Fundas personalizadas para celulares con sello misionero

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Emprender no es una tarea sencilla, se requiere de varias virtudes y aptitudes para que la idea del emprendedor germine, crezca y se mantenga en el tiempo. La idea, además de ser disruptiva debe ser respaldada con convicción, abnegación y consciencia de que el camino al progreso está colmado de obstáculos que buscan desanimar a quien decida apostar a un proyecto productivo propio.

Luis Buchar y su novia Lucía Álvarez decidieron apostar a poner un valor agregado a un producto de uso cotidiano, la personalización de fundas para celulares. Es por eso que crearon Eldorado Case, una tienda donde personalizan los protectores de celulares a pedidos del cliente, ya sea con un diseño específico o la foto de algún familiar muy querido o que ya no está. “Es la forma de llevar a alguien a todos lados ya que el teléfono hace más kilómetros que cualquier auto”, reflexionó Luis.

Eldorado Case comenzó hace poco más de siete meses, cuando Luis sintió que no progresaba en su trabajo en relación de dependencia y consideró que generar su propio proyecto le podría generar más ganancias y también la satisfacción personal de hacer algo propio. “Estaba cansado de trabajar como empleado de una tienda de celulares, donde sólo me alcanzaba para pagar deudas, quería hacer algo por mí mismo”, recordó.

Luego de indagar por el mercado, decidió explotar un sector que, entendió, era inexplorado y muy viable, que es la fabricación de protectores para celulares, personalizado. Un accesorio que es usado cotidianamente, por lo que la clientela no faltaría, ya que la oferta eran, casi en su totalidad, productos genéricos.

“Lo vi en un video de Tik- Tok, de una chica de Bs As que se dedica a lo mismo, me gusto vi que podría resultar y me puse a estudiar”, explicó Luis que aseguró no saber encender una computadora siquiera, en los comienzos. “Durante casi tres meses estudié como usar aplicaciones para editar las imágenes, las cuales tuve que pagar sin siquiera saber si iba a poder hacerlo, vendí la moto que tenía en ese momento compre la impresora, la estampadora, una computadora usada y me puse a buscar proveedores”, agregó sin saber que esto último sería lo más difícil de todo el proceso.

Una vez que sintió que estaba preparado para arrancar, compró 200 fundas para empezar a probar cómo funcionaría la propuesta, hasta el momento, novedosa. “Comenzamos siempre por Instagram, tratando de ponerle onda, de buscar ideas para alcanzar más público, mientras seguía trabajando como empleado”, explicó.

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De esta manera, durante el día continuaba con su antiguo trabajo y por la noche entregaba los pedidos a domicilio, ya que no contaban con un local propio. Pasaron varios meses hasta que vio que el negocio empezaba a prosperar y decidió trabajar sólo media jornada en lo que actualmente es su anterior trabajo, para dedicarle las tardes a su propio emprendimiento. “Estuve tres meses trabajando por la mañana en el local, salía de ahí para hacer las fundas y luego repartirlas porque, como no teníamos local, trabajábamos con envío gratis”.

El producto fue un éxito desde los inicios y mucho tiene que ver con el trato que Luis y Lucía tienen con sus clientes. “Tenemos los mejores clientes del mundo. Yo siempre me dedique a ventas y trato de siempre atender de la mejor manera a todo el mundo, a veces nos va mejor, otras veces se complica ya que sólo estamos con mi novia en el emprendimiento”, reflexionó.

Luego de unos meses llegó diciembre, el mes donde las ventas tuvieron su pico debido a las fiestas y fue el envión anímico para que se convencieran de que el negocio es rentable y que su producto gusta en el mercado local y regional.

“Casi todo lo que nos ingresó lo invertí, porque comenzamos con muy poco y todo un gran esfuerzo, ya que no tuvimos ayuda de nadie, fue simplemente querer salir de la zona de confort y mucho esfuerzo”. Por varias semanas, tal vez meses, la rutina de Luis era: salir del laburo, hacer las fundas, salir a repartir, volver a las 21 o 22 horas a casa, hacer los pedidos para el otro día, salir del laburo al día siguiente para repartirlos y así todos los días.

El esfuerzo tuvo su recompensa, el pequeño emprendimiento creció y se mantuvo de tal forma que le brindó la posibilidad de dejar su trabajo anterior y dedicarse a tiempo completo a las fundas, pero lo que sí se fue acomodando más todo hace unos dos meses que yo ya estaba por dejar el laburo y mi jefe me ofreció poner la mercadería en su local y desde allí si se acomodó un poco más todo en el tema de los tiempos ya no había tanta necesidad de estar hasta las 1 2 de la mañana trabajando”, advirtió.

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No obstante, Luis no se duerme en su creciente éxito y se mantiene siempre al tanto de la economía volátil del país para no aumentar el precio de sus productos constantemente, pero tampoco trabajar a pérdidas. “No importa lo bueno que seas como emprendedor en Argentina, vos bailás al ritmo del país y nunca se puede decir que tal cosa te va a dar tranquilidad económica”.

Desde sus inicios, en menos de seis meses sufrieron al menos cinco aumentos de precio en los insumos que utilizan y decidieron mantener los precios el mayor tiempo posible. “Imaginate que cada dos semanas cambiás de precios a tus productos, viene un cliente una semana y cuando vuelven ya tiene otro, tuvimos que aguantar y hace poco recién nos animamos a aumentar, porque estábamos trabajando a empatar nomás”, remarcó.

Sin embargo, su valor agregado está en la presentación y promoción donde consideran que al menos el 20% de la ganancia del producto. “Tratamos de dar algo más original, que no sea solamente un protector para un celular, trato de entrar en confianza con el cliente ya que también nuestro producto te lleva a que mucha gente ponga a mi disposición imágenes, recuerdos de seres queridos; para mucha gente no es solo un protector sino que también es la forma de llevar a alguien a todos lados ya que el teléfono hace más kilómetros que cualquier auto”, reitera.

En la actualidad, Eldorado Case tiene clientes que revenden en Iguazú, Puerto Esperanza, Leandro N. Alem, Montecarlo, Caraguatay, Posadas, Virasoro y Formosa. El éxito del emprendimiento de Luis y Lucía mucho tiene que ver con la constancia, con el deseo de emprender y aprender, con ingenio y abnegación, aunque sin desprender los pies de la tierra.

“Queremos que la funda represente algo más que sólo un protector para el celular, que sea algo que tenga un valor simbólico o emotivo tal vez, donde uno pueda llevar a sus seres queridos a todos lados, inclusive a aquellos que ya no están”, concluyó Luis.

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