Régimen de impulso integral de las chacras multiproductivas

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Ya sea que vivas en la chacra, que tengas un familiar cercano que viva allí o que al menos alguna vez en la vida hayas visitado una chacra en la provincia de Misiones, te habrás dado cuenta de que no es la estereotípica “granja” de las películas hollywoodenses. Tampoco existen las infinitas extensiones de monocultivo, con sus definidas filas rectilíneas que delatan la súper mecanización de la siembra.
Entonces… ¿Cómo es una chacra? o bien, ¿qué es una chacra?

Podríamos empezar a buscar la respuesta por el origen de la palabra. En contraste, por ejemplo, con “campo”: mientras “chacra” viene del quechua chakra, y se refiere normalmente a pequeñas granjas ubicadas en terrenos agrícolas comunes en distintas partes de Iberoamérica, “campo” deriva del latín campus, que significa llanura o campo de batalla. Este contraste etimológico se traduce también en la realidad productiva. Una pequeña familia campesina no es compatible con la producción de un solo tipo de hortaliza, fruta o producto, ni tampoco con la idea de explotar la tierra sin devolverle nada.

La primera razón que naturalmente propicia la multiproductividad en las chacras es el aislamiento respecto de las calles citadinas, con sus vidrieras y su casi absoluta disponibilidad de bienes y servicios —obviamente pagos—. Cuando una familia campesina vive lejos del pueblo, contar con la verdulería de la esquina, la góndola con diez marcas de harina o la estación de servicio a un kilómetro no es una opción. Por lo tanto, cuando el chacarero se da cuenta de que el mayor de sus tesoros es el suelo que pisa, aprovecharlo para suplir de distintas maneras las necesidades humanas se vuelve lógico. Así, criar gallinas para tener huevos y carne, sembrar distintas hortalizas para el autoconsumo, reciclar materiales, abonar la tierra, rotar cultivos y aprender diferentes oficios no es “una opción”, sino el único “paquete tecnológico” compatible con la chacra y con la vida.

En este contexto se aprueba una ley que da un marco jurídico y respaldo estatal a las más de 27.000 explotaciones agrícolas familiares existentes en Misiones. Se trata, primeramente, de un reconocimiento gubernamental a la realidad productiva local y a su potencial como motor de la economía provincial, a través de los mercados de cercanía y el fortalecimiento de un desarrollo económico sustentable. La variedad de productos elaborados en una misma chacra habla de un manejo funcional e integrado de los ámbitos que conforman dicha multiproductividad.

En el artículo 3 se declara de interés estratégico para el desarrollo provincial la implementación de las chacras multiproductivas, por su contribución a la expansión de la matriz productiva, la generación de empleo rural y el fortalecimiento del valor agregado en origen.

En otras palabras, el hecho de que una sola familia lleve al mercado una gran variedad de productos significa que esas pocas personas, normalmente de bajos recursos económicos, encontraron una manera de sostener más de una producción. Y la forma más sensata de lograrlo es interconectando los distintos actores que constituyen la funcional multiproductividad.

Un ejemplo claro es el uso de cama de cerdos: consiste en colocar viruta de madera —residuo de aserraderos o del trabajo artesanal del productor— en el suelo del chiquero. Cuando el cerdo habita ese espacio y hace sus necesidades, el material resultante adquiere proporciones idóneas de carbono, nitrógeno y humedad para crear compost, un fertilizante natural. Ese compost se aplica luego en los cultivos, y tras la cosecha, las frutas y verduras “picadas” o fuera de los estándares del mercado se destinan como alimento para los cerdos. Así, dentro de la chacra, cada fuente de producción facilita las tareas de las demás: los residuos de una se convierten en materia prima de otra. De esta forma, el constante ciclo de intercambio dentro de la chacra puede entenderse como un solo organismo casi absolutamente autorregulado.

Las chacras multiproductivas no son algo nuevo. Sin embargo, éstas son y serán siempre las únicas explotaciones agrícolas dotadas del carácter de resiliencia y sustentabilidad necesarias para perpetuarse en el mismo espacio por generaciones. El cambio climático, la erosión del suelo y la contaminación hacen, por obvias razones insostenible al modelo hoy sostenido como estándar. Misiones se mantiene a la vanguardia.

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