que se genera en el campo.
Una idea básica: trabajar solo es mas difícil que hacerlo en conjunto. Así, la Cooperativa situada en El Soberbio deja de percibir el tradicional mono cultivo, donde la producción es mecanizada y se trabajan cientos de hectáreas con una o dos personas; abocándose a una labor que implica un impacto social y económico mucho más fuerte, involucrando a mayor cantidad de actores sociales al trabajo.
Bajo esa dinámica el grupo humano que conforma la cooperativa, ya hacen 6 años que se aúnan esfuerzos y se visibiliza la producción conjunta, la fuente de producción y la agrofloresta.
El interés común consiste en generar un espacio con una entidad que les permite a los productores desarrollar aquellos que saben hacer. Bajo ese espíritu se conformó por ejemplo, el Mercado Concentrador zonal, para que los productores puedan tener la oportunidad de ofrecer sus productos. El lugar ofrece productos frescos de la huerta, de la zona. Curcuma, Jengibre, azúcar mascabo, aderezos; y hasta yerba mate, entre otros.
“Todo esto es producción del lugar. El valor agregado está en que cada uno aporta su granito de arena” expresó Matías Bettini, el presidente de la Cooperativa Monte Nativa.
En cuanto a la producción de yerba, se trabaja con varios productores de Misiones, y un secadero de la zona. El trabajo de la Cooperativa consiste en llevar adelante el estacionamiento, la molienda y el envasado. Luego, la yerba, se vende compuesta y por pedido, con compras mayormente comunitarias, trabajando con núcleos familiares.
“Una yerba cuidada con mezcla de hierbas que tiene muy buena aceptación del público, lo que aumenta el caudal de venta. Fronteras Blend es un producto de buena calidad con una molienda especial para diferenciarse. Con sabores que aportan frescura, se estaciona a canchada y de la que se producen alrededor de 3000 kg mensuales”.
A partir de la búsqueda del saber, en cuanto a cultivar y ver nuevos métodos de producir, siempre respetando la naturaleza, respetando el suelo, surgieron nuevas formas de generar redes entre productores y capacitarse tanto individual como colectivamente.
Desde el establecimiento aseguran que uno de los principales insumos, es el conocimiento. Bajo esa premisa, uno de los primeros temas que se abordan en las prácticas es un cambio de paradigma y lo que prima es la cooperación, el asociativismo.
La agroecología viene tomando fuerza hace un buen tiempo en nuestra zona, y hoy en día se fortalece más y más a través de sus representantes: los cultivadores. La metodología de trabajo consiste en ir desde lo macro hasta lo micro, tal como interactúa el ser humano con la naturaleza, observando los patrones ya desarrollados en la madre tierra y buscando replicar lo mismo en la producción.
Bettini resaltó que el trabajo que llevan adelante hace ya unos años, refleja además una cultura de vida para él y sus compañeros: “trabajar la tierra es sentirse vivo, es recibir lo que la tierra tiene para ofrecer y viceversa“.
“Nuestro fin es llevar a cabo una agricultura de procesos, como por ejemplo, dejar material disponible y orgánico en el suelo para generar cobertura vegetal y crear abonos naturales“, explicó el emprendedor.
“Todo tiene que ver con todo y este es el caso de este lugar que cuida su espacio natural y no para de crecer. El trabajo en equipo reina en esta forma de producir. Y como cooperativa, tiene múltiples beneficios: al ser muchos trabajadores, el lugar siempre esta abierto, disponible al público, nos cuentan…esto permite mantener el mercadeo”.
“El lugar cuenta con una tienda online y comercializa a varias provincias. La gente nos contacta para pedidos específicos, generales, algunos ya nos conocen y otros se suman”, señaló el productor y contó que demás las redes sociales son otro punto de contacto con los clientes.
El trueque, una práctica que reina hace miles de años y que en pleno siglo 21 sigue mas vigente que nunca. En beneficio de quienes hacen sus intercambios de mercadería, Monte Nativa promueve la idea de trueque, que implica el intercambio de bienes o servicios, donde no aparece la moneda física: un intercambio de una cosa por otra. Así unos se benefician de otros y viceversa. El vínculo se fortalece no sólo ente productores, sino también entre emprendedores y consumidores.
La educación como clave de la producción agroecológica. Monte Nativa brinda capacitaciones a los productores y genera articulaciones con distintos organismos provinciales y nacionales que sin dudas, ayudan a fortalecer el conocimiento. “La experiencia así, se vuelve rica, ya que se aprende de todo”, expresan los emprendedores.
Agrofloresta: un sistema de cultivo sustentable que permite recuperar el valor de la tierra. Este sistema consiste en un modo combinado que respeta las leyes naturales que permitieron que los montes crezcan tanto, con técnicas adecuadas y logrando en poco tiempo lo que a la naturaleza a veces, le lleva años realizar. El sistema se aplica bajo la agricultura sintrópica y se basa en la recuperación de las tierras por el uso. En este sistema combinado se pueden cultivar hortalizas, en general y verduras, cultivos anuales, frutales; y cultivos industriales como por ejemplo la yerba mate, además de los forestales.
Estos sistemas distintos de producción se hacen en una misma superficie y en simultáneo. Son muy productivos en lugares como Brasil, donde se puso en práctica hace bastante tiempo con un éxito rotundo.
La agricultura sintrópica puede definirse como un modelo en el cual los procesos agrícolas se asemejan a los procesos naturales. Respecto a su función como a su dinámica. Abarca una serie de acciones , entre ellas recuperar el uso de la tierra.
Desde la visión del INTA, la agroecología se caracteriza entre otros aspectos, por la combinación en una misma parcela de diferentes cultivos, intercalándolos de forma de no agotar los suelos y potenciar las interacciones positivas entre los componentes del agroecosistema.
Así los sistemas de agroforestales derivan de una concepción ecológica de los sistemas de cultivo, entendiendo la ecología como una de las ciencias principales que tratan del uso de la tierra, junto a la silvicultura, la agricultura y la horticultura como especialización de esta última. La diferencia en el enfoque es que en los sistemas agroforestales se pone especial énfasis en la integración y en las interacciones entre los elementos, en lugar de ocuparse de ellos en forma individual.
Este tipo de práctica promueve la integración de los cultivos, los árboles, y también el ganado en algunos casos (presentando numerosos beneficios, entre los que destacan suelos ricos y bien “manejados” con criterios de sustentabilidad; y por supuesto mejoras en cuanto a lo económico, a su sustentabilidad como sistema y en la mejora de los márgenes económicos. La presencia del estrato arbóreo sirve para fijar y proteger los suelos y sus desechos (hojas muertas, ramas, cortezas) para abonarlos naturalmente
Pensando en la mejora económica en los sistemas agroforestales, se promueve una alta diversidad de uso de la tierra, lo que en la práctica se convierte en un factor importante en la estabilidad económica de las chacras y a su vez de las comunidades agrícolas, mejorando las condiciones para el crecimiento económico al contar con un “pool” de varios productos “insignia” en cada territorio.
Diversificar y dar valor agregado para crecer. “Es evidente de que lo natural es el camino… hay que buscar la forma de hacerlo a prueba y error“, sostiene firmemente Bettini. Además, menciona que la idea es seguir creciendo y lograr apoyo del Estado fortalecer la producción en su conjunto: “la premisa es hacer crecer y hacer saber cuáles son los beneficios que recibimos del suelo, que lo natural es el camino hacia una vida más sana y a su vez, más sustentable“.