¿Resurge la hidroelectricidad en Misiones a partir de Tarumá?
Según fuentes generalmente muy bien informadas, se estaría trabajando para reflotar el aprovechamiento micro hidroeléctrico de Tarumá, ubicado a poca distancia de la localidad de San Vicente.
El tema tiene múltiples connotaciones, algunas de ellas contrapuestas.
El anteproyecto original, calificaba como micro central hidroeléctrica, pues su potencia instalada, de aproximadamente entre 40 a 60 kW está lejos de los 1.000 kW (1 MW) para ser considerado mini central hidro.
Por una parte, sería un volver a las fuentes coherentes, por fuera de la muy discutible “lógica” de los dudosamente eficientes “espejitos de colores” solares. En ese caso, sería un primer paso para volver –como corresponde- a dar a nuestro enorme potencial hidroeléctrico, el rol relevante que le corresponde.
Pero también puede ser otra vuelta de tuerca, de los que haciendo caso omiso a la realidad, se apegan a la micro generación, sin planificar como poder cubrir los previsibles grandes incrementos de la demanda eléctrica.
Veremos si, de concretarse, significa una u otra alternativa. Si la realista de cara al desarrollo, o la cargada de prejuicios de ecolatría divorciada de la realidad.
Por otra parte, no se puede omitir que tal como fue ideado en su momento, el programa de las micro centrales hidroeléctricas, fue un rotundo fracaso, básicamente por ser demasiado chicas, lo cual no les daba autosustentación económica, precisamente por falta de escala como para cubrir elementales costos operativos. En esos tamaños tan reducidos, solo resultaron viables para abastecer a un consumidor o pequeño conjunto de usuarios, que por propio interés cubrieron por si mismos el adecuado mantenimiento.
El valor económico de la generación de una micro central es tan exiguo, que no permite solventar la retribución de un encargado de cuidado y mantenimiento ni los reducidos gastos de mantenimiento de los equipos. Tengo entendido que ese fue uno de los motivos que tornaron inviable al proyecto similar que abastecía a parte de Pueblo Illia. Esta localidad está algo alejada de la ruta nacional 14, y cuando se hizo la micro central, la interconexión al sistema eléctrico provincial estaba muy lejos, por lo que de hecho no resultaba factible.
Por otra parte, en las tres décadas largas transcurridas entre la concreción de la micro central de Pueblo Illia, y la posible concreción actual de Tarumá, es bien sabido que los avances tecnológicos fueron muchos en lo referente al equipamiento y manejo de este tipo de tecnología hidroeléctrica, por lo que es muy posible que hoy pueda automatizarse casi todo el funcionamiento y verse disminuido todo lo referente al mantenimiento, lo cual jugaría a favor de esta obra, superando los antecedentes negativos de sus predecesoras.
Además, actualmente, a favor del proyecto Tarumá, pueden considerarse algunos aspectos que serían positivamente decisivos.
Tarumá está prácticamente a las puertas de San Vicente, localidad que está interconectada al Sistema Eléctrico Provincial, y sobre la ruta nacional 14. Eso facilita la interconexión del Proyecto Tarumá al sistema público provincial, lo que tendrá un doble efecto positivo.
Por una parte, garantiza la inyección de la energía generada a la red, sin depender de consumos puntuales locales. Y por otra parte, no deja a los potenciales usuarios locales a merced de circunstancias puntualmente desfavorables que puedan acarrear zozobras al servicio, que seguirá respaldado por la red provincial.
Es muy claro que una obra de tan baja potencia no podrá cubrir la demanda actual de una localidad de la importancia provincial que ya tiene San Vicente, ni menos aun el previsible aumento acentuado del consumo eléctrico de un centro urbano en rápido desarrollo.
Pero en cambio, seguramente algún aporte hará para estabilizar el voltaje y con ello la calidad del servicio, que en esa zona del noroeste provincial adolece la carencia de no haberse realizado el necesario anillado que garantice poder recibir el fluido tanto desde el sur provincial por la interconexión paralela a la ruta 14, como del oeste que la conecte con la línea de alto voltaje paralela a la ruta 12, la cual desde el norte recibe el sustancial aporte de Urugua-Í y el potencial suministro de Acaray.
Sabiendo que los caudales de los arroyos misioneros tienen grandes fluctuaciones, entre épocas de sequías prolongadas y períodos lluviosos, seguramente sería positivo prever algún tipo de embalse, para morigerar la falta de agua en épocas críticas; y el mismo embalse podría recargarse si se diseñara algún sistema automatizado que de noche (cuando no hay turistas ni veraneantes en el parque aledaño a los saltos), en esas horas nocturnas todo el caudal se canalice al embalse, liberándose parcial o totalmente el curso de agua hacia los saltos al amanecer cada día.
Claro está, que si se buscan contribuciones más significativas para aportar energía hidroeléctrica –limpia, ecológica y muy económica- al sistema provincial, debe tenerse presente que en esa zona provincial, existen dos interesantes proyectos hidroeléctricos en totalmente estudiados, que por las consabidas presiones de los poderosos intereses vinculados a la termoelectricidad, no se concretaron. En el Complejo Hidroeléctrico Alejandro Orloff, de los Saltitos, se planificó la obra de Saltito III, de 9 MW y 1 GWh/año promedio; y Piray Miní I, de 67 MW y 41 GWh/año de promedio.
La obra del Piray Miní I además traería aparejada la construcción de la traza en alta tensión que cierre el anillado norte del Sistema Interconectado Provincial.
Todo ello sin olvidar que las reales grandes soluciones para proveer energía abundante, limpia y muy económica, son los tres grandes proyectos binacionales de Corpus, Panambí y Garabí; los cuales al concretarse posicionarán a Misiones como gran productora hidroeléctrica nacional, lo cual reviste sustancial relevancia económica, social y geopolítica.
Concretarlas, es tarea de grandes estadistas con visión patriótica y de integración regional, para lo cual se requiere superar las presiones de los fuertes intereses vinculados con la generación termoeléctrica –en base a petróleo y gas-, y las de sus escuadrones de choque de los militantes del ecologismo cavernario, y su neo versión de los predicadores del “cuidado ambiental” a ultranza, que omite e incluso denigra al muy necesario desarrollo socio económico.