Sombras en los últimos 12 meses de Cambiemos
Comenzó diciembre, un mes complicado para cualquier presidente en una Argentina que no puede dejar atrás el pasado y se aprovecha del efecto “fiestas” para generar disturbios sociales, sobre todo cuando gobierna un no peronista.
El G20, que solo sirvió para que el Gobierno reciba algunos mimos de los principales mandatarios mundiales, y el papelón internacional que nuestro fútbol sigue sin resolver con una final de América que ¿se jugará? en Europa, pusieron sólo una pausa a los problemas que la economía real no podrá resolver este año, difícilmente lo logre en medio de un año electoral como el que se viene y dejará una herencia casi tan mala como dejó el Gobierno anterior.
El tipo de cambio que tanto dolor de cabeza nos dio en 2018, como frutilla del postre a un gradualismo que hasta muchos no adeptos al Gobierno pedían a gritos, terminó volando por los aires con una devaluación tan brutal que ni siquiera pudo trasladarse completamente a precios. Todo ello nos demuestra que más allá de la grieta o las ideologías, el verdadero partido que Gobierna la Argentina hace demasiado tiempo, es el populismo.
Un populismo que mientras nos pretende convencer de que la sociedad no resiste cambios profundos, nos lleva permanentemente de veranitos a crudos inviernos y un volver a empezar que solo pospone una y otra vez el futuro de miles con falsas esperanzas de un país que se torna cada vez más imposible sobre todo para los más jóvenes.
En el medio, Misiones, una provincia con el 90% de sus fronteras limitando con países con fuertes políticas de protección a sus comercios como la ley de zonas francas que Brasil ya puso en marcha y amenaza a todo el comercio misionero, un rubro al que no solo no lo ayudaron con la implementación del artículo 10 de la ley Pymes sino que sufre un dolor de cabeza de cuatro años con Paraguay y su exitoso régimen de libre mercado que a través de una presión impositiva y costos laborales mínimos sigue creciendo a pasos agigantados, luce siempre mucho más atractivo y con mayor variedad que los caros y repetidos productos de nuestro suelo, algo que ni una variación del 100% en el precio del dólar parece poder mitigar.
Y en este país eternamente adolescente, el dólar cierra otro mes tranquilo, aunque bien sabemos que semejante calma será difícil de sostener por mucho tiempo si no se avanza con las reformas de fondo. Pero el contexto externo se complicó y llegamos a un punto de dilema donde tocas un botón para arreglar esto y desarmas aquello.
Así, con renta financiera y dólar a $38, está a la vista que al Banco Central le será muy complicado lograr una baja de tasas, las cuales siguen rondando el 60%, ni hablar de bajar los 700 puntos de riesgo país (el verdadero cáncer silencioso). Y de no lograr bajarlos en el corto plazo, no solamente nos mantendrán en una fuerte recesión interna, sino que una vez que agotemos el dinero del FMI, se complicará el financiamiento en un país que sigue con un nivel de gasto muy por encima de sus posibilidades y que, en un escenario recesivo, comenzará a sufrir por el lado de los ingresos en la recaudación.
La tan mentada reforma fiscal fue un rotundo fracaso y los impuestos vuelven a la carga sobre el lomo del sector privado que observa cómo el sector público sigue de fiesta con la política como máximo estandarte del gasto innecesario.
El problema es que con este nivel de tasas la economía real está siendo fuertemente golpeada reafirmando la recesión e impidiendo ya no solo la reactivación del consumo por parte de las familias, sino poniendo en jaque la cancelación de sus deudas producto de una inflación que no cede, que torna complicado llegar a fin de mes, y así las tarjetas de crédito, que suelen ser el instrumento de financiación predilecto de las familias, convierte esos saldos en un nivel de morosidad fatal producto de que dichas tasas son de las más feroces del mercado.
Si las familias pretenden sanear sus finanzas deberán pasar mucho bisturí por allí, más aún con salarios que seguirán más tiempo por debajo de la inflación.
Argentina y su gente deben entender que se ha llegado a un punto de no retorno, que las reformas más profundas habrá que llevarlas a cabo aun con dolor, y las familias por su parte deberán ser muy cuidadosas en el gasto diario puesto que difícilmente el 2019 sea un año en que la economía se reactive y el salario logre reponerse.
La inflación que cerrará el 2018 cerca del 50%, le pondrá un piso de 30% al 2019 y con un salario que perderá cerca de un 15% este año contra los precios, es de esperarse una pérdida de algunos puntos más en 2019 a pesar de las políticas electoralistas que seguramente intentarán dosificar los impactos de la inflación.
Es por ello, que el compromiso de Déficit Cero del Gobierno con el FMI, luce realmente difícil de lograr, aun cuando el país necesita un superávit de 5 puntos del PBI en sus cuentas fiscales para evitar el default después de 2020.
La política, con los diputados Carrió y Massot o el gobernador Urtubey a la cabeza, que declaran tener que ganar mucho más para poder vivir, deberá aterrizar de una buena vez en el mundo real del salario mínimo en $10.700 o de jubilaciones en $8.600 y empezar pronto a remar a la par de un maestro, policía o médico si no desean ver en suelo criollo, las mismas manifestaciones de hartazgo que los chalecos amarillos en Francia le están demostrando a sus mandatarios gasto maníacos y adoradores de los impuestos altos, que esta fiesta para pocos se tiene que terminar.
El gobierno de Norte argentino-Jujuy no está proporcionando una educación completa en Quebrada y Puna; lo que está marcando es un impacto devastador en miles de menores, adolescentes y jóvenes. Muchos están desesperados en continuar estudiando niñas y niños, sin embargo están creciendo sin la educación que les ayudaría a tener opciones para su futuro. En la Puna muchos niños y niñas no pueden llegar a una escuela a pie de manera segura en un tiempo razonable. Otro tanto de niñas han dejado de ir a la escuela debido a la preocupación de sus padres por su seguridad a la hora de caminar a la escuela. Existe un “cuello de botella ascendente” a medida que los niños, especialmente las niñas, se hacen mayores. Las escuelas secundarias son más escasas que las escuelas primarias, o que recién están construyendo. Muchos adolescentes varones y mujeres que completan el nivel en una escuela secundaria no tienen acceso a una escuela donde podrían pasar al siguiente nivel universitario. No tienen una Universidad Nacional. Una educación libre independiente y laica. El Estado no ha tomado en serio la educación. El problema son las prioridades del gobierno: la educación no es una prioridad y no le dedican el presupuesto necesario. En tanto de Quebrada y Puna han pasado petitorios pidiendo una universidad nacional, por el Ministerio de Educación de la provincia, Defensor del Pueblo, Legislatura Provincial, Cámara de Diputados de la Nación, Senado de la Nación, Gobernante Federal, y a otros que se consideran responsables de la Educación Argentina. Su réplica es el silencio, su humillación, o es la respuesta del sociólogo Zygmunt Bauman de “seres humanos residuales”; vidas improductivas porque no participan del mercado, por eso sus voces son enmudecidas. Pero es tajante y contradictorio cuando desde el poder confirman de la importancia de la educación y en otro que afirman que desde la provincia ganaran millones por tal proyecto de explotación de sus territorios los recursos naturales, sin consulta previa. Entonces, no hay motivo para doblegar el espíritu crucial de miles de adolescentes y jóvenes que esperan una universidad nacional… ¡Que, mediante la convivencia y el consenso, se hagan efectivos los derechos que le corresponden al ser humano por la mera razón de existir! ¡Una Universidad Nacional!
El gobierno de Norte argentino-Jujuy no está proporcionando una educación completa en Quebrada y Puna; lo que está marcando es un impacto devastador en miles de menores, adolescentes y jóvenes. Muchos están desesperados en continuar estudiando niñas y niños, sin embargo están creciendo sin la educación que les ayudaría a tener opciones para su futuro. En la Puna muchos niños y niñas no pueden llegar a una escuela a pie de manera segura en un tiempo razonable. Otro tanto de niñas han dejado de ir a la escuela debido a la preocupación de sus padres por su seguridad a la hora de caminar a la escuela. Existe un “cuello de botella ascendente” a medida que los niños, especialmente las niñas, se hacen mayores. Las escuelas secundarias son más escasas que las escuelas primarias, o que recién están construyendo. Muchos adolescentes varones y mujeres que completan el nivel en una escuela secundaria no tienen acceso a una escuela donde podrían pasar al siguiente nivel universitario. No tienen una Universidad Nacional. Una educación libre independiente y laica. El Estado no ha tomado en serio la educación. El problema son las prioridades del gobierno: la educación no es una prioridad y no le dedican el presupuesto necesario. En tanto de Quebrada y Puna han pasado petitorios pidiendo una universidad nacional, por el Ministerio de Educación de la provincia, Defensor del Pueblo, Legislatura Provincial, Cámara de Diputados de la Nación, Senado de la Nación, Gobernante Federal, y a otros que se consideran responsables de la Educación Argentina. Su réplica es el silencio, su humillación, o es la respuesta del sociólogo Zygmunt Bauman de “seres humanos residuales”; vidas improductivas porque no participan del mercado, por eso sus voces son enmudecidas. Pero es tajante y contradictorio cuando desde el poder confirman de la importancia de la educación y en otro que afirman que desde la provincia ganaran millones por tal proyecto de explotación de sus territorios los recursos naturales, sin consulta previa. Entonces, no hay motivo para doblegar el espíritu crucial de miles de adolescentes y jóvenes que esperan una universidad nacional… ¡Que, mediante la convivencia y el consenso, se hagan efectivos los derechos que le corresponden al ser humano por la mera razón de existir! ¡Una Universidad Nacional!