Por la recesión en noviembre se desaceleró la inflación, ¿cuál es la expectativa para lo que sigue?
En noviembre, el IPC Nacional del INDEC registró un alza de 3,2% mensual. Pese a superar el 3%, la inflación se desaceleró significativamente en comparación con el bimestre septiembre-octubre, cuando promedió 6% mensual. Esta dinámica respondió a la reciente estabilización del dólar y la dilución del efecto del salto cambiario de fines de agosto (que termina siendo relativamente acotado producto de la fuerte caída de ventas), junto con un menor incremento de Precios Regulados (subieron sólo 2,8%, impulsados por aumentos en transporte). Por su parte, la inflación núcleo -que contiene los precios que no se comportan estacionalmente ni son regulados por el Estado o con una elevada carga impositiva- fue de 3,3% en el mes, desacelerándose respecto al 6,1% promedio del bimestre anterior.
De esta forma, la inflación acumula 43,9% en once meses y alcanzó una variación interanual de 48,5%. Si bien el Nivel General de precios marca una importante alza, no todos los precios subieron lo mismo. Por lo tanto, es relevante analizar la dinámica desagregada en pos de comprender su impacto sobre el resto de las variables macroeconómicas.
¿Cómo fue el movimiento de precios relativos?
Las variables nominales de la economía argentina fueron afectadas durante 2018 por un salto cambiario de más del 100%. Considerando la importancia del dólar en la formación de precios, la fuerte depreciación sufrida aceleró el proceso inflacionario. Este driver provocó que los precios de los bienes y servicios transables (que se comercian internacionalmente) crecieran por encima del resto, puesto que dependen sensiblemente del tipo de cambio. Dado que la mayoría de los bienes relevados en el IPC se comercializan internacionalmente mientras que la mayoría de los servicios no son transables. Es por ello, que en los primeros once meses del año los bienes aumentaron 10 p.p. más que los servicios: mientras que los primeros acumularon una suba de 47,7%, los servicios treparon 37,7%. Esta brecha es aún más marcada si tomamos en cuenta la suba de precios de los bienes vs. los servicios privados (mayormente no transables). Según el IPC GBA Ecolatina, la suba de precios acumulada en lo que va del año alcanza 47% para los bienes y 27% para los servicios privados. Por último, en un contexto de ajuste fiscal y elevada proporción de costos dolarizados en la provisión de luz, gas, agua y transporte público, no sorprende que el precio de los servicios públicos hayan trepado más que los bienes.
Por su parte, los precios de alimentos y bebidas escalaron 48,6% en los primeros once meses de 2018, superando ampliamente a la evolución del Nivel General y, por lo tanto, encareciéndose en términos relativos. Este rubro, que afecta principalmente a los sectores de menos recursos, lleva siete meses consecutivos de alza por encima del Nivel General. Si a esto le sumamos que los ingresos de las familias (salarios, changas y planes sociales) treparon mucho menos que la línea de indigencia (CBA) y pobreza (CBT), se entiende porque empeoraron los indicadores socio-económicos.
¿Cuál es la perspectiva para lo que sigue?
El reacomodamiento de precios relativos será un factor inflacionario en los próximos meses, ya que hay variables que quedaron nominalmente rezagadas frente al resto y pujarán por recuperar el terreno perdido (en la medida en que la demanda se los permita). Por lo tanto, aun cuando el tipo de cambio permanezca contenido, la inflación persistirá elevada, en este caso por motivos inerciales.
En ese contexto, estimamos que en el último mes del año los precios avanzarán en torno a 3%, finalizando el 2018 con una inflación de alrededor de 48% i.a. Así, diciembre podría ser el primer mes desde abril 2018 (cuando comenzaron las turbulencias cambiarias) en que la variación de precios sea menor a la registrada en igual mes de 2017 (+3,1%).
Sin embargo, esto no implica una “relajación” en la dinámica inflacionaria: el comienzo de 2019 será agitado. En primer lugar, porque los trabajadores intentarán recomponer el poder adquisitivo perdido este año. Además, se observarán incrementos ya pautados en los precios regulados (agua en enero, electricidad en febrero, subte en el primer bimestre y gas en abril, además de subas en combustibles). En consecuencia, aunque no haya saltos en el frente cambiario, la inflación promediaría 2,5% en el primer cuatrimestre del año próximo.