Si el objetivo es crecer ¿Vamos por el camino correcto?
El gran debate de la semana se dio en torno al controversial proyecto de ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva en la Emergencia Pública. Entre los puntos destacados, en materia económica, se encuentran los siguientes:
Se faculta al Poder Ejecutivo para “recuperar y asegurar la sostenibilidad de la deuda pública”.
Se establece un impuesto a la compra de dólares para atesoramiento del 30% y también para los gastos con tarjetas de crédito y débito en el extranjero, por 5 años.
Se suspende la ley de Movilidad de 2017 (donde los ajustes de jubilaciones, pensiones y AUH se hacía a través de una fórmula compuesta por IPC (inflación) en un 70% y RIPTE (variación salarial) en un 30%. Los aumentos, ahora en adelante, serán otorgados por decretos del Poder Ejecutivo.
Se incrementan las alícuotas de las retenciones a las exportaciones: la soja aumenta del 30% al 33%, el trigo y el maíz del 12% al 15%, para los productos agroindustriales de economías regionales, bienes industriales y servicios se establece una alícuota tope del 5%.
Se habilitó al gobierno a congelar tarifas de electricidad y gas por un plazo de 180 días, proponiendo una reducción de la carga tarifaria real para el año 2020 y a realizar una revisión tarifaria integral.
Aumento, de forma progresiva del impuesto a los bienes personales, con excepción de los bienes que no superen los $3.000.000.
Faculta a la AFIP a hacer reintegros a los consumidores finales.
¿Estas medidas ayudarán a que la economía crezca?
Cuando se habla de crecimiento económico, casi intuitivamente se piensa en la generación de más riqueza. La variable macroeconómica a través de la cual se mide el crecimiento de una economía es el Producto Bruto Interno (PIB), que “mide (en términos monetarios) los bienes y servicios finales, producidos dentro de las fronteras de un país en un año dado”. Entonces, si el PBI real (es decir, quitando el efecto de la inflación) es mayor que el del año anterior, es porque la economía creció y hay más riquezas para distribuir entre sus habitantes.
Si analizamos el PIB de Argentina (cuyos datos se encuentran representados en el siguiente gráfico), vamos a descubrir que viene cayendo hace dos años. Es más, si vemos el gráfico completo, no hay un crecimiento considerable desde el año 2012, sino que los números van alternando entre crecimientos y caídas, formando una especie de sierra. Por lo tanto, no es exagerado decir, que si se quiere resolver los problemas de la economía (como la pobreza, el desempleo y el pago de la deuda), es necesario, en primer lugar, que la economía crezca.
¿Cómo se crece?
Esta pregunta no es sencilla de responder, sobre todo en Argentina, donde los problemas económicos son muchos. También existen diversas respuestas a esta pregunta, dependiendo de la ideología económica, por lo que este tema es uno de los más debatidos entre los economistas. Al respecto, hay dos miradas fundamentales: una que hace foco en la demanda y otra que hace foco en la oferta.
Crecimiento de la demanda: esta propuesta plantea que para que el producto crezca debe crecer alguno de los componentes, por ejemplo el consumo y el gasto público. Ya que para poder aumentar la producción, primero se deben aumentar las ventas, de modo que, si los empresarios venden más, tendrán más incentivos para invertir. Las políticas económicas del actual gobierno, reflejado en el proyecto de ley mencionado, apunta a generar un crecimiento económico en este sentido, poniendo más dinero en manos de los que menos tienen para que puedan consumir más.
Crecimiento de la oferta: Los economistas que están a favor de esta postura, coinciden en que el crecimiento del PIB a través del crecimiento de la demanda puede funcionar en el corto plazo, pero en el largo plazo no es sostenible, ya que la capacidad productiva del país no crecería. La idea subyacente es que la única manera de que una economía crezca verdaderamente es que haya mayor inversión, y para invertir primero hay que ahorrar. Cuanto más consumo y menos ahorro haya en un país, no habrá dinero para invertir en plantas, maquinarias y tecnología.
Entonces, se analizan las medidas que quiere implementar el gobierno desde esta óptica, las mismas podrían aliviar temporalmente las necesidades sociales de las personas que menos tienen, pero no ayudarían a resolver los problemas de fondo y las crisis se seguirán repitiendo.
La duda que surge es: ¿cómo esperamos que los empresarios inviertan más si la presión impositiva cada vez es mayor? Además del contexto de incertidumbre, inestabilidad, falta de financiamiento y alta inflación que ya desalienta los planes a largo plazo.
Otro factor muy importante que no se puede dejar fuera del análisis es el sector externo, sobre todo en una economía necesitada de dólares como la de Argentina. Un factor fundamental para el crecimiento del país son las exportaciones (principal fuente de crecimiento entre el año 2003 y 2007), ya que generan dólares. Entonces, ¿cómo juega el incremento de las retenciones a las exportaciones? Se debe tener en cuenta que esto puede desincentivar las exportaciones, agravando el problema macroeconómico. Recordemos que los precios de los granos no son tan elevados como los vigentes entre 2003 y 2007, por lo que se requiere un análisis más serio de rentabilidad de los exportadores.