Pedro Aznar deleitó a las Cataratas con una magistral actuación en la apertura de la temporada de verano
Muchos calificativos se le podrían atribuir al artista y compositor Pedro Aznar, pero si hay alguna que pueda resumir todas sus virtudes, es que se trata de un tipazo, así, sin más tapujos ni formalismos. Es que Aznar, además de contar con un gran talento (tiene una gran trayectoria solista y grupales que lo avalan), es de esas personas a quien invitás a comer y terminará insistiendo para pagar la cuenta.
Al menos esa es la impresión que dejó al público misionero afectuosamente que lo recibió con un aforo completo en el Parque Nacional Iguazú, en el marco de la apertura de la temporada de verano impulsada por el Ministerio de Cultura de la Nación. El evento contó con la participación de funcionarios provinciales y nacionales que observaron en primera fila al cantante, multi instrumentista, compositor y poeta bonaerense.
Luego de unas breves palabras alusivas al evento del director de Parques Nacionales, Lautaro Erratchu, el ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer y el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Juan Cabandié, inició a las 22 horas, puntual, la presentación de Aznar. Con apenas una guitarra al hombro, unos pedales de efectos, una loopera y una vestimenta discreta de jeans gastados, zapatillas y camisa a cuadros, Pedro inició lo que sería una gala excelsa de su talento.
Es que Aznar no necesitó más que de su guitarra, eventualmente un bajo o el piano y su gran talento para brindar un espectáculo que quedará en la historia como uno de los mejores recitales que se haya realizado dentro del Parque Nacional Iguazú. Como se explicara anteriormente, talento no le falta, todo lo contrario, le sobra y lo demuestra saliendo al escenario sin músicos de apoyo, salvo una sorpresa que se develará más adelante.
No fue hasta terminar la tercera canción que Aznar paró unos segundos para hablar a la audiencia que ya estaba en su bolsillo. Además de agradecer la invitación, se mostró firme en su postura respecto al medio ambiente y explicó que el recital se brindará con un control estricto de decibeles para disminuir el impacto sonoro en la naturaleza. “Los que lo están viendo desde la televisión tal vez no lo noten, pero acá los presentes verán que se trata de un espectáculo reducido y controlado”, advirtió.
Primero con una guitarra eléctrica blusera, luego una guitarra acústica, un bajo, un teclado, hasta un bombo bagualero fueron los instrumentos que utilizó Aznar para deleitar a los presentes con un amplio repertorio que fue desde sus primeras canciones, a homenajes a Borges, Atahualpa Yupanqui, pasando por unas zambas y hasta Strawberry Fields Forever de The Beatles.
No obstante, uno de los puntos emotivos más fuertes de la noche fue cuando el artista bonaerense invitó al acordeonista misionero, Juan “Pico” Núñez a interpretar el éxito de Ramón Ayala, “El Cosechero”. Con un derroche de virtuosismo y miradas cómplices entre los músicos, la canción fue el plato fuerte de la noche y a todos los presentes quedaron con ganas de escuchar más canciones interpretadas por el dúo que se complementó de manera magistral, como si llevaran años tocando juntos.
Ya cerca del final, interpretando una versión diferente de su canción “Mientes”, Pedro no dudó en hacer cantar más al público que no quería que el show termine, por lo que al finalizar los últimos acordes de “A primera vista”, la multitud no se movió de sus lugares clamando por una canción más, por lo que al cantautor no le quedó otra opción, más que volver al escenario e interpretar una baguala, no sin antes enseñar a todos cómo se canta el estribillo para que lo acompañen durante esa última etapa.
Al finalizar su repertorio, Aznar se acercó al borde del escenario a saludar a los seguidores que se acercaron al escenario para estrechar su mano y manifestar, eufóricos, su admiración por el artista, quien respondió con sonrisas y unos fuertes apretones, antes de abandonar el escenario, donde su magia se manifestó y se impregnó en la memoria de los presentes.